Tambores enlunados
Y yo aquí,
encerrada en esta piel,
en esta barca viajo
balanceándome.
En ella han quedado
cosidos los sueños,
los suspiros
y todos los caminos que se abrieron en el tiempo.
Aquí estoy años de años
en esta piel
que en sus insomnios
se sienta a oír
tambores enlunados,
desanuda los hilos
del pasado,
¡qué cosa!
¡Qué bestia!
Me llueven las sonrisas.
Pegados a la piel como yedras
crecen los recuerdos,
recogen luz,
aire,
e iluminan la ruta.
Anoche he sentido
que unas manos se llevaron mi piel,
la colgaron en las nubes
y desnuda,
estoy como niña cogida en travesuras.
(De Con su misma voz, 22-23)
Pecado original
Creedme lo que digo,
el pecado no es mío,
se adhirió
buscaba asidero
y se refugió en mí.
Viene pisándome los talones
desde hace rato,
no sé cuándo lo viví,
o a qué hora,
dónde.
¿Era yo misma?
No sé. No fui yo,
era la otra.
Corrían muchos soles,
era tiempo sin mar,
como conejo
salía saltando el pecado,
volátil andaba por las calles.
Era pecado de otros,
de otros mundos,
de otras sangres
se quedó volando,
me vio la cara
y se endosó a mí.
Ahora,
a cualquier rato anda suelto
y con un inmenso bostezo
me traga.
Malabarista,
conoce donde viene el viento,
se hunde en el filo de la noche
para que yo muera a destiempo.
(De Con su misma voz, 57-58)
Las huellas de la lluvia
Sobre la tierra húmeda
la lluvia derrama
su tempestad.
El cielo descifra
el lenguaje del agua,
estremeciendo los techos
de cartón y plástico.
Los pájaros llegan
a refugiarse
en las sombras de la montaña.
El relámpago se retuerce,
los perros le ladran
como a un muerto
y el camino con sus frágiles
formas retorcidas
moldean el barro.
Las casas,
como si las hubieran echado a la vida,
alcanzan el cerro
y colgadas de un hilo,
en ascuas,
se quedan mirando el vacío.
La lluvia humedece
la dulzura del huerto,
su perfume golpea
la puerta de la choza.
Y, adentro,
la madre negra
susurra
una oración a Yemayá.
Insinúa su congoja
con sustancial seguridad
de vivir muriendo
en el borde tembloroso
del abismo.
(De Multiplica las llamas, 7-8)
La nevada
La nevada ignora que con su frágil
blancura
va robándole verdor
al bosque.
Nunca supo
es una cárcel de hielo,
un oleaje de nieve
incontenible,
sutil, agobiador.
Callada, colmada de frío,
mirando a la montaña
se hincha con el viento
y danza una danza
frenética.
Ni siquiera sabe que a su paso
crece la sombra
en pleno día,
las horas pasan lentas,
se escucha en el silencio
cuando clava sus afiladas
puntas en su aventura
de muerte.
Teodolinda mira el jardín
levantado pulso a pulso,
seguramente andaba
creyendo era primavera
con el primer atisbo de sol,
con las primeras gotas de rocío.
Cándidamente anidó
en sus manos los rosales.
Mala suerte,
mala hora,
mala nota,
mala onda,
por cuenta propia,
sin consultar con sus dioses
ni con el calendario de Bristol,
hundió sus negros dedos
en la tierra.
No mienten sus ojos
al ver su alegría decapitada,
hoy ya no canta,
hoy solo llora.
(De Multiplica las llamas, 43-44)
Tomado de:
Al norte de mi ombligo
Al norte de mi ombligo
no importa
lo que tengo,
pero al sur
Yemayá me ha puesto
una fuente
Pasan Changó y Yemayá
Pasan Changó y Yemayá
rozando los muslos de la noche,
con el anuncio de coplas
y tambores»
Andar sobre los muertos
Andar sobre los muertos,
combatiendo contra la propia muerte,
para intentar hacer nueva la vida
El africano que despierta y canta
El africano que despierta y canta
es el que habita mi cuerpo
es el que recorre la América mestiza
cargando cocos, semilla y tiempos
hemos roto las fronteras impuestas
mis hermanos indios
mis gemelos negros,
somos la gran mayoría en pie;
fíjate bien, que no te confundan
los slogans,
es siempre el mismo africano
solidario y cimarrón
el que sobre el camino encuentro.
Cuando miro hacia atrás
Cuando miro hacia atrás
y veo tantos negros,
cuando miro hacia arriba
o hacia abajo
y son negros los que veo
qué alegría vernos tantos
cuántos;
y por ahí nos llaman «minorías»
y sin embargo
nos sigo viendo
Esto es lo que dignifica nuestra lucha
ir por el mundo y seguirnos viendo,
en Universidades y Favelas
en Subterráneos y Rascacielos,
entre giros y mutaciones
barriendo mierda
pariendo versos.
Tomado de:
https://www.poesiacastellana.es/poemas.php?id=Chiriboga%20Guerrero,%20Luz%20Argentina
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