miércoles, 7 de agosto de 2024

POEMAS DE JAIME HUENÚN

 


De “Puerto Trakl”

 

 

 

“Y si vienes a morir a Puerto Trakl,

 

no bebas de mi vino”, dijo el tabernero.

 

Este bar no es la morgue de los ángeles

 

ni el cementerio de los fantasiosos.

 

Muchos hombres han cruzado el océano

 

por un jarro de cerveza, por una copa

 

de ginebra caliente.

 

Nadie aquí tiene patria ahora y navegar

 

cansa más que la nostalgia y el amor.

 

Escucha, solo escucha el estruendo del oleaje,

 

mientras el mirlo clama

 

entre las ramas y el viento.

 

 

 

Como una manera triste de predecir

 

miro el paso de las nubes sobre el puerto.

 

Sé que mi suerte no está

 

en ninguno de esos nimbos que regresan al mar

 

movidos apenas por el viento de la literatura.

 

“Profetizar me asquea”, podría decir

 

y, sin embargo, allá va mi vida,

 

sobrepasada por pájaros que llevan

 

todo el tiempo del mundo entre sus alas.

 

 

 

Una mujer escrita en la arena,

 

soñada por torvos marineros desaparecidos.

 

La longitud de su pelo alcanza

 

los oscuros ojos de los peces yacentes.

 

El musgo de su sombra cubre

 

las roídas murallas de los astilleros.

 

“La felicidad es una sombra”, dice

 

mientras la tormenta imaginaria inunda

 

los quebrados ventanales del puerto.

 

 

De “Fanon city meu”

 

 

Vivir en Ciudad Fanon no era más

 

que vaciarnos de sudor y de memoria.

 

Era ir los viernes por la noche

 

a los tambos cuzqueños olvidados

 

y mercar allí, sin dios ni ley,

 

los poderes infinitos de la coca.

 

Con los chasquis bebíamos cachaza

 

de favelas sitiadas por la DEA.

 

Escribíamos después en las murallas:

 

“Your name is puta$, your name is okaso”.

 

 

 

Seguimos el Sendero Luminoso

 

convocados por los apus

 

de los cerros de Ayacucho.

 

Nos armamos con los rifles de Guzmán

 

y huaracas que tejimos

 

con pulido cuero andino.

 

En la sierra se unieron a nosotros

 

tribus campas, gente quechua

 

y unos vagos morenos amazónicos

 

que debían varias cuentas a la ley.

 

Nos barrieron en El Yuro sin piedad,

 

y dejaron nuestros cuerpos

 

al arbitrio de las moscas,

 

al regalo de los buitres.

 

Desde entonces caminamos sin destino

 

por los guetos y las ferias

 

de los zambos cimarrones.

 

Y en las noches robamos las monedas

 

a la sucia y fea fuente

 

de las viejas utopías.

 

 

 

El Señor de los Cielos trajo el agua,

 

la comida de los niños, medicinas.

 

Su empleado Moctezuma diligente

 

repartía las cajitas con regalos.

 

Al final nos entregó cuarenta rifles

 

con un sello grabado en las culatas.

 

“Sean justos y disparen en mi nombre

 

cada vez que mi gente se los pida”.

 

Ahora somos su rebaño predilecto,

 

una grey que no le falla ni le miente.

 

Ahora somos una tropa fiera y santa,

 

los guardianes bien templados de su honor.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2016/07/poesia-chilena-jaime-huenun/

 

 

FOGÓN

 

Menos que el silencio pesa el fuego, papay, tu

gruesa sombra que arde

entre leños mojados;

menos que el silencio a la noche

y al sueño,

la luz que se desprende

de pájaros y ríos.

 

"Hermano sea el fuego", habla, alumbra

tu boca,

la historia de praderas y montañas

caídas,

la guerra entre dioses, serpientes

de plata,

el paso de los hombres

a relámpago y sangre.

 

Escuchas el galope de las generaciones,

los nombres enterrados

con cántaros y frutos,

la lágrima, el clamor de lentas caravanas

escapando a los montes de la muerte y la vida.

