miércoles, 3 de noviembre de 2021

POEMAS DE AUGUST BÜRGER

 

(31 de diciembre de 1747, Molmerswende, Mansfeld,/ 8 de junio de 1794, Göttingen, Alemania)



Lenore

 

Amaneció Lenore junto al alba carmesí,

surgiendo de temibles visiones,

"¿Eres infiel, William, o estás muerto?

hace tanto que has marchado..."

Pues él, con los guerreros de Federico,

a la lejana Praga fue a luchar;

nunca escribió, en el fragor del combate,

y triste estaba el corazón sincero que lo añoraba.

 

La Emperatriz y el Rey,

cansados de una lucha sin cuartel,

al fin terminaron con el odio pertinaz,

que inspiraba la rivalidad:

y la multitud marcial, con risas y canciones,

hablaba de su hogar mientras marchaba,

y ¡clank, clank, clank! venían los rangos,

al sonido de las trompetas que crecía.

 

Y aquí y allí, en todas partes,

a lo largo del sendero lleno de gente,

venían viejos y jóvenes, con música alegre,

a unirse a las bandas;

y los niños saltaban y gritaban para espiar a la multitud,

y temblando y estremecida la novia empujaba:

Pero ¡Oh! para los labios suaves de Lenore

se habían terminado los besos y agradecimientos.

 

Corría rápidamente mirando hombre por hombre

con ojos anhelantes;

pero se sentía sola en la multitud poderosa,

como si la presionara y aplastara,

Mientras pasaba de la tropa (un grupo agradable)

orgullosas las plumas ondeaban y caían,

Ella se arrancaba los cabellos y giraba,

y como loca se retorcía contra el piso.

 

Su madre la acariciaba con ternura,

con suaves palabras de aliento:

"Hija mía, que Dios te contemple

y te tranquilice, niña mía."

"¡Oh, madre, madre! ¡Lo que se fue, se fue!

No comprendo cómo el mundo sigue rodando:

¿Qué piedad tiene Dios conmigo?

¡Pena, pena y aflicción, para mi pesado corazón!

 

"¡Cielos, ayúdenla!

¡Niña, reza un Ave María!

Grandes y sabios son los actos de Dios;

Él te ama y se compadece de ti."

"¡Fuera, madre, fuera con esas mentiras!

¿Acaso Él ve mi desesperación, o escucha mi llanto?

¿Qué importa ahora esperar o rezar?

La noche ha llegado, el día ha muerto.

 

"¡Ayuda, Cielos, ayuda! Quien conoce al Padre

sabe por cierto que ama a su niña:

El pan y el vino de su mano divina

suavizarán su ira temperamental."

"¡Oh, madre, querida madre! el vino y el pan

no aliviarán la angustia que tortura mi mente;

porque será tarde para el pan y el vino

para este frío cadáver que aúlla desde la tumba."

 

"¿Qué pasaría si la falsa fe del traidor falló,

instigada por dulces tentaciones?

¿Qué pasaría si en la lejana Hungría

el tomó otra novia?

Rechaza al frágil tonto, mujer,

que acepta piedras y rechaza las perlas:

mientras que el alma y el cuerpo estén juntos

en su corazón traicionero siempre habrá tormentas."

 

"¡Oh madre, oh madre! ¡Lo muerto, muerto está,

y perdido quedará!

La muerte, la muerte es el destino de mi alma,

aplastada, quebrada y desolada.

¡La chispa de mi vida! ¡Abajo, abajo a la tumba:

muere sola en la noche, muere lejos en la oscuridad!

¿Qué piedad tiene Dios de mí?

¡Lamentos, ay, por mi pesado corazón!"

 

"Ayuda, Cielos, ayuda, y no la abandonen

porque sus penas son muy agudas,

no sabe lo que dice,

¡Oh, no consideren pecado sus palabras!

Abandona, hija mía, tu desdicha,

y piensa en las felicidades prometidas,

para que tenga paz tu mente

y sé una esperanza y hogar y novia para él."

 

"¿Madre mía, qué es la felicidad?

¿Madre mía, qué es el infierno?

¡Mi felicidad es estar con Guillermo,

¡Sin él, el mundo es infierno!

¡Muero sola en la noche, lejos en la oscuridad!

Tierra y Cielo, Cielo y tierra,

nada peor que estar sin Guillermo."

 

Esta pena quebraba el pecho de Lenore,

y apesadumbraba su cerebro;

Así surgía su lamento al Poder en lo alto,

para dudar y quejarse:

Sacudiendo sus manos y golpeando su seno,

Gritando y aullando sin descanso,

hasta que su suave velo la luna desplegó,

y las estrellas brillaron en el azul oscuro.

