sábado, 25 de diciembre de 2021

POEMAS DE LUIS ALBERTO SPINETTA

 



Los libros de la buena memoria

El vino entibia sueños al jadear

desde su boca de verdeado dulzor

y entre los libros de la buena memoria

se queda oyendo como un ciego frente al mar-

Mi voz le llegará, mi boca también

tal vez le confiaré

que eras el vestigio del futuro.

 

Rojas y verdes, luces del amor

prestidigitan bajo un halo de rouge

¿Qué sombra extraña te ocultó de mi guiño

que nunca oíste la hojarasca crepitar?

Pues yo te escribiré, yo te haré llorar

mi boca besará

toda la ternura de tu acuario.

 

Más si la luna enrojeciera de sed

o las impalas recorrieran tu estanque

no volverías a triunfar en tu alma

yo sé que haría largos viajes por llegar.

Parado estoy aquí, esperándote

todo se oscureció

ya no sé si el mar descansará.

 

Habrá crecido un tallo en el nogal

la luz habrá tiznado gente sin fe

esta botella se ha vaciado también

que ni los sueños se cobijan del rumor.

Licor no vuelvas ya, deja de reír

no es necesario más

ya se ven los tigres en la lluvia.

 

Alma de diamante

Ven a mí

con tu dulce luz

alma de diamante

 

Y aunque el sol

se nuble después

sos alma de diamante

 

cielo o piel

silencio o verdad

sos alma de diamante

 

Por eso ven así

con la humanidad

alma de diamante

 

Aunque tu corazón recircule

siga de paso o venga

pretenda volar con las manos

sueñe despierto o duerma…

 

…o beba el elixir

de la eternidad

sos alma de diamante, alma de diamante

 

bien aquí o en el más allá

sos alma de diamante

 

y aunque este mismo sol se nuble después

sos alma de diamante

alma de diamante

 

Canción para los días de la vida

Este día empieza a crecer

voy a ver si puedo correr

con la mañana

silbándome en la espalda,

o mirarme en las burbujas.

 

Tengo que aprender a volar

entre tanta gente de pie

Cuidan de mis alas

unos gnomos de lata

que de noche nunca ríen.

 

Si la lluvia llega hasta aquí

voy a limitarme a vivir.

Mojaré mis alas

como el árbol o el ángel

o quizás muera de pena.

 

Tengo mucho tiempo por hoy

los relojes harán que cante

 

Y la espuma gira en torno a mi piel

me han puesto manos

para hablarle a las cosas

de mi y al fin mi duende nació

Tiene orejas blancas

como un soplo de pan y de arroz

y un hongo como nariz,

cuatro pelos locos

y un violín que nunca calla

solo se desprende

y es igual a las guirnaldas.

 

Este día es algo de sal

me dejó vibrando al nacer

Pesa y es liviano

como un hilo sin nombre

suena un poco a mi guitarra.

 

Tengo que aprender a ser luz

entre tanta gente detrás.

Me pondré las ramas

de este sol que me espera

para usarme como al aire.

 

Y es que al fin mi duende se abrió

tiene un corazón de mantel y batón

y un guiño al ver que todo es verdad.

Ya los gnomos cuiden

a un violín que siempre canta

nunca se adormece

y es igual a las guirnaldas.

 

Y es que nunca calla,

solo se desprende

y es igual a las guirnaldas.

Tomado de:

https://literariedad.co/2019/12/08/spinetta/

 

LOS LOCOS

 

Los locos corren

por el pasto sin gritos

por la pradera venenosa

y por la piel, entre la luna.

 

Y los locos giran

sin temor al mareo.

De la casa al árbol,

de la ayuda al horror.

 

Cuando uno de los locos hable,

los cuerdos, retozando en la penumbra,

oirán el ruido

y verán las verdades.

 

Los locos que parecen aprisionados

por la muerte selecta del escándalo

tienen pechos rugosos

y bordeados de lumbre.

