domingo, 14 de mayo de 2023

POEMAS DE ENRIQUETA ARVELO LARRIVA



Destino

 

Un oscuro impulso incendió mis bosques

¿Quién me dejó sobre las cenizas?

Andaba el viento sin encuentros.

Emergían ecos mudos no sembrados.

Partieron el cielo pájaros sin nidos.

El último polvo nubló la frontera.

 

 

Tú, el minúsculo

 

 

Pájaro pequeñísimo, que recién nacido me dieron,

cómo me causó asombro

ver en tu implume y breve cuerpo

la vida, tan perfecta,

que ya alzaba tus alas

en ensayo del ensayo del vuelo.

 

Mas fue mayor mi asombro

cuando estuviste plenamente quieto.

 

Confunde ver la inmensa muerte

entrar toda en un mínimo cuerpo.

 

Y aún me diste otro asombro:

tú, el minúsculo en la vida,

crecías hasta parecerme un gran muerto.

 

Caído en mi mano,

con sudario de luz de tarde,

crecías ante mis ojos abiertos y mudos.

Crecías en la nada

como si fueses por lo eterno

 

 

PIEDRAS

 

Limpias, manchadas, lucen en la arena

piedras que alternan con hundidos astros.

Los cristales relévanse viajeros

y ellas aman ser suelo de ese viaje.

 

Piedras de arroyo, al fondo y exhibidas,

pureza dura que se aduerme, echada,

al murmullo seguido y encimero.

Piedras ufanas de sus manchas límpidas.

 

Que se apeguen leales a su arena

y gocen el renuevo que las baña.

Tomado de:

https://www.lamajadesnuda.com/enriqueta-arvelo-larriva-3/

 

 

INVITACIÓN PARA CREAR UNA MÚSICA

Vengan los barcos que aguardan la hora de salir

y la flor que pinta logradas etapas en su día.

Las fragancias gustables de los aserraderos

y los aviadores que se sientan inseguros en tierra.

Los obreros que no derrumben su domingo

y los ganados adelgazados que siguen sin descanso un rumbo húmedo.

Ven tú, si aún sigues sorprendiéndote.

Crearé una música unida

en pentagramas astillados.

 

 

RECEPCIÓN DE LAS PALABRAS POBLADORAS

Pueblo mi soledad con tus palabras.

Palabras que no salieron de ti por darme rosado regocijo.

Palabras lanzadas para aligerar tu vuelo subterráneo.

Palabras represadas que se asilaron en mí, acertando.

Soplo de guardado huracán,

admitido en alambres, en ramajes, en banderas.

Hoy bulle mi soledad.

Me rodean y acompañan tus palabras.

Tus palabras,

hachones desnudos,

crines soleadas y a escape,

puros y fogosos fragmentos de lo inesperado que aguardé.

Soledad mía, con sed, con ánimo, indisciplinada.

Soledad que no se puebla con delicias.

Soledad codiciosa que hoy se puebla

con una latiente muchedumbre de angustia.

 

 

De Poemas de una pena (1941-1942)

 

ACTO Y EMOCIÓN DE HALLARTE EN LA MUERTE

Cinco crecidos ríos, tapizados de sombra,

que dañaban insomnes,

pasó en violenta calma mi decidido esfuerzo.

¡Oh, mi afán de aprender tu máximo reposo!

Ni una hilacha de luto en la sala.

Las flores te colmaban como colman lo alegre;

tu hijo te veía desde su cuadro fijo;

dormías con el modo gustoso de tu siesta.

Sólo al tocar tu frente tropecé con la muerte.

Sé cómo fue mi hermana quien apretó tus párpados,

mas mis dedos sintieron cómo lo hicieron ellos:

en los ojos espléndidos de tu hija pequeña

se entrenaron mis manos para el sumo ejercicio.

 

 

De Mandato del canto (1944-1946)

EXPLICACIÓN

¿Por qué dices espinas?

Al oírlo, oh sorpresa,

vi volar unas aves extraviadas

y seguí las campánulas que se iban a la tierra

a ensamblarse en raíces invisibles.

¿Espinas? No.

Son mis graves espigas.

Espigas de mis plantas

tostadas por los soles.

Son espigas que brotan en el bien

y se baten rigentes

en función de verdad y de armonía,

acaso de ternura.

Son ásperas espigas, nunca espinas.

Y es fácil esquivarlas.

No son mudas ni guárdanse en la selva.

Son espigas que arrollan el silencio

y se dan en los claros.

 

De Poemas perseverantes (1947-1960)

MARCAS EN EL ESPACIO

Un rebaño de manchas

o brochadas sin vínculo.

La mañana les fija.

Su derivo es la noche.

¿Servirá su color

para marcar mi polvo?

¿Será gama durable

o relámpago?

