domingo, 9 de septiembre de 2018

POEMAS DE JOSé CARLOS ARY DOS SANTOS


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(Lisboa7 de diciembre de 1937 — 18 de enero de 1984)

LAS PUERTAS QUE ABRIL ABRIÓ


Érase una vez un país
donde entre el mar y la guerra
vivía el más infeliz
de los pueblos de la ribera.
Donde entre viñas, terrenos,
valles, huertos, aradas
sierras, atajos, veredas
marismas y playas claras
un pueblo se inclinaba
como un mimbre de tristeza
sobre un río donde miraba
su propia pobreza.

Érase una vez un país
donde el pan era contado,
donde quien tenía la raíz
tenía el fruto acaudalado,
donde quien tenía el dinero
tenía al obrero esposado,
donde  sudaba el segador
que dormía con el ganado,
donde tosía el minero
en Aljustrel ajustado,
donde moría primero
Quien nacía desgraciado.
Era una vez un país
de tal manera explotado
por los consorcios fabriles,
por el mando acumulado,
por las ideas nazis,
por el dinero putrefacto,
por el doblar de la cerviz,
por el trabajo esclavo,
que hasta hoy se dice
que en los tiempos del pasado
se llamaba ese país
Portugal suicidado.

Allí en las viñas, campos,
valles, huertos, aradas,
sierras, atajos, veredas,
marismas y playas claras
vivía un pueblo tan pobre
que partía para la guerra
para saciar a quien estaba podrido
de comerse su tierra.
Un pueblo que era llevado
para Angola en las bodegas,
un pueblo que era tratado
como arma de los patrones,
un pueblo que era obligado
a matar con sus manos
sin saber que un buen soldado
nunca hiere a sus hermanos.

Sin embargo pasó
que dentro de un pueblo esclavo
alguien que lo quería bien
un día plantó un clavel.
Era la semilla de la esperanza
hecha de fuerza y voluntad,
aún era una niña
mas ya era libertad.

Era ya una promesa,
era la fuerza de la razón,
del corazón a la cabeza
de la cabeza al corazón.
Quien lo hizo era soldado,
hombre nuevo, capitán,
mas también tenía a su lado
muchos hombres en la prisión.
Esos que habían luchado
para defender a un hermano,
esos que habían pasado
el horror del aislamiento,
esos que habían jurado
sobre un trozo de pan,
ver al pueblo liberado
del terror de la opresión.
No tenían armas, es cierto,
pero tenían toda la razón,
cuando un hombre muere cerca
tiene que haber distanciación.
Una pistola guardada
en los bolsillos de su opción,
una bala disparada
contra su propia mano,
y una fuerza perseguida
que en la elección del más fuerte
hace que la fuerza de la vida
sea mayor que la de la muerte.

Quien lo hizo era soldado,
hombre nuevo, capitán,
mas también tenía a su lado
muchos hombres en la prisión.
Puesta la semilla del clavel,
comenzó la floración,
del capitán al soldado
del soldado al capitán.

Fue entonces que el pueblo armado
comprendió cual era la razón
porque el pueblo despojado
le ponía las armas en la mano.
Pues también él humillado
en su propia grandeza
era soldado forzado
contra la patria portuguesa.

Era preso y exiliado,
y en su propio país
muchas veces estrangulado
por los generales seniles.
Capitán que no manda
no puede permanecer callado,
es el pueblo quien le manda
ser capitán rebelado,
es el pueblo quien le dice
que no ceda y no vacile,
– puede nacer un país
del vientre de un Chaimite.

Porque la fuerza bien empleada
contra la posición contraria
nunca oprime ni persigue
– ¡es fuerza revolucionaria!
Fue entonces que Abril abrió
las puertas de la claridad
y nuestra gente invadió
su propia ciudad.

Dice la primera palabra
en la madrugada serena
un poeta que cantaba
el pueblo es quien más ordena.
Y entonces por viñas, terrenos,
valles, huertos, aradas,
sierras, atajos, veredas,
marismas y playas claras
descendieron hombres sin miedo,
marineros, soldados, «paracas»,
que no querían el destierro
de un pueblo que se separa.
Y llegaron a la ciudad
donde los monstruos se azotaban,
era la hora de la verdad
para las hienas que mandaban
y la hora de la claridad
para los soles que despuntaban
y la hora de la voluntad
para los hombres que luchaban.