Y los locos lo saben.

Desde su atónito lenguaje,

por intersticios de meninges espectaculares,

los locos se precipitan

a paralizar el mundo de la muerte.

Aunque más no sea,

para sentarse a llorar.

 

No hay soles en sus días

y en sus noches

sobreviven los colores de un ojo que no los ha deseado.

 

Por eso,

y porque la ventosa de fuego

rebalsa de temor

ante la fantasía de los sanos;

el obturador de los locos está presto

como una lanza.

Y al perforarnos de una vez

con una certera puntada entre la vida y el cielo?

 

MÁS PELIGROSO QUE

 

Penetraron inexplicablemente

quince monos en mi habitación.

Comencé a llorar,

a pedir auxilio.

Y mis vértebras hervían.

 

Uno de los monos tenía un revólver

Y comenzó a disparar.

En menos de un minuto eliminó a los otros catorce.

¡Ahí vi mi aventura!

¡Cómo se deslizaba fatalmente mi suerte!

 

Luego me habló de la muerte absoluta,

algo con lo que advertí que dañaba mi conciencia.

Me apuntaba mientras tanto

y le supliqué que se fuera.

 

Pero el mono me disparó a mi también.

Mientras moría,

vi renacer a los simios.

Recobraban la vida rápidamente

y escapaban de mi cuarto.

 

TU VIDA

 

No llegues a mí sin pronunciar mi nombre

No te acerques sin que la lluvia te haya besado

Ni los iluminados te hayan respondido

Ni pequeños pájaros azules y verdes hayan volado sobre ti.

 

Abre la ventana que te acechaba,

Que miraba hacia adentro

y cubría tus ojos de deseos ignotos

(La virtud asomará como una señal en los vitrales),

y al olvidar, al volver,

serás la misma.

 

Entonces no te acerques sin que cure tu mal.

Y huya tu muerte.

Yo soy tu vida.

Malentiéndeme.

 

III

 

Se torna difícil escribir con la misma brutalidad con que se piensa. Se torna raro advertir los desmanes de algún término equivocado, porque la valentía de estos signos nos va proponiendo otro idioma despierto.

 

Pero en la brutalidad, en esa orfandad de tersura de los pensamientos, de tanto drenar el adobe corrupto de los otros, no hay salvación posible que no contenga a la muerte, que necesariamente no reanime su sopor con una parálisis perfecta, quizás un schock electrocutor o un despiadado estrellarse de corpulencia inacabada.

 

La totalitaria vergüenza de estos pensamientos locos, se desenmascara sólo para proyectarlos contra las fragmentadas evoluciones de la carcasa consciente, redimiendo esa incontenible borrasca animal con un grito, una contracción del gesto teatral de la sílaba.

 

Veo que la brutalidad del pensamiento es tan solo otro pensamiento que se ejecuta con violencia y parece estampado contra su propia sombra como los objetos arrasados por la bomba de Hiroshima. Es obvia la deducción: el pensamiento animal que proyectamos es tan selecto y vigoroso, que sólo dura el instante fugaz de una mariposa concebida al azar.

 

Pero en el atropellado desfiladero de la mente expuesta al sufrimiento de las miserias sociales distintas -por siempre distintas sean las miserias de vivir en la poesía, de aquellas en las que vivir en la poesía representa un complot para saciar el estómago-, la soledad de estas barbaries mentales ejerce sobre el resto de los pensamientos una corriente de energía liberadora.

 

Por los agujeros que profanaron estos brutales delirios al detonar en su corta existencia, pasan centenares de delicadezas e hilios, y son estas prometidas certidumbres las que nos permiten iniciar y luego ahogar el verdadero diálogo con el universo.

Tomado de:

https://www.vice.com/es/article/qve3pm/noisey-co-lea-seleccion-guitarra-negra-libro-poesia-luis-alberto-spinetta

 

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