domingo, 11 de septiembre de 2022

POEMAS DE FRIEDERIKE MAYRÖCKER


Cómo te nombro

Cómo te nombro

cuando pienso en ti

y tú no estás:

 

mi fresa silvestre

mi lagartija confitada

mi cucurucho consuelo

mi hilador de seda

cuco de mis cuidados

mi Aurelia

mi flor de grava

mi criatura en sueño

mi mano matutina

mi muyolvidadizo

crucero de mi ventana

mi ocultador lunar

mi cayado argénteo

mi crepúsculo vespertino

mi hebra solar

mi liebre hocicuda

mi cabeza cervuna

mi pata de liebre

mi rana de escalera

mi guirnalda de luces

mi ladrón de primavera

mi jamelgo temblón

mi caracol de plata

mi tintero

mi zorro escobillero

mi talador

mi fugitivo tempestuoso

mi guardaosos

mi muestradientes

mi oreja de caballo

mi árbol en el Prater

mi cuerno espiralado

mi portamonos

mi fin de invierno

mi alcaucil

mi medianoche

mi contador regresivo

 

(¡Da capo!)

 

 

RETORNO A TI MI NIÑO MUERTO

[Poema - Texto completo.]

Tengo un niño yace enterrado

con dos ojos-ojos azules

dos ojos del color del pomito de olor

y las aves trizadoras de Etiopía acuden en bandadas

en torno a sus dos ojos azules para arrancarlos con sus picos

y los pequeños cisnes de Seckau

que querían venir al bautismo

se han vuelto volando

mi bello niño muerto yace sobre mí

y encima de mí ha respirado

yo oía sus largos alientos dormidos

parecía el murmullo de las hojas en los árboles estivales

cuando bajo la techumbre de esos árboles él y yo nos acuclillábamos

y las hojas verde esmeralda murmuraban

y él me miraba desde sus ojos azules

y los árboles seguían murmurando luego y murmuraban:

pronto estará muerto.

pusimos luego en la iglesia su ataúd

tenía tan sólo una pequeña ventanita

por la que él miraba hacia afuera

es mi niño

y se llamaba como el cielo azul y el arrebol

y el viento matinal en primavera y las hojas en la copa murmurante

y el narciso y el más bello de los días

y aunque le había cerrado los ojos

los párpados volvían y volvían a elevarse

tenía ojos azules y una redonda naricita

y una boca entreabierta con dos hermosos dientes

era un varoncito

era un regalo como jamás lo había antes recibido

lo amo por sobre todo

está muerto

ya no volverá jamás

a mi brazo izquierdo a mi brazo derecho a mis dos brazos

a mis pechos yaciendo sobre mí yo inclinada sobre él

las aves todos los arroyos todas las piedras todas las nubes todas y el humo

vienen a la ventanita y contemplan a mi niño muerto

yo le tejo una guirnalda de diente de león silvestre

le entrelazo un suave cestillo para el rostro

plantaré sus ojos azules en la tierra

como un par de flores de azafrán

derramaré sus cabellos rubios

esparciré su boca su nariz su piel

sus rodillas y muslitos

sus uñas sus lugares rubicundos en los pliegues del codo

jugaba con pequeños caballitos y borriquillos de crin rizada

con espiralados caracoles a la vera del camino

y soplaba en sus cuernos

y se posaba gozoso las antenas de las mariposas

y compartía con las lilas

las nubes de lluvia y a las bellísimas nubes saturadas de la siesta

a los balcones los conocía por su nombre

y como Miró escribía en ellos:» s 5«,» s 5«,» s 5«, y sin cesar

salteaba muchas cosas

y arriesgaba los saltos más osados de hocico a hocico de oveja

hasta que la lana se desgreñaba más y más

le gustaba encrespar el agua con la mano

y yo arreglaba cosiendo su peinado

él sacaba hacia adelante la bandera negra

y a su horquilla le ponía un asta

la mandaba a buscar el cordero pascual de mansa errancia

e iba por la punteada curvatura de un arbusto maduro de viburno

se iba a menudo con mi sombrilla azul

yo gritaba detrás de él y lloraba por su dulzura

 

(él está muerto él es mi todo)

Tomado de:

https://revistanuevosdiaspremium.com/la-poesia-triste-de-friederike-mayrocker/

 

 

Bajo la bóveda craneal

 

 

para Ernst Jandl

 

 

 

he olvidado poemas

 

que quería poner por escrito también poemas

 

a medias/ el trasto de leche bajo el sillón/ cuando miraba al amigo

 

lo veía por la mañana como cuando niño

 

sentado a comer entre la mamá el papá y los hermanos/ de pronto

 

lo vi de tal forma y otra vez era el chiquillo cuchareaba

 

el porridge y la sopa y bebía leche caliente, luego por la noche

 

la luz del quinqué sobre la mesa, junto a la madre

 

que remendaba ropa, etc. Nunca lo vi, pero lo tengo frente a mí

 

si ahora lo observo, a esta edad. Era

 

el poema o el juicio final, y me puso bastante triste

 

hasta que lo anoté por escrito, lo penúltimo:

