en vez de ejecuciones,
piensa erecciones muertas
Ojalá el día no hubiera.
El amanecer ha reclamado
un cielo más, sus pájaros.
Miro desde mi ardiente
hoguera los cuellos rotos.
Alguna vez, este lote
acogió flores silvestres₋
nada peor que flores silvestres
magulladas. Querido
amanecer, máscara de muerte
a la que me he
acostumbrado, enséñame
algo bonito
no más pesado
que un colibrí.
la permanencia del objeto
[para
John]
Nos despertamos como sorprendidos de que el otro siga aquí
cada uno palpando las sábanas para estar seguros
Cómo nos las hemos arreglado para llegar
a esta cama–endeudados con el calor como el amanecer
con la luz. Aun cuando no somos tan
vanidosos de pensar que todo
ha conducido a esto, todo ha conducido a esto.
Hay un nombre para el animal
que el amor hace de nosotros– nombrado, pienso
como la lluvia, por el sonido que hace.
Eres el animal por el cual otros animales
son nombrados. Hasta que no haya nadie para reir,
los días empezarán con la misma sorpresa
y terminarán con orugas hartadas en asclepsias.
O, cómo entretenemos a los ángeles
con nuestra breve animación. O,
cómo te voy a extrañar cuando estemos muertos.
candelabra con cabezas
Si no hubiera traído mi mente conmigo
como está hecha, esta cosa,
esta prole de maniquíes, encapullados
y montados en un andamio de madera,
podrían ser ocho infantes envueltos y dormidos.
Podrían ser ocho dedos carnosos en una mano.
Podría ser un árbol genealógico con ocho fotos
en marcos. Los arreglos que ocurren en el cerebro.
¿Los ves ahí colgando? Su sombra
es una horda saqueando recuerdos a los árboles.
La piel se encoje y se parte. El cuerpo supura
grasa color yema. ¿Los hueles ahí
quemándose? Su perfume trepa
como glicinas en espalderas.
como glicinas en espalderas.
quemándose? Su perfume trepa
grasa color yema. ¿Los hueles ahí
La piel se encoje y se parte. El cuerpo supura
es una horda saqueando recuerdos a los árboles.
¿Los ves ahí colgando? Su sombra
en marcos. Los arreglos que ocurren en el cerebro.
Podría ser un árbol genealógico con ocho fotos
Podrían ser ocho dedos carnosos en una mano.
podrían ser ocho infantes envueltos y dormidos.
y montados en un andamio de madera,
esta prole de maniquíes, encapullados
como está hecha, esta cosa,
Si no hubiera traído mi mente conmigo
¿Quién puede ver esto y no ver linchamientos?
Tomado de:
https://wp.nyu.edu/gsas-revistatemporales/dossier-poemas-de-nicole-sealey/
fuerza histérica
Cuando escucho que a un mochilero
lo fulminó un rayo pero sigue vivo,
o que un niño levantó un sedán de dos toneladas
para rescatar a su padre que quedó atrapado,
o que una campista luchó con un oso gris
con sus propias manos hasta que alguien,
un cazador tal vez, lo mató de un disparo,
pienso en las personas negras:
la fuerza histérica que debemos
poseer para sobrevivir solo a existir,
algo que temo que muchos creen, y
tratan como, una anormalidad.
Historia clínica
Estuve embarazada. Tuve sexo con un hombre
que tuvo sexo con hombres. No puedo dormir.
Mi madre tiene, la madre de mi madre tenía
asma. Mi padre tuvo un ACV. La madre
de mi padre tiene presión alta.
Mis dos abuelos se murieron de diabetes.
Yo tomo. No fumo. Xanax para viajar en avión.
Propranolol para la ansiedad. Veo mal.
El viento me estremece. La prima Lilly se murió
de un aneurisma. La tía Hilda, de un infarto.
Al tío Ken, tan sabio que era, lo atropelló
un auto como para refutar cualquier teoría
a la que quiera llegar con esto. Y, según entiendo,
las estrellas en el cielo ya están muertas.
Imaginar a Sísifo feliz
Dame esta noche para ser inconsolable,
para que
la pulsión de muerte no se
declare, para que la luz de la luna no convenza
al alba.
Yo nací antes del alba
—cuando la mañana usa la máscara de la noche,
la
temperatura de la sangre, una boca
trémula en duelo—. ¿Cómo
escribimos
nuestro dulce nacimiento, la altura
que teníamos? —¿éramos dioses empujando estrellas por
un cielo
de parhelios, como escarabajos? —.
Somos algo entre dios
y mineral,
ángel y animal,
esperando que algo tan sagrado como el sol se alce
y caiga
como una bestia común.
