Ámame Dios
Ámame en mi imperfección
y con mis errores.
Ámame en la misteriosa inquietud
que envuelve mis raíces.
Ámame Dios
con todo lo bueno que tengo
y aún más con mis desaciertos;
líbrame del futuro remoto, injusto e inmerecido.
Ámame en la rabia que no transformo en compasión,
en los gestos que he retenido
para no cruzar el umbral hacia la locura.
Ámame y devuélveme la inocencia
de quien cree en el futuro.
Ámame para no perder el asombro del presente.
Ámame para que yo haga las paces con el pasado.
Ámame Dios
porque sólo así descansaré en la beatitud de tu
infinito.
Del monólogo de Cassandra
Se asoma el carnaval
en el mismo trozo de mar,
justo allí donde
yo hubiese podido ser feliz.
La espuma de la alquimia que sentía en mí me llevó lejos
del dolor diario.
Regresé a la escena del crimen
con la linterna para no lastimarme.
Las mismas astillas locas
de un amor omnipresente
laceraron viejas heridas
y sólo fue culpa de mis pasos
entrenados para reiterar la confianza
en la más estéril de las ilusiones,
la de ser amada
a pesar de mis debilidades.
Declámame un poema
Ágape forzado, exhibido, ostentoso.
Ni siquiera la posibilidad de un café,
una llamada telefónica secreta,
un libro Galeoto.
Se cuentan los “me gusta”
para medir
el éxito del engaño.
Se llevan vestidos de fiesta
para enmascarar el vacío
de una torpe rutina.
Del consenso virtual
se deduce
la calidad de un matrimonio,
fingir nunca ha sido
tan fácil.
Es un juego de niños…
Ostentoso, exhibido, recitado.
Declámame un poema
desde la última estrella de la derecha.
En el cofre del tesoro de los piratas
en la isla que no está yace tu corazón de niño,
el que está libre de todas las ventajas,
el que se sorprende y aún vibra
por mi sonrisa.
Pendular de los cielos
Yo, viajera de los cielos
por amor filial.
Yo que temía los carruseles
y los momentos desechables.
Organizar todo
minuciosamente,
dejar la tarea
a mis alumnos,
las llaves a la vecina,
el gato a pensión
completa.
Yo que el domingo
no iba a misa
descubro otra forma
de oración.
Y no me pesa
este peregrinar
si la recompensa
sigue siendo su sonrisa.
Un dolor lleno de nada
El amor es una ausencia que no pasa,
recita el texto en los murales de los suburbios.
A veces, se desliza esa nostalgia
detrás del escenario de los días habitados.
Se confunde en los cafés
de la máquina que funciona con monedas
en los problemas del caos diario.
Una broma del destino
te lleva de vuelta allí para sentir
la fuerza creativa de los agujeros negros,
en el vórtice de los gemidos viscerales
entre el plástico de medallas y trofeos
que despierta un dolor reluciente,
nuestro dolor lleno de nada.
Tomado de:
https://camposdeplumas.com/2021/01/28/claudia-piccinno-poemas/
En la punta del teclado
me clavo en el teclado
porque un secreto importa más
que un cuento
porque siempre perdemos algo
para revelarnos a nosotros mismos
espero inútilmente
una aprobación
una sonrisa
una tinta fluida
que nos prometa un mañana
estamos reunidos
tras el escenario vacío
de una plaza concurrida
por fantasmas petrificados
que nos observan sin asombro
¡mírenme, echen las cortinas a un lado!
A Dante Alighieri
tú, que en una semana
observaste al mundo
con visión sobrenatural
tú, para quien no tenía
ningún secreto
el alma humana
a través de las montañas y valles
y ríos turbulentos
penetraste sin grandes tormentos
tú, un exiliado por elección
que se jactaba del exilio
y encontró un aliado
resuelto al conocimiento
ignorabas que te convertirías
en el padre
de la poesía italiana.
Tomado de:
https://cardenalrevista.wordpress.com/2020/10/01/claudia-piccinno/
Mantos de olvido
Brazos que se alargan,
manos que se entrelazan,
dedos que rasguñan
hasta desgarrar
un tul de melancolía.
Ramas afiladas y esbeltas
buscan el azul del día
enterrado bajo mantos de olvido.
¡Sombras chinescas danzan
reflejadas en el espejo
de un cielo suspendido
entre el cómo es
y el cómo le gustaría ser!
Tomado de:
https://elcamaleonorg.wordpress.com/2020/05/01/claudia-piccinno-mantos-de-olvido/
En el código alfanumérico
Obvio, no sabías qué eras
En el código alfanumérico
en cada uno de mis accesos.
hay fechas, ocurrencias, memorias
difíciles de descifrar.
Como un rostro anónimo
detrás de la pantalla.
se apaga el brillo de la mirada.
Apago mi sonrisa
de circunstancia.
Recibo todos los días
cartas de amor
Poemas que engrosan
El libro de aduladores.
Yo leo sin asombro,
los catalogo en un protocolo
que se parece a un reptilario
Predispuesta a los silencios,
mi mente busca la frescura
de una noche agradable
¡Todo lo demás es ruido!
Quédate allí
Quédate con tus miedos,
devuélveme la osadía.
Quédate detrás del escudo
de la pureza a medias
y dame la adrenalina
del descubrimiento.
Quédate allí con las mentiras
que usas cada dos días
y dame la libertad de ponerlo en duda.
Quédate tras el biombo
de la moralidad
y dame la audacia del pecado.
¡Te clavan a la indolencia las buenas maneras,
me eleva por el cielo mi naturaleza!
Tomado de:
https://revistakametsa.wordpress.com/2021/02/22/poesia-internacional-claudia-piccinno-italia/


