viernes, 26 de septiembre de 2025

POEMAS DE EFRÉN REBOLLEDO -DESDE MÉXICO-


LOS BESOS

Dame tus manos puras: una gema

Pondrá en cada falange transparente

Mi labio tembloroso, y en tu frente

Cincelará una fúlgida diadema.

Tus ojos soñadores, donde trema

La ilusión, besaré amorosamente,

Y con tu boca rimará mi ardiente

Boca un anacreóntico poema.

Y en tu cuello escondido entre las gasas

Encenderé un collar, que con sus brasas

Queme tus hombros tibios y morenos,

Y cuando al desvestirte lo desates,

Caiga como una lluvia de granates

Calcinando los lirios de tus senos.

De Cuarzos

 

 

LA VEJEZ DEL SÁTIRO

A Luis Barreda

Junto con los silvanos juguetones

Animó las florestas sosegadas,

Y enseñó a las sonoras enramadas

A repetir sus rústicas canciones.

A la sombra de verdes pabellones

Desfloró pudorosas hamadriadas,

Y corrió tras las ninfas asustadas

Al par de los centauros garañones.

Hoy el soplo glacial de los inviernos

Ha doblado las puntas de sus cuernos,

Su flauta de carrizos está muda,

Y lleno de pesares y congojas,

Al mirar una náyade desnuda

Suspira de impotencia entre las hojas.

De Cuarzos

 

 

JORIS KARL HUYSMANS

A Alberto Leduc

¡Oh maestro sañudo! yo he creído tus males,

He probado tu estilo de implacable ironía,

Y sufriendo torturas y disgustos iguales

Hacia ti me dirijo por fatal simpatía.

Con el jugo de tu Arte dilaceras mi herida,

Me haces ver la existencia más penosa y más larga,

Y a través de tus frases adivino tu vida

Desbordante de absintio y de bilis amarga.

Soñador encerrado en tu torre severa

Tienes sueños de raras pesadillas poblados,

O contemplas la Luna descubriendo en su esfera

Las montañas abruptas y los mares helados.

Perturbado hondamente por tu espíritu extraño

Tienes sed de creencias y piadosas verdades,

Y negando tu siglo, taciturno y huraño

Resucitas la pompa de extinguidas edades.

En la Edad Media mira tu malsano exotismo

Misas negras horribles y rituales austeros,

Y renueva la magia del potente exorcismo

Y convoca Aquelarres y revive hechiceros.

Mas ni el vil sacrilegio ni la paz de la Trapa

Tu marasmo disipan ni te inspiran ternura,

Por tu senda prosigues al pasar cada etapa,

Más cruel, más enfermo de incurable amargura.

En la Mística llena de prestigio sagrado

Desentierras prodigios y grandiosos misterios,

Y en los templos silentes entretienes tu enfado

Con cristianos fervores y olorosos sahumerios.

Pero nunca un destello de cordial alegría

Ilumina tu boca que contrae el disgusto,

Y caminas aislado por la ruta sombría

Destilando tus cóleras de misántropo adusto.

Yo adivino la pena de tu alma proscrita,

Como tú guardo el luto de extinguidas edades,

Y me alienta, ¡oh Maestro!, tu ambición infinita

De pasadas creencias y piadosas verdades.

[1900]

De Poemas no coleccionados

 

 

TÚ NO SABES LO QUE ES SER ESCLAVO

Tú no sabes lo que es ser esclavo

De un amor imperioso y ardiente,

Y llevar un afán como un clavo,

Como un clavo metido en la frente.

Tú no sabes lo que es la codicia

De morder en la boca anhelada,

Resbalando su inquieta caricia

Por contornos de carne nevada.

Tú no sabes los males sufridos

Por quien lucha rendido y que ruega,

Y que tiene los brazos tendidos

Hacia un cuerpo que nunca se entrega.

Y no sabes lo que es el despecho

De pensar en tus formas divinas

Revolviéndose solo en su lecho

Que el insomnio ha sembrado de espinas.

