Un poema
Una
inocente
criatura
tendida
sobre
orillas de arena
en su cabellera
bailan
blancas nubes
devoradas
por el mar
Soñando con vivir en el mundo
Ramajes crecen desde las nubes
Pájaros alegremente vuelan hacia mis ojos
Jardines y nubes de humo vuelan sobre la casa
Ríos corren a través de mis brazos
La luna semeja un zafiro azulado
engastado en un anillo
Yo permanezco en los acantilados del oído
soñando con vivir en el mundo
Poema del pez
Me gusta mirar los autos móviles como palabras
Es fácil cambiar las raíces de las palabras
Haciendo un giro en U, por ejemplo,
Podemos encontrar un adjetivo
Auscultándonos en la carretera
Algunas veces ellas crean
Una frase totalmente nueva
Conduciendo el auto en medio del Pacífico
El agua del mar sabe cómo afinarlas
Nadamos móviles fuera del auto
El poema del pez ha surgido
Luz del sol
El sol es un mango
Que el día corta en rebanadas
Intacta está la noche
Nuestra boca tragaluz del sol
Fortalecido en nuestra sangre
Mientras dormimos sus rayos
Fluyen en nuestras venas
Viajan a través de nosotros
Y en su discurrir se encuentran
Con coágulos de luz
Conservando la memoria
Recuerdo en un verano
a un escarabajo verde arrastrándose
a través de un libro abierto de poemas
él se puso al lado del nombre David Ignato
y durante un buen tiempo no quiso abandonarlo
me acompañó en mi lectura
me levantó el ánimo
le toqué suavemente en el abdomen
con mi dedo meñique,
yacía allí,
en un abrir y cerrar de ojos
se convirtió en un pie de página
y compartiendo mi alegría
está siempre en mi memoria
El lago de lotos
Alguna vez remaba en un bote en el lago de lotos
estaba una joven en la orilla absorta en sus pensamientos
la vi, vestida de verano, el reflejo de sus botones
a remo me acerqué invitándola a subir
Al principio se asombró, luego floreció en risas
el crepúsculo devino, acercándonos
un lunar sutil es quizás
más íntimo que un libro, y más distante que una estrella
El viento verde
El viento adviene desde el valle
en medio de los altos edificios
pasa por la solera florida
mutila todas las hojas de una flor
dejando en otra solo las hojas
el viento golpea su rostro en la penumbra
sus ojos lucen extraviados
el viento se introduce suavemente en su escote
sus dos pechos se hacen tres
al final, el viento, la cubre totalmente
La superficie del agua
Me gusta estar frente a ti
deja que el relámpago de tu frente
alumbre la superficie del agua
Tu cabellera azabache se esparce
como caseríos a lo largo de la orilla del río
el aroma se extiende en el viento
Cuando inclino mi cabeza
la barca de tu nariz
se aleja en silencio
La duda
Estiro mi cabeza fuera de la ventana enrejada
parto la silla en pedazos sobre mi rodilla
el viento del invierno se hace humo
desde el vientre del plátano oriental
la sombra de las hojas caídas se mece y desaparece en tierra
como la nieve que flota en el lago se disuelve
un gran personaje sube a su coche para ir al trabajo
el niño es ahuyentado por un deseo pequeño
nosotros vivimos en el mundo, como ráfagas de balas
que perforan el muro de la noche oscura
Tomado de:
https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/57_58/tinaxin.html
EL NÚMERO Y LA ROSA.
Pitágoras ejecutaba música en la hipotenusa
al tiempo que imaginaba el sistema de números racionales
un laberinto transparente como el cuarzo
su casa estaba en Samos sobre el Mar Egeo
jamás de niño quiso ser marinero
ni fue nunca atraído por las hermosas mujeres de Salónica
números eran las rosas atesoradas de su corazón
flores carmesí, anaranjadas, amarillas, blanco puro
fueron la expresión perfecta de su mente inigualable
empujándolo a escribir su famosa afirmación «todas las cosas
son números»;
Leonardo una vez, en Florencia, se dedicó a este principio
desatendiendo los encantos de la bella y joven Ginebra
renunciando al final por razones que desconocemos.
Versión al español de Julio C. Palencia
Tomado de:
https://www.juliopalencia.info/el-numero-y-la-rosa-cai-tianxin/
MUCHACHA DE CAMPO QUE SE ALEJA EN UN TRACTOR CUBIERTO
Cuando yo caminaba por una zona rural
un tractor pasó por detrás
Y el mismo momento en que volví la cabeza
mi mirada se topó con los ojos de una muchacha de campo
Mientras los ruidos sordos se alejaban rápido
el toldo del remolque se volvió repentinamente enorme
haciendo que se reduzcan los trigales al lado del camino
a un pequeño rincón de mi infinita vista
Pero el pañuelo en su cabeza todavía revolotea como una
bandera
Y sus pies, grandes sin igual
no dejaban de crecer desde el pincel de Joan Miró
extendiéndose hasta el alcance de mis manos
(Hangzhou, 1988)
EL MAPA DEL CIELO
El avión cruza una espesa capa de nubes
sufriendo unas turbulencias y sacudidas
el tiempo se dilata de manera infinita
Hemos elegido este fragmento del cielo
en la cual toda nube tiene nombre
su propia dirección y coordenada
Podemos dibujarlas en un papel
marcar las dimensiones y las distancias entre sí
y luego agregar diferentes colores
Nuestro camino al futuro es también así
cuán amplio es el cielo
cuántas peripecias tendrá la vida
(Los Angeles—Shanghai, 26 de octubre de 2013)
Tomado de:
El pájaro rojo
Tantos brazos se unen
tantos talles se inclinan
tantas piernas crecen en los troncos de árboles
tantas cabelleras se desatan como las hojas
Cuelgan de las ramas y se mecen con el viento
entretanto, el pájaro rojo posa su sombra en el verde
desde el hogar propio y verdadero
casi emite un sonido de humanidad
Un paseo
El rostro hacia el Este
la nariz hacia el Oeste
La palma de la mano
es una roca que pateo
Sus uñas desgarran
las venas de la tierra
Sobre las que me acuesto,
me levanto, me lanzo al río
Y emerjo silenciosamente
en la cima de la alta montaña
El río
El río fluye de mí velozmente
sus antiguas flechas voladoras
sin cesar, entran y salen de mí
Más y más flechas lanzadas
a mi espalda con qué dulzura penetran
Veloz el río fluye de mí
Sobre el mar
Sobre el mar; mi padre
las olas exponen sus huesos
el viento toca su último réquiem
Sobre el mar; un árbol
se erige desde el fondo de las aguas
desde el fondo de mi sueño
Sobre el mar; un árbol
su cabellera negra y brillante
perfora el ápice de las nubes
y emerge en el patio del paraíso
Las Cataratas del Niágara
El blanco sobre el azul
el blanco circundado por el azul
como la muerte sumida en un sueño
Hay más plumas de pájaros que cabellos de turistas
los picos de los pájaros tocan el cortinaje de la lluvia
primero que los labios de los amantes
Pronuncio algunos nombres a mi antojo
dejadlos flotar a través del agua
y caer junto con el ocaso
Un sol desangrado tiembla
doy un paso adelante hacia la muerte
un millar de manos heladas se cuelan en mi espalda
Traducción del chino al español de Raúl Jaime
en colaboración con el autor.
Tomado de:
https://www.mxfractal.org/f19tianxin.html
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