lunes, 7 de julio de 2025

POEMAS DE CELIA GOURINSKI -PIONERA DEL SURREALISMO ARGENTINO-


PRIMER DOLOR

 

En aquel tiempo, cuando era pájaro, solía empinarme

hacia el sol, que como bondadosa madre me insinuaba caer a pique en el mar

 

Recuerdos de niño demente

Lucidez que reina en el momento de morir.

 

 

VISIONES

 

 

No me quites la memoria no me quites la visión de

todos los lugares donde mis tripas donde mis alas

pactaron contigo, ángel oscuro

Ángel ávido y vengador de la noche elegida para

amar con todos los elementos del mundo

No me quites ni un mendrugo de memoria soy tan

ociosa para morir

No me quites la memoria del pequeñísimo instante

en el que parpadean los ojos y es una brecha letal

que espanta a quien se animó a pactar la unión de

tu negrura de ángel enjaulado y el fulgor de los

esponsales de los hermanos

juntos alguna vez en la

Gran Obra

 

Llegó el momento

Benditas las lluvias que nos anunciaron nuestro beso

tan largo, nuestra estadía en la intemperie, con

plegarias sin destino, amado, las tantas que fui en

el filo de la tierra, ángel oscuro, quién será quién

a quién me entrego

 

El ángel es un resto de dios y no perdona

El que yo amo olvida el hambre en el momento de la

cena

 

Y no me quites la memoria, ni la más pequeña

memoria desgarrada, por si reviviera la bellísima

caricia en un ahora, ven aquí, no hay daño si nos

une la carne y el cielo

memoria de carne de cielo

 

 

CARTA MUERTA

 

Mi señor

alguna vez te he obedecido desde las sombras

fantasmas en los anónimos que hayan besado mis

tierras

Te guardo el castigo de un amor en las veredas de tu

cuerpo mientras sueñas mientras hueles mientras

trepas ese sol de madrugada, el que mora entre tu

aliento y mi aliento

Señor no pidamos permiso para empaparnos en el

único delirio de las bestias celestiales, late un bello

gemido en las caricias de la niña perversa que se

entrega a siestas prohibidas entre tu aliento y mi

aliento, perversa niña gratitud en todas las pasturas

delicadas y salvajes, señor alguna vez te he obedeci-

do fuera del pacto con las aves que se pierden, niña

perversa heme aquí

yo, señor, que te advengo en los horizontes

del deseo

yo, señor, con los colores sagrados del que ama

yo, señor, desde el precipicio qie siempre está

en lo alto

yo, señor, que no creo

que creo, señor, en el alcohol que tu boca

derrama en mi vida

Señor de los barcos que parten, hacia dónde... señor

de las moradas habitadas por labios tan tristes,

señor de mis labios tristes tan cerca de la tierra, mi

tierra, la de los fugitivos que te obedecieron alguna

vez

Toco tu enjambre de estrellas en el bello gemido de

niña perversa y sabia al revés

Señor tírame la tabla que flota en todas las aguas,

señor que te vas, señor mi señor pero nada me

salva ni tu tabla ni los pájaros

Adoratriz de tu sol niña perversa

 

Y quiero y me uno a ti, señor,

en la deriva

 

 

POETA INCIERTO

 

Quieran los barcos no desesperar en las brújulas locas

Sea así por los náufragos, quiera el mar no aliviarlos

Sucio lujo del odio, el invento de probables salvatajes:

¿a quién? ¿de qué curioso lugar en la ignorancia?

Señor Dios, no permitas que mi señor me otorgue

piedad

En los naufragios hubo una vez en que amarse no

tuvo culpa ni castigo. Quieran los mares ser impíos

en nombre de la Piedad

Dónde estamos, amor mío, cuando nuestro triunfo

nos premia con lo inalcanzable, cuando nuestra

extrema cercanía no deja lugar a lo cercano,

                ese árbol, ese aletear en la cornisa

                ese escalar en cualquier calle

Que hubo un terreno que dejó de ser baldío, que

hubo un temblor de besos de demonios…

Quieran los barcos ser brújulas locas, enamoradas

brújulas locas

 

 

PLENA SED

 

Sólo me recibe la intemperie

Cuando me despiden las odas familiares, cuando vago

sola en la espuma de los sementales de Dios, la

intemperie me cubre con su manto ávido de destruir

fronteras

Ábreme, amado, ábreme en el dominio del aire y del

sueño. Iremos juntos a velar a nuestros hermanos

del sol

Sólo quiero que la intemperie nos una en la alborada

de los que buscamos oro en la ciénaga iluminada

por la palabra libre

Intemperie, sálvame del sofisma de los sabios

impuros, de las canciones laudatorias en la boca del

Domesticador

 

