Poema para Marina Tsvetaeva
"Para sonrojarse por los poemas que escribiste,
exiges que devuelva tus cartas.
¡Tú regalo es sagrado, independiente
de esas manos blasfemas tuyas!
¿Qué puedo devolver?
¡Aquí, atrapa tu cuaderno lleno de páginas escritas!
Pero el fuego, la humedad y el viento
en murmullos de amor no se puede devolver.
¿Son porque mi noche es negra?
mis ojos vacíos, mi voz tierna
Pero sé que la mazorca de maíz
ha surgido de la semilla que sembraste"
- Sofía Parnok, escrito en una carta dirigida
a su expareja Marina Tsvetaeva, poco después de separarse.
'Realmente, uno no puede predecir'
"Realmente, uno no puede predecir
quién en el mundo será lector:
una pelota no puede saber a qué golpeará
una vez que haya sido disparada.
Bueno, entonces, mi verso crea vida,
en quién respiro,
en quién ¡Vivo, vuelo a la oscuridad, al vacío,
o simplemente, al cajón secreto!
Nuestro camino fue bloqueado a la mitad por
un siglo cruel.
Pero no nos estamos quejando, ¡déjalo!
Y, sin embargo, y en general,
¡este siglo es una cosa espléndida!
¡Quizás no sirve para poemas,
para nombres y patronímicos
o para soledades separadas,
aun así, amasa la masa de siglos!"
- Sofía Parnok, poema 225, Sophia
Parnok: La vida y obra de la Safo rusa, de Diana Lewis Burgin.
'¿El invierno realmente tiene tormentas eléctricas?'
"¿El invierno realmente tiene tormentas
y cielo más azul que un cianotipo?
Me gusta el hecho de que tienes ojos inclinados,
y también que tu alma viene inclinada.
Me gusta la vivacidad de tu andar,
la sensación de frío de tus hombros,
tu charla frívola y nada lista,
tus muslos apretados, como los de una sirena.
Me gusta como cuando estoy en tu brisa fría,
como en un fuego furioso,
me derrito,
me gusta, ¿cómo puedo admitir esto?
- Me gusta que aún no te gusto."
Sofía Parnok 'Poema 223' (trad. Diana
Lewis Burgin)
Tomado de:
https://expoculturalesbica.blogspot.com/2019/09/sofia-parnok.html
Una canción
Tomado de A media voz (1928)
Somnoliento, un pino viejo
Cruje en su sueño.
Inclinada sobre su tronco granuloso,
Aquí estoy y aquí digo:
“Pequeño pino, de mi misma edad”,
¡Dame de tu fuerza!
No los habituales nueve meses,
Cuarenta años he cargado,
Cuarenta años he estado soportando,
Cuarenta años he estado rogando,
Rogando con el corazón, rogando sin medida,
Dar a luz
A mi alma”.
-Enero 28 y 29, 1926
Entre la multitud
Tomado de La viña (1923), de Sofia
Parnok
Llegaste de la forma en que miles han entrado,
Pero las puertas, por un instante, se prendieron en
llamas,
Y me di cuenta: tu mano ha sido tallada
Con el mismo sello profético.
Sí, lo sabía, el anillo – de Venus
Marca tu palma de la misma manera:
Pues tu andar es completamente mesurado,
Y la luz muy atenuada en tu mirada,
Y el polvo de tu rostro cubre marcas de lágrimas,
Y tu lápiz labial está manchado de sangre –
Sí, hermana mía, lo sé, así es precisamente
Como se asfixia con besos – ¡amor!
Tomado de:
En el lúgubre lujo de los árboles dorados,
en el cansancio de las ramas dobladas sin un carcaj
es la quietud del otoño. Desierta y tan pálida
la distancia que se ha atenuado; y por la noche el juego
de las estrellas es frío; y el silencio perspicaz hace
guardia, o eso parece, para ver si algún débil sollozo
no estalla, un último gemido debilitado
del follaje marchito. El aire, sin embargo, se espesa
con la niebla ... y parece que el jardín agotado
quiere suspirar, pero no se atreve; y extrañamente
resplandece
entre las copas de los árboles, oro descolorido,
una sola hoja de rubí, como si estuviera llena de
sangre.
"Pase lo que pase", escribió, "seremos felices ..."
"Una cabeza de color gris plateado. Y rasgos
juveniles / Y el perfil de Dante. Y una mirada de alas."
Sí, cariño, ¡la felicidad me ha llegado en la vida!
Ahora, sin embargo, el cansancio mortal
vence mi corazón y cierra mis ojos.
Ahora sin rebelarme ni resistir,
Escucho como mi corazón late en retirada.
Me debilito y la correa tan fuerte
atados los dos se está aflojando.
Ahora el viento sopla libremente más alto, más alto
todo está floreciendo y todo está quieto
¡Hasta que nos volvamos a encontrar, cariño! ¿No puedes
oírme?
¡Te digo adiós, amigo lejano!
Julio 1933
Tomado de:
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