VAN LOS CUERVOS
Sobre tierra
congelada ceñido
vuelo negro,
negro sobre blanco
dos cuervos
cra cra
nae faurer can
we fa
soplo helado
sobre tierra
sobre agua
helado blanco
blanco invierno
cra cra
nane ava, nane
ava
hambruna negra
sopla sobre
tierra
congelada, negro sobre blanco
van los cuervos
cra cra
wing wing awa
FLORES NEGRAS
Junté flores
negras
Las junté
durante la noche
En el prado sin
esperanza
En la luz
venenosa
Bebí una bebida
de pasión
Bebí una bebida
de veveno
La bebí
pareciendo dulce
Vendí mi alma al
parecer dulce
Y vendí mi alma
demasiado barata
Pataleando sobre
la cuesta más alta
Ese caballo
negro hallará su camino
Es musculado
como una soga musculada
La que el diablo
no puede romper
La fuerza de él
puede forzar el campo
Y forzarse a
través de esa llanura
Su chispa de
talones de fuego
Un volador en la
sombra del fuego
Abajo la
solitaria extensión de las horas
Su furia traza
un surco en mi cabeza
Salpicando
flores negras
Con el rojo
corrosivo de la sangre
Tomado de:
http://inutilesmisterios.blogspot.com/2018/08/dos-poemas-del-gran-poeta-esloveno-dane.html
Todas las aves
Mataremos a todas las aves.
A todas. A todas, dijeron los cuervos al anochecer.
Y en el silencio de la noche oí
cómo alguien en el jardín estaba matando a mis aves.
Y supe
que ahora mis mañanas
estarían sin canción
y sentí
cómo la tristeza se apoderaba de mi alma.
A todas. A todas las aves, dijeron.
Y sentí
cómo batían alrededor de mí
sus alas oscuras
y cómo detrás de ellas me observaban
los ojos amarillos de los cuervos.
¿Qué buscas, cuervo?, pregunté.
Bajo la corteza de mi cráneo
no escondo ningún ave.
A todas. A todas las aves.
Las mataremos a todas, dijo.
Y temí
que una noche
me partiera el cráneo
a través de oscuros sueños
y que fuera a buscar con su pico demencial,
si en el nido de mis pensamientos
no se esconden las aves cantoras.
A todas. A todas las aves, resollaría.
Ahora siento por todas partes en mi nuca
los ojos amarillos del cuervo.
Mi alma está atravesada.
Mi alma es un ave muerta.
A todas. Las mataremos a todas.
A todas las aves, crascitan los cuervos
bajo el cielo oscuro.
Pagarás por todo
Pagarás por todo.
Lo máximo pagarás por tu nacimiento.
Una bandada de pájaros burlones te perseguirá
durante la vida.
A la hora de la tranquilidad
y a la hora de la intranquilidad
se lanzará sobre tu pecho.
Exigirá el pago.
Y tú darás y darás.
Pero la salvación no llegará nunca.
Porque en ningún lugar hay perdón.
En ningún lugar hay salvación para el hombre.
En ti no hay ningún valor
con el qué pagar.
Y tú mismo eres el pago para todo.
Ventanas góticas
A la noche empiezan a relucir los rubíes
en tus pechos, Magdalena.
Dos rojos rubíes bajo el velo gris.
En la penumbra de la catedral.
En el humo blanco de los cirios apagados.
Quítate el velo.
Quítatelo: el opaco susurro del pecado
en el aroma de la plegaria.
Las estrellas se caerán de tu cabeza
con un opaco chasquido.
Las estrellas se derramarán en un brillante hilo
desde tus ojos a mi boca abierta.
Los rubíes de tu cuerpo
caerán en mi regazo.
La luna lamerá tus caderas
con la roja lengua de la pasión.
Quítate el velo, Magdalena.
Mañana estarás de pie en la chispeante luz del sol,
desnuda. Humillada.
Mía.
Un bolo de ceniza
Durante mucho tiempo llevas fuego en tu boca.
Durante mucho tiempo lo escondes.
Detrás del óseo cerco de tus dientes.
Lo tienes apretado entre la blanca línea de tus labios.
Tú sabes que nadie debe oler
el humo de tu boca.
Recuerda que los cuervos matan al cuervo blanco.
Por eso cierras tu boca.
Y escondes la llave.
Pero un día sientes la palabra en tu boca.
La cavidad de tu cabeza resuena de ella.
En ese momento empiezas a buscar la llave de tu boca.
Durante mucho tiempo la buscas.
Al encontrarla, abres la llaga de tus labios.
Abres la herrumbre de tus dientes.
Luego buscas la lengua.
Pero no hay lengua
Luego quieres pronunciar la palabra.
Pero tu boca está llena de ceniza.
Y en lugar de la palabra rueda
un bolo de ceniza al hollín
de tu garganta.
Por eso arrojas la herrumbrosa llave.
Luego te haces una lengua nueva de tierra.