 

INOCENCIA DESPUÉS

 

Inocencia, no desesperes en la culpa de los cuerpos

marchitos

Ellos nunca fueron elegantes, nunca un fulgor echó

sobre ellos su hechizo

Inocencia de bellas crueldades, acompáñame a

recorrer lugares reservados a los dioses burlones,

que juegan a devorar toda ley inventada por sus

vástagos

mira mis rodillas poco sumisas en el reino del verano

Mira mi escondrijo lleno de cofres que guardan

ropajes saturados de hastío en las maravillosas

familias

Mira la sombra de despedidas apresuradas, erróneas,

que se convirtieran en reflejos extremos del amor,

oh tembladeral de vidas

Te invito a pasear conmigo en los bosques, matas de

pelo en el lomo de la loba, en las axilas con olor a

cielo, en el duelo de los romances perdidos

Porque contigo he de cruzar leyendas majestuosas,

despojos feéricos, insignificantes cuartos perdidos

en la hondura de tu estigma, resurrecta orden de

no obedecer al amo más que cuando se acerca el

mediodía del espanto en el recinto vecino allí,

donde el muerto querido alza una copa de alcohol y

aúlla concediendo una visita al infierno

Tu ríspido imperio me eriza, me vuela, me estremece,

me hace desear padecer partir sin consuelo. Tu

sombra anega, pasionaria de los viajes trazados en

el vértigo del soñador

 

Puta mágica sagrada

https://actaliteraria.blogspot.com/2013/12/celia-gourinski.html

 

 

Vengo

 

Vengo de un país donde grandes animales del ayer

    anuncian su perpetuidad en un océano de sol

Hago el amor en antiguos agasajos, con alimañas,

    cangrejos, bichos de una historia pasada

Sobre arenas de playas habitadas por aves obesas,

    posaremos en los vientos con la mirada tras la

    mirada del ángel que fuera el horror

 

Vengo en ti

                    ya no hay más en nunca

 

 

En el fondo de mi noche

 

Astros silvestres caen con la solemnidad de mi gato

    cuando se desespera

Astros hirvientes me poseen oscuros como el sueño

    de un dragón en la medida de un hombre

Museos arrobadores dentro de mis ojos gigantes

    cuando la especie decae en los letargos

Hembras al calor de velas invertidas. Estigmas,

    solamente estigmas en mi pecho condecorado con

    los remansos en este río que se eleva al fondo de mi

    noche, de mi desnuda cabeza

 

 

Paisaje íntimo

 

Tantas ciudades tantos cielos derramados con inso-

    lencia tantos caracoles vacíos que ya no narran

    historias de mar tantos comedores de vagabundos

    hambrientos tantos bichos noctámbulos en la

    mitad del vértigo de madrugada tantos habitantes

    incautos y verdes ojeras y resplandores de hogares

    donde sólo quedan cenizas y todo tanto más, cuando

    se avecinan ceremonias nupciales y cada vez y cada

    amante y tanto en cada melancólica despedida en

    tanto revés de tus señas y tantas irreverencias hasta

    la sombra secreta y en cada movimiento lento y

    sagrado cuánto fuego en la alborada de los niños,

    en los zapatos gastados, en los sombreros que se

    ponen las nubes y cuántos mediodías sin sol y sin

    negrura y tanto desparpajo y tanto recorrido por

    zonas peligrosas y cuánto en tantas constelaciones

    del silencio y del naufragio

 

[Inocencia feroz, Argonauta, 1999]

Tomado de:

https://campodemaniobras.blogspot.com/2022/04/celia-gourinski-tres-poemas.html

 

Gravedad

Hay tanta muerte en los arrepentimientos

En verano se ama caminar bajo la lluvia, en medio de

 los pájaros y adornarse con el barro de los adioses,

 ganando su infinita gracia de la tristeza

En verano es bello el agobio del calor y los yacarés

 que juegan con los hombres mansos en la orilla de

 la laguna

Sí, es bello no pedir perdón ni en una estación ni en

 las otras

No me arrepiento de haber besado a quien asesinó en

 la cima del amor, hay tanta muerte en los arrepentimientos

Demiurgos con sus filtros me penetran y susurran

 cuán pocos inmortales persisten en el recuerdo

Tomado de:

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5113133.pdf

No hay comentarios.:

Publicar un comentario