USE EL COJÍN DEL ASIENTO PARA FLOTAR
¿Es cierto que podríamos dormir sobre las nubes?
Diez mil pies de altura es la distancia exacta para
qué, para quiénes.
¿Somos nosotros mismos mientras viajamos en esos
minúsculos
asientos, sentados sobre cojines que, en caso de caer,
no servirían
para flotar?
Para flotar qué mar.
Para flotar qué turbulencia.
No, no somos nosotros los que por las ventanillas
miran.
Nuestros cuerpos nada saben de nadar, de nubes.
Las nubes son nada
caída
a veces
el último
recuerdo
de cosas perdidas.
Soñamos que volamos
pero es humo.
GRACIAS POR ESPERAR, POR FAVOR MANTÉNGASE
EN LA LÍNEA
Y REGRESAREMOS CON USTED EN UN MOMENTO
Para Xitlalitl
Rodríguez Mendoza
Es el teléfono lo que suena a todas horas. Son voces
automatizadas
las que te ordenan que marques un número para luego
tener que marcar otro número
para luego escuchar la música de espera, para luego
marcar otro número, para luego
marcar otro número y que la grabación siga llevándote
hacia una suerte de trance
como cuando estás sentado frente a tu terapeuta. Haga
una inhalación
profunda por la nariz. Muy bien, sostenga el aire en
sus pulmones.
Ahora exhale, deje salir el aire por la boca. Sea
consciente de cómo con cada espiración
usted se va sintiendo más sereno y descansado. Usted
puede sentir cómo su cuerpo
se va volviendo cada vez más pesado. Usted puede sentir
cómo
su cuerpo cae, cada vez más y más pesado: abandonado.
Entonces, cuando finalmente
después del laberinto de opciones numéricas y
musiquitas para hacerte
compañía y que no sientas cómo es que el tiempo pasa,
sólo entonces
una voz, que definitivamente no es humana, te dice:
gracias por esperar,
te atiende __________ (ruido blanco), ¿cómo estás el
día de hoy?
y tú quieres decirle que estás hasta la madre de tantas
y tantas cosas
que cómo puede hacerte esa pregunta justo hoy
justo en este país
pero en lugar de eso
abres un libro de Charles Simic
y comienzas
a leerle en voz alta:
La araña ausente
He aquí su tela, pero nunca vi una araña allí,
excepto una falsa, ésas hechas de goma
que se venden en el fondo de una tienda
con adornos para peceras y juguetes para la bañera.
Tomado de:
https://www.distropika.com/post/poemas-de-sara-uribe
[B. Los asaltos deberán ser de tres minutos]
Yo nunca quise estar contra las cuerdas
[breve rotación la de torso y cadera]
[las del reloj desechables agujas].
Jamás por estrategia tuve [esa línea
ese impacto horizontal en los nudillos]
abrazar al adversario
[cordaje / empuñadura]
ser mi propio sparring
[redoblar girando
sobre sí el castigo].
Yo nunca de la lona levantarme quise.
Yo jamás la otra mejilla.
6. Fatiga del nómada
Todavía estoy huyendo. ¿De quién, de qué
estoy huyendo ahora?
Nietzsche
Todavía huyendo.
Sólo eso. Doblar o torcer. Quebrar el cuerpo.
Peregrinaje. Tachadura. Esta urbe no existe.
Tintineo que al estrépito.
Levedad de lo des
aparecido.
Como quien teme un incendio de sombras
y alquila disfraces para el fuego.
Bajoraíz.
Bajodemora.
Bajocartílago.
Bajo palabra de hacer siempre al otro
escondite de uno mismo.
Un aparador de maniquíes repleto.
Falsificadas las credenciales. Flexión
de certidumbre. Quebrar el cuerpo
le llaman. Doblar o torcer los pronombres.
Este ese aquel y sus variantes.
Algo alguien nada uno.
Este poema es un traspunte.
Artilugio del fugitivo. Sólo eso.
Migración del repertorio y viceversa.
Verbo es huir. Dicen los que doblan o tuercen.
Los que, punitivos,
quiebran los cuerpos, los apellidos.
5. Arrendatario
Dad al inquilino lo que es del inquilino.
