miércoles, 31 de julio de 2024

POEMAS DE ALBERTO VANASCO


Horizonte del ser

………………………………….. A Raúl Gustavo Aguirre

 

(El tiempo es la luz que se desgasta

el universo que se simplifica

la violencia que se dispersa

la verdad que se asienta y vuelve a su principio.)

 

Nos lleva ese tiempo que llevamos en nosotros.

 

Se lleva a sí mismo el porvenir que da vueltas en el aire.

 

Nos llevan los olvidos

…………………………………….. la memoria nos lleva.

 

Nos llevan esos ojos que nos hacen

y los recuerdos que nos perfeccionan

y el mar que nos pregunta

……………………………………………la espuma que contesta.

 

Quedan sólo los meses más desgarrados que la lluvia

más pérfidos que los obuses del enemigo

más sutiles que los ardides del invierno.

 

Y sobre las grandes algas que imitan la vida

una espiral de tierra y humo ocupa el lugar que ocupabas.

 

Son el fragante atropello del tiempo

la leve presión del aire en los pulmones

el peso de la luz que asedia nuestra piel hasta quebrarla

la corteza porosa de un mundo que destila su nada.

 

Sólo queda una arruga sobre el tiempo

 

un deber en los ojos

 

un ardor en la voz

 

esta tarde clavada por las puntas en el día tenaz

 

al extremo de un año que se aferra a nosotros

para no morir:

 

la tranquila obsecuencia de un planeta sin fama.

 

Nos llevan entretanto los embriones del tiempo debajo

……….de la tierra.

Nos llevan los andenes

……………………………………….. las dársenas nos llevan.

 

Nos lleva lo que pasa y lo que permanece.

 

Nos llevan otras vidas que también son nuestras

nos lleva el sol

…………………………la sal

………………………………….. las aguas que nos

……………………………………………………………………llevan.

 

Y sobre los grandes terrenos ganados al día

una mirada dice:

…………………………….. ADIOS.

 

De Canto Rodado, 1962.

Tomado de:

https://www.abisiniareview.com/mis-tres-poemas-argentinos-segun-jorge-boccanera/

 

 

50 años y sus noches

 

Difícil es hablar de uno en un poema

difícil es porque hay tantas cosas

tantas cosas afuera

que no nos dan respiro

que no nos dejan solos

que no nos dejan nunca.

 

Hoy me escribo a mi mismo sin embargo

en nombres de mis muertos y de sus hijos muertos

y de los que sobreviven y nos sobrevivirán.

 

Durante tanto tiempo fuimos jóvenes

que cuesta envejecer.

Los soles son los mismos

son los mismos los sueños

los mismos vientos soplan sobre los mismos ojos

las mismas aguas corren bajo los mismos puentes

el amor es el mismo

el mar las lluvias son iguales que siempre

pero todo es lo mismo tan sólo para uno.

A la mirada de los otros todo es diferente.

 

Ya no están los amigos

han viajado a otros reinos y otros territorios

la amistad fue hacer cosas

la exaltación y el verbo.

Ya no es lo que era.

 

La pasión es la misma

pero el viejo paisaje ha perdido sus brillos.

 

Aprendí mientras tanto que a vida es el justo equilibrio

entre la eternidad y el instante

entre el espíritu y la materia

entre el azar y la fatalidad

y que somos nada más que el producto

de miles de millones de años de paciencia

de combustión y esfuerzo:

la precaria victoria en la terrible lucha

con la nada.

 

Cruzamos fugazmente por la escena

donde por un momento cambiamos algún rasgo

agregamos un rito

algún acento

para poder así incorporarnos.

 

Vi que nada es superfluo

que cada vida viene para cumplir su ciclo

de estupores y éxtasis

de deslumbramientos y descubrimientos

para dejar después que otras vidas

repitan el mismo juego con la misma pasión

y el mismo asombro.

 

Sé que hay un instante en que cada cosa

se detiene

entra en ebullición y resplandece

se difunde y confunde con todo lo demás.

 

Es cuando el centro del universo gira

se acelera

fulgura

y se detiene allí donde está uno.

 

Y si llegamos a alcanzar el sentido del todo

si logramos vibrar con las cosas

y también con los otros

si nos fundimos un instante con la palpitación elemental

del mundo

puede decirse entonces que no hemos vivido en vano

que no hemos participado nada más que en un sueño.

Tomado de:

https://cainabella.blogspot.com/2017/11/alberto-vanasco-50-anos-y-sus-noches.html

 

 

San Salvador de Jujuy

 

Aquí es la siesta del cobre

y la tarde del agua.

 

Aquí el ombligo del mundo se cubre de ternura.