En idas, venidas, esperas,
encuentros, esquinas y plazas
no se escaparon las fieras,
se arrancaron los bozales
y el pueblo salió a la calle
con siete piedras en la mano
y una piedra de luna
en lugar del corazón.
Decía soldado, amigo,
mi camarada y hermano,
este pueblo está contigo,
nacemos del mismo suelo,
traemos la misma llama,
tenemos la misma razón,
dormimos en la misma cama
comiendo del mismo pan.
Camarada y amigo mío,
soldadito o capitán,
este pueblo está contigo,
las masas te dan la razón.

Fue esta fuerza sin tiros,
de antes quebrar que torcer,
esta ausencia de suspiros,
esta furia de vivir,
este mar de voces libres
siempre a crecer, a crecer
que de los fusiles hizo libros
para aprender a leer,
que de los cañones hizo azadas
para labrar la tierra,
y de las balas disparadas
sin más el fin de la guerra.
Fue esta fuerza viril
de antes quebrar que torcer
que en veinticinco de Abril
hizo Portugal renacer.

Y en Lisboa, capital
de los nuevos Mestres de Aviz,
el pueblo de Portugal
dio el poder a quien quiso.
Aunque hubiese pasado
a veces por manos extrañas
el poder que allí fue dado
salió de nuestras entrañas.
Salio de las viñas, terrenos,
valles, huertos, aradas,
sierras, atajos, veredas
marismas y playas claras
donde un pueblo se inclinaba
como un mimbre de tristeza
sobre un río donde miraba
su propia pobreza.

Y si ese poder un día
lo quisiera robar alguien,
no se queda en la burguesía
vuelve a la barriga de la madre.
Vuelve a la barriga de la tierra
que en buena hora lo parió,
ahora nadie más cierra
las puertas que Abril abrió.
Esas puertas que en Caxías
se abrieron de par en par,
esas ventanas vacías
que se llenaron otra vez,
esas celdas tan frías,
tan llenas de sordidez,
que vigilaban como espías
a todo el pueblo portugués.

Ahora que ya floreció
la esperanza en nuestra tierra
las puertas que Abril abrió
nunca más nadie las cierra.
Contra todo lo que era viejo,
levantado como un puño,
en Mayo surgió rojo
el clavel del mes de Junio.

Cuando el pueblo desfiló
en las calles en procesión
de nuevo procedió
la propia revolución.
Mas eran ojos las balas,
abrazos puñales y lanzas,
enamoradas las filas
de soldados y niños.

Y el grito que fue oído
tantas veces repetido
decía que el pueblo unido
jamás sería vencido.
Contra todo lo que era viejo,
levantado como un puño,
en Mayo surgió rojo
el clavel del mes de Junio.

Y entonces obreros, mineros,
pescadores y jornaleros,
aprendices y carpinteros,
empleados de las oficinas,
criadas, albañiles,
jubilados sin pensiones,
mecanógrafos, carteros
y otras muchas profesiones
entendieron que su dinero
era presa de los patrones.
A su lado también estaban
periodistas que escribían,
actores que se esmeraban,
científicos que aprendían,
poetas que estremecían,
cantores que no se vendían,
pero mientras estos luchaban
es cierto que no sentían
el hambre que apretaban
los cintos de quienes los oían.

Pero cantar es ternura
escribir construye libertad,
y no hay cosa más pura
que decir la verdad.
Y unos y otros hermanados
en la misma lucha de ideales,
ambos sectores explotados
formaron partes iguales.

Mientras tanto no descansaban
entre plagas y perjurios
agujas que pinchaban,
silencios, rumores, murmullos,
risillas que se callaban,
palacios contra tugurios,
fortunas que levantaba
promesas de malos augurios,
los que en vida se enterraban
por ser falsos y espurios,
mayorales de la minoría
que decían silenciosa
y que en silencio hacía
la cosa más horrorosa:
minar como un sinapismo
y con dirigentes a sueldo
el albor del socialismo
y el fin de los privilegios.
Fue entonces, si bien recuerdo,
que sucedió en la vendimia,
cuando pisamos Septiembre
la verdad se vino encima.

