5. Latitud
BAJO qué lluvia, geranio, lloras tu dolor antiguo,
bajo qué espada guerrera gime tu corola párvula,
bajo qué rojo crepúsculo erígese tu imperio,
bajo qué signo se mueve tu corola enlucerada.
En el punto equidistante de la sed y el agua fresca,
entre el hambre y el pan blanco, entre el hombre y su
deseo
se sitúan los geranios como signos que expresaran
la anchurosa, la fecunda, la creciente fe del pueblo.
Sobre frías bayonetas con la sangre coagulada;
sobre blancos cementerios de cipreses rumorosos,
sobre heridos anfiteatros con antiguas pobredumbres
se sitúan los geranios ya
crecidos de presagios.
P
A
Q
R
U
A
I G
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E T
R A
S A
N C
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A L N
T
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R V E
J
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A
A D
O
Guatemala, águila
que cayó cautiva,
joven jaguar, puma
herido junto a
la
húmeda monja blanca,
pom
que traza los
inútiles
caminos por
los aires
coyote muerto por
el
agua envenenada, són
que nadie
canta,
templo derruido
y olvidado
en donde aún
se ofician
viejos ritos,
puente de las
dos sangres,
observatorio de plumas y
maíz, venado fino, juego
de pelota, luna
del lago sagrado,
punta de flecha,
cáscara de plátano
en donde tú
misma te resbalas,
Tecún Umán, moribundo
quetzal, río Xequijel,
río
de cadáveres, ángeles
de cal, horas
grises días
de amargo cuero,
libertad 15 de septiembre, el
relámpago de Mariano
Gálvez, la tempestad
de
Francisco Morazán, Justo
Rufino Barrios como
río que se
salió de cauce.
Estrada Cabrera era
tinieblas, Bananeras
y Tiquisate, Arévalo
y la Revolución.
Ábenz y la
Reforma
Agraria, la burguesía,
el alba
del proletariado,
y mucho
más que rebasa
tus
fronteras.
Rosa inmortal
Despetalada rosa y siempre viva
entre mis labios de metal en llama
vuela desde mis besos a la rama,
tibia nostalgia de húmeda saliva.
A mis anhelos mármol tal esquiva,
a mis pesares tierna como grama:
siempre te quiero rosa y panorama,
ódiote siempre rosa y decisiva.
Acostumbrado al peligroso juego,
déjame ser la llama de tu fuego
o el acerado filo de tus armas.
Y así vivir sin separarme nunca
de tu misterio de escultura trunca
sin zozobras, sin llanto y sin alarmas.
Anunciación del otoño
Un remolino de hojas se dispersa
en el vuelo azaroso de su huida;
la tarde se desangra malherida
y por sobrevivir ya no se esfuerza.
Las fontanas derraman su voz tersa
sobre la inmensidad estremecida;
la tarde desarmada y ya vencida
se va a morir en su dolor inmensa.
Algo se ha ido a golpes de campanas
a través del azul de la ventana;
queda la sensación de lo perdido,
de lo marchito ya bajo el olvido;
y en el trasfondo del reseco llano
otoño azoma su huesuda mano.
Tomado de:
Juegos palindrómicos
En el mundo de la palindromia, Etna es un ser fabuloso.
Ella da generosamente todo lo que se le pide. Y además estimula el optimismo de
quien la invoca:
ETNA LE DA ORO, ADELANTE.
ETNA LE DA RADAR, ADELANTE.
ETNA LE DA OJO ROJO, ADELANTE.
ETNA LE DA LUZ AZUL, ADELANTE.
ETNA LE DA SOPAS Y SAPOS, ADELANTE.
ETNA LE DA OÍDOS Y SODIO, ADELANTE.
ETNA LE DA ODIO Y OÍDO, ADELANTE.
ETNA LE DA ARROZ A LA ZORRA, ADELANTE.
ETNA LE DA ALLÍ RAMA AMARILLA, ADELANTE.
Todos somos poetas. Claro que hay diferencias. Hay los
poetas que se embriagan más y los que se embriagan menos…con el mismo licor de
la poesía.
SONETO DÓTENOS
¿ASÍ VERSOS REVISA?
EMIR, AME O POEMA RIME
ARRIMA, ARTE, LETRA A MIRRA.
ROMA LE DA TÉ O PAN A POETA DEL AMOR.
¿ASÍ TE OPACA VACA POETISA?
ESE MIRÓN ATEO POETA, NO RÍMESE.
¿LEO SU POESÍA? CAÍ. SE OPUSO ÉL.
NI A CAÍN O POESÍA CAÍ. SE OPONÍA CAÍN.
SÍ ES SU POÉTICA. YA CITÉ OPUS SEIS.
SI SÍ. RON GANA A ANAGNÓRISIS.
Elaborar es preparar con detenimiento y paciencia un
producto. Es así como se trabajan los palíndromos. Como los que siguen:
ELABORAD AJO HOJA DA. RÓBALE.
ELABORADOS A LA SODA RÓBALE.
ELABORADO TODA RÓBALE.
ELABORADO BODA RÓBÁLE.
ELABORADO MODA RÓBALE.
ELABORADO JODA RÓBALE.
ELABORADA NADA RÓBALE.
ELABORAD OJO BOBO. RÓBALE.
Si leemos el verbo notar al revés veremos un ratón. Y
así como los gatos juegan con los ratones, los palindromistas no se quedan
atrás.
