viernes, 30 de agosto de 2024

POEMAS DE KAY RYAN


Dispárale a la luna

 

Si queremos hacerlo

tiene que ser

de una: dispara

ante la luna para

que le dispares a la luna,

según sabemos luego

de rematarla con certeza,

encostalada ahora,

pesada como una cabeza.

 

 

Terciopelo

 

Hay

colinas

que anhelas

tocar:

 

es terciopelo

a la mirada.

 

Tantas cosas

son suaves

 

y vienen en la talla

equivocada.

 

De Erratic Facts [Hechos erráticos], 2015

 

 

Envejecer

 

Algunos, al envejecer,

se vuelven bondadosos.

Se ensanchan

los diafragmas de sus ojos.

No pienso que se debiliten,

pero sí que algo débil se hace enérgico

hasta que llega a serlo más y más,

como dejando entrar el cielo.

Mientras que algunos otros andan

mejillones o almejas, asustados.

El vapor o el cuchillo implica abrirse.

Oyen el cielo, piensan en algo hervido o que rompiste.

 

 

Una aguja de acero ordinaria puede flotar en agua

 

—Aunque usted no lo crea de Ripley

 

¿Quién no vio todavía

una aguja de acero

ordinaria flotando muy tranquila

en el agua como sobre una almohada?

El agua se acurruca como la gelatina.

Qué lujo ver

un agua tan gomosa, una aguja

en paz profunda, el punto colocado

en el hoyuelo de mayor blandura.

Parece fácil cuando algunas

cosas o gentes mutan

de cualidades entre sí,

en tal o cual aspecto.

Casi olvidamos la rareza, en fin,

de todo eso.

 

De Elephant Rocks [Los elefantes son lo máximo], 1996

 

 

LAS COSAS DEL MUNDO

 

Por donde vague, el ojo

se topa con el hambre.

Son las cosas del mundo

las que quieren cenarnos a nosotros.

Adentro del guijarro, de la hoja

o del charco está el gancho.

Los antojos del mundo

compiten para ser los más mirados.

¿Qué significa esto

y cuál será su uso?

¿Por qué las rocas no estarán completas?

¿Por qué no es adecuado el verde

para el verde? No somos dioses

con mirada que salve y asegure,

pero es así como las cosas

del mundo se conducen.

Tomado de:

https://cultura.nexos.com.mx/kay-ryan-ocho-poemas/

 

 

Aprender

 

Lo que hay que aprender

siempre está al fondo,

según la ley de los cajones

y lo que justo andaba una buscando.

No queda bien, les digan

lo que les digan a los chicos,

revolver por el suelo

lo que estaba doblado.

 

 

Telaraña

 

Desde otros

ángulos las

fibras parecen

frágiles, pero no

desde el punto

de vista de

la araña, siempre

con gruesas sogas

a cuestas, enganchando

cuerdas al

mejor poste

posible. Es

un trabajo pesado

en todas partes

combatir la caída,

apuntalar tensando

lo que cede. No

es nunca delicado

vivir

 

 

Caballos que pastan

 

A veces

la pastura

verdecida

de la mente

se inclina de manera

abrupta.

Los caballos que pastan

hacen esfuerzos locos

por afirmarse

en esa superficie

sin fricción,

que es casi vertical. Las patas

finas como de muebles

ceden por

la pendiente,

las desmonta un declive

que no estaban

diseñadas para remontar

ni pueden.

 

 

Edad

 

Alguna gente con la edad

se ablanda.

Se agranda

la apertura de sus ojos.

No me parece que se debiliten:

yo creo que algo débil se fortalece en ellos

y los va definiendo más y más,

como si se dejaran penetrar por el cielo.

Pero otras gentes son

mejillones o almejas, por el miedo.

Para abrirse requieren de vapor o un cuchillo.

Pueden oír el cielo, pero piensan que está hervido

 

o quebrado.

 

 

Un silencio palpable

 

Qué es más delicioso

que un silencio palpable,

un látex cremoso de

silencio, agitable

con una vara larga. Ese

silencio es particularmente

espeso en el fondo, una

muy suave loción, como

pintura de calidad en galones.

Este es un silencio base,

coloreado sólo con la adición,

digamos, de una pequeña estrujada de

verde cuando el pájaro canta

ocioso de los árboles que ha

visto. Es un silencio

limpio, que

no nos diferencia,

viscoso como los

sueños, pero como buenos sueños

donde las cosas dulces perduran

más allá de la verosimilitud.

Incluso en el sueño sabemos

que esto es un lujo.