Y fue un mosto tan fuerte
que sabía tanto a Abril
que ni el miedo a la muerte
nos hizo volver al redil.
Allí permanecimos en pie
juntos soldados y pueblo
para mostrar cómo
se hace un país nuevo.

Allí dijimos ¡no pasa!
y la reacción no pasó.
Quien ya vivió la desgracia
odia a quien lo desgració.
Fue la fuerza de Otoño
más fuerte que la Primavera
que trajo los hombres sin dueño
de quienes el pueblo estaba a espera.

Fue la fuerza de los mineros,
pescadores y jornaleros,
aprendices y carpinteros,
empleados de las oficinas,
criadas, albañiles,
jubilados sin pensiones,
mecanógrafos, carteros
y otras muchas profesiones
que dio el poder cimero
a quien no quería patrones.
Desde ese día en que todos
nosotros compartimos el pan,
es que acabaron las limosnas,
se cumplió la revolución.

Pero en haciendas,
palacios y palacetes,
los generales con prebendas,
caciques y bastones,
los que montaban caballos
para cazar venados,
los que daban dos bofetadas
en la cara de los empleados,
los que tenían buenos amigos
en el consorcio de los jabones
y se hurgaban los ombligos
como quien frota los galones,
los generales subalternos
que aceptaban los patrones,
los generales enemigos,
los generales garañones,
tejían telas de araña
y eran más camaleones
que la lombriz que se acomoda
en su propia mierda.
Con generales de esta casta
Ya no hay revoluciones.
Por eso el once de Marzo
fue un baile de Tartufos,
una alternancia de rosarios
entre ricachones y soplones.

Y tuvimos que pagar
con la sangre de un soldado
el precio de ya no estar
Portugal suicidado.
Huyeron como cobardes
y para tierras de España
los que hacían alardes
de combates en campaña.

Y aquí quedaron de pie
capitanes de piedra y cal,
los hombres que en Guinea
conocieron Portugal.
Tales hombres que sintieron
que un animal racional
se opone a aquellos que ofenden
la conciencia nacional.

Tales hombres que supieron
hacer la revolución
porque en la guerra entendieron
lo que era la liberación.
Los que vieron claramente
y con los cinco sentidos
morir tanta, tanta gente,
que todos quedaron vivos.

Tales hombres hechos de acero
templado con la tristeza
que envolvieron en un abrazo
toda la historia portuguesa.
Esa historia tan bonita
y después tan maltratada
por quien heredó la desdicha
de la historia colonizada.

Dale al pueblo lo que es del pueblo,
pues el mar no tiene patrones
¡No había Estado Novo
en los poemas de Camões!
Había sí la lejanía
y una vela desplegada
para llevar la ternura
a distancia imaginada.

Fue este lado de la historia
que los capitanes descubrieron
que durará en la memoria
de las naves que de Abril partieron.
De las naves que transportaron
nuestro abrazo profundo
a los pueblos que ahora dieron
nuevos países al mundo.

Al saber cómo es
quedaron de piedra y cal,
capitanes que en Guinea
descubrieron Portugal.
Y en su patria hicieron
lo que debían hacer:
a su pueblo devolvieron
lo que del pueblo tenía que ser:
bancos, seguros, petróleos
que pasaron a rendir
en contra de los monopolios
para el trabajo crecer.
Grúas, puertos, navíos
y otras cosas para construir
antenas centrales y líneas
de un país que va a nacer.

Incluso si hace frío
es preciso avivarse,
pensar que somos un río
que va a dar donde quiere,
pensar que somos un mar
que nunca más tendrá fronteras
y tenemos que navegar
de muchísimas maneras.
En el Miño con pies de lino,
en Alentejo con pan,
en Ribatejo con vino,
en la Beira con requesón,
y cambiando ahora las vueltas
al giro de la producción,
en Alentejo bellotas,
en Algarve mazapán,
vendimias en Alto Duero,
tomates en Azeitão,
aceite de color de oro
que es verde al pié de Fundão
y queda amarillo puro
en los campos de Baleizão
¡Cuando la tierra fuera del pueblo
el pueblo le daría la mano!

