sábado, 18 de febrero de 2023

POEMAS DE REGINO E. BOTI


Luz

Yo tallo mi diamante,

yo soy mi diamante.

Mientras otros gritan

yo enmudezco, yo corto, yo tallo;

hago arte en silencio.

 

Y en tanto otros se agitan

con los ritmos batallo

y mi nombre no agencio.

Yo soy mi diamante,

yo tallo mi diamante,

yo hago arte en silencio.

 

 

Las bóñigas

Entre el siena húmedo

con olor agrario de las boñigas,

son amapolas inquietas

las crestas de las gallinas,

chispas del iris las moscas,

carbón con patas las hormigas.

 

 

Constelaciones

Con las sedantes horas de la tarde

que arropan en matices las distancias

la luz mueve sus débiles prestancias

ante la pira que en ocaso arde.

 

Vibra en la claridad póstumo alarde;

azuza el resplandor sus arrogancias;

fugan olas y frondas en fragancias

y se abre un bruno tornasol cobarde.

 

La noche, por ingente poderío,

cuaja su toga heráldica de estrellas

mientras que predispone a meditar.

 

En tanto que la lumbre del bohío

es _de la sombra en las azúreas huellas_

otra estrella que sube de la mar.

 

 

La fiesta galante de mi choza

Como yo la esperé, también mi choza

con su alma sin vida la esperó;

y la ausente –esperanza vagabunda–

para hacerme poeta retornó.

 

A la puerta insegura de mi choza

la esperada viajera se acercó;

y, elevando su espíritu a lo Eterno,

por el juro olvidado suplicó.

 

Y sus pasos sonaron en mi choza

como la cadencia de un rondó,

y vino estremecida hasta mi lecho

como ave que el vuelo fatigó.

 

Sintióse renacer toda mi choza

amparando a la ausente que llegó:

vestía un traje rojo, que encuadraba

su cuerpo en una cárdena visión.

 

Fue la fiesta galante de mi choza

cuando a la viajera recibió;

hubo entre sus tabiques alegría,

de su techo la dicha descendió.

 

Fue la fiesta galante de mi choza,

y a la suspirada amiga dio

apartado recinto para el culto

natural y candente del Amor.

 

Cuando hubo oficiado de mi choza

el semidiós pagano del Dolor

y llevé a la Anhelada hasta el sagrario

del Lecho –que su carne consagró;

 

cuando la Vida era sólo espasmo

y gemido y protesta y conmoción,

de las blancas paredes de mi choza

un himno a su belleza se elevó:

epitalamio para el Rito oculto

y aleluya triunfal para el Amor!

 

 

Erotismo

Frente a la luna argentada

del espejo, se retoca

el carmín que da a su boca

los tintes de la granada.

 

Frente a la luna argentada

del espejo, se está en pie;

y, desnuda, es rosa-té

sobre la alfombra encarnada.

 

Frente a la luna argentada

del espejo, le provoca

el carmín que da a su boca

los tintes de la granada.

 

Sobre la luna argentada

del espejo… ¡yo bien sé

que ella besuqueó el muaré

de su piel inmaculada!

 

 

En la barbería

Así que la aurora deja caer su car

mín en las nazarenas mejillas del

alba fugitiva, el mar se riza las cren–

chas cabe el verdegueante toldo de los

manglares, a los que las tijeras del

tiempo les ha recortado al ras la pe–

lambrera encrespada.

 

 

Para tu piel sensual

Mirándote desnuda junto al lecho,

como un ensueño que se hiciese vida,

pongo un beso de amor –ala encendida–

entre las prominencias de tu pecho.

 

En tanto bebo la fragancia suave

que tu piel de fémina hace heliotropo

pienso (parce que desciende un copo)

pienso y macsullo: (se levanta un ave).

 

“Afrodita surgió de entre la espuma,

rompiendo los cendales de la bruma,

al son de los vibrantes caracoles;

 

y tú, más blanca de la concha misma

para tu piel sensual hiciste un prisma

que trueca el nácar en fugaces soles...”

