martes, 9 de mayo de 2023

POEMAS DE DANE ZAJC


VAN LOS CUERVOS

 

 Sobre tierra congelada ceñido

 vuelo negro, negro sobre blanco

 dos cuervos

 

 cra cra

 nae faurer can we fa

 

 soplo helado sobre tierra

 sobre agua helado blanco

 blanco invierno

 

 cra cra

 nane ava, nane ava

 

 hambruna negra sopla sobre

 tierra congelada, negro sobre blanco

 van los cuervos

 

 cra cra

 wing wing awa

 

 

 

 FLORES NEGRAS

 

 Junté flores negras

 Las junté durante la noche

 En el prado sin esperanza

 En la luz venenosa

 

 Bebí una bebida de pasión

 Bebí una bebida de veveno

 La bebí pareciendo dulce

 Vendí mi alma al parecer dulce

 Y vendí mi alma demasiado barata

 

 Pataleando sobre la cuesta más alta

 Ese caballo negro hallará su camino

 Es musculado como una soga musculada

 La que el diablo no puede romper

 

 La fuerza de él puede forzar el campo

 Y forzarse a través de esa llanura

 Su chispa de talones de fuego

 Un volador en la sombra del fuego

 

 Abajo la solitaria extensión de las horas

 Su furia traza un surco en mi cabeza

 Salpicando flores negras

 Con el rojo corrosivo de la sangre

Tomado de:

http://inutilesmisterios.blogspot.com/2018/08/dos-poemas-del-gran-poeta-esloveno-dane.html

 

 

Todas las aves

Mataremos a todas las aves.

A todas. A todas, dijeron los cuervos al anochecer.

 

Y en el silencio de la noche oí

cómo alguien en el jardín estaba matando a mis aves.

Y supe

que ahora mis mañanas

estarían sin canción

y sentí

cómo la tristeza se apoderaba de mi alma.

 

A todas. A todas las aves, dijeron.

 

Y sentí

cómo batían alrededor de mí

sus alas oscuras

y cómo detrás de ellas me observaban

los ojos amarillos de los cuervos.

¿Qué buscas, cuervo?, pregunté.

Bajo la corteza de mi cráneo

no escondo ningún ave.

A todas. A todas las aves.

Las mataremos a todas, dijo.

Y temí

que una noche

me partiera el cráneo

a través de oscuros sueños

y que fuera a buscar con su pico demencial,

si en el nido de mis pensamientos

no se esconden las aves cantoras.

 

A todas. A todas las aves, resollaría.

 

Ahora siento por todas partes en mi nuca

los ojos amarillos del cuervo.

Mi alma está atravesada.

Mi alma es un ave muerta.

 

A todas. Las mataremos a todas.

A todas las aves, crascitan los cuervos

bajo el cielo oscuro.

 

 

 

Pagarás por todo

Pagarás por todo.

Lo máximo pagarás por tu nacimiento.

Una bandada de pájaros burlones te perseguirá

durante la vida.

A la hora de la tranquilidad

y a la hora de la intranquilidad

se lanzará sobre tu pecho.

Exigirá el pago.

Y tú darás y darás.

Pero la salvación no llegará nunca.

Porque en ningún lugar hay perdón.

En ningún lugar hay salvación para el hombre.

En ti no hay ningún valor

con el qué pagar.

Y tú mismo eres el pago para todo.

 

 

 

Ventanas góticas

A la noche empiezan a relucir los rubíes

en tus pechos, Magdalena.

Dos rojos rubíes bajo el velo gris.

En la penumbra de la catedral.

En el humo blanco de los cirios apagados.

Quítate el velo.

 

Quítatelo: el opaco susurro del pecado

en el aroma de la plegaria.

Las estrellas se caerán de tu cabeza

con un opaco chasquido.

Las estrellas se derramarán en un brillante hilo

desde tus ojos a mi boca abierta.

Los rubíes de tu cuerpo

caerán en mi regazo.

La luna lamerá tus caderas

con la roja lengua de la pasión.

 

Quítate el velo, Magdalena.

Mañana estarás de pie en la chispeante luz del sol,

desnuda. Humillada.

Mía.

 

 

 

Un bolo de ceniza

Durante mucho tiempo llevas fuego en tu boca.

Durante mucho tiempo lo escondes.

Detrás del óseo cerco de tus dientes.

Lo tienes apretado entre la blanca línea de tus labios.

 

Tú sabes que nadie debe oler

el humo de tu boca.

Recuerda que los cuervos matan al cuervo blanco.

Por eso cierras tu boca.

Y escondes la llave.

 

Pero un día sientes la palabra en tu boca.

La cavidad de tu cabeza resuena de ella.

 

En ese momento empiezas a buscar la llave de tu boca.

Durante mucho tiempo la buscas.

 

Al encontrarla, abres la llaga de tus labios.

Abres la herrumbre de tus dientes.

Luego buscas la lengua.

Pero no hay lengua

Luego quieres pronunciar la palabra.

Pero tu boca está llena de ceniza.

 

Y en lugar de la palabra rueda

un bolo de ceniza al hollín

de tu garganta.

Por eso arrojas la herrumbrosa llave.

 

Luego te haces una lengua nueva de tierra.

Una lengua que habla palabras de tierra.

 

 

 

El grande y negro toro

 

El grande y negro toro ruge hacia la mañana.

