Panchilandia
Las
correcciones en mi primer libro
son
extirpaciones.
“Echar
de menos” por no “extrañar”
el
ciclón tropical lejos del núcleo cálido.
La
primera vez que me dijeron
que
no estaba escribiendo en español.
Que
no hablaba correctamente.
Vosotros,
no ustedes.
Una
iglesia sobre una huaca.
Los
cuatro caballos corriendo en direcciones distintas para desmembrar el cuerpo.
Para
cortar nuestras trenzas.
Migrar
no es volver a nacer,
es
volver a nombrar lo que ya tenía nombre.
Ese
teléfono público, cuando existían,
en
el que tardé más de la cuenta
y
el hombre que no podía esperar
vio
en mí a una criatura bajada de los árboles
que
folla con las llamas.
Esa
fue la primera vez que me gritaron que me vaya a mi país,
a
mi casa.
En
realidad,
volvería
a casa pero ya no tengo casa.
Así
que hice una casa mía en la que extrañar
y
no echar de menos,
allí
puse un nuevo acento a mis afectos.
No
sé de qué podría hablar ahora.
Del
nido. De la decisión de las aves.
De
las estaciones frías.
De
las distancias.
De
haber sido,
de
seguir siendo,
de
llegar sin llegar,
de
instalarse a medio camino,
de
dar miedo, de no poder,
de
no querer,
de
que te persigan hasta cuando no haces nada,
de
dejar muchas vidas atrás,
de
perderlo todo,
de
empezar de nuevo,
de
cero, de abajo,
de
las colas, de la ley,
de
mi viejo NIE,
de
la oportunidad que me dieron,
de
todo lo que les debo,
de
la maternidad solitaria,
de
mi nueva familia,
de
jurar ante el rey.
Vivo
en España hace 15 años,
pero
en realidad
habito
Panchilandia,
donde
todo el mundo sonríe y nos habla con cariño.
Dicen
con cariño panchi, panchita, machupicchu, fiesta nacional.
El
chiste con el que dicen quererme
hace
que parezca normal que no me quieran.
En
Forocoches somos “la fauna cuyo hábitat es un centro comercial”.
Me
hablan de la peruanita que le limpia la casa a su amiga Pepa,
qué
buena es, se puede confiar en ella.
Creen
que es un tema de conversación
que
pueden tener conmigo
porque
yo también soy una peruanita confiable.
¿Me
habrán blanqueado?
¿Cuándo
voy a integrarme?
Qué
pelo hermoso,
crin
de caballo,
qué
bien haces el pollo frito.
Qué
piel, qué suave,
qué
dientes, qué manitos,
tan
pequeñas y morenitas.
Podría
bajar un bloque de hielo
de
la cordillera en mi espalda
para
purificar la cosecha.
No,
lo mejor que podría pasarnos
no
es casarnos con un español,
somos
todo menos la esposa con la que soñaste.
Me
he reproducido como una flor de cactus
en
este territorio ajeno que voy haciendo mío.
Con
una mujer blanca y un hombre cholo,
enredamos
nuestras tres lenguas para fabricar otro nido.
Polinizados
por el picaflor de garganta rubí.
Pero
en los parques infantiles soy la niñera de mi hijo
o
de cualquiera de sus hijos, de sus madres, de sus padres.
Ni
siquiera sé llorar con decoro en los velorios.
Y
tampoco quiero.
Sólo
sé hacer el indio ante la muerte.
Mi
teatralidad de culebrón, mis exabruptos.
Pero
no volverán a cortar mi larga y negra trenza
para
tirársela a los perros.
Minucias
del privilegio de la migración con papeles.
Hay
tantos, sin embargo,
que
no volverán a ver sus ríos.
Apenas
la odisea
y
el agujero negro del interno
en
el limbo del refugio.
Los
que están aquí mejor que en el otro infierno.
