miércoles, 27 de agosto de 2025

POEMAS DE ELOÍSA SOTO - POESÍA JOVEN DESDE VENEZUELA -

Kuai mare

 

El mar era cuenco con tu nombre

y el mundo espiral sobre tus dedos.

 

Un milpiés enroscado con anillos de ceiba y matapalo.​​

Colibríes, dantas, jaguares, bachacos,​​

magnolias, bromelias, begonias.

Todo fue verde y tembloroso ante tus ojos.

​​

Faltaba desnudez sobre la Tierra y plantaste un hombre:

Tenía manos, pies, codos,​​

rodillas, rostro y sexo.

 

Tal vez no era un hombre,

no había otro para verlo.

No necesitó palabras ni movimiento.

No entendió la forma de sus extremidades,

distintas a los árboles y a las paraulatas.

 

No supo pelar los dientes,​​

llover sus ojos,

abrir la piel.​​

Jamás hizo alguna pregunta.

Nunca contempló la belleza o la crueldad​​

de todo lo que habías dejado con él.

Era un hombre

sin el calor de las lunas de trigo,

sin terrores ni dialectos.

Un hombre desnudo,

nada más.

 

No sintió dolor ni tuvo hambre.

Se dobló hacia el suelo

junto a las hojas amarillentas.

Se le infló el pellejo

le brotaron alimañas desde adentro.​​

Se desvaneció en el pico de los zamuros,​​

en la lengua de los escarabajos.

 

Durmió sobre las piernas del bosque,

en las falanges de quien lo confinó a la esfera bravía.

 

Tal vez,

saberse hijo de alguien

hubiese sostenido su habitar:

Cantaría por el padre,

mataría fieras para su ofrenda.

Danzaría extático por una hembra color guacamayo.

Tendría tantos vástagos como granos de maíz,

que pedirán más hembras pájaras​​

y cerdos y frutas dulces,

para embriagarse​​

y plantar

semillas.

 

Pero no hubo tiempo de darle siquiera alma.

Quisiste prender fuego a sus restos​​

para que regresara a tus adentros​​

vuelto humarada.

 

Fue materia cadavérica,

 

carne,​​

osamenta.

 

Tú lloraste su muerte

y el mar se volcó sobre todas las cosas.

Ya no eran aves sino peces:

Avispas y golondrinas sumergidas por igual.

 

Padre enceguecido,

te arrancaste la voz a gritos

y la caracola de tu oído saltó al agua.

 

Eras el más cruel,

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ pensaste,

mientras escuchabas el canto distorsionado

de las criaturas

y el mundo se transformaba en un musgo

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ salado y espeso

 

 

(Segundo Premio del VII Concurso Nacional de Joven Poesía Hugo Fernández Oviol, 2024)

 

 

Fango sagrado

 

Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche,​​

nadie vio la canoa de bambú sumiéndose en el fango sagrado.

Jorge Luis Borges.

 

​​Madre,

ya es tarde para el remedio

se han disuelto las cruces de sal

este suelo devoró los cuchillos.​​

 

Todo ritual​​

quedó

sumergido.​​

​​

Atravesaste la montaña con mi peso en tus brazos

te arrastraste hasta lo más alto sin dejarme​​

siquiera

presentir la arena.

​​

Allí me sembraste

 ​​ ​​ ​​ ​​ ​​​​ Madre,​​

y eché raíces junto a las nubes.

​​

Desde arriba te distingo en un valle acuático

sin más resguardo que el celaje turbio.

​​

Un cardumen se revuelca en el horizonte

miran a los árboles rasgar el cielo​​

yagrumos enrojecidos​​

el coletazo de la gran serpiente

y los demonios ocultos en el vuelo del colibrí.

​​

Se han incrustado en la orilla

piden que acaricies su espalda​​ semianimal

que comprendas su agitación de párvulo

su miedo al repentino dibujo​​

de las luces sobre sus cabezas

el terror al bramido del habitante originario.

​​

Piden que los cargues en tus hombros

nuevamente hacia la cima.

​​

Ellos dirán que la lluvia viene​​

durante millones de años caerán vástagos cielos

que tallarán en las rocas

el nombre y el cuerpo de una madre​​

que pescará juguetes para ellos.

