lunes, 8 de julio de 2024

POEMAS DE THOMAS LIGOTTI


Ahí vas

 

La muerte es aterradora,

 

y morir es igual de malo.

 

Decí lo que quieras,

 

no lo tomaremos bien.

 

 

 

Entonces, ¿Cómo podemos vivir

 

Con todo eso por delante?

 

algo nos debe estar

 

engañando constantemente

 

 

 

Nuestros cerebros son engañados

 

para que no creamos,

 

por alguna razón,

 

no vamos a seguir y seguir

 

 

 

Nuestros pensamientos están nublados

 

para que no podamos concebir

 

el proceso exacto

 

que nos espera.

 

 

 

O tal vez nosotros pensamos

 

que cuando llegue el momento,

 

alguien más llegará para hacerse cargo,

 

sobreviviremos.

 

 

 

En lo que respecta a la lógica,

 

todos somos brutos.

 

¿Cómo podríamos no saber

 

que nacimos para irnos?

 

 

Creciendo

 

Ellos dijeron que estaba todo bien,

 

que las cosas venían bien.

 

Pero vos eras muy joven

 

y viste que mentían.

 

 

 

Dijeron que era lo mejor,

 

que el sufrimiento había terminado.

 

Ahora sos mayor

 

y lo mejor no parece muy bueno.

 

 

 

Dijeron que no había nada más

 

que hacer por vos.

 

Vos dijiste, “Bien”, eras suficientemente mayor

 

como para saber cómo son las cosas.

Tomado de:

https://www.jennifer.net.ar/single-post/2020/06/03/poemas-muertos

 

 

El jugador que no se arriesga

Hay una mayor oscuridad

Y muchos desearían ver

 

Hay una mayor oscuridad

De la que la mayoría quisiera contemplar

 

Hay una mayor oscuridad

 

Aquellos que han tratado de hablar de la oscuridad

Siempre han encontrado que sus palabras se han convertido en tonterías

Aquellos que han tratado de hablar de la oscuridad

Siempre han encontrado sus recuerdos, perdidos o transformados

En doctrinas y filosofías

Nunca lo pretendieron

O posiblemente sus cuerpos y mentes mientras conciben tales cosas

Perdidos para siempre en la oscuridad

Que pocos desearían ver, y la mayoría no se atreve a contemplar

 

Hay una mayor oscuridad

 

Quizás en sus momentos finales puedan darse cuenta

O se les muestre, que eran, después de todo

Sólo jugadores inconscientes en un

juego sin nombre y sin fin

 

Sólo jugadores inconscientes

 

Y después de que estas almas hayan sido arrojadas gritando al olvido

No queda ninguna voz para contar el resultado

Salvo la voz aullante de la oscuridad

 

Hay una mayor oscuridad

Hay una mayor oscuridad

 

No queda ninguna voz

No queda

ninguna voz

© del propietario. Proporcionado sin cargo para fines educativos

 

 

Nadie es nadie

Los que residimos en la Ciudad Impía,

los que brotamos de la negrura de un viejo sótano

o brotamos como cenizas oscuras de una chimenea sucia,

 

los que somos ciudadanos permanentes de la Ciudad Impía

no somos ni ángeles ni demonios.

Aunque a veces se nos pide que desempeñemos esos papeles,

para el propósito de algún juego que se viene desarrollando desde que el mundo comenzó,

representando nuestros papeles en un espectáculo teatral prolongado e intrincado que nunca entenderemos

ni nos preocuparemos nunca en entender.

 

Sin embargo, en realidad no somos tan diferentes de los turistas que a veces visitan nuestro pequeño pueblo

y a veces se quedan con nosotros para siempre.

Que también nacieron de la misma negrura que nosotros, como lo fue todo.

 

Sin embargo, hay un aspecto en el que nosotros, los habitantes de la Ciudad Impía,

divergimos de todos los demás en este mundo,

que están tan atrapados en el juego que se está desarrollando,

que se identifican tan completamente con los papeles que se les han dado para desempeñar en el universo del espectáculo teatral,

que realmente creen ser alguien o algo.

 

Nosotros, en cambio, no sufrimos de semejante engaño

. No somos nadie. No somos nada.

 

E incluso hablar en esos términos puede ser una pretensión demasiado grande.

 

Es decir, somos como todo el mundo.

Mientras que ellos, sin saber ni sospechar jamás la verdad de los hechos,

son como nosotros.

© del propietario. Proporcionado sin cargo para fines educativos.

 

 

Aquí tienes

La muerte es aterradora,

y morir es igual de terrible.

Digan lo que digan,

no lo tomamos bien.

 

Entonces, ¿cómo podemos vivir

con todo lo que nos espera?

Algo debe estar

engañándonos constantemente.

 

Nuestros cerebros están engañados

para que no creamos,

por la razón que sea, que

no seguiremos adelante.

 

Nuestros pensamientos están nublados

para que no podamos concebir

el proceso exacto

que nos espera.

 

O tal vez pensamos que

cuando llegue el momento,

alguien más llegará

para tomar el control y sobreviviremos.

 

En lo que respecta a la lógica,

todos somos torpes.

¿Cómo no íbamos a saber que

nacimos para ir?

© del propietario. Proporcionado sin cargo para fines educativos.

Tomado de:

https://allpoetry.com/Thomas-Ligotti

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