Los libros de la buena memoria
El vino entibia sueños al jadear
desde su boca de verdeado dulzor
y entre los libros de la buena memoria
se queda oyendo como un ciego frente al mar-
Mi voz le llegará, mi boca también
tal vez le confiaré
que eras el vestigio del futuro.
Rojas y verdes, luces del amor
prestidigitan bajo un halo de rouge
¿Qué sombra extraña te ocultó de mi guiño
que nunca oíste la hojarasca crepitar?
Pues yo te escribiré, yo te haré llorar
mi boca besará
toda la ternura de tu acuario.
Más si la luna enrojeciera de sed
o las impalas recorrieran tu estanque
no volverías a triunfar en tu alma
yo sé que haría largos viajes por llegar.
Parado estoy aquí, esperándote
todo se oscureció
ya no sé si el mar descansará.
Habrá crecido un tallo en el nogal
la luz habrá tiznado gente sin fe
esta botella se ha vaciado también
que ni los sueños se cobijan del rumor.
Licor no vuelvas ya, deja de reír
no es necesario más
ya se ven los tigres en la lluvia.
Alma de diamante
Ven a mí
con tu dulce luz
alma de diamante
Y aunque el sol
se nuble después
sos alma de diamante
cielo o piel
silencio o verdad
sos alma de diamante
Por eso ven así
con la humanidad
alma de diamante
Aunque tu corazón recircule
siga de paso o venga
pretenda volar con las manos
sueñe despierto o duerma…
…o beba el elixir
de la eternidad
sos alma de diamante, alma de diamante
bien aquí o en el más allá
sos alma de diamante
y aunque este mismo sol se nuble después
sos alma de diamante
alma de diamante
Canción para los días de la vida
Este día empieza a crecer
voy a ver si puedo correr
con la mañana
silbándome en la espalda,
o mirarme en las burbujas.
Tengo que aprender a volar
entre tanta gente de pie
Cuidan de mis alas
unos gnomos de lata
que de noche nunca ríen.
Si la lluvia llega hasta aquí
voy a limitarme a vivir.
Mojaré mis alas
como el árbol o el ángel
o quizás muera de pena.
Tengo mucho tiempo por hoy
los relojes harán que cante
Y la espuma gira en torno a mi piel
me han puesto manos
para hablarle a las cosas
de mi y al fin mi duende nació
Tiene orejas blancas
como un soplo de pan y de arroz
y un hongo como nariz,
cuatro pelos locos
y un violín que nunca calla
solo se desprende
y es igual a las guirnaldas.
Este día es algo de sal
me dejó vibrando al nacer
Pesa y es liviano
como un hilo sin nombre
suena un poco a mi guitarra.
Tengo que aprender a ser luz
entre tanta gente detrás.
Me pondré las ramas
de este sol que me espera
para usarme como al aire.
Y es que al fin mi duende se abrió
tiene un corazón de mantel y batón
y un guiño al ver que todo es verdad.
Ya los gnomos cuiden
a un violín que siempre canta
nunca se adormece
y es igual a las guirnaldas.
Y es que nunca calla,
solo se desprende
y es igual a las guirnaldas.
Tomado de:
https://literariedad.co/2019/12/08/spinetta/
LOS LOCOS
Los locos corren
por el pasto sin gritos
por la pradera venenosa
y por la piel, entre la luna.
Y los locos giran
sin temor al mareo.
De la casa al árbol,
de la ayuda al horror.
Cuando uno de los locos hable,
los cuerdos, retozando en la penumbra,
oirán el ruido
y verán las verdades.
Los locos que parecen aprisionados
por la muerte selecta del escándalo
tienen pechos rugosos
y bordeados de lumbre.
Y los locos lo saben.
Desde su atónito lenguaje,
por intersticios de meninges espectaculares,
los locos se precipitan
a paralizar el mundo de la muerte.
Aunque más no sea,
para sentarse a llorar.
No hay soles en sus días
y en sus noches
sobreviven los colores de un ojo que no los ha deseado.
Por eso,
y porque la ventosa de fuego
rebalsa de temor
ante la fantasía de los sanos;
el obturador de los locos está presto
como una lanza.
Y al perforarnos de una vez
con una certera puntada entre la vida y el cielo?
MÁS PELIGROSO QUE
Penetraron inexplicablemente
quince monos en mi habitación.
Comencé a llorar,
a pedir auxilio.
Y mis vértebras hervían.
Uno de los monos tenía un revólver
Y comenzó a disparar.
En menos de un minuto eliminó a los otros catorce.
¡Ahí vi mi aventura!
¡Cómo se deslizaba fatalmente mi suerte!
Luego me habló de la muerte absoluta,
algo con lo que advertí que dañaba mi conciencia.
Me apuntaba mientras tanto
y le supliqué que se fuera.
Pero el mono me disparó a mi también.
Mientras moría,
vi renacer a los simios.
Recobraban la vida rápidamente
y escapaban de mi cuarto.
TU VIDA
No llegues a mí sin pronunciar mi nombre
No te acerques sin que la lluvia te haya besado
Ni los iluminados te hayan respondido
Ni pequeños pájaros azules y verdes hayan volado sobre
ti.
Abre la ventana que te acechaba,
Que miraba hacia adentro
y cubría tus ojos de deseos ignotos
(La virtud asomará como una señal en los vitrales),
y al olvidar, al volver,
serás la misma.
Entonces no te acerques sin que cure tu mal.
Y huya tu muerte.
Yo soy tu vida.
Malentiéndeme.
III
Se torna difícil escribir con la misma brutalidad con
que se piensa. Se torna raro advertir los desmanes de algún término equivocado,
porque la valentía de estos signos nos va proponiendo otro idioma despierto.
Pero en la brutalidad, en esa orfandad de tersura de los
pensamientos, de tanto drenar el adobe corrupto de los otros, no hay salvación
posible que no contenga a la muerte, que necesariamente no reanime su sopor con
una parálisis perfecta, quizás un schock electrocutor o un despiadado
estrellarse de corpulencia inacabada.
La totalitaria vergüenza de estos pensamientos locos, se
desenmascara sólo para proyectarlos contra las fragmentadas evoluciones de la
carcasa consciente, redimiendo esa incontenible borrasca animal con un grito,
una contracción del gesto teatral de la sílaba.
Veo que la brutalidad del pensamiento es tan solo otro
pensamiento que se ejecuta con violencia y parece estampado contra su propia
sombra como los objetos arrasados por la bomba de Hiroshima. Es obvia la
deducción: el pensamiento animal que proyectamos es tan selecto y vigoroso, que
sólo dura el instante fugaz de una mariposa concebida al azar.
Pero en el atropellado desfiladero de la mente expuesta
al sufrimiento de las miserias sociales distintas -por siempre distintas sean
las miserias de vivir en la poesía, de aquellas en las que vivir en la poesía
representa un complot para saciar el estómago-, la soledad de estas barbaries
mentales ejerce sobre el resto de los pensamientos una corriente de energía
liberadora.
Por los agujeros que profanaron estos brutales delirios
al detonar en su corta existencia, pasan centenares de delicadezas e hilios, y
son estas prometidas certidumbres las que nos permiten iniciar y luego ahogar
el verdadero diálogo con el universo.
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