Kuai mare
El mar era cuenco con tu nombre
y el mundo espiral sobre tus dedos.
Un milpiés enroscado con anillos de ceiba y matapalo.
Colibríes, dantas, jaguares, bachacos,
magnolias, bromelias, begonias.
Todo fue verde y tembloroso ante tus ojos.
Faltaba desnudez sobre la Tierra y plantaste un hombre:
Tenía manos, pies, codos,
rodillas, rostro y sexo.
Tal vez no era un hombre,
no había otro para verlo.
No necesitó palabras ni movimiento.
No entendió la forma de sus extremidades,
distintas a los árboles y a las paraulatas.
No supo pelar los dientes,
llover sus ojos,
abrir la piel.
Jamás hizo alguna pregunta.
Nunca contempló la belleza o la crueldad
de todo lo que habías dejado con él.
Era un hombre
sin el calor de las lunas de trigo,
sin terrores ni dialectos.
Un hombre desnudo,
nada más.
No sintió dolor ni tuvo hambre.
Se dobló hacia el suelo
junto a las hojas amarillentas.
Se le infló el pellejo
le brotaron alimañas desde adentro.
Se desvaneció en el pico de los zamuros,
en la lengua de los escarabajos.
Durmió sobre las piernas del bosque,
en las falanges de quien lo confinó a la esfera bravía.
Tal vez,
saberse hijo de alguien
hubiese sostenido su habitar:
Cantaría por el padre,
mataría fieras para su ofrenda.
Danzaría extático por una hembra color guacamayo.
Tendría tantos vástagos como granos de maíz,
que pedirán más hembras pájaras
y cerdos y frutas dulces,
para embriagarse
y plantar
semillas.
Pero no hubo tiempo de darle siquiera alma.
Quisiste prender fuego a sus restos
para que regresara a tus adentros
vuelto humarada.
Fue materia cadavérica,
carne,
osamenta.
Tú lloraste su muerte
y el mar se volcó sobre todas las cosas.
Ya no eran aves sino peces:
Avispas y golondrinas sumergidas por igual.
Padre enceguecido,
te arrancaste la voz a gritos
y la caracola de tu oído saltó al agua.
Eras el más cruel,
pensaste,
mientras escuchabas el canto distorsionado
de las criaturas
y el mundo se transformaba en un musgo
salado y espeso
(Segundo Premio del VII Concurso Nacional de
Joven Poesía Hugo Fernández Oviol, 2024)
Fango sagrado
Nadie lo vio
desembarcar en la unánime noche,
nadie vio la canoa
de bambú sumiéndose en el fango sagrado.
Jorge Luis Borges.
Madre,
ya es tarde para el remedio
se han disuelto las cruces de sal
este suelo devoró los cuchillos.
Todo ritual
quedó
sumergido.
Atravesaste la montaña con mi peso en tus brazos
te arrastraste hasta lo más alto sin dejarme
siquiera
presentir la arena.
Allí me sembraste
Madre,
y eché raíces junto a las nubes.
Desde arriba te distingo en un valle acuático
sin más resguardo que el celaje turbio.
Un cardumen se revuelca en el horizonte
miran a los árboles rasgar el cielo
yagrumos enrojecidos
el coletazo de la gran serpiente
y los demonios ocultos en el vuelo del colibrí.
Se han incrustado en la orilla
piden que acaricies su espalda
semianimal
que comprendas su agitación de párvulo
su miedo al repentino dibujo
de las luces sobre sus cabezas
el terror al bramido del habitante originario.
Piden que los cargues en tus hombros
nuevamente hacia la cima.
Ellos dirán que la lluvia viene
durante millones de años caerán vástagos cielos
que tallarán en las rocas
el nombre y el cuerpo de una madre
que pescará juguetes para ellos.
El sueño es un barro profundo
allá buscas a tus antiguas hijas de trapo
caen a cántaros las crías con pieles escamadas
danzan hacia el seno de la borrasca.
