GORJEOS
La electrónica imita a la naturaleza
del último pájaro
cada vez que obturo la cámara fotográfica digital,
rehíla un gorjeo encuerda,
evoca la tutela de los Reyes Catódicos,
tañe y mágico,
me obsequia la memoria
de tortitas negras desmigajadas
al fondo del portafolios,
(uno precisa respirar en la niñez)
desentierra el nombre
de mi primer libro de lecturas.
LA PRIMAVERA ANIDA EN LA NARIZ.
Teníamos plátanos jóvenes
en la vereda sobre Rivadavia Nueve
y peleando pelábamos sus ramas bajas,
pulsábamos su savia
para forjar arcos y flechas rotas y sables corvos,
salvas,
al tronar de los tambores.
Ahora igual lo mismo casi
en la esquina de Gálvez y Paraguay,
enlaza violetas y cita
a las campanitas de la calle perdida,
el sosiego pasional del mburucuyá
en la enramada del ferrocarril,
el mismo olor distinta lluvia
destiñe el aire la primavera
anidan en la nariz
estrategias civiles para dar de baja
al paso marcial del tiempo.
ACERCA DE ESTA EXISTENCIA
¿Han visto a los muertos insurgentes
exhumar tropos
pintar grafittis a los resucitados disciplinados,
dedicatorias taimadas
en las paredes de los cementerios,
diarios de viajes astrales,
tachaduras, enmiendas, números de página,
en el cordón de granito junto a la acera,
acerca de esta fugitiva existencia
o de la posible existencia de otra?
(Cuenta dedos: “Había una vez un dedo”)
¡Ay! quien sufriera ésta fe axiomática,
éste retoñado y estremecido ardor de los
que abjuran y no sucumben.
Son tan apremiantes
en la multiplicación de los meses,
de las mieses.
IN ITINERE
Enlutada, núbil, fatigada, asciende.
Grácil su lengua lame, alienta los cristales.
Súbitamente, un pañuelo floreado brota,
pronuncia los pechos que principian.
Falsas aguamarinas aclaman sus fresas.
Desnuda el strass una oreja.
Etéreo, su índice pincela el labial bordó,
encarna las mejillas.
Ocultos mohines
incipientes escapan desde sus entrañas,
moderándose entre los dientes.
Ojos verdes dialogando indecentes
con la miniatura del lunar
vecino al filtrum,
reclinado en su piel terra cotta.
Travesía instantánea,
descubrimiento y resplandor,
esquina donde él aguarda
desvelado junto a la ochava,
sonriente,
no para sí, sino para ella,
como si cosquilleara su corazón al palpitar.
POR DONDE SE ESCURREN
LAS AGUAS DILUVIALES
-¿Por dónde se escurren las aguas diluviales?
(-No…
-No, ahora escúchame tú)
-¿Por cuales grietas donde
destila la lluvia pródiga
que hasta ayer nos enjuagaba
y ahora malogra cruje?
No musites no.
Repone tu juramento.
No me dejes caer en la autocompasión.
No te afirmes aún bajo la sombra
del árbol condescendiente.
¿Avizoras la aflicción de mi osamenta,
su lozana atrición,
mi importuna súplica de apego?
Cada vez precisaré devorar
de mi piedra un añico más
porque enjaezada de acedia
-non vita, non cor tañe-
atina hacia aquí mi muerte,
latemos
y la temo.
TEXTIL
Maniobran las manos la urdimbre
la harina con el agua y la sal, aceites,
se aman, amasijan esos nudos
y anexan enlaces acercan parentescos.
Textos anudados con texturas desatadas
hebras hembras despatarrándose
en el lecho prenupcial palpita.
Estameñas que develan su hambre de sudor,
estambres del sudor, arrebatos cóncavos y
encaje entre las piernas,
convicciones en las convexidades.
Maniobran las manos, complotan en la urdimbre
que trama intrigas y componendas,
conjuran para exorcizar la seda que no se hilacha.