Tomado de:

https://www.poeticous.com/regino-e-boti?locale=es

 

 

ANSIAS

 

Se me van los ojos buscando las lindes.

¿Por qué no estar en todas

partes a la vez?

 

Querría sentirme en las sierras,

en los valles y llanuras,

en los ríos y el mar a la vez.

 

Nacer y morir en el Todo

entrando en las cosas inermes y ser

grosera materia ignorante y fecunda,

Átomo pensante y consciente a la vez.

 

Guijarro e idea, brazo y ala,

instinto y sien,

celaje y pantano y voz y silencio

y odio y amor a la vez

 

 

CIELO CARNAL

 

(Proemio)

 

Solos con nuestras cuitas en la alcoba,

frente a la blanca luna del espejo,

la atraje hasta mi hombro con un mimo

y la retuve con la miel de un beso.

 

Tendió sus dulces alas el abrazo;

y en la doble clausura comprimidos,

mudos, con el silencio de los éxtasis,

como un junco a otro junco nos torcimos.

 

La voluptuosidad, onda de fuego

que se quiebra en las playas de la vida,

puso la somnolencia en nuestros ojos,

borró de nuestros labios la sonrisa.

 

Como el loto que dobla su penacho

mustiado por el tedio de la tarde,

rendida a mis palabras inclementes

con mano inquieta desciñose el traje.

 

Profanando su olímpico arrebato,

la acompañé en la erótica tarea

hasta que vi brotar bajo el encaje

la rósea malla de sus carnes tersas.

 

En torno a aquel mutismo religioso

recitaba el placer su canto obsceno,

y nos estremecimos asustados...

de vernos en la luna del espejo.

Tomado de:

http://www.poesiaselecta.com/poereginoeboti.html

 

 

ÁNGELUS     

 

Rayas sombrías y luminosas.

Verticales: los postes. Horizontales: la playa,

los raíles y los regatos. El día

preagoniza. El crepúsculo palia

con sus rosas los grises.  En la salina

el molino de viento que, en el negror, es dália

gigante y giratoria.

 

Y en el ángelus hay ruido

como el de las alas de la Victoria.

 

 

 

FICCIÓN DE LA MADRUGADA

 

El cosmos íntegro está en mí.

En la madrugada, mientras leo,

me acompañan la luna y el jardín

Un ruído lejano que recuerdo, un ruido

audaz y propulsor. Inquiero

también con la mirada. En el bruñido

manojo de cuertillas una mariposa

que aletea, con el mismo ruído

lejano, lejanísimo, de un aeroplano

en su marcha caudalosa.

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/cuba/regino_e_boti.html

 

 

No sé por qué te amo

Buen tiempo después,

del gran cataclísmo

que te extraña mente

confusa y desesperada

entre tu amor y el mío creara,

rompo poco a poco

mi agobiante y triste silencio.

 

—No sé por qué.

Así tan simplemente

como lo diría un niño cohibido

por una amenazante pregunta de su padre,

yo me digo: —No sé por qué te amo,

no sé por qué aún te amo.

 

No creo que tan solo sea

porque eres muy hermosa,

pues, no tengo gustos tan superficiales.

Tampoco creo que sólo sea

por tu pequeño y delgado cuerpo,

pues ahora es más estrecho.

No creo que solo sea

Por la combinación que una vez,

tu corto y suelto peinado,

tu encendido y fresco rostro,

con tu cuerpo bien torneado

abrazado por tu perfecto vestido,

para mi posaron.

No,

no creo que sólo sea por eso.

¿Por que qué se haría mi alma

cuando tu pelo no esté apagado,

cuando las suaves curvas de tu cuerpo,

por el tiempo hallan volado,

y cuando ya no esté

ese vestido encantado?

No me inclinaría a pensar

que tan sólo sea

por las pocas y hermosas veces

que a mi lado

me dijiste querer estar.

Porque nunca te tuve así

y porque más que tú, soy yo

el que a tu lado, aún quisiera estar.

No creo que sólo sea

por las cosas que te he brindado

o que te quiero brindar,

pues a otras mujeres

también se las podría dar.