Lo que soñaste yace bajo el derrubio
he caído también
Madre,
soy la cría que aguarda entre los escombros
con los ojos ennegrecidos
yo pertenezco a la cicatriz del río
al hogar bajo el fango rabioso.
Ve a pescar tantos hijos como puedas
llévalos a lo más alto.
haz que bailen contigo para que el agua siempre vuelva
para que les haga nacer
y
luego
como una madre caníbal
nos devore desde el instinto
sin inmutarse.
(Poema finalista del 9no Concurso Nacional
de Joven Poesía Rafael Cadenas, 2024)
Imagen primigenia
El primer rostro fue dorado brotó de las entrañas de la
tierra
vagó
incomprensible por las llanuras
entre rebaños de seres enceguecidos.
Trepó la nuca de un animal dócil y se asentó en su
pelambre como un demonio.
El animal miró a través de unas cuencas que no eran
suyas miró a nadie mirar su acción ajena.
Miró al espejismo de un rostro sobre un rostro tuvo
tanto miedo que se aventó al vacío
con los ojos secos
el primer rostro brotó de las entrañas de la tierra.
(Caballo final, Fundarte, 2022)
Espergesia para Ícaro
Yo nací un día que
Dios estuvo enfermo.
César Vallejo
La primera vez que abrió los ojos
se encontraba girando en un túnel arbóreo.
Iba cada vez más rápido
y perdía
a pedazos
sus alas.
Quiso guardar para siempre
la calidez del sol agujereando su piel.
Despojado
trazaba una danza helicoidal hacia el incendio.
Al llegar a lo más alto
atravesó nimbo acuático
perdiendo el resto de su forma angelical.
La segunda vez que abrió los ojos
estaba recostado en el pecho de la madre
bebiendo su calostro.
(Caballo final, Fundarte, 2022)
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2024/12/agua-grande-poesia-venezolana-eloisa-soto/
Madrebruja
Quien tenga un saber de futuro
que observe a través de la carne
cuántos engendros de sal me habitan
y atrape sus sombras en el signo.
Que viertan sus cabezas
entre un par de lunas de trigo
y jamás escuchen hablar del tiempo.
Que tengan terror del milpiés vegetal,
que atraviesa el techo cada noche
y hablen el dialecto pendular
entre agua y cenizas.
Que maten al toro y a las últimas gallinas:
Nunca tendrán
hambre.
Que se vayan lejos
donde no comprendan las formas del silencio.
La casa enfermará sin ellos,
el arroyo hervirá en la sangre de sus bestias y la luz
se perderá en la fronda
Volverán,
siempre vuelven.
Tendrán edad de olvido,
me rasgarán el ombligo
y querrán armar su nido
para el último sueño.
Quien sepa mirarme ahora
que me despierte del incendio,
que me arranque la estirpe.
Que luego de esta palabra
adentro
se haga sombra.
Tomado de:
https://tierraadentro.fondodeculturaeconomica.com/madrebruja/
La cría
Hay una Virgen dibujada en tierrablanca
no hallé su santa forma.
Las madres pidieron llegar a la próxima curva
iban descalzas.
Caminaron treinta y tres giros de monte.
Descansaron en la loma
para escuchar el aire
y la senda de las macaureles.
A lo lejos
un tifón de zamuros rasgando el cielo
sobre el cántico de los puercos inmolados.
Seguían caminando.
No te
detengas
silva si te
pierdes
dijeron.
Jamás aprendí
seguí sus huellas de orégano.
Las madres pisan como madres.
Caminamos seiscientos años atrás hasta las lajas rayadas
signos inteligibles
la piedra redonda al borde del abismo
y desde allí
el centro de la montaña
hambriento
respirando el fuego de las últimas culebras.
Esas mujeres
vuelven del incendio con las manos llenas de gladiolas.
Nunca tendré hijos
pero la sangre convoca
la montaña convoca
la madre convoca.
Tomado de:
https://www.madriguera.com.ve/2022/12/caballo-final-y-otros-poemas-poesia.html
Infraterno
Preguntan quién anda tan lejos
………..profundo
quién de ti.