En los pezones la yema de los dedos enredada
adjunta secuencias de notas al pie,
devana estrellitas hilvanadas en el cielo de las palabras
que con arrogancia suponemos claras
liando retales de contactos.
(Buscamos penetrar generosos,
latiendo extraviar nuestra luz
como un don dado al azar
para esplender bosques densos
mallados con hilos de bramante,
deshabitarlos de pesadillas).
HOSPITAL
En la dulce música reside tal poder,
que mata los cuidados, y los pesares del corazón
caen dormidos si, oyéndolas, mueren.
Enrique VIII, acto III, escena 1ª (W. Shakespeare)
Arrebujado del cielo fraudulento de agosto,
tentado de negar su historia,
mal nombrando sus estelas matutinas,
camino del hospital.
Hombres que visten con borrones de cemento
resistentes al fregado,
mujeres que huelen a frituras
y retornan caladas de lavandina,
briosa procesión de ciclistas sudados.
Persiste la longitud de los pasillos,
insaciables en su apetencia
de bastones y de ruedas de sillas de ruedas,
ronda la hija que blande
la pierna fantasmal de su padre.
Apremia el olor a sopa tierna,
agitan el martes de salsas domingueras de tomate
y de ají.
¿La memoria de qué moradas
sobrellevan la cortesía de esos sahumerios?
De regreso,
cabalgando en la Primavera de Antonio Vivaldi
todos los infortunios marchita
esta bandada de sonidos.
Danzan su epopeya los postrados,
ceden, al honrado arrimo de las cuerdas.
EFEMÉRIDES
Dones intraterrestres
sobre la arena
se depositan a diario.
Antes de la irrupción del sol
-el sol desiguala el horizonte-,
caracoles sin habitantes,
vasijas torneadas
yacen como esqueletos indolentes.
Playa ondulada que falsifica
la impronta ondeada del mar.
¿Por qué recogemos
objetos vacíos?:
nos cautiva la oquedad.
Conquistamos,
el aire que desalojamos,
con nuestros espacios extraviados:
plazas enaltecidas con barriletes
y árboles de sombras inabordables,
mercados embalsamados que gritan especias,
oportunas calles sin salida.
Los ensueños instantáneos
no necesariamente son solubles en vigilia.
El gesto sagaz, el empeño
de una mujer
fue capturado.
(La cápsula fue
intitulada:
“mujer-que-pudo-ser”).
Torna y retuerce cual efemérides,
aun cuando la necedad
viste el rostro de la heterodoxia,
desplegando
su perturbadora exposición.
(nos embarazamos
con nuestros alientos de café con leche)
PERO NO PUDE ESCRIBIR UN HIJO
He sembrado libros y he criado árboles
pero no pude escribir un hijo.
Anoté en él
apenas algunas estrías,
borroneé ciertas notas al pie
que consideré presuntuosamente necesarias,
hendeduras que en el futuro imperfecto
tal vez se leerán como tizne desechable.
LA CASA DE PLANTA ALTA CON DOS
SILLAS DE HIERRO EN EL BALCON
Parecen abandonadas las dos sillas de hierro.
Alguien las puso allí como parte de un programa de vida:
” Ya verás, ella dijo,
desde esta modesta altura,
pacificaremos el bullicio de nuestros hijos,
imaginaremos el ocaso detrás de los edificios,
nos cebaremos mate o refresco de hierbas
y renegaremos de los vecinos molestos
que durante el verano vienen a pedirnos hielo”.
Estas apuestas arbitrarias a la felicidad
se pagan con una vida de apremios,
escasea la intimidad en la claridad del lecho,
se multiplica la oscuridad durante el atardecer
y la indolencia por la naturaleza de nuestros desvelos.