Es esto la reforma agraria
en su propia expresión,
la manera más primaria
de la que tenemos un trozo
de la semilla proletaria
de nuestra revolución.
Quien la hizo era soldado,
hombre nuevo, capitán,
mas también tenía a su lado
muchos hombres en la prisión.

De todo lo que Abril abrió
ahora poco se dice,
un niño que sonrió,
una puerta que se abriese,
un fruto que se expandió,
un pan que se repartiese,
un capitán que siguió
lo que la historia le predijese,
y entre viñas, terrenos,
valles, huertos, aradas,
sierras, atajos, veredas
marismas y playas claras
un pueblo que levantaba
sobre un río de pobreza
¡la bandera que ondulaba
su propia grandeza!
De todo lo que Abril abrió
ahora poco se dice
y solo nos faltaba ahora
que este Abril no se cumpliese.
Solo nos faltaba que los perros
viniesen a hincar el diente
en la carne de los capitanes
que se arriesgaron en el frente.

En el frente de todos nosotros,
pueblo soberano y total,
que al mismo tiempo es voz
y brazo de Portugal.
Oí a banqueros fascistas,
especuladores aficionados,
terratenientes machistas,
vanas palabras de relleno,
y otras cosas en istas
que no cabe aquí decir.
¡Que a los capitanes progresistas
el pueblo dio el poder!
Y si ese poder un día
lo quisiera robar alguien
no se queda en la burguesía
¡Vuelve a la barriga de la madre!
Vuelve a la barriga de la tierra
que en buena hora lo parió,
ahora nadie más cierra
las puertas que Abril abrió.


Voy a ser todo lo que dicen
de la envidia o la negación:
HeadStrong dromedario
pantalla de fuego
teorema corolario
poema de mano en mano
lãzudo publicidad
puta malabarista.
Voy a ser todo lo que se dice
poeta no castrado!

Los que entienden cómo me
las líneas que escribo me
reconozco lo que es mío
en absoluto, ya que ellos,
la ternura, como he dicho
siempre que hago un poema;
anhelo que dejar
que me inunde con lástima;
y también una alegría
serena audacia
en negar la poesía
cuando nos envenena.

Los que entienden cómo
la fuerza que tiene un verso
reconocer lo que es la suya
cuando muestran el reverso:

Del hambre ya no hablan
- es tan común que los neumáticos con nosotros -
pero ¿qué pasa con una bala
en el esqueleto de un niño?

Frío no va la historia
- la muerte es suave y mortal -
, pero ¿qué pasa con la memoria
de una bomba de napalm?

Y el resto puede ser
el día a día poema?
- Un bisturí para crecer
en los muslos de una judía;
un hijo que va a nacer
parido por asfixia?!
- Oh, no me diga
que es la poesía fonética!

Soy todo lo que dicen
por miedo o rechazo:
demagogo mal profeta
falso ladrón médico
proxeneta prostituta
espoleta de televisión.
Voy a ser todo lo que se dice
poeta no castrado!
  

LOS PUTOS

Una bola de tela en una piscina
Una sonrisa traviesa, una patada
en el funcionamiento de pendiente, un arco
cielo en la mirada de un niño.

Un tirachinas que los brotes esperan
un pantalón corto Sparrow, la astucia
y la fuerza para ser un niño
contra la fuerza de un policía, eso es grave.

Parecen gorriones bandas en el flojo
Los bastardos, los bastardos
son como los indios, capitanes de malta de
los bastardos, los bastardos
Pero cuando cae la tarde
voluntad a la revuelta
Se sientan en un regazo de los padres
es la sensibilidad alrededor
y le escuchan a sobre el nuevo hombre
son los hijos de puta de este pueblo
un aprenden a ser hombres.

