viernes, 11 de junio de 2021

POEMAS DE ROSAMEL DEL VALLE (MOISÉS FILADELFIO GUTIÉRREZ GUTIÉRREZ)

 

(13 de noviembre de 1901, Curacavi / 22 de septiembre de 1965, Santiago de Chile, Chile)

"La noche en las hojas"

Tienes la espalda crecida de anillos.

Qué negras lámparas hacen volar golondrinas durante tu trabajo.

Mientras colocas tu cansado pensamiento sobre la mesa,

mientras haces caer algunas nubes de tu boca,

mientras las puertas cansadas de girar dan paso a los delirios,

mientras deshojas las inscripciones de las piedras,

qué largo humo viene de tus ojos donde todo está en movimiento,

donde los hombres y las mujeres sueñan y los animales devoran corolas,

donde hay una estrella sobre tu mano.

Alguien se ahoga cerca de tu pecho y pide socorro.

Algo que debe ser la imagen de lo que soy cuando no duermo.

Cada vez que te mueves el alba

muestra sus dos pequeños pies entre tus dientes.

Tomado de:

https://poesia-periferia.blogspot.com/2013/07/poema-de-rosamel-del-valle-la-noche-en.html

 

Cántico de la visitación

Un día podrás ver que el invierno es un ojo frío.

Se sabe por los granos que forma el viento

Sobre la hierba distraída. La idea de un viaje

Es ese tambor sorda de las hojas. “El agua

Es más filuda este año. Naturalmente, los huesos

Necesitarán otro médico”. Y, otro sol me hablaba

Cuando empecé a andar por ese jardín inolvidable.

No debo dudar, sino creer. ¿Basta decirlo?

Un día podré contar los eslabones del tiempo y uno

A uno formarán esta imagen del ojo frío.

 

No, no quiero contar con el tatuaje del cuerpo.

El verano formó el fuego y el invierno la ceniza

En un día sin fin. Ahora pienso en la tranquilidad

De mi muerte ya que yo también formé mi muerte.

Una nube inflada de pronto y el grito de una lámpara

En mí, en ti y en una sala especial para viajeros.

¿Recuerdas el color de un mar invisible?

Con esa idea estarás a mi lado en la hora

De la gloriosa disolución. Sentada ahí

Como al borde de un precipicio, con los ojos

Fijos en mí a través de la tierra. Ninguna duda

Te impedirá verme en mi sombría desnudez.

Y yo sabré hacer el ruido justo, el signo

Revelador de que estás exactamente junto a mí.

Ya ves, mi breve resurrección. Un minuto de un siglo

Abierto de par en par entre tus ojos y mi cuerpo.

Un río lejano deslizándose en puntillas,

Un golpe de llave en la puerta profunda.

Y tu sol risueño paso a paso por las hojas secas

En conversación con el aroma irresistible.

Quizás busques el signo del hueco misterioso

Dejado por la desintegración. Quizás te turbe

Saber que todo sigue donde mismo. No te baste

Creer ni dudar. Si puedes, recuérdalo,

Tu mirada será ahí el día de la creación

Con los pájaros en profunda invención de la música.

Y como tuya será mi muerte, tuya será la mano

Creadora de la nueva noche para que no haga ruido

El tren que te cruce la boca al descubrirme.

Si quieres saber, escucha lo que te diga la tierra.

Ahí seré el profeta de palabras arrugadas. El misterio

Que nos unió seguirá con nosotros en esa sala de espera.

“Todo tiene un sonido de arpa. Con algunas notas

Se teje la putrefacción. Con algunas miradas

Sobreviven los huesos. No hay nada que temer. Se viaja

Como una nube al atardecer”.

 

……………………………..Oh pero yo pienso

En el sonido de arpa de tus ojos fijos. En la leve

Inclinación del mundo inanimado hacia lo inanimado.