Grande y negro toro, ¿a quién llamas?

Los pastizales están desiertos.

Las montañas están desiertas.

Los barrancos están desiertos.

Desiertos como el eco de tu llamado.

 

El grande y negro toro ruge hacia la mañana.

Como si una sangre negra y pesada surtiera

hacia los brotes de los pinos oscuros.

Como si sobre el bosque en el este

se abriera a la mañana

el ensangrentado ojo del toro.

Toro grande y negro, ¿a quién llamas?

¿Acaso es un deleite escuchar

cómo el eco te devuelve

tu sordo llamado?

 

Toro grande y negro, la mañana carece de sangre.

Tu voz se precipita por los barrancos

como una deshilada bandada

de cuervos negros.

Nadie oye tu soledad.

Nadie se sacia

con la negra sangre de tu voz.

Calla, toro grande y negro.

 

El grande y negro toro ruge hacia la mañana.

El sol en el este afila

una brillante cuchilla de carnicero.

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/62_63/zajc.html

 

 

Cosecha estéril

 

Reconocí su cráneo, dijo mi madre,

 

por sus hermosos dientes blancos.

 

 

 

Hermosos dientes blancos

 

mordiendo hacia el suelo,

 

hermosos ojos marrón

 

llenos de tierra,

 

fuertes huesos mozos

 

que algún día un par de manos fueron,

 

manos que nunca acariciaron a una mujer,

 

fuertes huesos mozos

 

que acarician el suelo,

 

 

 

lleno de unos brillantes dientes mozos, sembrados en la tierra.

 

 

 

En cada primavera la tierra florece

 

la cruel y dura tierra

 

la que nos traga con sus oscuras mandíbulas.

 

La muerte del viejo hombre es dura

 

pero aún más dura la cosecha

 

de un par de hermosos ojos marrón

 

que nunca han visto a una mujer desnuda,

 

que nunca por ella han sido besados;

 

ni unos labios que susurran: soy tuya.

 

(ojos que nada han visto todavía)

 

Inconcebible cosecha

 

de un par hermosos ojos marrón,

 

cosecha estéril

 

de una tierra impasible.

 

 

 

Te recuerdo, hermano.

 

Nuestra madre

 

reconoció tus dientes blancos.

 

Tus mozos dientes blancos

 

en medio de una impasible cosecha de la tierra.

 

 

 

Llamado marrón

 

 

 

Las blancas piernas del día se acercan con pasos silenciosos.

 

Se acercan despertando a todas las cosas,

 

así que las cosas abrirán finalmente sus ojos dormidos,

 

los abrirán y buscarán

 

todo aquello que en sueños perdieron.

 

Cada cosa tendrá su igual

 

y así las cosas estarán unidas con la luz del día

 

para que nada se pierda de nuevo,

 

para que nada se olvide

 

para borrar la soledad.

 

 

 

Abre el lago de tus ojos para mí

 

para mirar tu cielo,

 

el blanco de tus aves,

 

para escuchar el llamado marrón de tus ojos.

 

 

 

El llamado que tú despiertas,

 

el llamado que has llamado

 

aquel eco que florece en mis labios;

 

y mi boca llena de la dulce esencia de las flores.

 

La luz es más brillante que el fuego,

 

la tarde se eleva y eterno es el día

 

porque eres tú quien en su templo deambula.

 

 

 

Tú brindas a las flores su esencia.

 

Entre sus manos derramas tus movimientos en círculo,

 

con el calor de tu fuego enciendes una fogata de palabras

 

y por la mañana, la luz de tu amor amanece en mi pelo.

 

 

 

Sobre el pelo con el que cada noche me cubres,

 

para que concilie mi sueño, como durmiendo en tu cuerpo,

 

para no existir más,

 

para que sólo tú existas.

 

 

 

Sólo tú caminarás en el templo azul del día.

 

La luz brillando a través de tu cuerpo

 

recorrerá el mío y a través de mis huesos.

 

Y no existiré más,

 

y sólo tú existirás,

 

pues serás la lengua que habite mi boca.

 

 

El verdugo

 

¿En qué agujero, en qué cueva, en qué closet o cuarto

 

los ojos se parten sin razón alguna y

 

la noche asalta entre el dormir y los sueños?

 

¿Y quién colgó este reflejo en la pared de la cueva,

 

y quién lamió la cara del sueño

 

con su lengua vulgar, repentina, veloz y fríamente?

 

¿Quién rebanó estos párpados

 

quién cortó a través del oído para el sonido filtrar,

 

quién jadea con respiración animal este sitio

 

quién aplasta con pezuñas los intestinos del silencio?

 

 

 

En el largo corredor observo a un prisionero tropezar

 

miro la desgracia en la derrota de sus pasos

 

aquel que canta esa suave canción desde su garganta herida.

 

Pero la sentencia estaba dada y el verdugo ha resurgido,

 

el que cuelga en la pared esta imagen de un cráneo roto

 

pero un frío sol ya brilla desde el centro de su cuerpo

 

y el verdugo ha visto su nombre escrito en el papel.

 

Ha engrasado ya la cuerda

 

y yo lo miro en la soledad del corredor, paralizado, esperando

 

detrás de una ventana ciega.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2015/04/poesia-de-eslovenia-dane-zajc/

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