domingo, 21 de mayo de 2023

POEMAS DE ANTONIO ALIBERTI




Destino

 

Quien anda de viaje se lleva todo lo

que tiene, también la fiebre.

Bartolo Cattafi

 

 

Un tren que sale siempre va a alguna parte

un hombre que sale no siempre va a alguna parte

aunque viaje en el mismo tren;

un hombre que sale se lleva todo a cuestas

se lleva todo lo que tiene:

 

 

(también sus ganas de quedarse)

 

 

(también sus ganas de no ir a ninguna parte).

 

 

Generaciones

 

Acurrucado entre fajas sábanas

bulto bajo la colcha prendido a la almohada

(posición fetal)

pido a mi madre:

 

 

acaríciame la frente

no me dejes salir.

 

 

Pero están los hijos; duermen, sueñan

dicen:

despiértanos

queremos vivir.

 

 

El pecado

 

Todos hemos de pagar,

los que aman y los que no,

los que muestran la frente

y los que se ocultan del sol,

los protegidos,

los desposeídos,

los vividores,

los suicidas…

Todos hemos de pagar:

 

 

nuestro pecado original

ha sido

hundir las manos en el infinito

y hacerle un tajo desesperado

a la luz del día.

 

 

Cuando muchacho

 

Cuando muchacho

me detenía a soñar

en el cuarto más oscuro de la casa

desde donde, los ruidos cotidianos,

se oían casi como una llovizna.

Ellos eran los únicos reales.

Yo lo sabía, pero igual soñaba.

 

 

Todos aspiramos a una porción de humo,

a un trozo de piel en donde guarecernos.

 

 

He aprendido mucho…

y sigo ignorando tantas cosas como entonces.

 

 

Ahora ya no soy yo,

me ha ganado el otro;

y aquél que fui

mira

a éste que soy

con extrañeza:

piensa que ni el gusto por los sueños le ha dejado.

 

 

Los amantes

 

Con la carne en paz se miran

los amantes;

traen de otros aires la levedad

del tiempo.

Se miran sorprendidos

el perfil

ante el espejo

que envejeció de pronto.

 

 

Algo se quiebra ante sus ojos:

ella se cubre,

él inicia la fuga

sin moverse.

Tomado de:

https://blogpoemas.com/antonio-aliberti/

 

 

Uno aprende a entregarse poco a poco...

Uno aprende a entregarse poco a poco...

Uno aprende a entregarse poco a poco;

es una antigua costumbre de la piel,

casi una rutina permanente.

 

Ensaya los gestos más dramáticos,

los más inocentes,

altivos o distantes.

 

Finalmente consigue el ángulo perfecto,

y a ello sólo el tiempo contribuye.

 

Por eso —los muertos—

guardan una perfecta compostura.


 

Selección: Luis Raúl Calvo

 

 

Saludo al amigo

 

 

A Roberto Santoro

No es que a veces me olvide,

sólo que hoy te recuerdo más,

y no resisto a la vieja costumbre de saludarte;

decirte por ejemplo que aquí estoy,

con mis castillos de arena intactos

(cuando sopla fuerte el viento, uno sopla más);

con dos hijos que crecen como el abrazo

que guardo en el pecho desde aquel día;

que nadie ha borrado tu nombre

y sigue habiendo una silla

con las formas de tu cuerpo y tu calor.

(Si alguien dijera que no estás, ¿qué probaría?

Puede más tu voz, como una herida que no tiene cura).       

          Para cuando vuelvas

-en un cuarto del mundo-

se encenderá otra vez la mesa

para reanudar la charla que dejamos inconclusa:

ambos nos miraremos desde ventanas abiertas.

No falta mucho: al irte, no dijiste adiós.

 

 

Serenidad

 

 

Amo la serenidad de ciertas horas,

polvo de eternidad,

taciturna belleza que hay en ciertas tardes

que duermen como niño en su cuna.

 

 

No hay símbolos,

sólo voces que suben a la ventana

y comentan su oficio de orfebrería,

de tierra removida bajo la semilla del cielo.

Bebo a pequeños sorbos la reiteración de la brisa

y siento pasar por mis dedos el tiempo,

como cuentas de un rosario.         

            Hasta que la noche

cae a mis pies como pájaro ciego.

Tomado de:

http://lanausea2000.blogspot.com/2018/08/antonio-aliberti-por-ricardo-rubio.html

 

 

Poema

 

Unos me enseñaron que el amor

 

es una de esas redes que los pescadores

 

tiran y retiran repetidamente, hasta que la red se gasta

 

y uno queda atrapado en su maraña.

 

Otros me hablaron del odio;

 

dijeron que nace en los baldíos

 

como la yerba mala,

 

y a veces se disfraza de compañero fiel,

 

de palmada en el hombro,

 

de beso en la mejilla.

 

 

 

Yo seguí esas máximas un tiempo;

 

luego crecí……………………..

 

(el impulso me venía de los pies,

 

juro que no pude detenerlo):

 

ahora amo y odio según las leyes

 

de mi propia piel.

 

 

 

Eso es lo que algunos no pueden perdonarme.

 

(De “Cuestión de Piel”, 1978)

 

 

Fotocarnet

 

Me detuvieron

 

en un frondoso tatuaje de fotografía.

 

La imagen-sin oleaje ni pasiones-

 

me devuelve el instante como una bofetada;

 

un instante en que alguien parecido a mí

 

-no soy tan calvo-

 

sonríe con labios de piedra perenne.

 

 

 

Me incrustaron en la frente

 

un silencio fijo y constante,

 

y la voz…

 

se detuvo en un país desencarnado:

 

me ausento vagamente

 

en un viaje sin formas ni contornos.

 

 

 

Sucede que pierdo las pestañas y las cejas,

 

y en las dos cuencas

 

se me instalan los ojos de un pescado.

 

 

 

Prefiero un espejo deformante

 

haciendo morisquetas:

 

es mucho más humano.

 

 

 

Cuando quieran volver a detenerme

 

pondré el gesto heroico:

 

hay que entrar en la muerte con altura.

 

(De “Ceremonia Íntima”, 1975)

Tomado de:

https://www.generacionabierta.com.ar/?p=2127

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