En el resplandor del camino a través de absortos terrones,

En el cielo en descenso a semejanza del nacimiento de las lilas

Y sobre todo en tu ser en la muerte y sin la muerte todavía.

Unos ojos fijos, fijos. Un taladro radiante

Perforando el abismo que entonces me aparte de la vida.

La última visión en visita antes de la definitiva sequedad,

Antes que la casa del cuerpo pierda los pilares. Antes

Que se deshaga en ti tu mar y en mí la resurrección.

 

Sé que hay un viento de ojos grises alrededor de los muertos.

Tú podrás oírlo pasar por el jardín en viaje

Y quizás confundas ese ruido con una visión entre tú y yo.

Así sea. Pero no habrá necesidad de que preguntes.

Nadie intervendrá en el hilo de sol con que me mires.

En esa sala de espera. Y seguido de cebras y leones

Vendrá un dios a interrumpirte. “¿Por qué

Interrogar al hueco si el viajero está en el Paraíso?

Se asciende por la misma cuerda del descenso. No sólo

carne envuelve a esa visión que llaman cuerpo. Así

Por mí conversarás con quien te está escuchando”.

Hay mundos creados para no ser vistos y palabras

Para no ser oídas. Ni el trueno sabrá ese día

Que habrá un silencio ardiente entre tu sol y mi noche.

No voces seguidas de cebras y leones

Ni abejas cargadas de sueño, ni un tercer viento

Cambiando el mar delante de nosotros. Sólo tus ojos

Fijos en mi sed y en mi júbilo como grillo entre cañas.

¿Habrá otro tiempo más vasto para recordar?

¿Para recordar qué, entre tantos sonidos? ¿Y si esa fuera

La mejor hora y si ése fuera el único modo de sentirse

Danzar entre visiones todavía? Lo sabremos. Tu mirada

Decidirá. No olvides mi colección de signos.

 

.………………………………………………………Quiero

Sellada tu boca. Soy el rey con fastidiosa corona

En tu sala de espera y en mi sala de figuras de cera.

Recuerda si quieres saber. Me verás colgado en el árbol

Con los pies sobre el mar. Y tu idea era

Ser una ola solitaria bajo mi garganta. Lo eres.

Mi lengua es una banca solitaria entre los dientes.

Y cuando tu padre baje a buscarte al fondo del mar

Se convertirá en estatua. Los trágicos recuerdos.

Los espejos trágicos pegados a los muros. ¿Recuerdas?

Quien recuerda está podrido. Tú eres el sol

Y yo me alejo por el hilo solitario de tus ojos.

 

Antiguamente se hablaba del ruiseñor. Tal vez oigas

Al ruiseñor del Paraíso con su noche a mis espaldas.

El viejo encantador de serpientes no pondrá más celo

En hacerme comprender su fábula. Pero habrá un órgano.

Una Sonata en muerte menor, Nº 1, opus 1, dedicada tal vez

“A la putrefacción de un hombre”, sin que el nombre

Sea cambiado en circunstancias fortuitas. Podrás oírla

En ese instante en que el mundo se haya detenido

Al golpe de la vara fabulosa de Josué. Somos

La fábula sin fin. “Y verás crecer la hierba junto a ti”.

 

Sentada ahí, a la manera del verdugo junto a la horca.

Con un sol rojizo en persecución de pájaros sin alas.

Ya no hay tranvías en la ciudad, hay corceles mecánicos

Que tampoco sirven para nada. Las enfermedades continúan

Y los sabios sonríen en su jardín de hongos atómicos.

El joven banquero va al hipódromo el día en que no hay bolsa,

Precisamente cuando las acciones bajan y se cotizan

Al precio de un creyente cualquiera. Las insatisfacciones

Corrosivas. Hoy se cambia de sexo con tanta facilidad.

Tal vez como se sigue el llamado de la estrella del demiurgo

No más mentiroso que un conejo. “El sol sale para todos”,

Dice el gusano, mientras se prepara para el banquete.

Un sol rojizo en cada corazón humano en vez del sol

Musical de las fieras de África.

 

Con el libro de las visiones sobre las rodillas.

El mundo sigue, pero tu mirada es un mundo nuevo.

En tal trance todo será posible y me dejarás hablar.

Los muertos dicen la verdad porque tienen clavos en la lengua.

¿Recuerdas esa flor con tres clavos y una corona? Habré

Olvidado su nombre. Lo habré olvidado, estoy seguro.

Mi madre acostumbraba regarla con lágrimas. Veía

Lo que ven las madres del segundo Fausto. Y yo vi

A Mefistófeles en el vino del tonel ardiente. Y amé

El amor faústico. Puedes suponerlo, los pecados

Surgen demasiado tarde y tardía es la absolución

Porque tarda dios en hacerse presente. “Pero

No tardarás en deshacerte”.

Mi amigo era un fabricante de alas.

Lo sabes, todo se fabrica. Menos la muerte, aunque

El demiurgo sea un especialista en tatuajes. Aunque

Crea en la obscura sinfonía de la resurrección.

¿Y si tu mirada se corta de pronto y me deja caer?

Es difícil fabricarse la fe y la tranquilidad. Espero

Que esa estrella fija dure siquiera un minuto. ¿Será

Mucha eternidad para mi cuerpo rescatado?

 

Mi orgullo ¿qué mejor hora para el orgullo?

Se esforzará por retener el contacto con tu cuerpo

Cómo envejecí a la medianoche por reunir mis visiones.

Y qué altos estarán los pinos para servir de testigos

Del drama indescriptible. Cómo sé que las hormigas

Se deslizarán más pegadas que nunca a la tierra.

La estatua serás, la Gorgona serás y la rosa

Abierta hacia mi noche enmarañada. ¿Qué dios pudo

Imaginar alguna vez este diálogo entre el carbón y el rocío?

No, ni cuando se dispuso a echar a andar la fogata

Todavía inanimada de sus gigantes siete días.

 

Mas esa celeste tranquilidad tendrá su látigo:

Ciertamente, sabré que me estás mirando desde lo alto

De la tierra y más preocupada de mí que de tu próxima muerte.

¿Sabrás que el mensaje habrá llegado a su destino?

¿Sabrás que el trabajo de la disolución se habrá detenido?

¿Podré tocar el hilo que me estará uniendo a tus ojos

Y bastará ese temblor de cuerda de arpa para que todo sea

Como mi carne ciega lo ordene desde su reino?

 

En todo caso, adiós dirá mi ruido y adiós repetirás,

Visión sentada junto a mí y con el fin del mundo sobre las rodillas.

Tomado de:

https://buenosairespoetry.com/2021/06/08/cantico-de-la-visitacion-rosamel-del-valle/?fbclid=IwAR2u34bwfGvJ8sab2Goun4geVuq7gBnlAbqJ4uSQe8Ky06KvzbY4qXwb7-k

 

1926

 

Por seguir tu perfume sin atención de cuerda

De torre a torre el espectáculo cada minuto como oso menos pesado ni intruso

Aparentas la nube sentada con los ojos en el vacío

Detrás de tus ojos las murallas suspendidas con la voz

De flor abriéndose por cada estrella en el mejor movimiento del sonido suspenso

O como las espadas de pie debajo del agua con su hoja afuera

Rama cimbrándose en la boca de los túneles desde lejos

Frente tan sencilla de arena de ola con dos ruedas

Obscuras en la mancha de las palomas evasivas

Más bien las olas paradas en el lomo del cielo como un canto de estrella de cien pies

El perfume admirable sin anochecer en las astas de la ciudad otras veces en los rieles tibios de mis dedos

Hacia el viento y su sombrero de hojas al lado de las nubes humedeciendo tu estatura viva de abeja en el cielo

 

CARMEN

 

Color del paisaje sonámbulo de mis huesos

Sin amarras de nidos que destruyan la angustia.

La sal alza su mundo de estatuas en un ruido de manos.

Columnas desde los dedos hasta el centro de espacio

A quienes se obedece como a un ritual que impone su imagen.

Todo crece demasiado cerca y el eco que se debe ser entre objetos y personas

Sangra el cuerpo de un mar huidizo y negro

Mientras peces, los animales, los insectos y los signos dormidos

Rodean el lecho en cuyo césped la muerte escucha mi viaje.

 

ALAS AL OIDO

 

Instrumental de colores en que duermen los deseos.

Abejas, arañas, signos, presentaciones.

Temblor de angustia que viene de otras imágenes,

De los hornos un poco a obscuras a causa de la memoria que duerme.

Violento despertar entre carbones de ojos azules y palabras brillantes,

Invasión de fuego por arenas celestes,

Isla donde el cuerpo reposa en un color de serpiente,

Olas con labios pesados de enigmas.

Los años que desciendo por esta escala de relámpagos.

Los años que busco la estrella que la visita y que se aleja dejando sus trenzas olvidadas.

Línea de cifras en el espacio de peligros.

El oído y el mundo y la imagen que al irse cierra las puertas detrás de la sangre.

 

APROXIMACION

 

Asómate a la raíz de mi sangre que pasa entre la madera

Dormida por pasos que la siguen hasta morir.

Habita fatigada la sombra de sus habitaciones donde el tiempo

Cierra todas las puertas.

Oh, país de un sonido largo como una luz a lo lejos,

Acércate a mi oído que tarda en despertar.

La crueldad de esta estrella que nada debajo del agua

Es tu voz fija en un instante sin existencia segura,

Algo más adentro de mi imagen errante que atraviesa las puertas cerradas.

Quítame las sienes de los vidrios y quítame las manos del fuego.

El calor de tus luces destruye las sombras y los vapores donde la muerte hace su nido.

 

VISITA

 

Por fin los corales han dado con las piernas y mecen rumores

En el lecho de la soledad hecha de nidos.

Cuando los sueños flotan y el hombre desinfla el aire que pasa

Saben que alguien despierta en el ruido de la noche terrestre.

Amor del océano que escribe con uñas en la arena apagada

Lo que la ola reduce a cuerdas líquidas.

El mensaje impone un orden en que los peces se detienen y naufragan.

Y algo de lo que toca se ilumina y algo de lo que no se ve deja caer su escama.

Porque los corales visitan un cuerpo y conocen lo que significa si el sueño

Toma la forma de un signo que desciende entre húmedos dedos marinos.

 

TRANSPARECIA DE LA SANGRE

 

Tarda en seguir la línea entre los apagados cristales de las venas

Sin marcar el sonido que nace en el árbol del alba.

Algunas nubes se agitan en trance de imágenes sin saber donde dejar caer sus hijos.

Cielo ceñido de hierbas y alcoholes sonámbulos.

Lasa manos se agitan al lado del lecho donde la memoria vierte su líquido.

Pero lo animales descansan en un follaje de brasas

Sin dejar pasar el signo que la tierra destruye en su tumba.

Espacio de los mitos y de los jóvenes dolores que llegan.

Aliado de los peces que cimbran lámparas llamándose en el ojo de la noche.

Alguna vez será difícil descifrar lo que el sueño quiere decir con su golpe en la puerta.

 

MAGIA IRREGULAR

 

Cuando despierta la zona de los países que nadan a obscuras

El ser entra en el frío que traen las algas errantes,

El olor de los peces muertos entre coronas de azufre.

Al parecer sobre la tierra de joven edad que deja caer sus pestañas.

Punto de soles helados en el viaje del cuerpo con sus costumbres,

Por fin casi próximo al sueño de alcoholes que estalla en mi lecho de sábanas verdes.

Las olas de la boca rompen sus trenzas de nidos.

Los ojos ven pasar extrañas barcas sobre la sangre del pecho.

Los pies tocan piedras quemantes, cabezas de bosques.

Apagados océanos de arañas

En la atmósfera de las piernas, entre el viento que viene de visita.

 

PASEO

 

Desde los pies azules con su traje de lámpara,

Desde los cabellos que caen de los árboles en un sonido de olas,

Nada más que en el punto donde debo reconocerte despierta o dormida.

A veces como una copa de angustia donde se ahoga el aire que te guarda.

Si mi memoria sumergida en su horno de sueño se despertara

Sin turbar los ritos que la rodean, los ritos de verdes temblores.

Desde el humo que levantan los deseos en su casa.

Desde los sonidos que vienen desde el obscuro oído de la tierra.

En verdad, no siempre es tu paso lo que flota sobre el césped,

Ni tu pensamiento lo que tiembla con cierta dificultad en el aire. 

 

VOLUNTAD

 

Esta primavera de frías paredes y de presencias enfermas de sombra

Es el ruido secreto que desata los pies en el clima largo tiempo nocturno.

Una paloma en el aire de la nada del pecho

Derrama el mensaje sospechado en el temblor de alambre del sueño.

Que el libro de invisible escritura que nadie abre en el miedo de las venas

Muestre por fin su dichoso o terrible resplandor de lengua desgarrada.

Que esté obscuro el hombre como el mundo está obscuro,

Pero que abra para siempre sus inmensos ojos de viajero que regresa en el día.

 

ESCALA DE LOS SUEÑOS

 

Dividida en las olas de tinieblas anticipadas al alba

Entra en los espacios que para sí misma descubre.

Resbalan los aceites opresos, fieles al despertar

Y la chispa que ha perdido su ojo entre la noche.

Fábulas ensimismadas desde siempre, en caminos de escalas desde siempre

Se encienden en la flor negra del aire inesperado.

Tendidas desde un lento dormir

Vienen como de la inalcanzable existencia de las lenguas apagadas.

No lejos de su cabeza, en un borde de nieve

La escritura del día extiende su piel de algas rumorosas

Y sangra al pie de esta página muerta al despertar.

 

MAS BELLO EL ARBOL QUE EL PARAISO

 

Recostada sobre arenas mentales, invisible hora

Adornada de terrores, de secretos, de páginas verdes por el alba.

Entre espumas del cuerpo, en constante trabajo desde que la noche se cierra,

A tientas entre las débiles llamas que vienen de lo no siempre olvidado.

Dulce animal de distintos vestidos incorporados al sueño,

Propietario de las olas, selvas sumergidas, de almacenes de corales,

Casi siempre a punto de morir en el pecho poético del hombre,

Tan inclinado hacia el amor como sientas palomas sobre sus rodillas.

Me parece reconocer el aire que trae estas ondas, este ruido de maderas.

Sueños construidos al borde de ciertas hojas que saben sonreír,

Entre animales e insectos, entre nadadores terrestres,

Cerca del abismo donde duermen los ángeles asesinados.

Entre climas mentales, invisible tiempo,

Poseído de mis mensajes, de mis pruebas, de mis deseos sobre espinas.

Sin celestes alarmas, sin el olor blanco, blanco de las leyes.

Dispuesto a los llamados, a las nocturnas experiencias,

Al terror de las manos volcadas sobre los objetos,

A la súbita fuga de las abejas de ceniza en los sueños perdidos.

 

 

EL CUERPO PIERDE RESPLANDOR

 

Abandonemos esta isla donde habita insegura

Seguida de la sombra y de nosotros.

Si las voces acuden por intermedio del sueño que empieza a enfriarse

El corazón se niega a abrir.

Extraño collar de pensamientos que giran entre cielos atrasados

De un día moribundo en su raíz.

Las campanas del pecho suenan a árbol derribado.

El dolor podría hacerse transparente como el color del agua.

La angustia regresa sin partir.

¿Qué hacemos con estas hojas de otro tiempo que no hemos recogido?

Podemos decir: abandonemos este sol de tan bellos pies que nos lleva

Lentamente en un sueño.

Las regiones del frío vuelven de su ausencia como el olvido del tiempo,

Pero nuestro pensamiento respira una atmósfera de pupila ahogada.

El sonido que nos conduce al sueño viene cada vez de más lejos.

Las manos que nos anudan se deshacen.

Nuestra boca parece una cascada sostenida en el aire.

Nuestros oídos llaman a toda hora

Y desean hacer entrar la imagen que permanece afuera.

 

VIVIR O PERECER

 

Hay una vida que pasa entre la conciencia sonámbula

Y lo que resta del viaje entre sábanas y escombros.

Heridas derramadas en la noche que sube

Ávida de memoria despierta de pronto en un sonido.

Venid, espinas obscuramente formadas de tallo en tallo,

En vosotras siento el golpe de la sangre que pierde brillo,

Una transparencia salida de las urnas de cristales pavorosos.

Venid, atmósfera rechazada de puerta en puerta y sin deseo.

Los que te oyen venir enlutan sus vidrios y huyen llevados del cabello.

Hay quienes dicen que los ojos llevan y que se dejan conducir,

Que las manos apartan las ramas sombrías del aire al andar.

¿Cuáles ojos aclaran el vacío que van llenando los pasos solos?

Cuáles manos adelantan la sombra que tarda en andar?

Unidad de dolores, de raíces, de viajes que la memoria no olvida,

Extraño movimiento y deseo en interminable calor.

Nuestros pasos se duermen entre cabellos ocultos que impiden

Abrir los ojos a la sombra desnuda en rededor.

Las puertas vienen al encuentro de los pies fatigadamente perdidos.

Pero las habitaciones se obscurecen apenas el hombre entra allí.

 

IMAGEN DEL VIDRIO

 

Clima detenido y flotante

Dolor de hojas a lo lejos, vencidas, sin aire.

Mueren los ojos, se derraman los dedos y parpadea la lengua

Que crece más y más saliéndose de su sombra.

¿Qué puede existir detrás de los vidrios con un solo árbol, con una sola nube,

Sin atreverse a caer en la tierra de plumas angustiadas?

Oigo que lago crece inevitablemente sin ruido hacia mi cabeza

Pesada de islas en peligro.

Una mano sin vacio en cada dolor.

Una copa detenida en los labios del corazón.

Un eco en la piel apagada de los objetos.

Un olor a amor en el cielo que desciende paso a paso.

Extráete de ti mismo, clima de sombra y pasajero

A quien pregunto por lo demás,

A quien miro del revés y tranquilo entre la cabellera del agua que se devuelve,

A quien veo pasar por detrás de los árboles.

Su destino silencioso vive en mi corazón cerrado.

Pero es necesario huir, huir.

El aire pesa demasiado sobre las heridas abiertas.

Vienen sueños para los viajes, sueños con labios de rodilla,

Mensaje a medias destruido, semejante a una lámpara.

Y es necesario partir en un latido desesperado,

Inútil, ausente.

 

LAMPARA DETRÁS DEL MURO

 

Sitiado de vellones en movimiento

Imagen que la memoria deja caer.

El tiempo nada en un color de atmósfera

O vuelo de sombras despiertas,

Guiado por lámparas de negro andar.

Las tribus aparentan descanso en tus huesos.

Nada te es familiar si no viene

Desde la cascada de ritos de la sangre desaparecida.

Piedras de lenguas habitan en tu imagen de siempre,

Imperturbable cabeza de sonámbulo.

Vivo en piel rayada por signos,

Historias de muertos en los laberintos del pecho.

Fantasma con oído destrozado,

Fantasma con pies de aureola,

Fantasma sentado en largas raíces.