Los venados huelen a los cervatillos sin vida antes de
irse,
los elefantes
rodean los cráneos y los colmillos
de sus muertos —ninguno quiere dejar
los huesos
atrás, ninguno sabe
que irse va a paliar la pérdida—. Pero las aves
se
arrancan sus propias plumas, los perros
se lamen hasta lastimarse. Permitime este
lujo. Dame
esta noche para cortar
y salar el hueco. Dame una pala
para
arrancar la mandrágora y escuchar
su grito. Dame un rostro que sufra su labor
tan cerca
de la piedra, que sea
piedra. Prometo volver a entrar a la carne.
Prometo
ascender en círculos.
Prometo ser feliz mañana.
Incluso los dioses
Incluso los dioses malogran el azul que se despliega.
Incluso los dioses malinterpretan la inclinación de las anémonas hacia los
rayos de sol como consentimiento para consumirlas. Aun así, envidiás el caballo
que tira de su carro. Hueso de su hueso. El amasijo de aire que se marchita
basta para que no escales el Olimpo con obsequios de cosas muertas o moribundas
colgándote de la boca —tu aliento, como el mar, se aleja muy despacio—. Se
rumorea que los dioses crecen donde gotea la sangre de un hombre ahorcado.
Insistís con ser ese hombre. Los dioses se abusan de tu gracia. Aun así,
preferís vivir en el blanco diáfano y despejado, saboreando lo que les queda de
ambrosia. ¿Quién debería ser feliz esta vez? ¿Quién le trae torta a quién? Rezá
para que los dioses no malentiendan tus latidos codiciosos como si fueran caos,
el negro a partir del que fueron concebidos. Incluso los ojos de los dioses se
tienen que adaptar a la luz. Incluso los dioses tienen dioses.
legendaria
¿Tengo
que decir quién soy y todo eso?
PEPPER LABEIJA
¿Qué chica desperdicia la oportunidad
de hablar de sí misma? Yo no. Hoy no.
No te voy a aburrir con mi biografía
—solo algunos titulares de mi CV—.
Yo no aspiro a ser; el resto aspira a ser yo.
La pregunta más repetida no es
¿QHJ? Es ¿qué haría Pepper LaBeija?
En realidad la pregunta debería ser ¿qué no ha
hecho? Ya camino hace dos décadas
y gané más grandes premios que nadie.
Detesto dragonear, pero soy un desfile unipersonal,
Jehová en drag, la iglesia de vestido.
Quizás fuera de estas paredes sea intrascendente,
pero acá soy el Viejo y el Nuevo Testamento.
Tomado de:
https://escaramuza.com.uy/nota/-traduc-re-17-nicole-sealey-por-mariel-kozynski/1485
Clave
i.
“Sin duda, mostaza
“Es el condimento más sabroso”, tosió el profesor Plum—
Su boca llena fingiendo hambre de verduras.
Sólo bocadillos, señora White
preparada para los invitados del señor Boddy. La
señorita Scarlet
No tuvo tiempo de quitarse el abrigo
Antes de la comida sin lujos, que ella rechazó, y un
cóctel previo.
cóctel, que ella aceptó. Coronel Mustard
Rechazó toda comida, alegando el riesgo de manchar su
piel escarlata.
y traje dorado de la Infantería de Marina, luego se
comió las ciruelas confitadas
Eso le pasó por los bolsillos como si fuera pelusa.
Sra. White
canalizó a la variopinta tripulación hacia el verde...
casa, donde el señor Green
Estaba rumoreando, su mano uniendo su boca con la de la
Sra. Peacock.
oído en un esfuerzo por convencer al blanco-
heredera de pelo castaño que la criada que prepara los
sándwiches debe haber
envenenaron su ciruela
Vino. El galardonado vino escarlata del Sr. Boddy.
Los corredores inicialmente divirtieron a la señorita
Scarlet,
La forma en que uno se divierte con otro que tiene el
mismo nombre. Sr. Green
Me pareció extraño que el señor Boddy no apareciera y
le dije al profesor Plum que...
tanto. “Aquí estamos, hermosos como pavos reales,
y nuestro anfitrión no se encuentra por ningún lado”,
retorciendo su bigote
Como el villano en una película muda en blanco y negro.
Minutos después de comenzar el recorrido por el
invernadero, la Sra. White
presentó al señor Boddy, que yacía boca abajo con un
manto escarlata.
saúco de bayas. “Este hombre”, dijo el coronel Mustard
dijo, “está muerta. Conozco la muerte, incluso cuando
está camuflada por la vegetación”.
El descubrimiento resultó demasiado para la señora
Peacock.
aplomo habitual—
Ella se desmayó en los brazos del profesor Plum.