SÉ NOTAR SOLOS RATONES.
SÉ NOTAR SOLA A LOS RATONES.
ATONAL RADAR APAÑA PARA DAR LA NOTA.
A LA MATONA LA NOTA MALA.
NOTAR ÁBRETE SÉSAMO, NO MÁS ES ÉTER BARATÓN.
ÁTONA, ELSA BARRAGÁN, AGARRÁBASLE LA NOTA.
Anadrio
Quien primero vio una nube de color anadrio
era un joven pastor de diecisiete abriles
que más tarde fue monarca de su reino
y hombre feliz hasta decir ya no,
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
En mil quinientos veinte
un español porquerizo de Castilla
vino a América y cuando se internó en la selva
vio un árbol de color anadrio
ese mismo soldado de fortuna
más tarde comió con Carlos V
y fue virrey;
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
En la época moderna otras personas
han visto objetos de color anadrio
y su suerte ha cambiado en forma radical.
Un pescador vio una sirena cuya cola
era anadria y desde entonces
pescó y pescó y pescó y pescó y ahora
es dueño de una flota ballenera;
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
Vendía periódicos un niño,
rapaz sin desayuno, de pobreza trajeado,
un día en su camino vio una piedra
que era, por supuesto, de color anadrio.
Ese niño actualmente es accionista
de una inmensa cadena de periódicos;
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.
Pinte usted
las paredes de su casa
de color anadrio
y le irá bien.
Oigo el rumor de los cipreses en las noches de luna
y pienso en las mil y una lunas adorables
que todos hemos tenido alguna vez en nuestras vidas,
distingo las voces quedas de la melancolía
y los murmullos con que la nostalgia me frecuenta.
Voces palpables, voces inefables, voces adorables
de la añoranza por lo que se fue o no fue y sigue
siendo;
los murmullos que en mi oído suspiran vivencias
agotadas
vasos donde conservo risas y sonrisas, ternuras y
ademanes.
Oigo los forcejeos del viento con las viejas cortezas
de los árboles donde grabé los nombres de mis novias
enlazados al mío en medio de ígneos corazones,
vano intento de ciclones que terminan por arrancar de
cuajo
aquellos esbeltos y altivos troncos de mi adolescencia.
Oigo el rumor de las olas de ya lejanas playas
y en mi mente aparecen manos que junto con las mías
tratan de atrapar al crepúsculo para ungir con sus
aceites
la piel de nuestros cuerpos jadeantes y lascivos.
Cipreses y murmullos, cortezas y crepúsculos
(no es por nada) pero a mí me hacen siempre los
mandados.
Tomado de:
https://www.isliada.org/poetas/otto-raul-gonzalez/
SUMA DE LA CORONA
Construido está el geranio
con los jugos más densos de la tierra
con lágrimas que mojan sus gemidos,
con hambre de madera,
con júbilo de témpano y mejilla,
largos desvelos de cartón y piedra
y la sangre que cae gota a gota
de la profunda herida
abierta ayer, abierta hoy,
¿mañana abierta?
FUTURO DEL SUEÑO
Bajo la luz radiante de esta tarde
que parece de junio y es de enero
un lento fuego en tus corolas arde.
El sueño que consume tu brasero,
que sueño de huracán par temido,
de huracán insurrecto y altanero.
El sueño en tus corolas consumido
mañana surgirá con nuevo aliento
como surge un recuerdo de un olvido.
El fuego de tu cáliz arde el viento
gozoso que contigo comunica
y no es ceniza, o, pero lamento.
El sueño que tu planta fortifica
y por las venas de tu tallo corre
lleva el fuego lustral que purifica.
Y pronto se erguirá como una torre.
LOS ALBAÑILES CANTAN
Los albañiles cantan desde los andamiajes
desde el cemento,
desde el hierro,
desde la cal;
sus ayudantes silban.
Los albañiles sudan chorros,
se ensucian las camisas
y trabajan con los zapatos rotos.
Pero el domingo se ponen las camisas blancas
y los zapatos nuevos, que rechinan un poco,
y se acercan a sus novias religiosamente
como quien se acerca a un mantel o mira un cromo.
Los albañiles trabajan cantando
una canción, cualquier canción,
y desde los andamios
se asemejan un poco a los ángeles
con sus alas de cal y entre nubes de arena.
Guardan dentro de su corazón
pequeñas ilusiones como frutas maduras
igual que las abuelas entre la ropa blanca
membrillos de olor.
Los albañiles cantan,
sus ayudantes silban.
A veces desde los andamios,
se derrumban.
Tomado de:
http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/guatemala/otto_raul_gonzalez.html
Amé su cuerpo...
Amé su cuerpo entonces y su alma.
Su piel fue para mí la tierra firme;
la soñé como un sexto continente
no registrado en mapas todavía.
Soñé con la bahía de su boca.
Su pelo era una selva virgen
que abría su misterio mineral y oscuro.
Soñé con las ciudades de sus pechos.
Los ríos de las venas que afloran en su piel
eran rutas abiertas
a la navegación y al gozo.
Se podía viajar en su mirada.
En las blancas llanuras de sus manos
yo cultivé el maíz y buenas relaciones.
Después no pude estar sino en su cercanía.
Tomado de:
http://poesiabreve-briefpoetry.com/ottogonzalez.html
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