domingo, 12 de febrero de 2023

POEMAS DE ROBERT NYE


Jugadores

 

Dos apuestas hizo mi padre el día en que murió.

Encontramos el resguardo doblado en su cartera.

Ambos caballos perdieron. Esa es mi herencia.

No es por nada, no, excepto este absurdo resquemor

De querer dejar sin blanca a la jodida casa de apuestas

Tan solo una vez antes de morir. Solo una, por favor, Dios.

No es por el dinero, aunque estaría bien,

Es en venganza de tantos años de pronósticos adversos.

 

 

La rata

 

Vi una rata en la carretera, muerta,

Y pasé a su lado echando un rápido vistazo a

La criatura que yacía boca arriba

Bañada en su propia sangre

Con las garras extendidas para capturar o conservar

Este día tan soleado en el que encontró su final.

No había intentado huir

Sino luchado contra su fatal destino.

Ahí yacía, en su túnica de sangre, una reina.

No me gustan las ratas

Pero aquella muerte de rata le sentaba tan bien

Que me paré un momento en el camino

A llorar de pena por ella.

 

***

 

Velas

 

Vemos dos velas juntas derretirse

En su última hora, preguntándonos si

Cera y mecha se retuercen

De odio, codicia o incluso amor.

Un fuego así ilumina el pensamiento

Mas un sabor a sebo deja.

Grasiento y ahumado el corazón insaciable

Mantiene aún su brillo intacto;

Un cristal duplicando cada llama brillante

Procura más luz mas no exacta

A esta cuyo aroma sostiene

En las velas nuestra incandescencia.

 

***

 

Oyentes

 

Escucha el silencio en el cristal

Contra la atenta lluvia.

Todo duerme en la casa silenciosa.

Despiertos la lluvia y el cristal

Esperando toda la noche un ruido

Que nadie producirá.

 

Todo duerme en la casa silenciosa.

Despiertos la lluvia y el cristal

Escuchan el silencio en el cristal

Contra la lluvia atenta

Toda la noche esperan un ruido

Cuyo silencio no romperán.

Tomado de:

https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-robert-nye/

 

 

Casi un danzante

 

Una vez, en una colina en Gales, un día de verano

 

Casi dancé al creer descubrir la alegría.

 

Más de una hora pasé tumbado

 

Contemplando las nubes, soñando.

 

Mientras allí yacía escuché el canto de una alondra.

 

Era una canción tan dulce que tocaba el filo del dolor.

 

Soñé que mi pelo era uno con las hojas

 

Y que mis piernas se enraizaban en la tierra.

 

Riendo despierto, allí tumbado al sol

 

Supe que no había más que saber.

 

No es de extrañar que al incorporarme

 

Me apeteciera danzar. Casi dancé,

 

Casi dancé de alegría, casi lo hice.

 

Pero algunos no danzan, y ya está.

 

Una noche sin duda yaceré para siempre

 

Y cuando lo haga quizá finalmente dance.

 

Mientras tanto guardo el recuerdo de aquel día

 

En el que casi dancé, una vez, en Gales.

Tomado de:

https://eldesvelo.es/casi-un-danzante-un-poema-de-robert-nye/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario