miércoles, 13 de octubre de 2021

POEMAS DE ALBERT SAMAIN

 

(Lille el 3 de abril de 1858 /Magny-les-Hameaux Francia el 18 de agosto de 1900)


"Anochecer"

El Serafín del véspero pasa junto a las flores...

La dama de los Sueños en el órgano canta,

y el cielo, en que la tarde se afila y se adelanta,

prolonga un exquisito fenecer de colores.

 

El Serafín del véspero los corazones roza...

Las vírgenes apuran el amor de las brisas,

sobre flores y sobre vírgenes indecisas

palidez adorable, tarda, en nevar se goza.

 

La rosa, en el jardín, lenta y cansada expira,

y una pena incurable parece que suspira

de Schumann el espíritu que por el aire vaga

 

Tenue, quizá de un niño la existencia se apaga.

Alma, un registro pon en el libro de horas:

a recoger va el Ángel el ensueño que lloras.

Tomado de:

https://franciscocenamor.blogspot.com/2017/02/poema-del-dia-anochecer-de-albert.html

 

 

Dilección

 

Adoro lo indeciso: rumor, tintes brumales:

lo que tiembla y ondula, lo que se tornasola;

agua, ojos, cabellos; seda, follaje, ola,

y el ingrávido ritmo de las formas juncales.

 

El humo que al ensueño presta sus espirales;

del nido los arrullos que el silencio acrisola;

la noche confidente que su perfil inmola,

y la sabia dulzura de sus manos astrales.

 

Y las horas sin término de una lenta caricia;

y el alma que se agobia con su propia delicia

como rosa que muere vertiendo su nectario.

 

Alma de casta sombra que mudamente clama,

donde, como el rubí de la votiva llama,

un amor arde insomne, místico y solitario.

 

Versión de Carlos López Narváez

Tomado de:

http://poemasenfrances.blogspot.com/2004/08/albert-samain-dilection.html

 

Acompañamiento

Se estremecen las ramas de la cal, el abedul y el álamo ...

La luna arroja pétalos sobre el río ...

 

Como cabellos largos en la brisa de la tarde que fluye,

En el olor yace el río oscuro y soñador,

El río como un espejo reluce.

 

El remo gotea blanco a través de la oscuridad,

En el sueño se desliza mi barca.

 

Mi barca se desliza sobre el

río irreal hacia el ideal ...

 

Los remos que pongo son hermana y hermano,

uno es Languor, Silencio el otro.

 

Rema, mi corazón, corriendo alto,

Con remos cadenciados que suben y bajan,

Rema con los ojos cerrados para todos.

 

La luna para escuchar apoyada en la colina es,

Porque el deslizamiento de mi barco tan quieto es ...

Sobre mi manto mueren, recién cortadas, tres lirios.

 

Hacia tus labios, noche voluptuosa y pálida,

exhalan los anhelos reprimidos de mi alma ...

Cabello de las noches plateadas peinado sobre juncos que tiemblan ...

 

Como la luna en los carrizales,

Como el remo en el río,

Mi alma suspira con sus pétalos derramados.

 

La cabra negra

Pasa la Cabra Negra, buscando a sus perras.

¡Es una noche roja y desnuda! Tu última vergüenza se hunde,

y muere en un estanque de hedor enervante;

Y la medianoche suena en el corazón de las brujas obscenas.

 

¡El simón del deseo ha barrido la llanura sudorosa! ...

Hundida en tus cabellos llenos de un vapor acre,

Mi carne eclosiona tu carne en un sueño entumecido,

Y engendra el amor que se convierte de nuevo en odio .

 

La concupiscencia de unos sobre otros apaga

Su furor con ojos estigmatizados, insatisfechos;

Y como piedras nuestros corazones están resecos.

 

La Bestia Ardiente se ha derramado sobre nuestros cuerpos;

Y, como está prescrito en los velorios de los muertos,

Nuestras almas separadas están orando boca abajo donde está Dios.

 

Música en las aguas

OBSERVE lo que dice la sinfonía:

Nada es dulce como la muerte

De la música vaga en el aliento

Que suspira un paisaje lejano y oscuro;

 

La noche pesada está borracha,

Nuestro corazón que con la vida se encoge

En paz sin esfuerzo se hunde,

Y muere lánguidamente.

 

Entre la nube y la marea,

Bajo la luna deslicemos,

Mi alma huye del mundo para esconderse

En tus ojos donde yace la languidez.

 

Y veo que tus ojos se desmayan,

Cuando la flauta se casa con el fagot,

Como a un rayo de luna,

Dos flores fantasmales respondieran.

 

O lista lo que dice la sinfonía:

Nada es dulce como la muerte

De un labio a otro en el aliento

De la música que suspira vagamente.

 

Tu memoria

Tu memoria es como un libro que amamos,

y nuestro rostro siempre está inclinado hacia arriba;

Nuestro corazón lee en él lo más noble parece,

Y toda nuestra alma es rica en sueños anhelantes.

 

Lo imposible que codicio: me atrevería a

encerrar en verso el olor de tu cabello;

Graba con el arte paciente del orfebre la palabra

Temblando en tus labios y sin embargo no escuchada;

Presa estas olas de ternura que ruedan

Cuando tu querida voz azota tempestades en mi alma;

Y cantar inmortalmente las enloquecedoras olas

Arrojadas en ese abismo de pechos que son mis almohadas;

Di en tus ojos lo que esconden los dulces del frescor,

como las tardes de bosque de la marea otoñal;

Consagra la reliquia de nuestra hora más querida;

Y en las teclas del piano volver a florecer,

Alguna víspera melancólica cuando surgen los recuerdos,

El beso sagrado que aún perfuma tus ojos.

 

octubre

HACIA el dulce peregrino de octubre, el invierno se arrastra,

cepillado por las alas asustadas de la última golondrina solitaria.

Soñemos ... se enciende el fuego, canta el viento del norte.

Soñemos ... en cenizas de armiño duerme el fuego.

 

Lluvia monótona barre la ventana ennegrecida.

La pantalla de la lámpara ilumina su rosa escarmentada y trae

los dulces recuerdos del otoño en la cámara,

levantando el alma hundida en abismos revueltos.

 

El pueblo está lejos. A través de las cortinas dobladas se roba

Sólo el murmullo del estruendo de las ruedas ...

Dejemos que de las miniaturas se desbloqueen los frágiles sueños.

 

Conduce mi alma hacia un horizonte malva

cuya dulzura se desvanece; y del reloj loco

La hora en cintas da cien años.

    traducido por: Jethro Bithell

Tomado de:

http://www.blackcatpoems.com/s/albert_samain.html

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