Esperas bosques ausentes y minerales de sueño,

Cascadas de cuello de garza abandonada,

Raíces que leen su diario bajo tierra,

Angustia de cielos colgantes que destruyen tu boca

Mientras el humo se reclina en hojas de uñas ciegas,

Y pasan coronas de agua, coronas de soles, coronas

De animales asidos a la sangre de los años.

Habitante del alba prendida en tus cabellos,

Habitante de las mañanas que lamen viviendas y sueños,

Habitante de las tardes, danza de gotas de hilo a hilo, gota a gota,

Y de la noche con puertas de vidrio abiertas al miedo.

 

UNA MANO EXTRAE EL SUEÑO

 

Entre la sombra de pupilas fosforescentes

Y la ventana por donde la noche acaba de salir.

Día rodeado de olvido en descenso por cordeles de aire

Y que sale de lo nuestro apagado en un fondo azul.

De lo nuestro que huye a lo lejos y lo más cerca de la sangre

 

Con la garganta llena de raíces.

Día de abismo en el costado semidespierto sin llaves,

Prisionero de los pasos que regresan de súbito.

Una gran atmósfera nos sigue aproximándose y aproximándonos,

Una atmósfera de palomas muertas en lejano oído.

Hierbas del agua y maderas del cielo, pájaros submarinos y hojas de la tierra

En el día que viene con dificultad y apagándolo todo.

 

¿A qué llamado obedeces, luz encadenada a las patas de los pájaros?

Pareces en la negrura animada y transparente de tu espada cuando duermes

Y cuando se abren los acuarios del sueño y los peces salen de paseo

Y cuando tienden el oído los jardines y danzan desnudas sus estrellas de vidrio

Y cuando la electricidad de los bosques corre azul de copa en copa en lo alto

Y cuando el cielo desciende por largas escalas de humo.

 

Y cuando el viento hincha su tallo de ojos amarillos

Y cuando el agua despierta as la raíces prontamente vestidas de tierra cálida

Y cuando los arroyos desatan sus trenzas de palomas en línea

Y cuando el eco pregunta quien llama al borde de su espejo

Y cuando los nidos cimbran huevos y alas entre el aire que los visita

Y cuando las lámparas sonámbulas recogen la sangre de las estrellas que corren.

Y cuando partimos de nosotros mismos en pos de una isla vista y desaparecida

Y cuando la memoria nos sigue con pupilas a medio dormir

Y cuando cruzamos las algas y los vapores y los ramajes del cielo precipitado

Y cuando nuestra voz es una huella enredada en lo que deseamos conocer

Y cuando nuestros ojos atraviesan los vidrios nocturnos que nos rodean como ángeles

Y cuando nuestros pies conducen raíces y hojas y signos y olas y estatuas.

 

Y cuando lo que somos desaparece por puertas abiertas y olvidadas

Y cuando los objetos se animan y conversan y viven al oírnos pasar.

Y cuando los deseos perdidos se acercan vestidos de blanco

Y cuando los lechos hacen temblar sus sábanas como un libro que se abre.

Y cuando la vida nos toca el cuerpo libre a su imagen y semejanza

Y cuando la muerte nos oye salir con labios cerrados a su imagen y semejanza.

 

Y cuando a imagen y semejanza del sueño nos devolvemos oh, sonido,

Eres tú quien camina por las copas de los árboles del cielo

Eres tú quien corta los hilos cargados de mensajes y reflejos

Eres tú quien llega de pronto con larga cabellera húmeda y espada de sal.

Y somos nosotros quienes huimos hacia el alcohol de las amapolas nocturnas

Hacia los acuarios, hacia las raíces, hacia las cosas heridas de muerte.

Tomado de:

https://elegomata.wordpress.com/2011/07/15/17-poemas-de-rosamel-del-valle-del-poemario-poesia-de-1939/

 

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