 

¡Pero se escuchan unos ruidos y el trote

de un pesado caballo!

¡Cómo retumba el acero mientras surge el jinete!

¡Cómo grita el eco!

Mientras silenciosa y claramente la campana gentil

repiquetea y tintinea dulcemente;

y claro y muy bajo a través del tablón de la puerta

llega una voz a los oídos:

 

"¡Hola, hola! Destraben la puerta;

¿Estás despierta, novia mía, o dormida?

¿Tu corazón aún está libre y fiel al mío?

¿Estás riendo, novia mía, o llorando?"

"¡Oh, cansada estoy, Guillermo, he esperado por ti,

Lamentándome mientras aguardaba todo el día,

llorando con una gran pena,

por la crueldad de tu demora."

 

"Hasta la mortal medianoche no descansamos,

he viajado rápido desde muy lejos,

y aquí estoy de vuelta con ellos

ahora ya pasó la oscuridad."

"Ah! Descansa con ellos hasta que la noche esté tranquila,

suave debes ser, y blando, y cálido:

Escucha al viento, cómo susurra y golpea

a través de las hierbas espinosas."

 

"A través de las zarzas de espinos déjalos suspirar,

¡Déjalos suspirar, niña, déjalos!

Calma la fiereza del ojo brillante de mi cabalgadura,

y su orgulloso y salvaje penacho.

¡Arriba, arriba y lejos! No pararé,

Carguen rápido detrás mío, arriba, arriba y lejos!

Cientos de millas serán cabalgadas

hasta que pueda reposar en la cama nupcial."

 

"¡Qué! cabalgar cien millas esta noche,

llevado por esas locas fantasías!

¿No escuchas la campana con su lamento,

mientras tocan las once?"

"Mira, mira! Mira! la luna brilla:

Nosotros y los muertos cabalgamos rápido en la noche.

Es por una apuesta que te llevaré

al recinto nupcial cada vez que nazca el día."

 

"¡Oh! ¿Dónde está el cuarto, querido Guillermo,

y dónde la cama, Guillermo?

"Lejos, lejos de aquí: quieto, estrecho y frío:

tablón y fondo y tapa."

"¿Hay lugar para mí?"

"¡Para mí y para tí,

¡Sube, sube a la montura rápidamente!

Los invitados a la boda están listos,

y la puerta de la cámara está abierta."

 

Aquí a la derecha y allá a la izquierda,

pasaban los sembrados de maíz y tréboles,

y los puentes apenas vistos por los ojos asombrados,

mientras los sobrevolaban traqueteando.

"¿Qué pretende mi amado? La luna brilla,

Los muertos viajan rápido a través de la noche.

¿Acaso mi amado teme a los tranquilos muertos?"

"¡Oh, no, déjalos dormir en su lecho polvoriento!"

 

En la fresca y suave brisa que flotaba alrededor

mientras los cuervos volaban sobre sus cabezas,

¡Din dón! ¡Din Dón! Es el sonido, es la canción,

"¡Lugar, hagan lugar para los muertos que pasan!"

Lentamente el tren funerario se acerca,

llevando el ataúd, llevando el féretro;

y el lamento de su canto era crudo y sibilante,

como el croar de las ranas en las marismas.

 

"Desenterraste tu cadáver en la medianoche oscura,

con himnos y tañidos y gemidos,

Pero yo te devuelvo al hogar, mi joven esposa,

para una fiesta nupcial más hermosa.

Ven, corista, ven con tu gentío coral,

y canten solemnemente una canción de bodas,

Ven, hermano, ven - deja escapar la bendición

que no se interrumpa el descanso del novio y la novia."

 

¡Pasan a la derecha, pasan a la izquierda,

los árboles y montañas en la carrera!

¡A la izquierda, y a la derecha y la izquierda,

vuelan sobre el pueblo y el mercado!

"¿Qué pretende mi amado? La luna brilla,

Los muertos viajan rápido a través de la noche.

¿Acaso mi amado teme a los tranquilos muertos?"

"¡Oh! déjalos solos en su lecho polvoriento!"

 

¡Mira, mira, mira! en el árbol del patíbulo,

mientras bailan rodando alocadamente,

arriba y abajo, al resplandor lunar,

un grupo volátil, semi perdidos: "¡Jo, jo! loca multitud,

vengan aquí, y únanse al comienzo de mi veloz carrera; Vengan,

bailénme una danza, oh bailarines,

mientras nos encerramos en los tablones del lecho nupcial."

 

¡Cómo corre la luna allá en lo alto,

en la salvaje carrera alocada!

¡Afuera y adentro, moviéndose como las estrellas

y giran sobre el cielo resplandeciente!

