domingo, 12 de diciembre de 2021

POEMAS DE MARUSA KRESE

 


(13 de abril de 1947 / 7 de enero de 2013, Ljubljana, Eslovenia)



Albania, 2008

 

La inquietud de miles de años, y caballos

salvajes.

Fluye un río de misterio y sangre.

Ahí, en el viento caliente,

una historia mancillada,

hambre y un misterio desconocido.

Rodeado por silencio y miedo.

 

 

 

Inglaterra, 1998

 

Todo estaba bien mientras estábamos solos.

Entonces sucedió algo.

Vinieron todos ellos.

Estaban saltando en el agua y divirtiéndose,

recibimos caricias y desaparecieron, riendo.

 

Brilla el sol.

Cierro mis ojos

y pregunto

quiénes son ellos,

quiénes somos nosotros.

 

 

 

Austria, 2008

 

No sé por qué no me entienden,

por qué se ríen de mí.

 

No sé por qué no me entienden,

por qué no hacen su vida

tan simple

como yo la he hecho.

 

No entiendo por qué no miran al mundo

de la manera en la que yo lo hago.

Ellos ven que no hay nada de qué

preocuparse,

que la tierra todavía permanece,

que la vida es más que uno, dos, tres,

que la luna está sonriendo constantemente,

que las nubes están jugando con el viento,

que el río se regocija,

y que nuestras casas se han convertido en

cuentos de hadas.

 

No sé por qué no me creen

cuando les digo que me siento de maravilla.

 

 

 

Pakistán

Mujer

 

Nos hallamos en el surco del dolor

sale el sol y una tormenta en el cielo.

 

Nos hallamos paralizados

debajo de un cielo rojo, atardece,

y un dolor glacial.

 

¿Está este Dios develando nuestros rostros?

¿Se atreve a mirarnos a los ojos?

 

¿A quién otorga nuestra calma?

¿Nuestra vida?

 

 

 

Palestina, Gaza, 2005

 

Sostengo un tesoro en mis manos.

Sostengo un tesoro en mis manos.

Alguien vino y me dio un tesoro.

Todo lo que tengo lo estoy sosteniendo en mis

manos.

 

Alguien vino y me dio un tesoro.

Estoy sosteniendo un tesoro en mis manos. Mi

tesoro.

No lo dejaré ir. Sostengo un tesoro en mis manos

Mi tesoro.

 

 

 

Pakistán, Kashmir, 2005

 

Están regresando.

En medio de árboles invernales.

Dentro del hambre.

En medio de las ruinas de la creación de Dios.

Están regresando.

Sin barcos ni botín.

Sin esperanza ni risa.

Sin canción ni plegaria.

Sin Biblia ni sol.

 

Ellos están regresando.

entre niños llorando y paganismo,

entre embarcaciones petrificadas,

rebaños masacrados,

almas errantes.

 

Están regresando.

Hacia los tiempos que se van,

hacia el dolor

que alimenta a la luna

y ahuyenta a los dioses.

 

Bosnia y Herzegovina, 1994

Dejamos la muerte y miles de mentiras.

Dejamos la ciudad llorando

madres, padres, soldados,

y el fin del mundo.

Dejamos la ciudad de los héroes.

 

Atrás dejamos esperanzas y sueños,

y todos los dioses en cuyas manos estamos.

Cuando partíamos cruzamos el río

que fluye hacia el mar.

 

Todo el camino hacia el mar,

eran naranjos en flor.

Eso hacían, por lo menos ayer.

 

 

 

Venezuela, 2010

 

Estamos aquí junto al océano.

En la arena, al lado de las olas.

Nos tenemos sólo a nosotros mismos

y las estrellas en el cielo.

De noche.

 

Estamos aquí junto al océano

Escuchando la canción del viento.

Una canción

de la blasfemia en la tierra,

de los soldados en la orilla del mar,

de los esclavos en los botes,

de las nuevas banderas,

de niños hambrientos,

de madres

encadenadas en grilletes,

de padres muertos.

 

Estamos aquí solos

junto a las turbulentas olas,

en el sol, en los rastros del crimen,

y vemos el juego de este mundo.

 

 

* N. de la T. Estos poemas han sido traducidos de las versiones al inglés de Tina Mahkota.

Traducción de Julia Melissa Rivas Hernández

Tomado de:

http://www.puntoenlinea.unam.mx/index.php/797-punto-en-linea-no-82/1456-no-82-traduccion-poemas-marusa-krese-julia-melissa-rivas-hernandez

 

Las tierras Vascas, 2005

 

Yo no sé, realmente no sé

 

Yo no sé, realmente no sé

 

Despacio, despacio, debería decir adiós.

 

 

 

Bosnia y Herzegovina 01 jpg (ataúdes en la pared)

 

 

 

Dejamos de contar.

 

Dejamos de contar las miradas desamparadas,

 

los llantos de desesperación, los senderos hacia lo desconocido.

 

Dejamos de contar las coincidencias,

 

las memorias y las anotaciones en el libro del dolor.

 

Olvidamos los nombres descoloridos

 

y anotamos los números.

 

Los números de ataúdes, en nuestra vida.

 

 

 

Slovakia (una mirada desde la ventana)

 

 

 

Estoy sentada y viendo desde la ventana.

 

Esto es todo lo que queda.

 

Esto es todo.

 

 

 

La ciudad de almas cansadas,

 

una vida envuelta en memorias,

 

y la locura cubierta por el vacío,

 

geometría y silencio,

 

una máscara de la historia.

 

 

 

Esto es todo lo que queda.

 

Esto es todo.

 

 

 

Estoy sentada y viendo desde la ventana.

 

Esto — ¿no es cierto? — solía ser mi casa,

 

con un arbusto de jazmines en el jardín.

 

 

 

Nicaragua 01 jpg (el autobús)

 

 

 

Nos enfrentamos a miles de mentiras y toda la sangre.

 

Nos enfrentamos con las madres de los héroes, gente pisoteada

 

y todas las caminatas rumbo a los cementerios.

 

Nos enfrentamos a amenazas,

 

con la insufrible tortura de nuestro país

 

y los ruegos por la muerte.

 

 

 

Esperamos por nuevos papeles,

 

gozo y una vida con nueva narrativa.

 

 

 

Hemos estado esperando por el final.

 

No hay un final.

 

 

 

Nicaragua 02jpg (una mujer con un niño)

 

 

 

Intercambio. Esta infernal calle de ciudad por una casa en la colina. Intercambio la mirada de los hombres por papayas en flor en el jardín, por un río en la aldea. Intercambio. Interminables colas por un segundo de vida, por una comida de felicidad. Intercambio. Memorias por una puesta de sol. Intercambio. Un montón de tonterías por los colores en el cielo. Intercambio. Este tedioso dolor por las risas de los niños y por palabras mágicas. Intercambio. Un alma cansada por un libro de plegarias. Intercambio miedo y realidad por las estrellas en el cielo.

 

 

 

Hoy no

 

 

 

Me encerré a mí misma y busqué palabras.

 

Palabras verdaderas, palabras para personas que son mías.

 

Para mi hermana, para mi hijo.

 

Y para ellos.

 

 

 

Estoy buscando palabras. A mi manera.

 

Estoy buscando palabras que digan todo.

 

Aquellas pequeñas, las únicas.

 

Aquellas simples y cortas.

 

 

 

No sé lo que está pasando.

 

¿No será que estoy partiendo ya?

 

No puedo encontrar las palabras.

 

Mis palabras, aquellas que son verdaderas.

 

 

 

No puedo partir sin ellas.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2020/03/poesia-eslovena-marusa-krese/

 

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