​​

El sueño es un barro profundo

allá buscas a tus antiguas hijas de trapo

caen a cántaros las crías con pieles escamadas

danzan hacia el seno de la borrasca.

​​

Lo que soñaste yace bajo el derrubio

he caído también​​

 ​​ ​​ ​​​​ Madre,

soy la cría que aguarda entre los escombros

con los ojos ennegrecidos

yo pertenezco a la cicatriz del río

al hogar bajo el fango rabioso.

​​

Ve a pescar tantos hijos como puedas

llévalos a lo más alto.

haz que bailen contigo para que el agua siempre vuelva

para que les haga nacer

 ​​ ​​ ​​ ​​​​ y luego​​

como una madre caníbal

nos devore desde el instinto

sin ​​ inmutarse.

 

(Poema finalista del 9no Concurso Nacional de Joven Poesía Rafael Cadenas, 2024)

 

 

Imagen primigenia

 

El primer rostro fue dorado brotó de las entrañas de la tierra

vagó

incomprensible por las llanuras

entre rebaños de seres enceguecidos.

Trepó la nuca de un animal dócil y se asentó en su pelambre como un demonio.

El animal miró a través de unas cuencas que no eran suyas miró a nadie mirar su acción ajena.

 

Miró al espejismo de un rostro sobre un rostro tuvo tanto miedo que se aventó al vacío

con los ojos secos

el primer rostro brotó de las entrañas de la tierra.

 

(Caballo final, Fundarte, 2022)

 

 

Espergesia​​ para Ícaro

 

Yo nací un día que Dios estuvo enfermo.

César Vallejo

 

La primera vez que abrió los ojos​​

se encontraba girando en un túnel arbóreo.​​

Iba cada vez más rápido​​

y perdía

a pedazos

sus alas.​​

 

Quiso guardar para siempre​​

la calidez del sol agujereando su piel.

Despojado

trazaba una danza helicoidal hacia el incendio.

 

Al llegar a lo más alto​​

atravesó nimbo acuático​​

perdiendo el resto de su forma angelical.​​

 

La segunda vez que abrió los ojos

estaba recostado en el pecho de la madre​​

bebiendo su calostro.

 

(Caballo final, Fundarte, 2022)

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2024/12/agua-grande-poesia-venezolana-eloisa-soto/

 

 

Madrebruja

Quien tenga un saber de futuro

que observe a través de la carne

cuántos engendros de sal me habitan

y atrape sus sombras en el signo.

Que viertan sus cabezas

 

entre un par de lunas de trigo

y jamás escuchen hablar del tiempo.

Que tengan terror del milpiés vegetal,

que atraviesa el techo cada noche

y hablen el dialecto pendular

entre agua y cenizas.

Que maten al toro y a las últimas gallinas:

     Nunca tendrán hambre.

Que se vayan lejos

donde no comprendan las formas del silencio.

La casa enfermará sin ellos,

el arroyo hervirá en la sangre de sus bestias y la luz se perderá en la fronda

Volverán,

siempre vuelven.

Tendrán edad de olvido,

me rasgarán el ombligo

y querrán armar su nido

para el último sueño.

Quien sepa mirarme ahora

que me despierte del incendio,

que me arranque la estirpe.

Que luego de esta palabra

     adentro

se haga sombra.

Tomado de:

https://tierraadentro.fondodeculturaeconomica.com/madrebruja/

 

 

La cría

Hay una Virgen dibujada en tierrablanca

no hallé su santa forma.

Las madres pidieron llegar a la próxima curva

iban descalzas.

Caminaron treinta y tres giros de monte.

Descansaron en la loma

para escuchar el aire

y la senda de las macaureles.

 

A lo lejos

un tifón de zamuros rasgando el cielo

sobre el cántico de los puercos inmolados.

 

Seguían caminando.

        No te detengas

        silva si te pierdes

dijeron.

Jamás aprendí

seguí sus huellas de orégano.

 

Las madres pisan como madres.

 

Caminamos seiscientos años atrás hasta las lajas rayadas

signos inteligibles

la piedra redonda al borde del abismo

y desde allí

el centro de la montaña

hambriento

respirando el fuego de las últimas culebras.

 

Esas mujeres

vuelven del incendio con las manos llenas de gladiolas.

 

Nunca tendré hijos

pero la sangre convoca

la montaña convoca

la madre convoca.