Cuando ella volvió en sí, él se le apareció como un
ángel blanco.
Un caballero miraría a una damisela en apuros.
Semiconsciente, la señora Peacock
Señaló a la mascota del difunto, Scarlet.
Tangara posada sobre un tubo de plomo entre el cuerpo y
un maletín que desbordaba verdor.
espaldas. Enseguida, Coronel Mostaza
Reunió una coartada sobre la admiración por las
plumerias del Sr. Boddy.
El señor Green siguió su ejemplo con su propio blanco.
versión lavada que involucra a una señorita Scarlet y
una declaración de culpabilidad por un delito menor...
II.
“La cena está servida”, dijo la señora White.
Invitando a los invitados del Sr. Boddy por sus
seudónimos
al comedor para tomar un plato precocinado
Comida recalentada. Señorita Scarlet
Pasó las elecciones, que no pasaron la prueba,
a un señor Green bastante voraz.
Nadie fingía afabilidad mejor que el señor Green.
Agitando su servilleta como si fuera una servilleta
blanca.
bandera, representando la conquista del coronel Mustard
Historias de combate. Aquí estaba la del profesor Plum.
oportunidad de encantar a cierta dama, atrapando lo que
él llamó escarlata
fiebre. “He visto pavoneos más convincentes
de un renacuajo”, bromeó la señora Peacock,
Retirándose a la biblioteca, verde
Té en la mano y una señorita Scarlet cosquilleada
La ausencia del señor Boddy fue tan descarada que hizo
que se le pusieran los pelos de punta.
ruido ni siquiera cuentos de ejemplo
heroísmo, narrado y protagonizado por el coronel
Mustard,
Podría calmarse, su presencia, según todos los
indicios, era tan aguda como la mostaza.
y vistoso como una manada de pavos reales.
Como un niño exiliado en su habitación, el profesor
Plum
Se disculpó, dando a los demás la bandera verde.
luz para hacer lo mismo. Sra. White
Estaba en la cocina fregando sartenes.
Cuando escuchó quién pensó que era la señorita Scarlet
Grito. El moho del señor Boddy.
La antigua biblioteca era la escena de un crimen, su
caída final en este blanco...
Cabalgata con los nudillos hacia la muerte. “Por los muertos”,
dijo la señora Peacock.
dijo, “la hierba es más verde
del lado de los vivos”. Mientras realizaba la plomería
El cuerpo del señor Boddy en busca de pistas, Profesor
Plum
No se encontró ninguna herida visible: el supuesto
anfitrión apareció sin cicatrices.
A pesar de que la sangre cubría su cabeza con un halo
sobre la piel de tiburón
Alfombra y un candelabro manchado de sangre Coronel
Mostaza
Reconocida de la cena. Señora Peacock
Evitó la vista, poniéndose blanco.
como la sábana con la que la señora White cubrió el
cadáver. Ciruela
Harta de las acusaciones de “tonterías”, se apresuró a
entrar en la luz de las estrellas.
noche en un mustang descapotable perteneciente al Sr.
Green.
Ya nació la primera persona que vivirá ciento cincuenta años
[Para Petra]
Los científicos dicen que la vida humana promedio
se alarga tres meses cada año.
Según esta matemática, la muerte será opcional. Como la
corbata
, el postre o el sufrimiento. Mi madre me pregunta
si quiero vivir eternamente.
“Me aburriría”, le digo. “Pero”, dice ella,
“hay tanto por hacer”, lo que significa que
cree que hay mucho que no ha hecho.
Hace treinta años ella tenía mi edad actual
pero, a diferencia de mí, era demasiado trabajadora
para pensar en
pájaros que desaparecieron por la lluvia. Ojalá
tuviéramos más
tiempo o suficiente dinero para mantenernos en hielo
hasta que la ciencia pudiera traernos de vuelta.
Últimamente mi madre ha empezado a pensar que la vida
es
efímera. Soy demasiado joven para convencerla
de lo contrario. La única vez que
estuve en la misma habitación que la Mona Lisa,
estaba encerrada en un cristal detrás de lo que imagino
que
eran cuerdas de terciopelo. Hay mucho menos entre
nosotros y el olvido: piel que a menudo frustra
su propio propósito. O tal vez su propósito
no sea protegerme en absoluto, sino más bien
proporcionar
un lugar, similar a la sala de espera de un médico,
en el que sentarnos hasta que llamen nuestros nombres.
Guardemos nuestras preguntas hasta el final.
Madre, mide mis brazos abiertos de par en par:
todavía tenemos mucho tiempo por delante.
Tomado de:
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