En la laguna
sobre la isla que construyó
estuvo mi hermano.
Me aferré a la orilla de un frailejón
y lo perdí en la bruma.
Escudriño
el vacuo paisaje
mientras desciendo.
Retornamos a la sentencia de nuestro origen
absorbidos por el mismo vientre
desde brechas enfrentadas.
Los rostros desfigurados
en favor de la guerra
advierten nuestro legado.
Empuñamos armas ancestrales
………..emulamos
………..negamos
………..eludimos.
Él ha sabido irse y yo me he quedado.
Lo espero
alcanzar sus tobillos cuando sobrevuele.
Va tan alto
¡lejanísimo!
………..Arrecife de agua dulce
más frío cuanto más profundo.
Alguien se aferra a mis manos en la superficie.
………..Espeletia Grandiflora
miel de las más altas ausencias.
Él se ha ido
y su nombre lo fulmina todo.
Santa Bruja
Las manos de la primera insomne se posaban
como flotando
sobre el plato de peltre con agua y aceite
Rezaba
Me miraba y me tocaba la frente
volvía sus manos al plato
Tocaba mi frente que ardía
y miraba mis ojos febriles.
Decía
………Tienes caballos en los ojos
………las brujas tenemos caballos en los ojos
Cantaba con sus manos flotantes sobre aire luego agua y
aceite.
Caballos en nuestros ojos indiosbrujos
ojos negros como los caballos.
El suelo se nublaba
y cantábamos al compás del galope.
Silencio
porque pasaba un ángel
cerrábamos los ojos para revelar su imagen
ella parecía conocerlos y describía sus alas santas
su cara santa
y sus santos haceres
Decía
…………………Este es tu serafín de bruja
…………………guárdalo bien
Y la grasa se juntaba con el agua en el plato de peltre
cantaba o rezaba pasando sus palmas por mi cabello
sacudiéndolas al piso
ya vendrían los seres alados a despojarnos de nuestros
males.
………Bebe de este guarapo
………bébelo todo
………Deja de llorar que se te espantan los caballos
………te quemas la cara con lágrimas de bruja
Y se quemaba los pulgares limpiando mis mejillas.
El suelo se nublaba
cantaba para acallar la oscurana
decía
………La noche no es de fiar
y de la fosca brotaron culebras
………No quiero escuchar sus voces
mudaron sus cueros a hierbamala
Cuida de sus trampas
y el monte atravesó nuestra osamenta
luego las cenizas.
Entonces habitamos la noche
como serpientes depredando los astros
el peltre
el péndulo
nuestros ángeles
y los signos extraños bajo la palma
Conversaban ella y la madrugada
la niebla entraba en su boca para retenerla en el pecho
como inhalando la noche
apagaba el cigarrillo con sandalias de madera
para dormirnos ante el arribo solar.
Nos llevaron al templo de un hombre que sufre en la cruz
yo temía de ese hombre y mis ojos rogaban amparo
Me bañaron de aguas santas mientras flotaba en sus
brazos indiosbrujos
manos indiasbrujas que tocaron el agua santa y dibujaron
signos en mi frente
vestimos de colores ella y yo en el templo santo del
hombre sangrante.
Decía
Madrina
Bruja
Madrina
con sus dedos entreverados en mis cabellos
sacudía los males en el pozo de agua santa.
Brujamadrina
La segunda insomne vive en el abandono de los espíritus
celestes
repta entre el monte y la bruma que jamás volvió a tu
pecho
El sueño es embrujo
los caballos están desbocados
el augurio trepa la médula
y los ojos relinchan como flor de fuego negro.
Mírame en tu espejo de aceite
Mírame bruja
que estoy por arder en esa tela
donde el mundo dispuso nuestro aquelarre.
La segunda insomne se queda escudriñando la mudez
nocturna
para hallar tu canto y danzar con frenesí hasta prender
la aurora.
Tomado de:

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