Todo
pasa,
encadenándose
de norte a sur
como
las parras en primavera,
como
las pelotas de goma que disparan
mientras
nadas en el tramo Marruecos-Ceuta.
Como
una zapatilla Nike flotando en el Tarajal.
Mientras
el rey esquía
con
un completísimo equipo para la nieve.
Nunca
dejamos de buscar lo que fuimos
para
comenzar a ser lo que soñamos.
En
un movimiento que nos aleja de la frontera,
ese
lugar entre la vida y la muerte
en
la que Pablo Casado abraza a la policía.
Europa,
les disparas en sus países,
les
disparas en tus colonias,
les
disparas en el agua,
les
disparas en las fronteras,
les
disparas en sus casas,
les
disparas en el corazón.
Mi
profesora de Geografía en Perú,
la
que me enseñó la escala,
la
latitud y la longitud del mundo,
le
cambia el pañal a tu padre, España.
Ten
un poco de decencia.
Algunos
quedamos más cerca de la vida,
otros
más cerca de la muerte.
Pero
nunca dejamos de migrar.
Nunca
dejamos de ver señales en la lluvia.
Y
ya solo bailamos en un pedazo de tierra a la deriva.
Al
ritmo de las cuerdas del lago.
Tomado
de:
https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/cruzar-o-morir/
AMA RÁPIDO
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
José Watanabe
Somos
como ese niño poeta al que han hecho
un
encargo imposible:
cuidar
un bloque de hielo expuesto al sol.
Así,
cada día, aprendo a cumplir con la vida,
a
lidiar con la fugacidad,
a
cenar temprano,
a
charlar intensamente,
a
dormir poco.
Pincho
la música fuerte en la sobremesa.
Bailo
antes del postre.
Me
tomo la cerveza antes de que se caliente.
Me
salto los preámbulos del amor.
Pero
no me doy prisa.
No
corro.
Ya
no quiero llegar a ningún lado.
Solo
quiero que no se acaben las cosas,
quiero
hacerle un agujero negro
a
este instante
y
meterme por ahí
y
alargarlo lo máximo
como
una mina secreta,
expandirlo
como se expanden
las
cosas que no sabíamos que eran profundas.
Solo
pienso en propagar la energía
más
inútil posible,
enchufarme
a la pared,
recargar,
irradiar hasta el fin.
Me
dan ganas de organizar
una
pequeña fiesta llamada Eternidad,
como
en mi adolescencia limeña
de
apagones y bombas y ron con naranja.
Y
secuestrar a las personas
que
se han atrevido a visitarme
y
que terminarán inevitablemente
fugando
como se fuga el hielo.
Porque
la noche también se acabará
y
también el toque de queda se acabará.
No
os vayáis, lloriqueo, no os vayáis,
quedaos
conmigo.
Solo
un rato más.
Me
siento como cuando mi mamá
se
fugó a Coina con nosotras
y
nos podía coger en brazos
a
mi hermana y a mí a la vez,
como
un animal muy grande
huye
de papá oso.
Como
cuando me metí en las aguas verdes
de
Quistococha
con
cien niños libres y salvajes
salpicándonos
la vida.
Y
él me miraba ser desde la orilla.
No,
la vida no es corta,
la
vida es un viaje en mototaxi.
Es
mi abuelito de 104 años
en
un bus camino a Chiclayo
para
comer chifles, pescar
y
abrazar un árbol.
Y
escribo lo primero que se me ocurre.
Y
recupero el primer número de teléfono
de
marcación reciente.
Y
escucho, nada más que escucho.
Y
digo te quiero aunque sea pronto.
Y
digo te necesito aunque aún no te necesite.
Y
si me preguntan
qué
hacer les digo lo que pienso.
Y
si me ofrecen algo lo acepto.
Y
si me piden perdón lo doy.
Y
si me tiran odio lo devuelvo.
Y
si me sacan de aquí me voy.
Y
si me piden que regrese vuelvo.
y
si me preguntan si deben hacerlo
les
digo que lo hagan.
