domingo, 7 de julio de 2024

POEMAS DE DIANA BELLESSI

 

Un archipiélago de islas hendido…

 

Un archipiélago de islas hendido

por pequeños ríos y arroyuelos

Acequias donde las tortugas

las almejas negras hacen su casa

Reverberar de verde sin interrupción

y el eco espejeante de los pájaros

sostienen la trama. Tigre le pusieron

Los nativos le dicen La Isla

simplemente

Un aura de pumas y ciervos en retirada

De junqueros delgados

taciturnos como estelas en el agua

La barca sin patrón, las plantaciones

arruinadas y un puñado de isleños

en tareas de “mantenimiento”

No era necesario partir tan lejos

a fundar Leyenda

Profundo en este cuarto cuando todo

se deshace deslizando

fuera del sueño. Despierto y sigue viva

Leyenda. Como mi sombra. Y la Sombra grave

de la muerte alerta en las tramas del deseo

 

 

Tomo y obligo

 

No renunciaré, no,

a nombrar esta belleza

cuando esté sostenida con el corazón,

cuando tenga la certeza

de que no es un ornamento

o instrumento para hablar sólo de lo humano

o de mí. El camino

que interseca, cruz de amor

donde se encuentra lo viviente. Por lo que es

y sé, y no sé y no sólo

aquello que le otorgo

Lo singular de mi conciencia no me arroga

privilegios de saber,

dictamen sobre el otro

y disponer como si acaso no existiera

tanto, tanto como yo

con el concierto. Enigma

transparente, retablo del Edén. Francisco

y Juan lo hicieron, tomo y

obligo. Fe al impulso

sostenido que en los versos hace un nido,

decirle no, ah error

consumado de la artista

Estar atenta, ser más fina cuando el rostro

del otro humano en su

belleza y su desdicha

se perfila aquí, en desamparo, es ese

su poder, como lo es

la trémula voz que en verso

teje la bienvenida, entre vos y yo.

 

 

Dulcita como la mielita, Nicaragua, Nicaragüita…

 

Fue en la mañana de la plaza de Granada

que lo oí, y a una seño chiquitita llena

de gracia con su criolla falda sentada

 

como reina de nada a quien pregunté ¿y ése

el que así canta quién es?, le brillaron presto

los ojitos en la cara y su entusiasmo

era una ráfaga temblando hacia los altos

árboles de la plaza, “al amanecer rasga

la noche con su canto y llega la luz”,

dijo, “como si fuera el espíritu santo”

y así la llama de su voz hacía trinar

al clarinero negro más y más arriba

de la rama, entonces comulgué en Granada

mientras ambos pajaritos de Dios cantaban

como hace la poesía del poeta, liberada

 

 

Amor de cetrería

 

Las siete y mengua la tormenta

el gris acero de las nubes se disuelve

en rosa tenue y pareciera

 

decirnos está bien, hay tregua

como si el cielo nos pusiera una cara

de niño o de cordero antes

 

de entregarse a la negra noche

sedienta que lo espera para acunarlo

en el más claro de los sueños

 

y venga así a nosotros

demente y hermoso al otro día haciéndonos

olvidar bajo el pacífico

 

sol la tormenta por entero

como si el viernes de la cruz fuera contiguo

y sólo uno con el nacer dulcísimo

 

que se renueva sin cesar

hasta esa hora ciega parada ahí enfrente

donde ni siquiera el amor

 

te salva cuando la noche olvida ser madre

para salir de caza

 

 

El jardín de los milagros

 

Temprano en la mañana mi madre intenta

llamarme por teléfono, y en la tarde

luego me cuenta: “tan hermosa noticia

tengo”, con una voz de aterciopelado

misterio, muy serena y suave anunciando

“la pequeña magnolia se abrió en dos flores

por primera vez”. Hay justicia, pensé

con un agua dulce que se abría paso

en mi corazón. Esa magnolia que ella

plantó bajo la mirada de mi padre

años atrás diciéndole melancólico

“si no la verás florecer, tarda tanto”

Y yo, verano tras verano mentía

un poco o creía o pasaba revista

de las pequeñas magnolias florecidas

que supe visitar en una placita

por Colegiales, adonde robé aquella

reina blanca, perfumada y frágil que huelo

aún en la distancia como si fuera,

como si hubiera sido una hostia pascual

o el cuerpo de la amada, la comunión

con lo bello del mundo, como mi madre

lo siente ahora y lo dice en esa voz

que me parece el cantar de los cantares

Florecerá, le aseguraba, el próximo

verano, ya verás, y hoy ha sido visto,

esta vez se unieron belleza y justicia

para ganarles juntas, las dos al tiempo

Tomado de:

https://www.revistaaltazor.cl/diana-bellessi-2/

 

 

Variaciones de la luz

Un revuelo naranja al poniente

en lucha libre con el violeta

donde se hace de repente un claro

verde como aquel rayo purísimo

perseguido en la juventud

y al fondo el coro de las gallinetas

y un silencio al frente que corta

el tajo de luna

con más silencio

y plata y noche hasta que sólo

quedan las luces de tu casa

a veces como mágicas naranjas

dulces y en la soledad amargas.

