( 1 de abril de 1902, Kalamata, Grecia - 29 de abril de 1930, Atenas, Grecia)
“En mi casa…”
En mi
casa, una vez hubo el perfume
de la despreocupación.
Y era yo misma la canción con alas
brotando en torno.
Mas poco
a poco fue amargándose
en mis labios ingenuos esa música,
como si hubiera nacido de repente
un tiempo cruel.
A mi
padre se le quebró el sentido
en el azul de sus ojos,
y los cerró cual si pesaran mucho.
Por las habitaciones silenciosas
Iba mi
madre, orgullosa, impecable
con sus sandalias adornadas:
fue como si se dejara coger el alma
lo mismo que una dalia pensativa.
Y el
amargo destino de los hijos
es vivir y callar;
y las hojas perdidas de un árbol estéril
se han esparcido y huyen.
“Fiesta”
A una
fiesta me invitaron los camaradas.
No rehúso. ¡Iré para olvidar!
Me pondré mi vestido rojo
y de mi propia belleza tendré celos.
Al muerto que guardo en mi interior, con orgullo
y cariño, también lo llevaré del brazo.
Seré jovial y misteriosa;
seré una enviada de la Guadaña.
Los camaradas, condenados a muerte, aunque beban
vino en su fiesta, no se emborracharán.
Una maldición estará con ellos,
mas yo seré hermosa y no habrán de sospechar.
Después pedirán una canción, si acaso
esperan una pálida alegría;
pero mi canción será tan cierta
que quedarán confundidos y en silencio.
OH, MI CORAZÓN...
Oh, mi
corazón extraña,
ahora
cuando el día parte,
el
sonrosado amanecer,
el sol,
el aire.
Las
sonrisas de niño,
la ola
que acudía
al
bullicio de las alegres
vocecitas
nuestras que sonaban.
La barca
y su vaivén
en la
ebriedad de nuestro sueño;
la suave
música que se mezclaba
con la
quietud del infinito.
La
alborada que enrojecía
el ancho
mar de nácar
y el
limpio deseo
en
nuestros ojos de ángel.
Oh, mi
corazón extraña,
ahora que
el día se apaga,
el paso
de la belleza,
la
juventud que se me marcha.
PORQUE ME QUISISTE
No canto
sino porque me quisiste
en los
años pasados.
Con el sol,
con el presagio del verano,
y en la
lluvia o la nieve
no canto
sino porque me quisiste.
Sólo
porque me tuviste entre tus brazos
una
noche, y me besaste en la boca,
sólo por
eso soy hermosa igual que un lirio abierto
y aún
guarda el alma aquel escalofrío,
sólo
porque me tuviste entre tus brazos.
Sólo
porque tus ojos me miraron,
y el alma
en tu mirada,
me ceñí
con orgullo la más alta
corona de
mi vida,
sólo
porque tus ojos me miraron.
Sólo
porque te fijaste en mí cuando pasaba
y yo en
tus ojos vi pasar mi sombra
leve,
como un sueño,
y jugar,
y sufrir,
sólo
porque te fijaste en mí cuando pasaba.
Porque,
titubeando, me llamaste
y me
tendiste las manos,
y en tus
ojos traías el deslumbramiento
—un
desbordado amor—,
porque,
titubeando, me llamaste.
Sólo,
sólo porque a ti te gustaba,
es porque
mi andar sostenía su gracia,
como si
me siguieras allá donde marchase,
como si
pasaras por algún lugar cerca de mí.
Sólo,
sólo porque a ti te gustaba.
Sólo
porque me quisiste yo he nacido,
por eso
sólo se me concedió la vida.
Y en esta
vida triste, insatisfecha,
mi propia
vida fue colmada.
Sólo
porque me quisiste yo he nacido.
Tan sólo
por tu amor inigualable
dispuso
el alba rosas en mis manos.
Para
alumbrar un instante tu camino
la noche
pobló mis ojos con estrellas,
tan sólo
por tu amor inigualable.
Sólo
porque tan bellamente me quisiste
he
vivido, para multiplicar
tus
sueños, hermoso tú que has declinado,
y ahora
dulcemente muero
sólo
porque tan bellamente me quisiste.
DE UN VIEJO AMOR
Y fue bella una noche en tu mirada
y en tus canciones. Y fue dulce
en tus viejas canciones una noche
plena de estrellas, noche con su duende.
El solo amor entre tu soledad,
tan atractiva, tan encantadora,
se volvía pasión sobre tu pecho,
sobre tu pecho desolado.
Oh, tus canciones viejas, que lloraban,
y eran tan indeciblemente dulces,
y lo escondían, tímidas, y no lo confesaban.
Oh, tus viejas canciones eran tristes
como secretos de amor,
como llorosas flores que se callan.
SÓLO PORQUE ME AMASTE
No canto sino porque me amaste
en los años pasados.
Y ya con el sol, con presentimientos de
verano,
ya con lluvia y con nieves,
no canto sino porque me amaste.
Sólo porque me tuviste entre tus brazos
una noche y en los labios me besaste,
sólo por eso soy hermosa como un lirio siempre
abierto
y aún conservo un temblor en mi alma
sólo porque me tuviste entre tus brazos.
Sólo porque tus ojos me miraron
con el alma en la mirada,
orgullosa me adorné con la corona
más excelsa de mi existencia;
sólo porque tus ojos me miraron.
Sólo porque me amaste he nacido,
por esto se dio mi vida;
en el triste vivir no realizado
mi vida se cumplió.
Sólo porque me amaste he nacido.
Sólo porque tan bellamente me amaste
viví para multiplicar
mis sueños, amado mío, que cual astro te
pusiste.
Y así en tal dulzura muero
sólo porque tan bellamente me amaste.
SOTIRÍA
Que pase ya el día con la luz.
¿Por qué tarda tanto la noche?
En la sombra de los pinos
un sillón me espera.
Se apagarán las luces de las salas
y el sueño vendrá cual un desmayo.
Aquí una cama vacía
no produce ninguna impresión.
Se ahondará la noche en el miedo
cuando el viento llegue repentino.
El eucalipto sacudirá su cabellera
junto con los secretos de los sueños.
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