El caballo de mi padre
El caballo mastica el sol entre los pastos
la luz azulada
que asordina las horas del verano en la pradera.
El caballo de mi padre come en los brotes
de alfalfa, flores de macachín (rosadas),
Las pobrecitas flores del tero
que asoman en la hierba.
Espanta los jejenes con su cola
y a los tábanos.
Pone en duda el bostezo del mediodía
cayéndose sobre su propia sombra.
El caballo de mi padre ramillea entre ortigales
elige en el jugo de la gramilla
tras las retamas que explotan, entre carquejas.
El caballo de mi padre
se alimenta de poesía.
(La frontera será un tenue campo de manzanillas, 2003)
Aseo personal
Mientras aprieto el sachet
del dentífrico
y estiro el gusano de la pasta de
dientes
en el cepillo rojo,
me estremecen tus pasos.
El mismo ruido en la cocina
el agua otra vez llevándose
las migajas de la cena
de anoche (¿acaso la última?)
Mientras el dentífrico
se aplasta en mi boca
y me devuelve a lo que
nunca tuve,
pienso que la coartada
del silencio
echará a perder estos gestos
cotidianos
que nos justifican
en este rescoldo del planeta.
(Sachet, 2009)
Volver 2
Vuelvo al barrio
como esos caballos viejos
al patio donde comieron
alfalfa fresca
alguna vez.
Vuelvo por la vereda
destruida.
“Rey Maikol”
“El Villa es un sentimiento
lo demás, solo detalles”.
Y la chimenea de la fábrica
no es una amenaza para el
verano.
Salto los pozos
y sigo tras el traqueteo
del carro papelero.
Algo raro sucede:
coleccionan revistas
que no hablan de sus corazones
ni salen las fotos de sus hijos
de rodillas flacas.
Y coleccionan páginas
de diarios atrasados
(¿qué historia no?)
donde jamás cotizan.
Es raro este barrio
y lo quiero arrinconar.
Aunque sea acá
en este boliche de orilla
donde todos parecen
aburridos para siempre
porque he vuelto.
(Sachet, 2009)
Agua Enjabonada
Cuando tiendes la ropa en el alambre
esperas algo más que un lavado
perfecto.
Sientes deseos que tu camisa blanca
se purifique algo en el tendedero
que el sol se recueste en el suéter
comprado en San Pablo
y lo vuelva más naranja
y apague la borrasca del día
y la falta de confianza.
Cuando veo mis medias sacudidas
por el viento
espero no sentir el cansancio
de esa danza
cuando me las ponga para ir al trabajo.
Hay cierto alivio
y suspiras como en un spot
donde publicitan jabones
y hasta crees que algo ha sucedido
con tu ropa
cuando la descuelgas
para ordenarla en el ropero.
El olor a ropa limpia
tiene la belleza de tus ojos
mirando en un cielo atardecido
y algo de la escandalosa impureza
del agua enjabonada.
(Agua enjabonada, antología 1982- 2012)
Tomado de:
https://mondragonvaracchi.com/2022/10/17/elder-silva-diez-poemas-y-dos-ineditos/
Aspirinas
El despertar es un blister de
aspirinas.
Es el sol que enceguece
cuando te reconoces en una cama
ajena.
El despertar es tu ropa
(y la de ella)
desperdigada por la alfombra
como un ademán del último
día en esta tierra.
El despertar es el beso suave
del verano
y del “directo” de Mikel Laboa y
Luis Llach, cantando
por la autonomía de los vascos.
Esto último
nada tiene que ver con la resaca,
ni con el sexo en esta ancha cama
de la calle Cabrera,
pero hace al contexto.
No lo nieguen.
Aguas envasadas
¿Alguien sabe
cuál es la relación secreta
entre la metafísica
y el agua mineral?
¿Porqué las burbujas que suben
y suben en el envase verde
se transforman en nada?
¿La nada es una burbuja?
¿Entre la burbuja y la tarde
escapan los ojos de una mujer
amada?
O acaso las burbujas
son señales de un mundo nuevo,
de una ciudad sin nosotros.
De una ciudad imaginada
con burbujas como caricias
haciéndonos cosquillas
en el ombligo, en el pubis.
En todo caso
es bueno beber cuando se tiene sed
y que el agua mineral caiga
como una redecilla,
entre el esófago y el pecho,
donde el corazón derrama afectos.
Recuerdos de vos
No son muchos.
Destaco el helecho
que me regalaste para
mi cumpleaños
(y que en parte se lo
comieron las hormigas),
una foto en Tiatucura
entre el verde del Salsipuedes
y tus ganas de retorcerle el
cuello al mundo.
Y esas medias caladas
que te quedaban sex,
pero que arrolladitas entre
mis medias,
son poca cosa
y dan un poco de lástima.
La vida es sueño 2
Tuve dos sueños.
Uno medio cantado
donde me besaba con mi ex
bajo la frazada
y era como chupar un caramelo
el sabor en mi boca.
El otro es más raro.
y aunque no lo puedo
reconstruir del todo,
el scrip es más o menos así:
hay un patio con ropa
secándose en la cuerda,
gallinas en una jaula.
Mi hermano Beto
con un futbolista de un
cuadro de barrio,
riéndose ambos.
Y sentada en la puerta
de la casa,
mi amiga Melisa
con los pies desnudos
y el pelo muy negro
come unas naranjas en silencio.
Mastica el hollejo
con una delicia aprendida
en sus antepasados,
y escupe las semillas
como tratando de desprenderse
de una culpa personal.