 

 

Esmalte y bálsamo

 

El polvo se desarrolla

tanto en el interior

como

en la superficie cuando

los objetos dejan

de ser usados.

Ningún ungüento

puede aliviar

la grieta del

abandono.

¿Quién reconoció

el esmalte

y el bálsamo en

el simple paso

de una persona

entre sus cosas?

Sabemos que ella

los amaba,

pero no lo que

el amor significa.

 

 

Cambio

 

Las palabras tienen lealtades

por tanto

que no controlamos.

Cada palabra que escribimos

se autoafirma

de acuerdo con polos

que no podemos ver; piensa en

la compulsión magnética

o en una tirantez equivalente.

Es difícil para nosotros

imaginar cuán pequeña

es la parte que desempeñamos en

sostener las agujas

altas que creemos

erigen nuestras mentes.

Luego cambia el Norte,

los edificios se abren paso

y nosotros sospechamos.

 

 

Todas las pinturas de Chagall

 

Cada novio y novia entrelazados,

cada pez aéreo, ruso manchado,

caballo rojo, pollo amarillo, asume

su posición no al lado, sino en realidad

en una amistosa distribución

con un compañero predecible.

Cada lienzo insiste en una

soltura similar, cada cuello

dispuesto para al menos dos usos. Y alas

de una fuente interminable de alas.

Son alas de placer, por supuesto,

ya que cualquier caballo o violinista

puede montar el azul

sólo por querer.

(En libertad, las cosas que amamos

se repiten sin tedio.)

 

 

Bloque de estrella

 

No hay tal cosa

como un bloque de estrellas.

No pensamos en

cerrar la luz

de otras galaxias.

Es una luz

tan lavada de impurezas

(el calor, por ejemplo)

que no estimula

ningún anticuerpo en nosotros.

Sin embargo, las personas son

curiosamente solubles

a la luz de las estrellas.

Bañadas en su

falta de insistencia

su substancia

se libera voluntariamente,

sus brillantes

diseños se disuelven.

No es la proximidad

sino la distancia

lo que nos quema con amor.

Tomado de:

https://www.zendalibros.com/9-poemas-de-kay-ryan/

 

 

Química

Especialmente las palabras

están sujetas a

la química

de la muerte: es un baño

de ácido que disuelve

o duplica su fuerza.

Sentimientos

que eran agradables

se depositan

como sedimentos;

crecen árboles de hierro

de los filamentos.

Tomado de:

https://caminarporlaplaya.wordpress.com/2024/04/22/quimica-kay-ryan/

 

 

Los pedazos que caen en la tierra 

 

Una podría

 

casi desear

 

que no lo hicieran;

 

caen tan separados,

 

tan al azar.

 

Una no puede

 

esperar, ni

 

abandonar la espera.

 

Las tres o

 

cuatro ocasiones

 

de su aterrizaje

 

nunca se desvanecen.

 

Tendrían que

 

ser más,

 

nunca serán

 

suficientes para idear

 

un modelo

 

que corresponda

 

al mandato imperativo

 

de su caída.

 

 

Repetición

 

 

 

Intento caminar

 

del mismo modo

 

hacia la misma tienda

 

en equilibrio

 

de cuerda floja:

 

cada paso

 

no exactamente

 

como el anterior

 

riesgos de abismo

 

en lo llano.

 

Una tropieza

 

consigo misma

 

y nada

 

pasa.

 

Pocos son

 

los que se atreven

 

y menos

 

los que pueden.

 

 

Es difícil… 

 

Es difícil

 

no salir al encuentro

 

para, en cambio,

 

aguardar ser

 

encontrada. Es

 

difícil estar

 

tanto tiempo sola

 

y luego oír

 

que alguien

 

se acerca. Es como si

 

una especie de piel

 

se desenvolviera

 

en el aire

 

que, en lugar de

 

desgarrarse,

 

tú desgarras.

 

 

Llevando una escalera 

 

En realidad

 

llevamos siempre

 

una escalera, pero es

 

invisible. Sólo

 

sabemos

 

que se trata

 

de algo:

 

algo precioso

 

se quiebra; puertas sencillas

 

se revelan infranqueables.

 

O, en el cuerpo,

 

hay demasiado

 

oscilar o la gravedad ha perdido

 

su centro.

 

Y, en la mente,

 

una capacidad de embriagarse,

 

se apodera de manzanas

 

fuera de alcance. Como si

 

uno tuviera un modo de trepar

 

sin riesgo de daño

 

o culpa.

Tomado de:

https://elbuho.pe/anteriores/web406/poesiaAL.htm

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