La separación
Debe haber una medianoche
que ya no veré,
la medianoche del mundo
y la de veinticuatro horas.
El tiempo y el espacio hilvanado
con la única estrella,
bajo la cual tan sólo
ha nacido la muerte.
El olor de la medianoche yace
en los oídos de los muertos,
en las narices de perros pasmados,
en el sinfín de la nieve
y en las medallas de porcelana
por las que se asoman los niños,
quietos al fin.
El sabor de la medianoche pegado
a la mano aquella.
Cuando la toqué sabía a hierro
bajo un soplo de frío.
Desde entonces huyo a media lengua,
desde entonces
balbuceo.
para los amantes —el mismo afán
que para los muertos
La alcoba del amor que sea velada
con terror a Dios
Prohibido el acceso a los niños
Para los amantes —fúnebres en la dicha
el mismo atuendo
Antes de que se tapien las puertas,
se atranque la tierra,
el satín más pesado sobre sus cuerpos
se corroerá
Irse desnudando hacia el sueño
Nos desplazamos juntos
en esta cavidad disforme
Ella alquitranada
Yo con vestido azul
Ella enverdeciendo
desde la calvicie
Aquí —indica—
el primerísimo clavo
Aquí suspenderás
la cítara de tus dos manos
¿Y este jilguero
a lo mejor en ellas?
—Yo pregunto—
Ella sorda de ambas estrellas negras
Aquí —indica—
el siguiente clavo
Aquí suspenderás el tul
plateado de tus pulmones
¿Y esta rosa
posiblemente en ellos?
—Yo pregunto—
Ella ciega de ambos oídos perfectos
Aquí —indica—
el clavo para la cabeza
Suspéndela suavemente
el pico abajo
Y ya no pregunto
Me quedo desnudo
con la aureola del Bautista
por encima del cuello
de alambre
Hombría
Te escribo de nuevo una carta seria
sobre la hombría
Sapiencia en cueros vivos
cual un venado
chorreando sangre en la purísima nieve
Sapiencia triste como un peón
que lava sus piernas antes de marcharse
al hospital
Sólo bomba de jabón
repleta de risa
que revienta en medio
de los funerales
Sin embargo, la cabeza
esta joroba peluda
tiene su gran orgullo
de un globo
sin par
Se refugia —si exterminio—
en el cálido sótano
de llorosos labios
Cuando no quede nada
Te colocaré desnuda entre vanidades
Habrá vestidos pesados como el agua
Habrá medias con olor a manzana
Habrá tocados de ala ancha
Habrá metal
Te tendré desnuda en el paisaje oscuro
denso de candeleros, bronces y porcelanas
de las cuales humee el ponche de vainilla
en las irritadas narices de los inmóviles
galgos
Sintió esta necesidad Rembrandt cuando a Saskia
pintaba y ella huía de su propia muerte
Como si quisiera impedirla con peso de racimos
atraparla con el resplandor de los candeleros
Tomado de:
https://materialdelectura.unam.mx/poesia-moderna/16-poesia-moderna-cat/74-031-poesia-polaca?start=7
Paisaje
Así que he aquí mi tierra Patria mía
Todo lo eterno en mí – se debe a estos pepinos
A estas flores pálidas que desmenuzan voraces
gorriones flacos como esqueletos
Todo en mí que abre este paisaje
Con un caballo cuyos cascos se clavan en el cielo
Con una rosa enorme como una vaca
Con un molino de viento marchito
Y por fin un hombre – empina la botella
Bebe ávido hasta la última gota
Y llora
Jesús
María
Jesús
María
Jesús
María
Jesús
Tomado de:
https://adalirica.wordpress.com/2023/09/19/stanislaw-grochowiak/

No hay comentarios.:
Publicar un comentario