jueves, 1 de agosto de 2024

POEMAS STANISŁAW BARANCZAK



N.N. se despierta 1

¿Quién

soy?

Se despierta.

Inspira profundamente, llenando su pecho

con el último y soñoliento hálito de una muda pregunta.

Se despierta. Soy. Es. Abre los ojos.

Sacude su cabeza. He soñado con algo.

Con una pregunta. Alguien preguntó en mi interior.

Se sienta al filo de la cama.

Calma. Que no cunda el pánico.

He aquí la mañana. Y la cama. Y la habitación

de hotel, y el hielo gris fundiéndose tras la ventana, y el arroyo

en la calle, y el viaje en comisión de servicio, y el mal

sabor de boca, y el frescor, y la cegadora

luz del amanecer. Calma.

Que no cunda el pánico.

Impasible, eterno existir

del cenicero, de la mesilla de noche y de la lámpara,

de la habitación de hotel de cualquiera de las ciudades

ajenas en las que sólo es posible estar de paso y sólo a solas con uno mismo;

la existencia de las cosas, que te preguntan

algo en su mudo idioma de superficies y volúmenes,

esa solidez suya, tan hostil a la mudanza humana;

llamémoslo por el nombre que habitualmente se emplea

para designar al soldado desconocido o cuando se escribe

una carta al director: N. N. El cual también se asocia

con multitud de voces negativas:

nada, nimiedad, no finito, por ejemplo;

despertó a un nuevo día, a un nuevo temor (¿soy?), a una nueva

incertidumbre (¿quién?). Inspira profundamente, llenando su pecho

con el primer y ya desvelado hálito de una muda pregunta,

aspira el aire público de su habitación, la privada

angustia de su pública serenidad. Sí, soy.

Que no cunda el pánico.

1 En polaco N. N. constituye la abreviatura habitual de las locuciones latinas non notus ‘desconocido’ y nomen nescio

‘nombre desconocido’, empleándose generalmente cuando se hace referencia o es preciso dirigirse (por escrito) a

una persona cuyo nombre no se conoce. Equivaldría, por consiguiente, a expresiones españolas como “señor X” o

“quien corresponda”.

 

Para que en relación con esta cuestión las cosas queden claras como el día

Porque nunca se sabe

si los ojos se abrirán también

con la mañana, si con su escarpada blancura

la pared amanecerá como cada día,

justo en frente; porque cubierta

de guijarros, la vereda susurra entre quejidos

el tardío regreso de alguien y su banalidad

hace resonar el grillo en alguna parte; porque soy

(como en lo que atañe a los sueños) bastante consciente

de mi propia falta de merecimiento

del lugar que ocupo en el punto donde los átomos

se han reunido y en los planes no coincidentes

de los planetas; porque salvo el escape

de los segundos por el fosforescente espacio

de la esfera del despertador, nada impide

sentirse agradecido cuando se sueña; porque soy

(como en lo que atañe a la luz de las estrellas) demasiado ciego

como para que me fuese otorgado como don

el talento de alcanzar a hurtadillas,

a ciegas, las tinieblas emboscadas

en nuestro interior; la capacidad de extralimitarme

más allá de mí mismo, de cometer delitos

tras la frontera del cráneo, crímenes de existencia

más trascendentes que la muerte; porque soy

(como en lo que atañe a la muerte) de opinión bastante viva

acerca de la sangre, que late en las sienes llevando un registro

de los dones; no me creas incapaz de

creer que existes. En lo que no debes creer es en que yo lo haga.

 

 

El cenador

Fue en este cenador, como lo denominaron algo ampulosamente

(en verdad una barraca hecha de tablas y chapa ondulada,

en una zona de pequeños huertos familiares –no les han concedido

demasiado tiempo de existencia: no sabíamos que había ya un plan

para construir aquí una gran arteria para el tráfico–)... Las cerezas,

recogidas de los árboles, comidas de los labios entre besos,

fueron, en este cenador, como lo denominaron algo ampulosamente,

verdaderas; en la barraca hecha de tablas y de chapa ondulada,

donde apenas si había espacio suficiente para los besos,

los frutos, los huesos, los labios, f u e r o n reales...

Y cómo es posible, entonces, que después yo haya podido existir como un todo,

teniendo dentro de mí cuando menos una Nada: la desaparecida

huella de ese cenador al que dio muerte un bulldozer,

¿verdaderamente una barraca de tablas y chapa ondulada?

Tomado de:

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5961169

 

Si es porcelana, entonces solo esta.

Si es porcelana, es de esa clase

que no se siente bajo los pies de un portero o bajo las huellas de un tanque.

Si hay un sillón, entonces no es muy cómodo, por lo que

no será doloroso levantarse e irse. ;

Si ropa, entonces toda la que puedas llevar en una maleta,

si libros, entonces aquellos que puedas llevar en tu memoria,

si planes, entonces aquellos que puedas olvidar

cuando llegue el momento del próximo traslado

a otra calle, continente. , etapa histórica

o mundial

 

¿Quién te dijo que está bien acostumbrarse?

¿Quién te dijo que todo es para siempre?

¿Nadie te ha dicho que nunca te sentirás como en casa

en el mundo?

 

 

Una postal de este mundo.