 

sus cimientos se perdieron/ Matador

 

 

Canto del invierno

 

 

la ropa interior transitoria todo el torso vibra toda la hierba

 

tiembla en mi tórax, y de mí brota la hierba

 

y desde mí la hierba del cuerpo con la que el cuerpo siempre

 

se diseca amarillo paja amarillo en flama: vulnerable al ataque, henchido

 

y luego brota y recala con dulces campanadas y provisto

 

el cuerpo entero con el tono de campana y el tono de celesta

 

por eso puede cantar y tararear, tan pronto que la cabra se repite y derrite, ahora estoy

 

muy mal empacada, no es el cuartito correcto etc.

 

y me exprimo a mí misma: ropa de noche húmeda y fría 3 veces cambiada

 

y peleo por respirar estoy exprimida y jadeante como la carta

 

más bella esa que llegó como la carta más bella de la noche y junto a mí

 

junto al hada, la almohada, junto al hada etc., que reposa junto a mí

 

toda la noche como un hada entre el cabello y la cabeza y que yo hago chocar

 

en el sueño, que eso crepita, así que el papel de la carta crepita y yo

 

despierto del sueño profundo, que suena como el tono de campanas, tono de celesta

 

y con ternura crepita la noche entera un ministro de lo nocturno mientras los cabellos

 

quiero decir mientras cabeza y pelo crepitan en tu carta, escribo

 

a C. F. mientras tu canto durante el canto de un árbol nevado

 

frente a la ventana — en lo masivo del corazón aborda, asciende,

 

la ola del cuerpo se desagua (desawater) –: ¡porque ahora es todo tan anglófilo! –

 

etc., y de cucú por Moscú aquella vez, vaya lago y unas gotas de rebaño

 

y casa y perro, hirsuto, después de tantos años y de tanto ir a los nenúfares

 

Krumme Lanke, Berlín, ahí me hospedaba, o en invierno las novicias

 

flotantes la pareja sobre el hielo en añicos, los ojos

 

luzazulados del muerto Hans Ulrich Minke, en Rias Berlin ¿cierto?, o en invierno

 

las miradas cristalinas sobre el hielo, nieve envuelta en atados,

 

hielo polar en las callejas, remo con los brazos abiertos por la pista

 

congelada o extendida en el tiempo, los brazos porque cuelga tanto de ellos:

 

red profunda llena de peces y ampollas y pan y pelaje oh salón de invierno:

 

de Chirico Matisse y Picasso: los pelos amarillos de las damas. Cómo

 

murmura el pasto de montaña esa comitiva en la oreja noche y día, y carne

 

lozana de mejilla, a saber, los cachetes henchidos de los mil vientos,

 

y esa nieve que penetra mi cámara, de forma tal que la maleza azul de la mañana

Tomado de:

https://www.elipsis.ec/traducciones-1/poemas-para-ernst

 

 

DESDE LA VENTANA ESOS ARBUSTOS BLANQUECINOS

 

clemátide o nieve. Espero los días con ilusión

 

de encuentro y claro de luna monótono, mientras escribo poemas

 

ensimismada en lo sagrado en lo benévolo, en mí

 

una asombrosa alegría. Mientras las cartas enmohecen

 

bajo la lluvia en el buzón. Sutil ventana

 

de peonías estriadas, cicatrices y afuera el

 

mundo colapsado.

Tomado de:

https://poemashumanos.com/2020/04/11/friederike-mayrocker/

 

 

inventario de un lapso de vida

 

 

en mi mochila

un tronquito de tomillo

dos monedas

un lápiz romo

anotaciones arrugadas

migas de galleta

una pinza verde para la ropa

la tarjeta de visita de una germanista japonesa

un peine pequeño y desdentado

las hormigas de Dalí sobre una hoja de música

 

 

mejor viajar en los pensamientos, Hokusai

 

 

sobre la espalda, o bajo la lámpara

correr al pie del Fuji y mirar hacia arriba

la punta nevada, las botas de nieve

húmedas y frías, el collarín marchito.

Cómo, pregunto, indagación de la distancia

con los propios pies, cómo, pregunto, experiencias de la distancia

con los propios ojos. Como unir la nostalgia por la distancia

con lo sedentario. Como, pies y ojos,

lágrimas y placer.

Tomado de:

http://cactusverbal.blogspot.com/2015/09/cuatro-poemas-de-friederike-mayrocker.html

 

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