 

Escuchas el zarpazo del puma

al venado,

el salto de la trucha en los ríos

azules;

escuchas el canto de aves adivinas

ocultas tras helechos

y chilcos florecidos.

 

Respiras ahora el polvo de los nguillatunes,

la machi degollando el carnero

elegido;

respiras ahora el humo ante el rehue, la hoguera

donde arden los huesos del largo sacrificio.

 

"Hermano sea el fuego", dices retornando,

el sol ancho del día

reúna a los hermanos;

hermano sea el fuego, papay, la memoria

que abraza en silencio la sombra

y la luz.

 

Papay es el nombre afectuoso que se da a las ancianas.

 

 

PURRÚN

 

Yo la miro

danza

canelo florecido lleva en sus manos

danza

sus pequeños pies llenos de tierra

danza

flores del ulmo y miel en su cabello

danza

ríe y danza

bebe su muday

Yo la miro

yo no danzo

y el polvo que levanta el baile

me oculta

ante sus ojos

 

Purrún: baile colectivo usado en el "nguillatún" y otros ceremoniales.

 

 

 

HERMANA

 

Aquellos ojos del color del color,

a una altura gris, miran

copihues, hilos de agua.

 

¿Es por el viento de esta hora su silencio o

son abejas borrachas

trayendo miel y sangre

al panal de sus sienes?

 

Porque el agua es hermosa,

y el cielo es hermoso

y ambos son buenos amigos -dice.

 

Porque la luz es mi alma en la estrella,

y mis pechos son fuentes de luz.

 

Porque callados sabemos lo que somos:

el águila y el cisne,

el venado y el puma,

montañas, manantial y viento,

sementeras de la eternidad.

 

Los versos en cursiva pertenecen al poeta Pablo de Rokha.

 

 

MARERA

 

Detén el mar, hermana oh,

detén el mar entre tus piernas.

 

Detén el sol, hermana ya,

detén el sol fijo en tus ojos.

 

El sol y el mar harán rulamas

que sacaremos de la roca.

 

Y jaibas grandes y rojizas,

y lunfo y luche y cochayuyo.

 

No mires mal, hermana no,

no mires mal hacia la Isla.

 

Huenteao habla en cada ola,

y con sus nubes tapa el sol.

 

Báilale bueno un cielito,

tócale banjo y mandolina.

 

Se reirá el Viejo en la Piedra,

y hará que el sol vuelva a salir.

 

Los viejos Huilliches de la provincia de Osorno aún realizan el viaje

ritual y alimenticio hasta las playas de Pucatrihue. Allí, después de

hacer rogativas a Huenteao, se convierten en mareros, pescadores y

recolectores de orilla que trabajan el mar para vivir.

 

 

CEREMONIA DE LA MUERTE

 

Uno

(Forrahue)

 

"...alzaban sus manos

ensangrentadas al cielo..."

(Diario "El Progreso" de Osorno

21 de octubre de 1912)

 

No hablábamos chileno, mi paisano,

castellano que lo dicen.

Copihue sí, blanco y rojo,

flor de michay,

chilco nuevo.

No sabíamos de Virgen ni de Cristo, padrecito,

ni del Dios en las Alturas.

Jugábamos tirándonos estiércol de caballo en los potreros;

robábamos panales a los ulmos y a los moscos,

y pinatras a los hualles de la pampa;

mirábamos desnudas bañarse a las hermanas

con manojos de quillay en el arroyo.

Malo era.

Sí.

Por eso vino envidia y litigio y carabina;

por eso se volvieron lobos los venados y los peces.

Malo era, paisanito, malo era.

Comíamos caliente el crudo corazón de un cordero

en el lepún;

rezábamos huilliche al ramo de laurel

junto a la machi;

matábamos con fuego al que mete huecuve

contra el cuerpo y contra el alma.

¡Brujo diablo, anda vete! decíamos escupiendo,

y el bosque más espeso

escondía a la lechuza.

Malo era, malo era.