Y
si quieren follar conmigo,
follo
contigo.
Y
me siento
como
cuando el profesor de educación física
nos
decía que trotáramos sobre el sitio.
Así
estamos,
trotando
en el sitio,
corriendo
sin movernos,
llegando
sin habernos ido.
Por
eso prefiero amar rápido,
como
dice el sol, y amarlo todo,
absolutamente
todo,
derritiéndose
cada minuto,
dejando
nuevas formas puras en el mundo.
Tomado
de:
https://www.zendalibros.com/una-pequena-fiesta-llamada-eternidad-de-gabriela-wiener/
HUACO ERÓTICO
Quiero
tener sexo explícito como un huaco erótico mochica
Así
con las caras serias y mirándonos a los ojos de pez
Porque
los huacos eróticos tienen sexo para siempre
Duran
miles de años más pegados que los perros
Y
yo quiero vivir pegada por el culo en un mito
sin
dormirme
sin
sufrir
sin
amar
sin
acabar
Yo
los vi follar en el museo cuando era niña
Nos
llevó mi profesora de historia
Los
escolares colapsaban de risa y estupidez
Yo
moría de miedo de que alguien dijera
Que
una de esas putas mochicas se parecía a mí
por
puta y por marrón
Y
lo hicieron
En
los años 60s la entrada estaba prohibida para los niños
Como
ahora la educación sexual
Un
inciso:
Todos
los que no quieren educación sexual son violadores
Repitan
conmigo: Todos los que no quieren educación sexual son violadores de
niños
Y
eso que los niños también son racistas
Sacrificios
humanos de Dioses castigadores
Había
falos enormes
Misioneros
Sexo
oral
Sexo
anal
Sexo
ritual
La
pose del perrito calato
Había
maricas
Pero
no había sáficas
¿En
qué armario del museo estarán escondidas?
Había
esqueletos teniendo sexo
La
muerte se follaba a varios
Con
la misma pasión de siempre
Con
el mismo orgasmo del que no se vuelve
Si
no es degollada
Yo
quiero follar de color marrón
follar
monócromo
follar
sin pensar que quiero complacerte
follar
sin trabajar
sin
sudar
Estoica
como la mujer arcilla que se masturba en Lambayeque
Departamento
de La Libertad
Allí
donde quieres irte a vivir
Yo
quiero ser el barro del barro labrado de las pieles
Una
sola en nuestras redondeces entrelazadas
Tan
idénticas que podría pensar que estoy sola
¿O
estoy sola?
¿O
me he duplicado?
¿Me
he perdido?
¿Te
he perdido?
¿Ahora
soy yo todo eso que fuimos juntas?
Me
revuelvo en mis propios sonidos y silencios
Soy
hija de la noche del búho y de los zorros
Y
hago llover cántaros sobre los surcos de la frontera agrícola
hasta
pintar bosques salvajes sobre el adobe
Sembrar
bellísimas flores y conchas marrones
desde
mi caballito de totora ahogándose en el sol
En
los campos desérticos de la Huaca de la Luna
Vida
y muerte tienen sexo hasta el amanecer
Muy
cerca de La leche
Antes
de nuestra última decadencia
Un
día me encontrarán en una tumba
en
la tumba de alguna dama poderosa
de
25 años
Como
la momia de Cao
la
reina del valle de Chicama
Me
encontrarán viva
Fastuosa
cubierta
de lapislázuli, cuarzo y turquesa
follando
para siempre
como
un huaco erótico mochica.
