ORACIÓN CON MI CUERPO
Me desnudo.
Estreno una manera
de sentirme de sangre y no de ropas.
¿Cómo saber, si el frío los ataba,
la posible extensión de nuestros brazos?
Aquí me llama el mar hasta su boca,
y el hombre aquel que se tendía oscuro
desenreda su cuerpo y lo levanta
lento de asombro hacia la luz hermosa.
Hoy rezo con mi cuerpo, por mi cuerpo,
tan cercano de mí, tan fiel y amigo,
verdad a la que toco y que me toca.
BIOGRAFÍA
Los poetas nacen en feligresías apartadas,
de concejos con nombre de lluvia cayendo.
En ciudades como Castelo Branco
o Vila Real, como Viseu
o Braganza,
crecen a mocedad con un cuaderno
que llevan bajo el brazo,
pegado al corazón.
Luego van a Coímbra y una imprenta
compone su saudade personal:
la ceniza del mirto,
el otoño del Távora,
las islas de la bruma,
las alas de los sueños,
el alma de los árboles,
el libro de las mágoas,
la sombra azul del humo.
...Hasta un día en que tocan con la mano
el pecho de otro hombre,
tan duro y contrincante de la niebla,
y es una chispa roja lo que salta,
la poesía
necesaria.
EL PUDOR ERA UN METEORO
El pudor era un meteoro
el pudor era un meteoro como la lluvia y el viento
el pudor era un meteoro como la lluvia y el viento y el fuego de
santelmo
el pudor era un meteoro como la lluvia y el viento y el fuego de
santelmo y la nieve y el rayo
el pudor era impredecible más que todos los meteoros juntos
porque no hay cabañuelas para el pudor,
sabes que va a llegar,
no dónde, cuándo,
si con la furia de la tormenta,
si en el agua sumisa de las lágrimas.
… Y la tarde pasaba larga larga,
jugando a un botón más, oh riesgo hermoso.
Tomado de:
https://tertuliaspoeticas.blogspot.com/2023/12/antonio-pereira-todos-los-poemas.html
¡VANIDAD, TODA VANIDAD!
¡Vanidad, amor mío, toda vanidad!
Escucha: cuando yo, un día, si alguien más,
Tus amigos tengan contigo amistad,
(Si esto es amistad) más de la que tú tienes hoy.
¡La vanidad es lujo, gloria, caridad,
toda vanidad! Y, si piensas bien,
verás, perdona esta crueldad,
que el amor de tu madre es vanidad...
¡Vanidad! Un día la fortuna me dejó sola
y me encontró sola en el mar con mi barco,
¡y no me ayudó en la tormenta!
Hoy vuelves con tu aire sereno,
pero yo, ¡mira! Los miro...
¿No es esto una vanidad en mí?
LA NAVIDAD DE UN POETA
En cierto reino, en un rincón del planeta,
donde nacieron mis abusadores, mis sacerdotes,
hay cuatro candelabros, un poeta
que nunca antes había sido visto vio la luz.
¡Tan listo como surgió de una vida inquieta,
Tan listo como nación, nacieron sus ideas,
La fe falsa, en una traición abyecta,
¡Como bandidos en caminos reales!
Y, aunque soy descendiente, rama
de ese árbol de Héroes que, en medio de peligros
y guerras, lucharon por el ideal:
¡No me importa nada, País! Sea mi maestro
Carlos o Celda Teresa… Amigos,
¡Es una pena haber nacido en Portugal!
PARA CUALQUIER PERSONA
el primer hombre
¡Qué hermoso mundo! ¡Y solo yo! ¡Qué tortura!
¡Nadie! Mi padre es el cielo. Mi madre es la montaña.
la montaña
Mi cabello está sobre pinos oscuros
y las venas de mi cuerpo sobre ríos azules.
los ríos
¡Somos el sudor que hace y suda el verano,
somos, en energía, el agua bendita de la Luna!
la luna
Soy la bala, detenida en el aire, de esta guerra
que hago contra Dios, en su comienzo, en la Tierra...
la tierra
¡Y yo fui una de las manzanas, entre otras la primera,
que cierta Virgen vio caer de un manzano!
el manzano
¡Muchos más por caer! ¡Ven a recogerlos!
¡Sacude al hombre y caen las estrellas!
las estrellas
En el mar, en la noche, reflexionamos, miramos,
y así formamos Estrellas de Mar...
el mar
Soy sacerdote. Mis Santos Evangelios son desde ahora:
¡Ilumina mi altar, relámpago rojo!
el relámpago
Somos (a diferencia de lo que está escrito)
Los tatuajes-fuegos de esta cueva del Infinito…
el infinito
Soy el mar sin tormentas, donde por fin descansas.
Aquí ven y desaloja el Río de la Esperanza…
esperanza
¡Me morí, hermanos! pero allí cayeron en mis vestidos,
En tu mundo: Si se los cuentas a los cipreses.
los cipreses
Para señalar al cielo, como dedos fúnebres,
Nos plantaron en el pulpo de los cementos silenciosos...
los cementerios
Sótano, literas, ¡todo lleno!… ¡El cielo absorbido!
¡Este infierno de muertos no cabe en Josafat!
los muertos
Los siglos caen unos sobre otros, como bloques,
y nosotros estamos siempre dormidos, ¡eternamente dormidos!
Tomado de:
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