 

 

Arte ni parte

 

Demora el cuerpo su sintonía y más aún

demora la mirada en él, mirada que siente

lo que ve mas perdida en exceso de belleza

y dormida todavía en la bonanza,

nada ve,

 

visito al Tata en las mañanas y me quedo

mirando como trabajan, el Mario y él,

en la magia de las cumbreras y las tijeras

el invisible tejado se levanta

de aire todavía

bajo las ondas de los sauces y la charla

va de clavo en clavo y giros de la olorosa

madera mientras el Tata enseña, así, o asá,

y los sutiles movimientos del Mario,

lánguidos me hipnotizan como si una calma chicha

aquietara el cuerpo y también la mente

y no hubiera más

porqué que el del presente,

clavarla bien y cepillar la madera hasta que quede la seda

de su tacto, la seda del silencio rozada

por la brisa o el quiquiriquí filoso de un gallo,

 

replegada en este mundo que conozco tanto

o conocí de niña y se renueva siempre

la afinidad con lo amado, empiezo a oír,

a ver, y así las frases vuelven como corderos

al atardecer, de forma tal que ya no temo

si anacrónicos son mis poemas, si me debo

al presente o si ya fui, ni siquiera temo

a esa palabra mala de la que ahora habría

que huir como de un perro sarnoso:

lírica,

 

su fragilidad sí, su intemperie entregada

a cielo abierto, íntima, sin reparo ni cumbrera

 

Corre paradigma de miel…

Corre paradigma de miel

Yo me quedo en el jardín viendo

abrir las semillas de gingo

un árbol sabio por antiguo

y simple como el brote de un

poroto

Ríos de la mente sabrán porqué

el revés de la trama te lleva hacia

Leyenda

Un alma sola enfrenta su pasado

para luego dar la cara a la muerte

Aquí, no hay poder del

pensamiento ni saber

que al mundo modifique

Paciencia solamente

que busca sentimiento,

sentido en la astillada

totalidad del puma

cruzando el tiempo como

a un tapiz. El bosque

se transforma en jardín

a medias modelado

por la conciencia humana

como si una mujer hablara a otra en

un cruce de aguas profundas y clara.

Tomado de:

https://elduendeoruro.com/2021/10/03/poemas-de-diana-bellesi/

 

 

Pasos de baile

 

Hoy la muerte se hizo presente

de un modo nuevo, no en las cosas

sino en mí, cuerpo y mente ya lo saben

aunque yo, no lo sé

 

 

sube a mi hombre la muerte

y a medio metro alea

una tacuarita, los caseros

se cortejan sólo a tres

 

las pavitas caminan

sobre el pasto y picotean

a dos como si acaso

fueran pasos de baile,

 

nueva cae la vida sobre ellos

como nueva la muerte sobre mí

 

 

En el umbral

 

¿Por qué no viene

el lenguaje leve

rompiendo su capullo

y en la música pueda

yo confiar

seguirlo a ciegas

en el tam-tam

del corazón que lo vuelve

ligero hacia el mar del tiempo

como ese polluelo

que a las pavas de monte

sigue detrás

y rehace la gracia

del interior sombrío

con la luz pequeña

para así confiar,

confiar…?

 

 

Tan breve y tan eterno

 

Rápido anochece

y una gallineta

le canta a otra

 

en la orilla opuesta

del río como

cuidandosé

 

de la oscuridad

que llega

mientras Talita

 

como la noche

enfila rápido

hacia la casa

 

y los últimos

zorzales lanzan

su lamento

 

en esta hora

suave

donde apenas

 

cae una hoja

de los robles

y luego otra

 

con el sonido

misterioso

del instante

 

antes de la noche

sin luna

 

 

Veranito de Santa Rosa

 

Vamos por el Gambado y de pronto

al alzar los ojos veo

la desnudez preñada de agosto

en las finísimas ramas

de un gris de humo con sus yemas a punto

de reventar, y mansamente lloro

de alegría nomás

mientras el cielo gira

en su celeste claro

como si acaso me sonriera

 

o yo no sé será mi corazón

saliendo de la jaula

el que se ríe de mis ojitos

bobos mientras aplaude

a todo lo que va a nacer

 

y es de bellaza nomás que lloro

por volver a casa en la desnudez

preñada de agosto bajo las nubes

blancas de los ciruelos

y primicias del verde en filigrana

que aún cobija las altas

y finas ramas de los árboles

color del humo. Al fin… me dice todo,

vení, despertá, dormí dulcemente

con nosotros…

Tomado de:

https://eternacadencia.wordpress.com/2015/04/14/cuatro-poemas-de-diana-bellessi/

 

 

Destino

   

Tablas acosadas por la humedad y el bicho

guardan mi corazón como un lucero

y no me importa la gente ni la plata

sino el crac crac del grillo en la mañana

del silencio, el gallo allá a lo lejos

y ese girar de Talita que busca el sitio

para echarse al sol en el alero

mientras la sombra de papá en su silla

me dice sí y alcanza un mate con

cáscaras de naranja, sí, m’hijita,

los pasos del principio con las huellas

nítidas del final… 

   

   

Ekstasis

   

Moverme en lo abierto

como lo hace el cazador

    

bañar y silbar como el viento

en lo abierto

   

como la roca en el torrente y la piedra

en el granizo y el mosquito

   

con sus ojos abiertos

solamente a ello y nada más

   

en lo abierto

de una forma impensada

   

sin ver

ya nada, ya nada

Tomado de:

https://luvina.com.mx/poemas-diana-bellessi/

 


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