Deseamos vagar sin rumbo aparente
pero erramos camino del trabajo asalariado
con un bando en la mano
que indica nuestro destino
y un pequeño detalle biográfico:
cuando derramamos la sal
no arrojamos el puñado debido
sobre los hombros.
Estos fraudes que nos ilusionan
con ofertas de amor eterno
légis y timan nuestra vasta suspicacia.
En el aire que ventea,
se pasean jirones de tiempo,
hojas antiguas de roca liviana,
partículas pantonales de arena,
fragmentos de noche y mareas,
confusión de límites entre la mar y la tierra
mientras principia el diluvio.
¡Vaya vacilante connivencia de género
al costado de la puerta que da al balcón!
pues sin más decimos
el abandono que culpa a los objetos
y desagravia a los hombres
en la simétrica disposición de las sillas.
BITÁCORA O
METHOD OF KEEPING A JOURNAL AT SEA[4]
“Un diario marítimo
es el libro donde se registra
con
exactitud y regularidad
apuntes sobre lo que ocurre
a bordo durante el viaje”.
(J.W.Norie : A complete
epitome of practical navigation)
Antes de 1850 J.W.Norie
nos dejó instrucciones precisas
para escribir una bitácora,
sin embargo el marino Henry Ferguson
borroneó -a punta de lápiz sin afilar
y en la contracara de un grabado
acerca de las tangentes y de las secantes-
su arribo a Rosario
el 23 de abril de 1882.
Nada nos dice Norie sobre el terror al extra vía.
Nada acerca de salirse del curso de las aguas y
quedar entrampado en desatinadas corrientes marinas
que solo conducen al finis terra.
(¡Oh la ineficacia de las instrucciones!)
No el continente que se acaba
si no el sino, la certeza fatal.
El afinamiento del planeta
por inanición.
El desabastecimiento de los panes y de los vinos
y de las mesas desnudas de mujeres.
Ni de la resta que suma todo
-las bocas abiertas ante la anchura ingresando al Paraná,
el Paraná ingresando a sus bocas -
nada nos dice Ferguson.
¿Qué rezuma su piel y qué la piel del barco
y la de sus hombres?
Vita a cor.
Latidos irregulares.
Terrores como terrones inexactos.
PARALAJE[5]
Es tan inverosímil el infinito
como la Epifanía de los Reyes Pagos.
Multiplicamos paralelas de yerros
que siempre se encontrarán,
indelebles cielos entreabiertos descubren
lunas gemelas que se agasajan descaradamente.
(No hemos hecho del lecho una arena)
Porque no soportan ser aguardados
todos los ulises se desbandan[6].
SOÑANTES
Numera la morena
muy guapa arroja cifras,
acomoda el auricular, guiña.
Se comen con hambre canina
su mundo con la vista
y ella mirando
se otorga al mundo soñadora y aliñada,
desliza su novela onírica.
Para defenderse de un golpe de fortuna,
arrullos murmura
a quien sabe quien por teléfono
acerca de sus sueños de la noche transcurrida,
estremecida por correr el albur.
Como un castillo de naides,
sobreviene la decepción
cuando alude a su mala estrella
para las apuestas clandestinas.
No hay en el corazón de esa mujer
espacio para el solaz del amor,
todo lo colma sin juergas
su juego impar de fullera compulsiva.
Sus suspiros no tienen más destinatario
que los formularios de la quiniela.
Fuma,
con algo no puede.
Ha enrocado azahares por azar
Tomado de:
http://davidalbertofuks.blogspot.com/2010/10/vita-cor.html
Fucks, Fukman, Foox…
Reclinado, abrevia el kadish apresurado,
para ganarle la espantada a la asfixia, ...
respira bestialidad, resopla aún en el fugaz estío,
pues el viento es fibroso allí y difícil de masticar.
Fukman, Fuksman, Fokse, Foox , Fux,
Fouks, Foks, Foukx, Foux, Fox, Fucas,
Fukx, Fusch, Fukss, Fuk, Fuksz,
Fuchs, Fucks, Fucs, Fuks.
