Un archipiélago de islas hendido…
Un archipiélago de islas hendido
por pequeños ríos y arroyuelos
Acequias donde las tortugas
las almejas negras hacen su casa
Reverberar de verde sin interrupción
y el eco espejeante de los pájaros
sostienen la trama. Tigre le pusieron
Los nativos le dicen La Isla
simplemente
Un aura de pumas y ciervos en retirada
De junqueros delgados
taciturnos como estelas en el agua
La barca sin patrón, las plantaciones
arruinadas y un puñado de isleños
en tareas de “mantenimiento”
No era necesario partir tan lejos
a fundar Leyenda
Profundo en este cuarto cuando todo
se deshace deslizando
fuera del sueño. Despierto y sigue viva
Leyenda. Como mi sombra. Y la Sombra grave
de la muerte alerta en las tramas del deseo
Tomo y obligo
No renunciaré, no,
a nombrar esta belleza
cuando esté sostenida con el corazón,
cuando tenga la certeza
de que no es un ornamento
o instrumento para hablar sólo de lo humano
o de mí. El camino
que interseca, cruz de amor
donde se encuentra lo viviente. Por lo que es
y sé, y no sé y no sólo
aquello que le otorgo
Lo singular de mi conciencia no me arroga
privilegios de saber,
dictamen sobre el otro
y disponer como si acaso no existiera
tanto, tanto como yo
con el concierto. Enigma
transparente, retablo del Edén. Francisco
y Juan lo hicieron, tomo y
obligo. Fe al impulso
sostenido que en los versos hace un nido,
decirle no, ah error
consumado de la artista
Estar atenta, ser más fina cuando el rostro
del otro humano en su
belleza y su desdicha
se perfila aquí, en desamparo, es ese
su poder, como lo es
la trémula voz que en verso
teje la bienvenida, entre vos y yo.
Dulcita como la mielita, Nicaragua, Nicaragüita…
Fue en la mañana de la plaza de Granada
que lo oí, y a una seño chiquitita llena
de gracia con su criolla falda sentada
como reina de nada a quien pregunté ¿y ése
el que así canta quién es?, le brillaron presto
los ojitos en la cara y su entusiasmo
era una ráfaga temblando hacia los altos
árboles de la plaza, “al amanecer rasga
la noche con su canto y llega la luz”,
dijo, “como si fuera el espíritu santo”
y así la llama de su voz hacía trinar
al clarinero negro más y más arriba
de la rama, entonces comulgué en Granada
mientras ambos pajaritos de Dios cantaban
como hace la poesía del poeta, liberada
Amor de cetrería
Las siete y mengua la tormenta
el gris acero de las nubes se disuelve
en rosa tenue y pareciera
decirnos está bien, hay tregua
como si el cielo nos pusiera una cara
de niño o de cordero antes
de entregarse a la negra noche
sedienta que lo espera para acunarlo
en el más claro de los sueños
y venga así a nosotros
demente y hermoso al otro día haciéndonos
olvidar bajo el pacífico
sol la tormenta por entero
como si el viernes de la cruz fuera contiguo
y sólo uno con el nacer dulcísimo
que se renueva sin cesar
hasta esa hora ciega parada ahí enfrente
donde ni siquiera el amor
te salva cuando la noche olvida ser madre
para salir de caza
El jardín de los milagros
Temprano en la mañana mi madre intenta
llamarme por teléfono, y en la tarde
luego me cuenta: “tan hermosa noticia
tengo”, con una voz de aterciopelado
misterio, muy serena y suave anunciando
“la pequeña magnolia se abrió en dos flores
por primera vez”. Hay justicia, pensé
con un agua dulce que se abría paso
en mi corazón. Esa magnolia que ella
plantó bajo la mirada de mi padre
años atrás diciéndole melancólico
“si no la verás florecer, tarda tanto”
Y yo, verano tras verano mentía
un poco o creía o pasaba revista
de las pequeñas magnolias florecidas
que supe visitar en una placita
por Colegiales, adonde robé aquella
reina blanca, perfumada y frágil que huelo
aún en la distancia como si fuera,
como si hubiera sido una hostia pascual
o el cuerpo de la amada, la comunión
con lo bello del mundo, como mi madre
lo siente ahora y lo dice en esa voz
que me parece el cantar de los cantares
Florecerá, le aseguraba, el próximo
verano, ya verás, y hoy ha sido visto,
esta vez se unieron belleza y justicia
para ganarles juntas, las dos al tiempo
Tomado de:
https://www.revistaaltazor.cl/diana-bellessi-2/
Variaciones de la luz
Un revuelo naranja al poniente
en lucha libre con el violeta
donde se hace de repente un claro
verde como aquel rayo purísimo
perseguido en la juventud
y al fondo el coro de las gallinetas
y un silencio al frente que corta
el tajo de luna
con más silencio
y plata y noche hasta que sólo
quedan las luces de tu casa
a veces como mágicas naranjas
dulces y en la soledad amargas.