 

Y el tiempo se dilata hasta tocar sus bordes

y el aire suena hasta volverse vidrio

y la luz se adelgaza hasta entrar en las rocas.

 

El glaciar se alejó dejándote estas piedras que los siglos y las aguas lamen

y este nudo de cauces

que te ata a las cumbres.

 

 

 

Rabia del sexo

 

Una rodaja espesa pone su ardor en lo más alto

 

y hace estirar de pronto las aletas del día

 

Fragua nocturno

 

                             Las cosas que me dice

 

Rabia del sexo

 

abriéndose paso como un oleaje tenso

 

como una herida larga que reconstruye su

 

                  semblante obstinado

 

despierta a la impotencia de un sueño más

 

                   profundo

 

y se atraviesa en el golpe incansable de cada

 

                   noche

 

en la ternura hermosa que vigila en las tardes

 

en el lamparón de fuego de la mañana

 

y al sol del mediodía.

 

Taladora sin nombre

 

                                       Las cosas que le oigo

 

Yunque nocturno

 

donde se fraguan mis mejores intenciones

 

en el mundo cubierto del delirio de la fiebre

 

                 de octubre

 

en la mujer rellena por el brillo dispuesto a

 

                protegerte

 

en la adolescente que cruza por nosotros sin

 

                tocar en el suelo

 

en la mujer ardua y dura que ensucia las

 

                mañanas

 

en la madre tía hermana prendidas de tu ropa.

 

Encendedora inútil

 

que todo lo propone

 

madera destronada

 

                                   y estéril

 

disuelta

 

                entre las nubes.

Tomado de:

https://www.radiokermes.com/noticias/8714-puro-verso-canto-rodado

 

 

Arte poética

Si el poema no sirve para imponer al nombre de las cosas

otro nombre y a su silencio otro silencio,

si no sirve para hender el día

en dos mitades como otros dos días relucientes

y para decir a cada uno

lo que cada uno quiere o necesita

o no se ha dicho nunca a sí mismo.

 

Si el poema no sirve para que el amigo o la amiga

entren en él como en un amplio recinto

y se sienten a conversar largamente con un vaso

de vino en la mano

sobre las raíces del tiempo o el sabor del coraje

o de lo que tardan en llegar este año los fríos.

 

Si el poema no sirve para quitarle el sueño a un canalla

o ayudar a dormir al inocente,

si es inútil para el deseo y el asombro,

para la memoria o el olvido.

 

Si el poema no sirve para hacer del que escucha

un fanático

que el poeta se calle.

 

 

Ella en general

de buena fuente sé que tu sonrisa estalla como

los frutos

que tu nombre resuena como las declinaciones más

antiguas

que en ti todo se excede como el año se vuelca

que los días te siguen hasta hacerte volar

que tu boca es más suave que los saltos del universo

más dulce que la memoria de las primas que tanto

hemos amado

es en tus ojos donde la luz desata sus mares

es por ti que el mar reanuda su juego

es en tu voz donde la noche amansa sus vientos

propicios

y es en el centro de tu risa donde el día ordena sus

mástiles

 

es a ti a quien la mañana dedica su empeño

a quien prefiere la línea del mediodía

por quien se preparan los hábitos del anochecer

 

es por ti que cada nombre ha clavado sus anclas

y por quien el año alberga demasiado optimismo

 

es en tu corazón donde madura lo que está por venir

Tomado de:

https://blogdelamasijo.blogspot.com/2009/10/alberto-vanasco-arte-poetica.html

 

 

A mi hijo...

 

Las únicas virtudes de tu padre son

algunas pocas cosas que nunca hizo.

 

Sus únicas culpas: otras muchas cosas que dejó de hacer.

 

En el terreno de lo hecho sólo unas cuantas sombras

          varillas confusas

           pasiones como nada.

 

Y en el tiempo

sólo tu sonrisa que arde

sólo un gran amor que se arraigó

sólo algún poema que respira.

 

Esto en cuanto a mí..

 

Y para tus años

la cal viva de la alegría

el préstamo lustroso del porvenir

la estridencia de las cosas

el calor y el temblor de otros hombres

y la luz con que nosotros soñamos.

 

Hay en el contorno del mundo

una lámina de fuego que todo hombre

puede pisar.

Hay en el agua de todos los mares una gota de sombra

que todo hombre debe beber.

Hay en el espacio una campanada perdida

que todo hombre se sienta a escuchar.

Por esa lámina

con esa gota

en esa campanada se vive.

Tomado de:

https://blogdelamasijo.blogspot.com/2013/03/alberto-vanasco-mi-hijo.html

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