En fin encanto,

no sé por qué, yo, aún te Amo.

 

En este día

Hoy siento que te necesito atada a mi cuerpo por mis brazos.

Te necesito hoy más que nunca a mi lado.

 

Hoy puedo pensar en dos bellas y encantadoras mujeres;

pero prefiero pensar solamente en una, en ti.

 

Hoy estás infinitamente lejos de mi alma

y sin embargo, te siento inmensamente cerca.

 

Hoy es martes 14 de febrero, un día cualquiera

porque en todos los días te quiero, te recuerdo, y te amo.

 

Hoy me siento sin alma, inseguro y muy deprimido

porque no sé si quiero ser tu amante o quiero ser tu amigo.

 

Hoy sé, que un sábado el destino me empujó a conocerte

para que sólo en la calle, algún día, nuestros ojos se vean.

 

Hoy he escrito los versos más tristes de esta vida,

más porque soy un tonto, y más porque aún, te amo.

 

Humo fui para ti

El humo, es aspirado a tus pequeños pulmones

sin que tu alma note diferencia alguna

en cada porción que tu estrecho pecho absorbe.

Porque solo quieres, con transparente humo, colmarte.

 

El humo es el lento, silencioso y fino enemigo

que todo llena en tus monótonos pulmones.

Y tontamente, en tu cuerpo, lo dejas entrar,

porque prefieres como amiga de tu enemigo, quedar.

 

El humo deja su oscuro y candente veneno

en tu roja y estrepitosa sangre de mujer ardiente.

Y sin embargo, tú, sientes entrar la vida,

porque ingenuamente prefieres vivir en la muerte.

 

Yo, también, fui humo en tu joven y llamativa existencia,

porque con fuerza y disimulo agrado, en tu vida me colé.

Pero al contrario, el viejo veneno lo pusiste tú en mí.

Luego al aire, como si no me quisieras, me dejaste salir;

para disolverme,

por siempre en esta vida,

frente a ti.

 

Sin título

Estaré donde me sientas.

 

Si me sientes lejos estaré aquí,

escribiendo un poema para ti

porque sé, que no me quieres ya.

Si me sientes cerca, entonces estaré a tu lado,

estaré mudo, o talvés hablando

como muestra, de tu poca sinceridad.

 

Pero si me sientes muy cerca, entonces

estaré dentro de ti.

Y sólo así, me sentirás de veras.

 

Sentirás en tus venas

las cosquillas de mi sangre,

estrepitosa, alegre y caliente

mezclándose con tu sangre,

también alegre, pero aún, más caliente.

 

Sentirás tu corazón latir

a un ritmo más rápido y seguro,

porque en cada uno de sus pulsos

irá plasmado el vigor de mi latir.

 

Sentirás mis labios frotando en tu boca

como serían en un largo beso,

tratando de hurtar el perturbador sabor a hembra,

que en tu lengua reina.

 

Sentirás mis deseos bajar locamente

por tus brazos, camino a tus manos.

Manos que ya no serán las tuyas

sino, manos que se tornarán en las mías.

 

Quizás, como pudo haber sido en tu primera vez

sentirás miedo: ¿Qué hará? Pensarás.

Pero luego, sedada por mis tiernas palabras

sobre el lecho blanco, y, mucho más que entregada:

dejarás caer tu nítido y añorado cuerpo desnudo.

Para que con una mano,

tus pequeños pechos hinchados,

poder acariciar con loca pasión y deseo.

 

La otra, mi derecha,

correrá en tu liso vientre, hasta enredarse

en el oscuro y espeso monte de Venus,

que camufla tu deseada vulva.

 

Allí sentirás el excitante juego

de mis traviesos dedos,

hurgando y buscando, la extreme explosión

de tu pequeño y gran cuerpo.

Cuerpo de mujer, y cuerpo de diosa.

 

Si me sientes muy cerca, entonces

estaré dentro de ti.

Y solo así, me sentirás de veras.

Tomado de:

https://elioantonio.cubava.cu/poemas-interesantes/

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