N.N. se despierta 1
¿Quién
soy?
Se despierta.
Inspira profundamente, llenando su pecho
con el último y soñoliento hálito de una muda pregunta.
Se despierta. Soy. Es. Abre los ojos.
Sacude su cabeza. He soñado con algo.
Con una pregunta. Alguien preguntó en mi interior.
Se sienta al filo de la cama.
Calma. Que no cunda el pánico.
He aquí la mañana. Y la cama. Y la habitación
de hotel, y el hielo gris fundiéndose tras la ventana, y el arroyo
en la calle, y el viaje en comisión de servicio, y el mal
sabor de boca, y el frescor, y la cegadora
luz del amanecer. Calma.
Que no cunda el pánico.
Impasible, eterno existir
del cenicero, de la mesilla de noche y de la lámpara,
de la habitación de hotel de cualquiera de las ciudades
ajenas en las que sólo es posible estar de paso y sólo a solas con
uno mismo;
la existencia de las cosas, que te preguntan
algo en su mudo idioma de superficies y volúmenes,
esa solidez suya, tan hostil a la mudanza humana;
llamémoslo por el nombre que habitualmente se emplea
para designar al soldado desconocido o cuando se escribe
una carta al director: N. N. El cual también se asocia
con multitud de voces negativas:
nada, nimiedad, no finito, por ejemplo;
despertó a un nuevo día, a un nuevo temor (¿soy?), a una nueva
incertidumbre (¿quién?). Inspira profundamente, llenando su pecho
con el primer y ya desvelado hálito de una muda pregunta,
aspira el aire público de su habitación, la privada
angustia de su pública serenidad. Sí, soy.
Que no cunda el pánico.
1 En polaco N. N. constituye la abreviatura
habitual de las locuciones latinas non notus ‘desconocido’ y nomen nescio
‘nombre desconocido’, empleándose generalmente
cuando se hace referencia o es preciso dirigirse (por escrito) a
una persona cuyo nombre no se conoce.
Equivaldría, por consiguiente, a expresiones españolas como “señor X” o
“quien corresponda”.
Para que en relación con esta cuestión las cosas queden claras como el día
Porque nunca se sabe
si los ojos se abrirán también
con la mañana, si con su escarpada blancura
la pared amanecerá como cada día,
justo en frente; porque cubierta
de guijarros, la vereda susurra entre quejidos
el tardío regreso de alguien y su banalidad
hace resonar el grillo en alguna parte; porque soy
(como en lo que atañe a los sueños) bastante consciente
de mi propia falta de merecimiento
del lugar que ocupo en el punto donde los átomos
se han reunido y en los planes no coincidentes
de los planetas; porque salvo el escape
de los segundos por el fosforescente espacio
de la esfera del despertador, nada impide
sentirse agradecido cuando se sueña; porque soy
(como en lo que atañe a la luz de las estrellas) demasiado ciego
como para que me fuese otorgado como don
el talento de alcanzar a hurtadillas,
a ciegas, las tinieblas emboscadas
en nuestro interior; la capacidad de extralimitarme
más allá de mí mismo, de cometer delitos
tras la frontera del cráneo, crímenes de existencia
más trascendentes que la muerte; porque soy
(como en lo que atañe a la muerte) de opinión bastante viva
acerca de la sangre, que late en las sienes llevando un registro
de los dones; no me creas incapaz de
creer que existes. En lo que no debes creer es en que yo lo haga.
El cenador
Fue en este cenador, como lo denominaron algo ampulosamente
(en verdad una barraca hecha de tablas y chapa ondulada,
en una zona de pequeños huertos familiares –no les han concedido
demasiado tiempo de existencia: no sabíamos que había ya un plan
para construir aquí una gran arteria para el tráfico–)... Las
cerezas,
recogidas de los árboles, comidas de los labios entre besos,
fueron, en este cenador, como lo denominaron algo ampulosamente,
verdaderas; en la barraca hecha de tablas y de chapa ondulada,
donde apenas si había espacio suficiente para los besos,
los frutos, los huesos, los labios, f u e r o n reales...
Y cómo es posible, entonces, que después yo haya podido existir
como un todo,
teniendo dentro de mí cuando menos una Nada: la desaparecida
huella de ese cenador al que dio muerte un bulldozer,
¿verdaderamente una barraca de tablas y chapa ondulada?
Tomado de:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5961169
Si es porcelana, entonces solo esta.
Si es porcelana, es de esa clase
que no se siente bajo los pies de un portero o bajo las huellas de
un tanque.
Si hay un sillón, entonces no es muy cómodo, por lo que
no será doloroso levantarse e irse. ;
Si ropa, entonces toda la que puedas llevar en una maleta,
si libros, entonces aquellos que puedas llevar en tu memoria,
si planes, entonces aquellos que puedas olvidar
cuando llegue el momento del próximo traslado
a otra calle, continente. , etapa histórica
o mundial
¿Quién te dijo que está bien acostumbrarse?
¿Quién te dijo que todo es para siempre?
¿Nadie te ha dicho que nunca te sentirás como en casa
en el mundo?
Una postal de este mundo.