De Hilo de Corales

 

 

CARO VICTRIX (1916)

POSESIÓN

Se nublaron los cielos de tus ojos,

Y como una paloma agonizante,

Abatiste en mi pecho tu semblante

Que tiñó el rosicler de los sonrojos.

Jardín de nardos y de mirtos rojos

Era tu seno mórbido y fragante,

Y al sucumbir, abriste palpitante

Las puertas de marfil de tus hinojos.

Me diste generosa tus ardientes

Labios, tu aguda lengua que cual fino

Dardo vibraba en medio de tus dientes.

Y dócil, mustia, como débil hoja

Que gime cuando pasa el torbellino,

Gemiste de delicia y de congoja.

 

 

EL BESO DE SAFO

Más pulidos que el mármol transparente,

Más blancos que los blancos vellocinos,

Se anudan los dos cuerpos femeninos

En un grupo escultórico y ardiente.

Ancas de cebra, escorzos de serpiente,

Combas rotundas, senos colombinos,

Una lumbre los labios purpurinos,

Y las dos cabelleras un torrente.

En el vivo combate, los pezones

que se embisten, parecen dos pitones

Trabados en eróticas pendencias,

Y en medio de los muslos enlazados,

Dos rosas de capullos inviolados

Destilan y confunden sus esencias.

 

 

ANTE EL ARA

Te brindas voluptuosa e impudente,

Y se antoja tu cuerpo soberano

Intacta nieve de crestón lejano,

Nítida perla de sedoso oriente.

Ebúrneos brazos, nunca transparente,

Aromático busto beso ufano,

Y de tu breve y satinada mano

Escurren las caricias lentamente.

Tu seno se hincha como láctea ola,

El albo armiño de mullida estola

No iguala de tus muslos la blancura,

Mientras tu vientre al que mi labio inclino,

Es un vergel de lóbrega espesura,

Un edén en un páramo de lino.

 

 

TRISTÁN E ISOLDA

Vivir encadenados es su suerte,

Se aman con un anhelo que no mata

La posesión, y el lazo que los ata

Desafía a la ausencia y a la muerte.

Tristán es como el bronce, obscuro y fuerte

Busca el regazo de pulida plata,

Isolda chupa el cáliz escarlata

Que en crespo matorral esencias vierte.

Porque se ven a hurto, el adulterio

Le da un sutil y criminal resabio

A su pasión que crece en el misterio.

Y atormentados de ansia abrasadora,

Beben y beben con goloso labio

Sin aplacar la sed que los devora.

 

 

SALOMÉ

Son cual dos mariposas sus ligeros

Pies, y arrojando el velo que la escuda,

Aparece magnífica y desnuda

Al fulgor de los rojos reverberos.

Sobre su obscura tez lucen regueros

De extrañas gemas, se abre su menuda

Boca, y prodigan su fragancia cruda

Frescas flores y raros pebeteros.

Todavía anhelante y sudorosa

De la danza sensual, la abierta rosa

De su virginidad brinda al tetrarca,

Y contemplando el lívido trofeo

De Yokanán, el núbil cuerpo enarca

Sacudida de horror y de deseo.

 

 

EL VAMPIRO

Ruedan tus rizos lóbregos y gruesos

Por tus candadas formas como un río,

Y esparzo en su raudal crespo y sombrío

Las rosas encendidas de mis besos.

En tanto que descojo los espesos

Anillos, siento el roce leve y frío

De tu mano, y un largo calosfrío

Me recorre y penetra hasta los huesos.

Tus pupilas caóticas y hurañas

Destellan cuando escuchan el suspiro

Que sale desgarrando mis entrañas,

Y mientras yo agonizo, tú, sedienta,

Finges un negro y pertinaz vampiro

Que de mi ardiente sangre se sustenta.

 

 

LA TENTACIÓN DE SAN ANTONIO

Es en vano que more en el desierto

El demacrado y hosco cenobita,

Porque no se ha calmado la infinita

Ansia de amar ni el apetito ha muerto.

Del obscuro capuz surge un incierto

Perfil que tiene albor de margarita,

Una boca encarnada y exquisita,

Una crencha olorosa como un huerto.