Una lengua que habla palabras de tierra.
El grande y negro toro
El grande y negro toro ruge hacia la mañana.
Grande y negro toro, ¿a quién llamas?
Los pastizales están desiertos.
Las montañas están desiertas.
Los barrancos están desiertos.
Desiertos como el eco de tu llamado.
El grande y negro toro ruge hacia la mañana.
Como si una sangre negra y pesada surtiera
hacia los brotes de los pinos oscuros.
Como si sobre el bosque en el este
se abriera a la mañana
el ensangrentado ojo del toro.
Toro grande y negro, ¿a quién llamas?
¿Acaso es un deleite escuchar
cómo el eco te devuelve
tu sordo llamado?
Toro grande y negro, la mañana carece de sangre.
Tu voz se precipita por los barrancos
como una deshilada bandada
de cuervos negros.
Nadie oye tu soledad.
Nadie se sacia
con la negra sangre de tu voz.
Calla, toro grande y negro.
El grande y negro toro ruge hacia la mañana.
El sol en el este afila
una brillante cuchilla de carnicero.
Tomado de:
https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/62_63/zajc.html
Cosecha estéril
Reconocí su cráneo, dijo mi madre,
por sus hermosos dientes blancos.
Hermosos dientes blancos
mordiendo hacia el suelo,
hermosos ojos marrón
llenos de tierra,
fuertes huesos mozos
que algún día un par de manos fueron,
manos que nunca acariciaron a una mujer,
fuertes huesos mozos
que acarician el suelo,
lleno de unos brillantes dientes mozos, sembrados en la
tierra.
En cada primavera la tierra florece
la cruel y dura tierra
la que nos traga con sus oscuras mandíbulas.
La muerte del viejo hombre es dura
pero aún más dura la cosecha
de un par de hermosos ojos marrón
que nunca han visto a una mujer desnuda,
que nunca por ella han sido besados;
ni unos labios que susurran: soy tuya.
(ojos que nada han visto todavía)
Inconcebible cosecha
de un par hermosos ojos marrón,
cosecha estéril
de una tierra impasible.
Te recuerdo, hermano.
Nuestra madre
reconoció tus dientes blancos.
Tus mozos dientes blancos
en medio de una impasible cosecha de la tierra.
Llamado marrón
Las blancas piernas del día se acercan con pasos
silenciosos.
Se acercan despertando a todas las cosas,
así que las cosas abrirán finalmente sus ojos dormidos,
los abrirán y buscarán
todo aquello que en sueños perdieron.
Cada cosa tendrá su igual
y así las cosas estarán unidas con la luz del día
para que nada se pierda de nuevo,
para que nada se olvide
para borrar la soledad.
Abre el lago de tus ojos para mí
para mirar tu cielo,
el blanco de tus aves,
para escuchar el llamado marrón de tus ojos.
El llamado que tú despiertas,
el llamado que has llamado
aquel eco que florece en mis labios;
y mi boca llena de la dulce esencia de las flores.
La luz es más brillante que el fuego,
la tarde se eleva y eterno es el día
porque eres tú quien en su templo deambula.
Tú brindas a las flores su esencia.
Entre sus manos derramas tus movimientos en círculo,
con el calor de tu fuego enciendes una fogata de
palabras
y por la mañana, la luz de tu amor amanece en mi pelo.
Sobre el pelo con el que cada noche me cubres,
para que concilie mi sueño, como durmiendo en tu
cuerpo,
para no existir más,
para que sólo tú existas.
Sólo tú caminarás en el templo azul del día.
La luz brillando a través de tu cuerpo
recorrerá el mío y a través de mis huesos.
Y no existiré más,
y sólo tú existirás,
pues serás la lengua que habite mi boca.
El verdugo
¿En qué agujero, en qué cueva, en qué closet o cuarto
los ojos se parten sin razón alguna y
la noche asalta entre el dormir y los sueños?
¿Y quién colgó este reflejo en la pared de la cueva,
y quién lamió la cara del sueño
con su lengua vulgar, repentina, veloz y fríamente?
¿Quién rebanó estos párpados
quién cortó a través del oído para el sonido filtrar,
quién jadea con respiración animal este sitio
quién aplasta con pezuñas los intestinos del silencio?
En el largo corredor observo a un prisionero tropezar
miro la desgracia en la derrota de sus pasos
aquel que canta esa suave canción desde su garganta
herida.
Pero la sentencia estaba dada y el verdugo ha
resurgido,
el que cuelga en la pared esta imagen de un cráneo roto
pero un frío sol ya brilla desde el centro de su cuerpo
y el verdugo ha visto su nombre escrito en el papel.
Ha engrasado ya la cuerda
y yo lo miro en la soledad del corredor, paralizado,
esperando
detrás de una ventana ciega.
Tomado de:
https://circulodepoesia.com/2015/04/poesia-de-eslovenia-dane-zajc/
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