Ruidos de muebles arrastrados a deshoras. Intempestivos
martilleos. De los goznes la fricción, el aspaviento.
Dadle la taquicardia de los tacones impíos. La tropelía
de enseres que hacia el suelo y por descuido.
El módico peaje de quienes cautelosos emprenden
periplos instantáneos en recintos diminutos.
Dadle averías en los ductos. Bombillas intermitentes.
Goteras y pequeñas fugas.
Breve el allanamiento a su heredad. Que todo infierno
por minúscula filtración da inicio. Que toda contienda
es por asuntos de perímetros que se libra.
Dadle agua caliente y agua fría. El frigorífico, el
colchón,
la cocineta. Una ruta a la azotea y un tendedero fijo.
Un teléfono de monedas. Un comercio en la esquina.
Roedores insomnes, vecinos en ciernes: malos bichos.
Llaves que no abren.
Desalojo.
1. Chuun-Inn
Eng Búnker murió de miedo la mañana del 17 de enero
de 1874. *
Nunca fue lo que se dice: un hombre solitario.
Nunca. A todas partes en compañía.
Lo despertó la noticia de que Chang Búnker. El hermano
al cual había estado unido. Perímetro del limbo: nueve
centímetros de largo, veinte de circunferencia.
Durante más de sesenta años. El hermano esternón
abdomen. Flexible como era. Epidermis bajo la
epidermis.
Elongación. Caudal que lo hizo sombra. Boxeo de sombra.
Sombra de sí.
El hermano réplica a su costado. La mirada extraviada.
Había. Por fin.
Desaparecido.
* El examen post mortem realizado en el College of
Physicians and Surgeons de Filadelfia reveló que Chang murió por la rotura de
un aneurisma y Eng,
de miedo.
2. Este poema [no es una visa, un arancel, un duty free. Este poema es] una diáspora ficticia
Nunca supe cuál era el confín de este país.
Fui de ciudad en ciudad buscando cotos, territorios
duraderos. Por demarcación hallé sólo fracturas,
resabios de otros tantos cataclismos.
Hubo entonces inmediaciones precedidas por asuntos
migratorios.
Teléfonos repiqueteando de madrugada. Cuerpos que,
atrincherados en la inercia, repitieron la opacidad, el
cíclico sabotaje de los péndulos.
Hubo deportaciones. Manifiestos insulares.
Contingencias
apócrifas a las que acudimos con la inequívoca
premura del héroe. Retratos de familia en los que
jamás figuraremos.
Yo nunca tuve pasaporte, eso ya lo dije.
Fui yo quien balbuceó lo perdido. He aquí la índole de
mi barbarie.
Tomado de:
https://poesiamexa.files.wordpress.com/2016/06/siam.pdf
Instrucciones para contar muertos
Uno, las fechas, como los nombres, son lo más
importante. El nombre por encima del calibre de
las balas.
Dos, sentarse frente a un monitor. Buscar la nota
roja de todos los periódicos en línea. Mantener la
memoria de quienes han muerto.
Tres, contar inocentes y culpables, sicarios, niños,
militares, civiles, presidentes municipales, migrantes,
vendedores, secuestradores, policías.
Contarlos a todos.
Nombrarlos a todos para decir: este cuerpo podría
ser el mío.
El cuerpo de uno de los míos.
Para no olvidar que todos los cuerpos sin nombre
son nuestros cuerpos perdidos.
Me llamo Antígona González y busco entre los
muertos el cadáver de mi hermano.
Tomado de:
https://revistaiman.es/poemas-de-sara-uribe/
ORDENANZA
Lenguaje es cuerpo [inserte aquí la imagen del envío]
[inserte aquí no la imagen, el cuerpo]
[inserte no el cuerpo: las palabras que describen la
imagen]
[inserte las palabras que son también cuerpo]
[inserte el cuerpo o la imagen del cuerpo]
[inserte lo que el cuerpo le dice a través de la imagen
que lo representa]
[inserte aquí la representación del cuerpo]
[inserte sin palabras y sin lenguaje al cuerpo]
[inserte aquí la advocación, la invocación, el exvoto]
[inserte aquí no el cuerpo: inserte aquí el cuerpo].
Tomado de:
https://libroemmagunst.blogspot.com/2020/01/sara-uribe-2-poemas-2.html

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