Arte ni parte
Demora el cuerpo su sintonía y más aún
demora la mirada en él, mirada que siente
lo que ve mas perdida en exceso de belleza
y dormida todavía en la bonanza,
nada ve,
visito al Tata en las mañanas y me quedo
mirando como trabajan, el Mario y él,
en la magia de las cumbreras y las tijeras
el invisible tejado se levanta
de aire todavía
bajo las ondas de los sauces y la charla
va de clavo en clavo y giros de la olorosa
madera mientras el Tata enseña, así, o asá,
y los sutiles movimientos del Mario,
lánguidos me hipnotizan como si una calma chicha
aquietara el cuerpo y también la mente
y no hubiera más
porqué que el del presente,
clavarla bien y cepillar la madera hasta que quede la
seda
de su tacto, la seda del silencio rozada
por la brisa o el quiquiriquí filoso de un gallo,
replegada en este mundo que conozco tanto
o conocí de niña y se renueva siempre
la afinidad con lo amado, empiezo a oír,
a ver, y así las frases vuelven como corderos
al atardecer, de forma tal que ya no temo
si anacrónicos son mis poemas, si me debo
al presente o si ya fui, ni siquiera temo
a esa palabra mala de la que ahora habría
que huir como de un perro sarnoso:
lírica,
su fragilidad sí, su intemperie entregada
a cielo abierto, íntima, sin reparo ni cumbrera
Corre paradigma de miel…
Corre paradigma de miel
Yo me quedo en el jardín viendo
abrir las semillas de gingo
un árbol sabio por antiguo
y simple como el brote de un
poroto
Ríos de la mente sabrán porqué
el revés de la trama te lleva hacia
Leyenda
Un alma sola enfrenta su pasado
para luego dar la cara a la muerte
Aquí, no hay poder del
pensamiento ni saber
que al mundo modifique
Paciencia solamente
que busca sentimiento,
sentido en la astillada
totalidad del puma
cruzando el tiempo como
a un tapiz. El bosque
se transforma en jardín
a medias modelado
por la conciencia humana
como si una mujer hablara a otra en
un cruce de aguas profundas y clara.
Tomado de:
https://elduendeoruro.com/2021/10/03/poemas-de-diana-bellesi/
Pasos de baile
Hoy la muerte se hizo presente
de un modo nuevo, no en las cosas
sino en mí, cuerpo y mente ya lo saben
aunque yo, no lo sé
sube a mi hombre la muerte
y a medio metro alea
una tacuarita, los caseros
se cortejan sólo a tres
las pavitas caminan
sobre el pasto y picotean
a dos como si acaso
fueran pasos de baile,
nueva cae la vida sobre ellos
como nueva la muerte sobre mí
En el umbral
¿Por qué no viene
el lenguaje leve
rompiendo su capullo
y en la música pueda
yo confiar
seguirlo a ciegas
en el tam-tam
del corazón que lo vuelve
ligero hacia el mar del tiempo
como ese polluelo
que a las pavas de monte
sigue detrás
y rehace la gracia
del interior sombrío
con la luz pequeña
para así confiar,
confiar…?
Tan breve y tan eterno
Rápido anochece
y una gallineta
le canta a otra
en la orilla opuesta
del río como
cuidandosé
de la oscuridad
que llega
mientras Talita
como la noche
enfila rápido
hacia la casa
y los últimos
zorzales lanzan
su lamento
en esta hora
suave
donde apenas
cae una hoja
de los robles
y luego otra
con el sonido
misterioso
del instante
antes de la noche
sin luna
Veranito de Santa Rosa
Vamos por el Gambado y de pronto
al alzar los ojos veo
la desnudez preñada de agosto
en las finísimas ramas
de un gris de humo con sus yemas a punto
de reventar, y mansamente lloro
de alegría nomás
mientras el cielo gira
en su celeste claro
como si acaso me sonriera
o yo no sé será mi corazón
saliendo de la jaula
el que se ríe de mis ojitos
bobos mientras aplaude
a todo lo que va a nacer
y es de bellaza nomás que lloro
por volver a casa en la desnudez
preñada de agosto bajo las nubes
blancas de los ciruelos
y primicias del verde en filigrana
que aún cobija las altas
y finas ramas de los árboles
color del humo. Al fin… me dice todo,
vení, despertá, dormí dulcemente
con nosotros…
Tomado de:
https://eternacadencia.wordpress.com/2015/04/14/cuatro-poemas-de-diana-bellessi/
Destino
Tablas acosadas por la humedad y el bicho
guardan mi corazón como un lucero
y no me importa la gente ni la plata
sino el crac crac del grillo en la mañana
del silencio, el gallo allá a lo lejos
y ese girar de Talita que busca el sitio
para echarse al sol en el alero
mientras la sombra de papá en su silla
me dice sí y alcanza un mate con
cáscaras de naranja, sí, m’hijita,
los pasos del principio con las huellas
nítidas del final…
Ekstasis
Moverme en lo abierto
como lo hace el cazador
bañar y silbar como el viento
en lo abierto
como la roca en el torrente y la piedra
en el granizo y el mosquito
con sus ojos abiertos
solamente a ello y nada más
en lo abierto
de una forma impensada
sin ver
ya nada, ya nada
Tomado de:
https://luvina.com.mx/poemas-diana-bellessi/
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