Tomado
de:
https://www.federacionanarquista.net/2-poemas-de-gabriela-wiener-en-matria-poetica/#/
Pelos
me
estoy quedando calva
cada
día pierdo doscientos pelos
son
largos mechones que escondo en mis bolsillos
como
ovillos negros de una tejedora indolente
dicen
que es el estrés o el agua
pero
no sé
por
ejemplo
si
caen al suelo forman efímeros mapas hacia ninguna parte
o
quizá sí
llevan
a una especie de bosque inanimado
como
una telaraña que es en realidad un cementerio de pelos
o
a lo mejor a un país donde toda la gente lleva pelucas de cabellos ajenos
y
sonrisas terroríficas
me
estoy quedando calva por su culpa
mis
amadas hebras se deslizan por calles y habitaciones
como
ríos sucios
sobre
mi cara de pez loco de angustia
cuando
la última pelusa vuele a su destino
yo
habré llegado
a
dónde
****
Hago
una vida de puntillas
hago
todo de puntillas
como
un animal tímido
uno
de esos que bailan ballet en el bosque
pero
ponen cara de tener miedo a todo
un
venado o algo parecido
al
que sus colegas de los árboles
le
dicen: nos la estamos pasando
en
grande
¿estás
cansado o qué?
abro
de puntillas la refrigeradora
bebo
coca cola de la botella
los
vasos hacen demasiado ruido
eructo
para adentro
me
acaricio las tetas
bajo
mi dulce pijama de chiflada
y
me siento Philip Seymour Hoffman
el
diablo sabe qué es esto
de
susurrar al fantasma del columpio
de
reír como Carson McCullers en las fotos
pero
yo no apesto a alcohol
ni
tengo blusas blancas
con
cuellos bien planchados y gotitas de sangre
me
siento ante esta misma pantalla
siempre
busco lesbianas asiáticas
o
besos larguísimos o tetas grandes bamboleándose
hoy
descubrí que me gustan los masajes
vi
uno en que una vieja masajista tailandesa
masajea
en silencio a una rubia silenciosa de Private
es
por lo mismo
que
me gusta hacerme la muerta
cuando
tengo sexo
siempre
estoy de puntillas
como
una mosca en la muñeca de mi hija
Un
día en la vida de
Para
Rocío
en
1997 entregué mi trabajo sobre Pushkin en el aula
de
la rotonda universitaria
en
mi corazón aún habitaba el Cocodrilo Gena
como
en lo profundo de una fosa común
mi
profesora de literatura rusa era una de esas criaturas gruesas eslavas y
severas
toda
la historia de Rusia viajando en las estaciones de su rostro
como
si llevara mucho tiempo encerrada con una cuchara escondida en la bota
ella
intentaba explicarme por qué Pushkin
no
había podido ser Lord Byron
por
qué ni en Rusia ni en su corazón podía sostenerse
algo
como el romanticismo inglés
tú
tenías ¿9 años? esos días y es posible que jugaras
entre
los árboles caídos
a
hacerte pequeñas heridas
con
los troncos melosos de la barraca
¿te
limpiabas como yo la sangre con las hojas dentadas
o
habías aprendido ya a lamerlas?