Ante la aparición blanca y risueña,

Se estremece su carne con ardores

Febriles bajo el sayo de estameña,

Y piensa con el alma dolorida,

Que en lugar de un edén de aves y flores,

Es un inmenso páramo la vida.

Tomado de:

https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&opi=89978449&url=https://materialdelectura.unam.mx/poesia-moderna/16-poesia-moderna-cat/113-046-efren-rebolledo%3Fshowall%3D1&ved=2ahUKEwjp5qeAr_aPAxW9SDABHSwICN8QFnoECBkQAQ&usg=AOvVaw1ICrvf9IC1RqgdhJPX_tif

 

 

CLARO DE LUNA

 

Como un cisne espectral, la luna blanca

en el espacio transparente riela,

y en el follaje espeso, Filomela

melifluas notas de su buche arranca.

 

Brilla en el fondo oscuro de la banca

tu peinador de vaporosa tela,

y por las frondas de satín se cuela

o en los claros la nívea luz se estanca.

 

Después de recorrer el mármol frío

de tu pulida tez, toco una rosa

que se abre mojada de rocío;

todo enmudece, y al sentir el grato

calor de tus caricias, mi ardorosa

virilidad se enarca como un gato.

Tomado de:

https://www.poesiaselecta.com/poeefrenrebolledo.html

 

 

La Señora Flor

A Justo Garrido

Se prosterna hasta besar la limpia estera,

y sentándose medrosa en sus talones

la Señora Flor, me mira zalamera

prometiéndome ignoradas emociones.

Yo sentado en un cojín tomo té verde

a la vera del hibachi4

 mortecino,

y en un bosque laberíntico se pierde

mi razón ante aquel cuerpo femenino.

En tus ojos hay tinieblas de misterio

Hana San,5

 y no comprendo tu lenguaje,

y no obstante me sometes a tu imperio

con tu exótico tocado y con tu traje.

Tal vez guardas un magnífico tesoro

de ternuras refinadas y felinas;

tal vez eres una bella estatua de oro

y me hechices con tus formas ambarinas.

 

 

4

 Artefacto tradicional japonés, generalmente en forma de

caja o cilindro, utilizado para guardar carbón caliente. 5

 San (さん) es una partícula honorífica que se agrega a los nombres o apellidos para referirse a una persona como Sr., Sra. o Srta.

 

 

 

Samurai17

A Amado Nervo

Se ciñe doble sable, y su apostura

revela la arrogancia sin medida

del soldado de sangre que su vida

consagra a la lealtad y la bravura.

Como el acero es su alma tersa y dura,

y antes la arrojará por la ancha herida

del harakiri cruel, que dar cabida

al dolo o deslustrar su estirpe pura.

Fanático observante del Bushido18

brilla por cortesano y comedido,

pero su sueño familiar y grato

es ir a los jardines de la guerra,

donde al caer enflorará la tierra

lo mismo que un cerezo del Yamato.

 

 

 

17 Samurái () quiere decir “el que sirve”. Miguel Ángel Feria, doctor en Literatura Comparada por la Universidad Complutense de Madrid, sugiere equiparar “Samurai” de Rimas japonesas con “Le samouraï” de José María de Heredia.

18 Bushido (武士道) o “la conducta del guerrero” del guerrero, exigía una entrega casi religiosa a la vida militar, en que las penalidades físicas regían y una muerte heroica en la batalla era lameta más honorable.

 

 

Croquis nocturno

Una canora flauta con sus melifluas gamas

los velos de la noche salpica de dulzura,

y con sus raros signos y sus inciertas llamas

polícromas linternas orlan la calle obscura.

Hondo silencio reina: pero hay en los umbrales

en el jardín umbroso y en los convexos puentes,

miradas que contemplan los líquidos cristales

las sombras caprichosas y el cielo refulgente.

Y el sueño que recama de luz las fantasías

sin desflorar los labios lo dice en glosas tiernas

la flauta que desgrana sus dulces melodías

en la ciudad obscura puntuada de linternas.

Tomado de:

http://www.dcsh.ugto.mx/editorial/images/publicaciones/Depto.letras/rimasjaponesas.pdf

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