Desearía que estuvieras aquí. Me he instalado en un lugar
desde el que puedo disfrutar de vastas vistas de forma gratuita:
dondequiera que esté en el suelo frío
de este punto aplanado, sobre mi cabeza
el mismo vacío helado siempre
responde silenciosamente con su respuesta compulsiva
. El clima es soportable, aunque varía.
El aire probablemente sea mejor que en cualquier otro lugar.
Hay variaciones: una serie de grullas, sombras
de palmeras y rascacielos, truenos, nubes hinchadas.
Pero ya basta de mí. Dime lo que escuchas
, lo que puedes ver
cuando eres tú.
Desearía que estuvieras aquí. Entré en un momento
de orgullo de que se estaba convirtiendo en un tumor de la época;
aunque cómo lo llamarán, qué dirán
de él aquellos que son una gruesa
capa geológica sobre nosotros, parados
sobre nuestra podredumbre, mentiras,
plástico indestructible, perfeccionando su
propia mezcla de basura y desesperación,
no lo sé. Como una trituradora de chatarra, el segundo compacta
el siguiente paso, creciendo bajo tu pie.
Pero ya basta de mí. Cuéntame cómo pasa tu tiempo
y si el tiempo significa algo
cuando eres tú.
Desearía que estuvieras aquí. Estoy inmerso en un cuerpo
en el que están codificadas sentencias secretas
de muerte o cadena perpetua -que
poco se diferencian del otro en el terreno fangoso de la
realidad-,
y sin embargo me absorbe esta lectura
, una ridícula
historia criminal de sangre y horror, una novela- Río que
me revela su turbio final Sólo lo permitiré
cuando no pueda levantar mis
fríos párpados cerrados con una mano cálida.
Pero ya basta de mí. Dime cómo te sientes
acerca de mi dolor, cómo
te lastima tu hombre.
Esta aria de Mozart desde una ventana de un piso
Esta aria de Mozart desde una ventana de un piso
mientras caminabas por la manzana. Y al mismo tiempo,
las grandes potencias se derrumbaban y surgían de las ruinas.
“Non so piu” – este calor de rosas sin peso, esta
broma de vida o muerte,
el anapest del pulso corriendo tras una nube de mariposas. Sólo
esta aria de Mozart
Se suponía que debía sonar como si hubiera una declaración
de derechos para un transeúnte en algún lugar que no fuera violada
por
aquellos otros nosotros, aquellos que estaban construyendo superpoderes
a partir de los escombros.
una garantía de que sobrevivirá al menos una cortina, y no una
placa completamente rota; que
esta aria de Mozart siempre abrirá alguna ventana o frase.
Como si esta
mano muerta hubiera logrado heredar al azar todas las cosas buenas
para nosotros,
los montículos de escombros de los que surgieron las
superpotencias,
en el que, a pesar de ellos,
creció la creencia infundada de que no fue un error, que nunca
hubo un error,
que Mozart aria en la ventana de algún piso.
Los poderes colapsaron y surgieron de las ruinas.
Tomado de:
https://poezja.net/autor/stanislaw-baranczak/
"Heroica"
"Coger por el cuello
al propio destino" (Beethoven) (2). Sí, pero
como hacer algo
semejante, para ello no bastan los cinco dedos, ni
los cinco sentidos, algo
así no se deja
aprehender, ni asir, ese
cuello, el cual
no este hecho de
horribles músculos,
ni se protege con una
delicada bufanda, de el
no brota ningun grito
herido, ni tampoco un acre
olor, algo así
simplemente no existe,
un cuello como ese,
y aunque existiera,
nuestras manos siempre
están ocupadas con algo:
aplaudiendo, firmando
declaraciones, tocando el acordeón,
transportando la malla
con las carpas para la Nochebuena,
Sostener
el asta de la bandera,
empujando el carrito, acariciando nuestra
frente cuando
pensando.
Tomado de:
https://www.thefreelibrary.com/Stanislaw+Baranczak%2C+Seleccion+de+poemas.-a0379641624
NIEVE IV - 31 de enero de 1980
Hay que verlo desde el antiguo autobús del tipo "Jelcz"
, en el que las ventanillas
, por regla general, nunca están completamente limpias; y deberías
tener
un asiento de polipiel cortado con una hoja de afeitar
por un gamberro por aburrimiento; y hay que
entrecerrar ligeramente los ojos para que los rostros apiñados y
exangües
(vagamente conocidos, de vista) cubran toda la
zona grisácea del cristal como nieve como un espejo;
y tienes que conducir entre multitudes; y necesita lejos,
al otro extremo del cerebro, aquel que tiene
acceso inconsciente y libre al mundo, dado
de una vez por todas, y por gracia; y llevar contigo
en este autobús lo que más te molesta,
el olor humano, la asimetría, la muerte pospuesta
(un pasaporte con validez permanente insertado - desde arriba,
lentamente - en los bolsillos de los corazones
, pero en tiempo futuro)
también una tos, un gruñido, codo, risa débil:
sólo entonces podrás soportar este dolor esponjoso,
esta blancura penetrante, esta nieve demasiado pura.
Tomado de:
https://radiopoznan.fm/audycja/tytul-tygodnia/stanislaw-baranczak-wiersze
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