tu
padre
estoy
segura
se
ponía una medalla
por
cada una de tus pestañas muertas en combate
mientras
tú pequeño ratón del campo
ya
peleabas con el espectro prusiano que dormía dentro de su uniforme y preparabas
la huida del gulag
la
costra que crecía como espuma helada bajo tus zapatos
te
convirtió en una nativa del Volga
mi
padre en cambio disimulaba muy bien
los
remiendos de su propio uniforme
enviándome
postales desde la Ciudad Imperial
con
caras de niñas indígenas parecidas a mí
pero
más pobres y más felices por las que había que luchar
en
esas postales me hablaba de las injusticias de nuestro país
mientras
sus amantes me acosaban por teléfono
mis
nuevas madres engañadas con sus placentas peludas
me
hicieron también fuerte para el futuro
un
día cruzaría con ellas los Urales y las dejaría atrás
y
así lo hice y entonces solo me siguieron los lobos y los linces
a
lo lejos vi un día a mi maestra de literatura rusa
tapándose
un ojo con la cuchara
y
Pushkin habló en el más maravilloso ruso conocido:
«en
este siglo abominable es el hombre en todas partes
tirano,
traidor o prisionero»
y
no fue difícil entender que hablaba de todos ellos
durante
años tuve sobre mi mesa de noche
un
ejemplar de Un día en la vida de Iván Desinovich
la
lámpara que parecía el cuello roto
de
un cisne indoeuropeo
iluminaba
las palabras en mis ojos: «mantén la cabeza erguida»
el
lema de los revolucionarios cuando caen y no mueren
algo
que se dicen a sí mismos los guerreros
y
gritan los generales
a
sus soldados en las filas enemigas
recuerdo
ese día
el
día en la vida de un hombre prisionero
al
que solo le queda la dignidad y un plato vacío de hojalata
un
día casi feliz en una cárcel
sin
percances
sin
nada que lo ensombreciese
un
día magnífico después del cual uno se duerme satisfecho
recuerdo
no saber a qué temer más
si
al instinto de supervivencia
o
a la hojarasca de las resignaciones
o
a las ratas
y
por encima de todo
recuerdo
que pensé en las moscas fuera de la ventana estrellando sus cabezas contra el
cristal
creyéndose
dentro cuando estaban fuera
cada
vez más enloquecidas por conocer
el
otro lado de la nada
cuando
estaba pensando una vez más en esto apareciste tú
y
en pocos días quemamos en una sola pira
todos
los temperamentos insignificantes
que
conocimos en nuestro camino hacia el Mar Negro
te
dije que no te había querido de inmediato
al
verte por primera vez
y
no era verdad
no
te mentí
solo
no lo sabía hasta ahora
como
no sabía tantas otras cosas que luego supe
como
no sé mucho de lo que nunca sabré
recuerdo
haber pensado tiempo atrás
y
a lo largo de mi vida anterior
en
Iván Desinovich y en cómo se vería el cielo estrellado
sin
focos ni alambres de espino
después
de ocho años en Kok Kerek
y
entonces supe por fin que se vería así
exactamente
así
como
lo veo contigo
Tomado
de:
https://pesopluma.net/un-poema-feminista-de-gabriela-wiener/
CASA EN LA PLAYA
no
he aspirado a ser
una
paisajista del verano
ni
siquiera a cubrirte con mis velas
solo
soy una chica
que
estrecha su pelota de plástico
una
gaviota
su
corazón de erizo
bajo
todos los planetas de la tierra
LA FUERZA DEL CARIÑO
hoy
mamá vino a visitarme
estuvimos
viendo “La fuerza de cariño”
en
la película
una
madre y su hija adulta toman té luego de un baño reconfortante
y
conversan de sus vidas tendidas en una ancha cama
es
gracioso
nosotras
vemos la tele acostadas en mi cama matrimonial
pero
no tomamos té
como
una vaca y su ternero
sólo
juntamos nuestras narices y nos damos leche
nos
vamos antes de ver morir a la hija
mejor
sino
hubiéramos llorado juntas
y
es horrible llorar por ese tipo de cosas
FOTO EN BLANCO Y NEGRO
la
niña que será mi madre
coge
un rifle
y
me apunta con cierta sonrisa
si
esa niña fuera mi amiga
le
pediría su arma de fuego
y
ambas dispararíamos al aire
para
alejar a los curiosos
del
cielo caería un ganso dorado
conociendo
a mi madre
lo
llevaríamos en una camilla de guerra
corriendo
sobre la hierba
de
los panteones
poblados
de involuntarias flores
y
trataríamos de convencerlo de que está vivo
esto
no se verá en la foto
pero
hay un momento en que yo
le
arranco un ala
la
empuño corriendo en dirección del viento
y
le muestro a mi madre
por
primera vez
(algo
que piensa que ella me enseñó a mí)
la
equívoca intersección del vuelo y de la pérdida
Tomado
de:
https://libroemmagunst.blogspot.com/2017/06/gabriela-weiner-3-poemas-3.html
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