"¿Qué pretende mi amado? La luna brilla,

Rápidamente los muertos cabalgan a través de la noche.

¿Acaso mi amado teme a los tranquilos muertos?"

"¡Ay! Déjalos solos en su lecho polvoriento!"

 

"¡Corcel, corcel! apura la marcha,

que la arena del tiempo está bien gastada;

¡Corcel, corcel, rápido! comienza el día,

El aroma matutino se siente.

Termina nuestra cabalgata, termina:

¡Hagan lugar, espacio para el novio y la novia!

¡Finalmente, al fin hemos llegado al sitio,

porque la velocidad del muerto no ha aminorado!

 

Y rápidamente hacia una puerta de hierro,

llegaron con las riendas sueltas;

Al toque del jinete los cerrojos cedieron,

y las trabas se quebraron y cayeron;

las puertas se abrieron ante el toque de difuntos,

y sobre las blancas tumbas se lanzaron sin orden ni concierto:

las tumbas parecían arbustos sombríos,

mientras brillaban por la débil luz de la luna.

 

¡Pero mira, mira! en un parpadear,

una maravilla fantasmal,

la chaqueta del jinete, pedazo a pedazo,

se cae como ceniza brillante,

Sin sangre y sin pelo, una calavera desnuda,

la visión de esa macabra cabeza fue horrible,

ya no estaba allí la máscara de la vida,

y el esqueleto llevaba un reloj de arena y una guadaña.

 

Fuerte relinchó el caballo mientras se hundía,

y las chispas caían desparramadas:

¿Qué hombre podría decir si hubiera huido,

o se hubiera desmayado en terreno abierto?

¡Lamentos desde la tierra y aullidos en el aire!

¡Gritos y gemidos por todas partes!

Semimuerta, medio viva, el alma de Lenore

luchó como nunca antes había luchado.

 

La tropa del cementerio -un grupo fantasmagórico-

rodeó a la mujer agonizante;

Adentro y afuera en sus volteretas

a través del giro de los danzarines:

"Paciencia, paciencia, cuando el corazón se está quebrando;

A tu Dios no se le hacen preguntas:

¡Fuera de tu cuerpo y liberada:

¡El Cielo conservará tu alma eternamente!"

Tomado de:

http://elespejogotico.blogspot.com/2008/06/poemas-de-vampiros-leonore.html

 

A las mujeres

 

"La naturaleza dio cuernos a los toros,

le dio pezuñas a los caballos;

a las liebres, patas veloces;

a los leones, fauces amplias;

a los peces les dio aletas

y alas a los pájaros.

A los hombres dio, en cambio, la sabiduría.

! ¡A los hombres! ¿y no a las mujeres?

¿Qué les confirió a ellas?

¡La belleza! ¡La belleza!

en lugar de todas nuestras lanzas,

en lugar de todos nuestros escudos,

pues ante la belleza femenina

no resisten ni el acero ni el fuego. "

 

El cazador salvaje

 

"Está oscuro a su alrededor

y todo está sombrío como una

tumba, ruge el mar lejano como

el látigo que oscila. El infortunio

acosa a la criatura y el deseo impío.

La tierra se aferra a la vértebra humana

como un mar de fuego y huye entre fuertes dolores

hasta el último día o en la libertina noche. "

Tomado de:

https://www.epdlp.com/escritor.php?id=7142

 

Pro Patria Mori

Que la virtud, la libertad, los derechos humanos, caigan,

parece el valiente: es la muerte de un Salvador.

De los héroes solo el más puro de todos,

Así con la sangre de su corazón tiñe el brezo de batalla.

 

Y esta muerte orgullosa es más aparente en el hombre

que por una raza afín, un país sangra:

trescientos espartanos de la furgoneta brillante

de aquellos a quienes conduce la fama en este gran triunfo.

 

Grande es la muerte de un buen príncipe incurrido;

Quien empuña el cetro con mano benigna: Bien pueda el noble alzar su espada, Al

caer se gana las bendiciones de una tierra.

 

La muerte de un amigo, padre, hijo o la que amamos,

si no tan grande, es hermosa de contemplar: esto lo aprueban los finos tumultos de los corazones;

Es el camino a la muerte sin comprar oro.

 

Pero si la mera majestad encuentra una herida,

Quien tiene eso grande o glorioso, se equivoca:

Esa es la furia del sabueso mimado,

Que despierta la envidia, la ira o el látigo.

 

Y por el bien de un tirano, buscar un viaje

al infierno, una muerte de la que solo disfruta el infierno;

Donde cae un héroe así: la planta de horca,

el trofeo de un asesino y el premio de un saqueador.

© por el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos

 

Tomado de:

https://allpoetry.com/Gottfried-August-Burger

 

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