Así se inscriben mis nombres
en las tablas de la ley interfecta,
y en el sonido de la sal,
olvida la savia su sabiduría en la cal,
se desgrana y pulveriza la simiente.
Corean mi nombre de rey,
destronado los espectros,
el rey que a Saúl aligeró
de sus pesares con el tañido de sus cuerdas.
Ahora, melodías antes de ingresar a las cámaras.
Asesinaron al David Fuks que nació en Vinnitsa,
y a otro Dawid en Szydlowiec.
¿Ya mencioné al David Fuks de Skerniewitz?
Caducó su expresión pero no agota su cuerpo las excretas.
Yo muero de amor y de odio
en estos otros de familiar extrañeza.
De su libro
Homónimos
(Inédito)
Tomado de:
https://poesia-del-torodebarro.blogspot.com/2014/05/ps-del-holocausto-fucks-fukman-foox-de.html
Leonie Sachs
Advino tarde
al desorden del lenguaje
con el exilio y la caída
de sus amados hermanos.
Se intoxicó
con las emanaciones
del hollín más tenebroso
y enloqueció del judaísmo
de Emmanuel Levinas.
Es decir,
del compromiso
con sus próximos lejanos.
(de Vita a Cor, Press Scripta Editora, Rosario,2010)
Voces de Nelly Sachs,
La muerte multiplicada
Muele la muerte multiplicada
hasta el vital infinito,
fracasando en su intento de explicarse a si misma.
Creciendo en el agotamiento
de las palabras que la nombran.
Miasma cruda la misma muerte.
Dueña inventora de todos los estertores.
Prolificando incansable incontable
sus hijos, llamarada oscura.
El hollín más hediondo y pesado
ajeno a toda precognición.
Ignición sin incandescencia.
¡Ah! la increíble
hoguera exterior
que parecía incapaz de encender la hoguera interior.
Derrota de todas las creencias,
en su combustión las voces pueden aún,
agitan la mudez ante el horror de la pira
no la fogata del hogar,
la pila fragmentada de yacientes voces,
de desencantos de cánticos de canto elevados,
de salmos que no alcanzaron a elevarse,
alabanzas que no arribaron al fulgor .
Rescoldo frígido, amoratados labios.
Sustraídos del instante del trémolo
de la mano que ya no mece.
Kadisch sin ritornelo
de paz para todos nosotros haremos,
del arrullo perverso que despierta
la nana no tiene no puede rechina.
Ni siquiera ajena.
Se enajena toda explicación,
se vierte y desparrama sin cauce.
en el cuenco de las manos.
Voces de Nelly Sachs
Ah! el coste de la palabra yaciente
recuperada la hilacha de vocales desfilamentadas.
(De Mburucuyá, inédito)
En noviembre
En noviembre
avariciando siestas florecidas
perfuman intrusos los tilos en calle Iriondo.
Llamador el ladrido de la perra,
sobre mis cordiales ascuas
preanuncian en la cancel
que desesperamos por tus pasos.
La primavera anida en la nariz
Teníamos plátanos jóvenes
en la vereda sobre Rivadavia Nueve
y peleando pelábamos sus ramas bajas,
pulsábamos su savia
para forjar arcos y flechas rotas y sables corvos,
salvas,
al tronar de los tambores.
Ahora igual lo mismo casi
en la esquina de Gálvez y Paraguay,
enlaza violetas y cita
a las campanitas de la calle perdida,
el sosiego pasional del mburucuyá
en la enramada del ferrocarril,
el mismo olor distinta lluvia
destiñe el aire la primavera
anidan en la nariz
estrategias civiles para dar de baja
al paso marcial del tiempo.
(de Vita a Cor, Press Scripta Editora, Rosario,2010)
Tomado de:
http://marta-ortiz.blogspot.com/2011/05/david-fuks-poeta-invitado.html
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