No sabía vivir el natural antes amigo, no

sabía.

Las mujeres se preñaban en lo oscuro y en lo claro,

y los hijos se criaban a la buena

de los bosques y los ríos.

Así era, mamita, así fue:

las estrellas dejaron de alumbrarnos

la sangre de repente,

y tuvimos que ocultarnos como zorros

en montañas y barrancos.

Tomado de:

http://www.letras.mysite.com/huenun1.htm

 

 

EN LA CASA DE ZULEMA HUAIQUIPÁN

 

Junto al río de estos cielos

verdinegro hacia la costa,

levantamos la casa de Zulema Huaiquipán.

Hace ya tantas muertes los cimientos,

hace ya tantos hijos para el polvo

colorado del camino.

Frente al llano y el lomaje del oeste,

levantamos la mirada de mañío

de Zulema Huaiquipán.

Embrujados en sus ojos ya sin luz

construimos las paredes del sueño.

Cada tabla de pellín huele a la niebla

que levantan los campos de la noche.

Cada umbral que mira al río y los lancheros

guarda el vuelo de peces y de pájaros.

Bajo el ojo de agua en el declive

donde duermen animales de otro mundo

terminamos las ventanas.

Y en la arena hemos hincado nuestras sombras

como estacas que sostienen la techumbre

de la casa de Zulema Huaiquipán.

 

 

LIBRO

 

Sólo puedo leer tu cara, huenún jaime luis,

sietemesino feo, sólo

puedo leer tu mitad hijo,

tu mitad hueso y calavera encarnada,

tu débil número negativo

hecho de cuarteada eternidad y carne.

Sólo puedo leer tu mitad

padre, hermano, aquel

que diariamente sale a conseguir

una mísera ración de estrellas, exiguo alimento,

de palabras que no saben todavía ni

siquiera balbucear.

Sólo puedo leerte al lado de Otro,

sólo junto a los conjuntos rotos de tu madre,

sólo solitario pero nunca solo,

mal ladrón de la blancura de las Páginas.

Sólo puedo leerte juntando las letras

de tu vuelo de mosca reventado

al pie de un poema de Tu Fu.

Sólo puedo leer tu raíz falsa, huenún

jaime luis, hombre

o duende porfiado o malo de la cabeza,

sólo puedo leer la mitad

del aire que te hace viejo,

la otra mitad la ganas

con el sudor de tus ojos

y aquello

no tiene explicación en mi alfabeto.

Tomado de:

https://vuelapalabra.com/puerto-trakl-y-otros-poemas-de-jaime-luis-huenun/

 

 

Envío a Anahí

 

 

 

Era madrugada y yo 

 

cortaba flores para ti en mis libros de poesía.  

 

Llovió largo sobre el mundo y en mi sueño 

 

se abrieron los primeros rojos brotes de poroto. 

 

Hacia el bosque volaron los güairaos,  

 

y el tue-tue cantó tres veces 

 

sólo para confundirme. 

 

Amanecí después: mariposa era el cielo,  

 

liebre era la tierra corriendo tras el sol. 

 

Te vi luego zumbando en las celdillas de la miel,  

 

haciendo olas en la blanca 

 

placenta de tu madre. 

 

La muerte es lo que escribe 

 

el agua sobre el agua, me dije contemplando 

 

el rocío de las hojas. 

 

Lloré, entonces lloré, 

 

sólo por el delirio de respirar tu aire.

 

 

Cantos

 

Un notro es la mañana

donde habitan

los tordos.

 

Árboles fantasmas

en tu sombra

hay.

 

Honda vuela el agua

sobre el sol y el bosque.

 

Negra golondrina,

sales de mi sueño

y entras en la tierra

sin voltear.

 

Mariposas

en el cardo

que todos evitan.

 

Fuegos de montaña,

cenizas del sol.

Mediodía en mi

provincia.

 

Escribo mi poema

en las hospederías del bosque.

Los pájaros vuelan

y borran con sus cantos

lo que escribo.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2009/11/foja-de-poesia-no-jaime-huenun/

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