Desearía que estuvieras aquí. Me he instalado en un lugar

desde el que puedo disfrutar de vastas vistas de forma gratuita:

dondequiera que esté en el suelo frío

de este punto aplanado, sobre mi cabeza

el mismo vacío helado siempre

responde silenciosamente con su respuesta compulsiva

. El clima es soportable, aunque varía.

El aire probablemente sea mejor que en cualquier otro lugar.

Hay variaciones: una serie de grullas, sombras

de palmeras y rascacielos, truenos, nubes hinchadas.

Pero ya basta de mí. Dime lo que escuchas

, lo que puedes ver

cuando eres tú.

 

Desearía que estuvieras aquí. Entré en un momento

de orgullo de que se estaba convirtiendo en un tumor de la época;

aunque cómo lo llamarán, qué dirán

de él aquellos que son una gruesa

capa geológica sobre nosotros, parados

sobre nuestra podredumbre, mentiras,

plástico indestructible, perfeccionando su

propia mezcla de basura y desesperación,

no lo sé. Como una trituradora de chatarra, el segundo compacta

el siguiente paso, creciendo bajo tu pie.

Pero ya basta de mí. Cuéntame cómo pasa tu tiempo

y si el tiempo significa algo

cuando eres tú.

 

Desearía que estuvieras aquí. Estoy inmerso en un cuerpo

en el que están codificadas sentencias secretas

de muerte o cadena perpetua -que

poco se diferencian del otro en el terreno fangoso de la realidad-,

y sin embargo me absorbe esta lectura

, una ridícula

historia criminal de sangre y horror, una novela- Río que

me revela su turbio final Sólo lo permitiré

cuando no pueda levantar mis

fríos párpados cerrados con una mano cálida.

Pero ya basta de mí. Dime cómo te sientes

acerca de mi dolor, cómo

te lastima tu hombre.

 

 

Esta aria de Mozart desde una ventana de un piso

Esta aria de Mozart desde una ventana de un piso

mientras caminabas por la manzana. Y al mismo tiempo,

las grandes potencias se derrumbaban y surgían de las ruinas.

 

“Non so piu” – este calor de rosas sin peso, esta

broma de vida o muerte,

el anapest del pulso corriendo tras una nube de mariposas. Sólo esta aria de Mozart

 

Se suponía que debía sonar como si hubiera una declaración

de derechos para un transeúnte en algún lugar que no fuera violada por

aquellos otros nosotros, aquellos que estaban construyendo superpoderes a partir de los escombros.

 

 

una garantía de que sobrevivirá al menos una cortina, y no una placa completamente rota; que

esta aria de Mozart siempre abrirá alguna ventana o frase.

 

Como si esta

mano muerta hubiera logrado heredar al azar todas las cosas buenas para nosotros,

los montículos de escombros de los que surgieron las superpotencias,

 

en el que, a pesar de ellos,

creció la creencia infundada de que no fue un error, que nunca hubo un error,

que Mozart aria en la ventana de algún piso.

Los poderes colapsaron y surgieron de las ruinas.

Tomado de:

https://poezja.net/autor/stanislaw-baranczak/

 

 

"Heroica"

 

   "Coger por el cuello al propio destino" (Beethoven) (2). Sí, pero

   como hacer algo semejante, para ello no bastan los cinco dedos, ni

   los cinco sentidos, algo así no se deja

   aprehender, ni asir, ese cuello, el cual

   no este hecho de horribles músculos,

   ni se protege con una delicada bufanda, de el

   no brota ningun grito herido, ni tampoco un acre

   olor, algo así simplemente no existe,

 

   un cuello como ese,

   y aunque existiera,

   nuestras manos siempre están ocupadas con algo:

   aplaudiendo, firmando declaraciones, tocando el acordeón,

   transportando la malla con las carpas para la Nochebuena,

      Sostener

   el asta de la bandera, empujando el carrito, acariciando nuestra

      frente cuando

   pensando.

Tomado de:

https://www.thefreelibrary.com/Stanislaw+Baranczak%2C+Seleccion+de+poemas.-a0379641624

 

 

NIEVE IV - 31 de enero de 1980

 

Hay que verlo desde el antiguo autobús del tipo "Jelcz"

, en el que las ventanillas

, por regla general, nunca están completamente limpias; y deberías tener

un asiento de polipiel cortado con una hoja de afeitar

por un gamberro por aburrimiento; y hay que

entrecerrar ligeramente los ojos para que los rostros apiñados y exangües

(vagamente conocidos, de vista) cubran toda la

zona grisácea del cristal como nieve como un espejo;

 

y tienes que conducir entre multitudes; y necesita lejos,

al otro extremo del cerebro, aquel que tiene

acceso inconsciente y libre al mundo, dado

de una vez por todas, y por gracia; y llevar contigo

en este autobús lo que más te molesta,

el olor humano, la asimetría, la muerte pospuesta

(un pasaporte con validez permanente insertado - desde arriba, lentamente - en los bolsillos de los corazones

, pero en tiempo futuro)

también una tos, un gruñido, codo, risa débil:

 

sólo entonces podrás soportar este dolor esponjoso,

esta blancura penetrante, esta nieve demasiado pura.

Tomado de:

https://radiopoznan.fm/audycja/tytul-tygodnia/stanislaw-baranczak-wiersze

 

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