Tomado de:

https://www.madriguera.com.ve/2022/12/caballo-final-y-otros-poemas-poesia.html

 


Infraterno

Preguntan quién anda tan lejos

………..profundo

quién de ti.

 

En la laguna

sobre la isla que construyó

estuvo mi hermano.

 

Me aferré a la orilla de un frailejón

y lo perdí en la bruma.

 

Escudriño

el vacuo paisaje

mientras desciendo.

 

Retornamos a la sentencia de nuestro origen

absorbidos por el mismo vientre

desde brechas enfrentadas.

 

Los rostros desfigurados

en favor de la guerra

advierten nuestro legado.

 

Empuñamos armas ancestrales

………..emulamos

………..negamos

………..eludimos.

 

Él ha sabido irse y yo me he quedado.

 

Lo espero

alcanzar sus tobillos cuando sobrevuele.

 

Va tan alto

¡lejanísimo!

 

………..Arrecife de agua dulce

más frío cuanto más profundo.

 

Alguien se aferra a mis manos en la superficie.

………..Espeletia Grandiflora

 

miel de las más altas ausencias.

 

Él se ha ido

y su nombre lo fulmina todo.

 

 

Santa Bruja

Las manos de la primera insomne se posaban

como flotando

sobre el plato de peltre con agua y aceite

 

Rezaba

 

Me miraba y me tocaba la frente

volvía sus manos al plato

 

Tocaba mi frente que ardía

y miraba mis ojos febriles.

 

Decía

 

………Tienes caballos en los ojos

………las brujas tenemos caballos en los ojos

 

Cantaba con sus manos flotantes sobre aire luego agua y aceite.

Caballos en nuestros ojos indiosbrujos

ojos negros como los caballos.

El suelo se nublaba

y cantábamos al compás del galope.

 

Silencio

porque pasaba un ángel

cerrábamos los ojos para revelar su imagen

ella parecía conocerlos y describía sus alas santas

su cara santa

y sus santos haceres

 

Decía

 

…………………Este es tu serafín de bruja

…………………guárdalo bien

 

Y la grasa se juntaba con el agua en el plato de peltre

cantaba o rezaba pasando sus palmas por mi cabello

sacudiéndolas al piso

ya vendrían los seres alados a despojarnos de nuestros males.

 

………Bebe de este guarapo

………bébelo todo

 

………Deja de llorar que se te espantan los caballos

………te quemas la cara con lágrimas de bruja

Y se quemaba los pulgares limpiando mis mejillas.

 

El suelo se nublaba

cantaba para acallar la oscurana

decía

 

………La noche no es de fiar

y de la fosca brotaron culebras

………No quiero escuchar sus voces

mudaron sus cueros a hierbamala

Cuida de sus trampas

y el monte atravesó nuestra osamenta

luego las cenizas.

 

Entonces habitamos la noche

como serpientes depredando los astros

el peltre

el péndulo

nuestros ángeles

y los signos extraños bajo la palma

 

Conversaban ella y la madrugada

la niebla entraba en su boca para retenerla en el pecho

como inhalando la noche

apagaba el cigarrillo con sandalias de madera

para dormirnos ante el arribo solar.

 

Nos llevaron al templo de un hombre que sufre en la cruz

yo temía de ese hombre y mis ojos rogaban amparo

Me bañaron de aguas santas mientras flotaba en sus brazos indiosbrujos

manos indiasbrujas que tocaron el agua santa y dibujaron signos en mi frente

vestimos de colores ella y yo en el templo santo del hombre sangrante.

 

Decía

 

Madrina

Bruja

Madrina

 

con sus dedos entreverados en mis cabellos

sacudía los males en el pozo de agua santa.

 

Brujamadrina

 

La segunda insomne vive en el abandono de los espíritus celestes

repta entre el monte y la bruma que jamás volvió a tu pecho

El sueño es embrujo

los caballos están desbocados

el augurio trepa la médula

y los ojos relinchan como flor de fuego negro.

 

Mírame en tu espejo de aceite

Mírame bruja

que estoy por arder en esa tela

donde el mundo dispuso nuestro aquelarre.

 

La segunda insomne se queda escudriñando la mudez nocturna

para hallar tu canto y danzar con frenesí hasta prender la aurora.

Tomado de:

https://poesia.uc.edu.ve/caballo-final/

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