Norte Sur Este Oeste
En primavera las verdes olas van en aumento
Extendiéndose hacia el norte, hacia el norte.
Sin obstáculos, sin cercas, no hay alambre de púas o
líneas de demarcación militar
que las detengan.
Viajan hacia el norte.
Cruzando los llanos y las montañas,
Azaleas y arbustos desertan también hacia el norte.
En verano las aves cantan
Se escucha el croar de las ranas
Y es lo mismo en todas partes.
En otoño, cae una avalancha de tonos dorados
Que viaja hacia el sur, hacia el sur.
Sin obstáculos, no hay zona que los detenga
Viajan al sur.
Por los ríos
Por los valles
Florecen cosmeas y hojas carmesíes que cruzan la
frontera sur.
En invierno el sabor helado del vinagre
Y la picante sopa matutina.
Siempre es igual.
Norte Sur Este Oeste: sin hacer distinción
El blanco cubre el mundo por igual
no se puede contener la nevasca.
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2017/01/muestra-de-poesia-coreana-contemporanea/
Monte de ánimas
En mi pueblo natal había un monte extraño.
Era el monte de ánimas y nunca nadie lo escaló.
El monte de ánimas no era visible de día.
Mientras que una niebla densa cubría la mitad de abajo,
las nubes tapaban lo que sobresalía; sólo
nos quedaba adivinar dónde se ubicaba.
Tampoco se ve de noche el monte de ánimas.
En despejadas noches claras a la luz de la luna y con
estrellas uno
sí podía echar una mirada fugaz a su figura negra,
pero era imposible decir su altura o su forma.
Un día me sobresaltó el deseo repentino de ver el monte
de ánimas -nunca abandonó mi corazón- tomé
el bus rápido a mi pueblo natal. Pero cómo me cuesta
decirlo, el monte de ánimas había desaparecido por
completo, y al
preguntar a los habitantes del pueblo, ya desconocidos
para mi, juraban todos,
que en esta región nunca había habido semejante monte.
Espíritus
Pssst
Mira el coche negro
que se avecina por la oscuridad
Mira este hombre en ropa cotidiana
que desaparece fumando por el callejón
Mira estas manchas de aceite extendiéndose por el suelo
desolado
Mira estos pedazos de hierro diseminados por la calle
Si no ven los rasgos de los espíritus
deben de ser ciegos
Están en el polvo suspendido, en el cemento
que se asienta con cada respiro en el pulmón
hasta ahogarnos finalmente
Si no oyen las voces de los espíritus
deben de ser sordos
Oigan las voces de aquellos cadáveres
que se pudren hundidos en el agua
Oigan las voces de aquellos cuerpos maltratados
colmar por cada chimenea el cielo
Oigan el quejido de la boca terca, que no abre los
labios hasta el fin
Oigan resonar los gritos de las órdenes del desfile por
la serena plaza sin árboles
Pssst
Muerte de un cangrejo joven
Un cangrejo joven
capturado junto a su madre tropieza del cesto de un
vendedor
mientras los cangrejos grandes penden de una cadena de
paja
escupiendo espuma y matraqueando inútilmente con sus
tenazas
huye, gatea de costado por el asfalto
en busca de su niñez, el juego de las escondidas en el
lodo,
la libertad del mar
Estira sus ojos, mira por todas partes
y luego muere bajo las llantas del camión militar
totalmente aplastado
Donde se pudre su cadáver, de un lado en el polvo
asciende una luz celestial que nadie vislumbra.
Pasos en la oscuridad
Parecen despertarse, frotándose los ojos, cuando
comienza a madrugar. Entre ellos muchas caras que
también conozco.
El viejo director de la escuela de música tradicional
se pasa
la mano por la barba con dignidad sobre el sofá de su
sala. La
abuelita de Nuha-Dong remienda un calcetín, puesto
sobre una perilla rota.
No te metas con la política, así pasa mi padre el
tiempo, hojea
almanaques antiguos y se ocupa de su chacra.
Mamá, que padeció un síncope cosechando arroz, todavía
está acostada
delante de la puerta de la alacena. Mi hermana mayor
se inclina una y otra vez orando por los muertos al
Bodisatva del Ultramundo.
La mascarilla de los excelentísimos políticos Kim Gu y
Chuksán –
uno sangrando aún por el atentado, el otro colgado –
también están
allí. Amigos, que perdieron sus vidas en la Revolución
de Abril,
deambulan hasta hoy en sus figuras juveniles,
luchadores
que se quemaron de protesta, sufren graves quemaduras.
Por lo tanto, a medianoche no sólo nuestra casa y la
hacienda, sino que toda
la ciudad y la provincia, montañas y campos, ríos y
mares,
están llenos de muertos, es muy difícil esquivarlos.
Por eso es pesaroso caminar por esa espesa oscuridad.
Nacimiento de una roca
¿Habrá rocas
en el valle más profundo
que nadie haya pisado?
Fui a las montañas
en busca de una roca
que desde el principio del tiempo esté sola, sin ser
vista.
Bajo pinos remotos
a la ladera sin sendero
había una roca
¿Hace cuánto
estará
esta roca vestida
de musgo
aquí?
¿Dos mil años? ¿Veinte mil? ¿O doscientos millones?
No
de ninguna manera
Si realmente nadie la ha visto hasta ahora
entonces
esta roca
desde ahora está
aquí
En el instante
que la vi
nació la roca
Tomado de:
https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/62_63/kim.html

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