Sponsor
Hasta el gordo
que trabaja en un barco
de pesca
se sienta ahora a tomar cerveza
en los mediodías
a la hora de ese sol
terrorífico,
y se reclina en una
reposera
que promociona el
verde y blanco y rojo
de Heineken.
Instantes de hotel
Cuelgo las medias
en el calefactor del cuarto
y así aún humeantes
dan un poco de pánico.
A la mañana ya estarán secas
y saldré con ellas
por calles de La Boca
y con ellas me sentaré
a escuchar a los mejores
poetas del continente
que prestigian este
workshop de invierno.
La poesía –no hay dudas-
mejora mucho con los pies
calientes.
Bolt, el más rápido
Usaín Bolt ganó en Beijing,
para sorpresa de todos
y angustia de los chinos,
y en Lousana también
llegó a los saltos.
Más oro, más oro,
Arriba en el podio
y flashes de Jamaica
para el mundo.
Corre como para envidiarlo
speede por las pistas de
terracota,
por las rayas blancas
del planeta
y ya van a estudiar sus
músculos en la National
Geographic.
Pero atención,
ningún complejo de
inferioridad:
“¿Bolt, acaso podrías
escribirme un poema
acerca de esta triste mañana
de setiembre
en Buenos Aires?”
Efecto de una Quilmes
Con una Quilmes
mantenida a –18 grados
en el estómago,
el amor me cae favorable,
como la Primavera
que ya estalla
en los patios de Barracas.
Unas muchachas brasileras
entran a un sex shop
(¡sorpresa en el
imaginario poético!)
y dos paraguayitos salen
de una fábrica de pastas
a repartir pedidos.
Y yo empiezo a comprender
que el efecto diurético
de la cebada patria
es el precio irrisorio
que se puede pagar,
que se debe pagar
sin dolores.
Lo demás son ademanes,
vagas señales en el
tránsito
por donde van nuestros
corazones gemelos.
La envenenada
Patas arriba
la prima hermana de Kafka
agoniza y deplora
el momento en que posó su
cáscara
sobre los restos del Neocid
que puse al lado del tomo segundo
de la poesía completa de
Drumond de Andrade
con postfacio
de Sergio Buarque de Hollanda.
Tomado de:
https://alpialdelapalabra.blogspot.com/2010/07/elder-silva-poemas.html
PERFECCIÓN
A cierta hora de la tarde
tengo la certeza de que algo bueno vendrá
desde el bosque cercano.
El 77 cruza por Cabrera
sin detenerse en la parada,
los pájaros ya se han callado
y la luna ni por asomo.
A cierta hora de la tarde
vuelvo a pensar en el poema perfecto,
en la señal precisa cercana a la verdad,
y me quedo con tu pelo en mis sábanas anoche
(ese paisaje en blanco y negro)
y con casi todos los días anteriores de tu boca.
EL “PATA”
Ha muerto el “Pata”,
un negro grande con la pierna de palo
que vivía en el tercero.
Sus hermanos lo han llorado hasta la madrugada.
Han traído cerveza por dos veces
y ha venido el repartidor de pizzas a ayudar al
estómago
de los deudos.
Los bomberos salieron tres veces en la noche,
sin apuros,
siempre con el coro al bardo de los perros.
El “Pata” estaba lleno de deudas
y lo asediaban a diario los cobradores sin ventura,
primos hermanos de Shopenhauer.
Anoche, es posible que en el viaje de ida y sin
retorno,
mi vecino haya recorrido todos los cajeros automáticos
sin recordar el número de su caja de ahorros.
Y en todas partes el mismo letrero imperativo:
“insert coin”, “insert coin”.
ASDROMELIAS
En nuestro último encuentro
te regalé asdromelias.
Y cuando nos conocimos,
fresias.
Y así, para celebrar los cuatro cumpleaños
que pasamos juntos,
siempre encargué claveles o dalias.
O unas rosas que te emocionaron
tanto como un vaso de vino.
Cuando estuviste triste
felpillas, marimoñas, nomeolvides,
o flores silvestres
para celebrar nuestro amor junto al Polanco.
¿Qué flores te llevará tu amante
cuando seas apenas un par de medias
tiradas en la alfombra?
¿Será capaz de llevarte flores
a escondidas de su mujer?
TAREAS DOMINICALES
Atender a los evangelistas.
Sintonizar una radio donde pasen canciones de Joao Do
Vale.
Juntar los vasos y las copas. Limpiar los vasos y las
copas.
Atender a los evangelistas y hablarles de Trosky y de
Lenin
para que no vuelvan.
Tomar mate solo.
Esperar a que despiertes para llamarte
mientras miro a la reina de la primavera en joggin.
Seguir con la mirada a los mormones.
Ver como cambia el bosque en las mañanas.
Ver como el sol se lleva las mejores flores
y prepara un dia sofocante.
Comprar cebollas y pimientos rojos.
Almorzar sin los niños y esperar
a que empiece a rodar la pelota
en la cancha de Rampla Juniors.
“TRIFÁSICO”
Mis circunstancias, Ortega, son estas:
Llueve en la Unión como para que se acabe el mundo,
no tengo dinero de nuevo
Y el “Benedetti” me ha dicho que un camión mató al
perro de “La Chapita”.
Ahí en la calle, a la entrada del bar.
Mis circunstancias, señor, son pésimas se imagina,
por lo que no queda otra que escribir esta literatura
de desgracia.
Si pudiera decirle otra cosa le diría.
Si pudiera salir a pasear el perro de Walter sería
bonito,
como un juguete.
Pero mi circunstancia es otra, amigo olvidado.
Tomado de:
https://extramurosrevista.com/elder-silva-la-poetica-impura/
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