Las tapas de botellas que brillan en la mano
¿Se salta al eje
Un niño que dice que no
Si los latidos no viene dejó

un mármol ahogado en la escuela
una peonza en color sin bolsillo de
un niño que pide
porque el hambre se ahoga su dolor.

QUEJA E IMPRECACIONES DE UN 

CONDENADO A MUERTE



Debido a que no me ciego,
lo estrangulo,
juzgo,
me condenas,
me esfacelam.
Para mí el sueño en vez de insultarme,
al no dormir me echan la culpa
y me dan el silencio verdugo
Y la soledad por célula.
Para ellos hablan, prohibirme las palabras,
para ellos duelen, me censurar el deseo
y me marcan el destino de la flagelación
para no se atreven a morder mi cuerpo con besos.

Paso a paso el encuentro en el camino
de Dios y la sangre me atrajo.
Y me puede negar, lo beba mi vino
y robo un lugar en mi cama
y comer este pan que mis manos amasaron infame.
Con angustia y con barro.

Paso a paso los encuentro en el camino.
¡Pero sigo solo!
Propietario de los vientos que me lanzó,
Señor de las veces que me destruyó,
héroe de los hombres que me derrocaron,
de sexo masculino de las cosas que me poseía.

Caminando entre ellos invención pasado
que son para mí llevar triunfalmente a la muerte
y sé las horas que se cuentan conmigo,
me deslumbro y correr, sin causar mí.

Yo que me llaman las voces que escucho,
lo que se ríe de rechinar los dientes,
lo que a mí mismo cortó el cuello, que
soy yo s que estoy loco, yo que soy ángel.

Soy me paseo las corrientes y las alas
encima de las ciudades que destruirán,
Soy el fuego que los devora casas,
El ladrón no viene cuando están durmiendo.

Soy la una noche perturba su sueño,
los frustra el amor, aprieta la garganta.
¿Soy el sueño 'll colgar una cuerda
que se pudre y cae enfermo sale el sol.

Soy el que un día lisp el aburrimiento,
el tedio piensan, beber y comer,
Aburrimiento estar sin remedio
La imagen perfecta que para un hombre.

Estoy empezando poco a poco dejar
un legado de plagas y parásitos.
¿Estoy ellos mueren secreto horror
de ser inútil y mantenerse con vida.

LA CÁMARA FOTOGRÁFICA



Es en el cuarto oscuro de sus ojos
que revela el agua
agua imagen
agua limpia y plana
paisaje del agua
del pelo nariz y la cintura
tierra sin nombre,
rostro sin figura de
agua en movimiento en los ríos
parar en retratos
agua drenada y puro
hiato tránsito viaje de agua.

Llego de lejos. Vengo de vacaciones. Estoy cansado.
Ya sudar ocho siglos Mar sudar
el momento de once meses de salario;
Por lo tanto, mi amor, que viajan a nadar
para no ser mal utilizada portuguesa
pero sufren de pies
y estar deshidratado.

Llego. Mudo de hecho. edad cuña
que mejor cuadra a mi soledad
e ir a buscar que en la ciudad
negativo violenta contratado
solo sombra murmuró
vagamente iluminada calle
de una sola imagen borrosa y vivir.

Moras a donde yo sé. Es la distancia
donde llego en taxi.
Soy un turista
con treinta y seis casos en el rodillo;
Vengo a tu Miradoiro ver la pista
traer mi tristeza a cuestas.

Encuadrar a regular el rodaje que se
revela que retocar repetir que
compra una botella de aburrimiento y el recorte
posterior de su puesto un sello
y escribir a mis amigos que están lejos
Charmant paga
el sol está brillando
amor.

En el tejado te rasca te llene
señal de que el destino te mando que
es el lugar concreto donde me busco
la noche cruzando el refugio seguro
de la hora de despertar que dice el portero
tiempo que no sigue el tiempo no es difícil
si no un día entero.

Desbravo invención que se le desvendo
oleadas letra por letra, la película de sonidos,
la dirección del tema vocal consonante
sin la presencia ninguna diferencia en el espacio tiempo.

Son la ruta de la India sarcasmo viento
a calambre del Gajeiro el error sextante
oportunidad de marea el mapa de descubrir
un nuevo continente viajar.

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