Tomado de:

https://digopalabratxt.com/2017/03/05/siete-poemas-de-enriqueta-arvelo-larriva-barinitas-1886-caracas-1962/

 

 

TODA LA MAÑANA HA HABLADO
EL VIENTO

 

Toda la mañana ha hablado el viento

una lengua extraordinaria.

 

He ido hoy en el viento.

Estremecí los árboles.

Hice pliegues en el río.

Alboroté la arena.

Entré por las más finas rendijas.

Y soné largamente en los alambres.

 

Antes - ¿recuerdas? -

pasaba pálida por la orilla del viento. Y aplaudías.

 

LLANO

 

Cuando a ti vuelva, llano, con la vida en el ala,

aterrice en tu pulpa y me siembre en tu base,

seré la que disfruta tu hondura

prefiriéndola a tu mundo verde y tu aire.

 

Acógeme como una sangre ardiente.

Celebre mi retorno tu tempestuoso rito.

Con ese viento tuyo que no sabe de estorbos

arráncate unos árboles por saludar mi arribo.

 

Haz que suban los ríos en un hondo segundo.

Y que tu sol sin fugas rescate mis arterias.

Escóndame tu noche en boscaje medroso

y dormido acompáñame con la pasión en vela.

 

Que en su única pausa, alzada res me lama.

Que un denso olor a tigre los nervios me repase.

Que me sigan armados los ojos de culebra

cuando garras oscuras desencajen la tarde.

 

De arisca valentía dame el repuesto justo.

El palpitar sacúdeme de briznas.

Vuelve a llenar mi mente de mariposas claras.

Renuévame la libérrima fibra.

 

Mientras tu tolvanera me da su polvo honrado,

haz, llano, que mi vida profunda en ti se ampare.

Agíteme tu abrazo hasta sentirlo adentro.

Hiera, por invadirme, tu integridad salvaje.

 

Tu soledad me aturda de holgada geografía.

Tus brisas me introduzcan en los incendios libres.

Tu fuerza me sature sobre crujientes pastos.

 

Y al fin, lánzame, llano, más fuerte y más sensible.

 

NO FUIMOS TODO EL ÁRBOL

 

No fuimos todo el árbol. Sólo gráciles

ramas, corteza en musgo, flores húmedas,

raíces liberadas del abismo.

 

No fuimos siempre el árbol.

No soportamos lluvia helada y terca

ni velamos en noche de fantasmas.

 

Y fuimos guarecidos encantados

en su propicio hueco, no su hueco.

 

Si quemaban los ceños del estío,

con risas nos lanzábamos al pozo.

 

Si se alzaban los brazos de las hachas,

nos ganaban las coplas leñadoras.

 

Si avanzaban las filas del incendio,

boga y caballo nos rimaban fuga.

 

Si subían hormigas devorantes,

éramos sólo espejo del destrozo.

 

Si la tarde lastrábale de sombras,

íbamos hacia el centro del poniente

a jugar con el sol enfriado y tinto.

 

Y cuando el viento amenazó gigante,

presintiendo el descuaje nos salvamos.

 

No fuimos todo el árbol.

No fuimos siempre el árbol.

Mas el milagro se prolonga lleno:

de tu impulso se nutre mi ramaje,

vapora mi inquietud en tu resina.

Tomado de:

https://ablucionistas.com/enriqueta-arvelo-larriva-poesia-venezolana/

 

 

FRUTAS

 

 

Sed de verano. Y las maduras frutas

en el boscaje que al nivel ataja.

 

El aislamiento las tapió cerrado.

Crecieron en secreto las ariscas.

 

Y pinceles furtivos les dejaron

color y olor en su trenzada celda.

 

¿La custodian espinos y serpiente?

La sed ríe de espinas y veneno.

 

 

INSOMNIO

 

 

Cuando toda la casa está dormida,

vienes tú, mi arbusto de entresueño;

mas el hacha

va dejando astillas en la almohada.

 

Y en el reposo nulo,

salto de flautas y delgadas cuerdas

a salvajes tambores:

de persianas en frescura

me llegan miradas de imposibles espías;

y el aroma más puro me flagela.

 

La noche, estremecida,

llena de repiques pasados,

de mis guardados duendes

y de lejanas bestias, hermosas, resonantes,

cava en su negra tierra

y crea llamaradas en los hoyos profundos.

 

Mis ojos, abiertos o cerrados, son ojos incapaces.

Inquiero en los rumores

voces de ángeles o de réprobos.

 

Lluvia de espinas cae

desde antigua sonrisa.

Los que sufren, tan míos,

se abrasan en mi mente encendida.

Y afanados martillos practican en mis sienes.

 

La madrugada es lisa, sin vecindad de alba.

Y en su laja se abaten mis caballos.

 

EXCLAMACIONES PARA SALMODIAR EL PAISAJE

 

No hay caballos para tirarles sillas de montar y piernas de

                                   [llaneros.

Un sol sin pautas se tiende sobre huellas de inundaciones.

 

¿Dónde estará la bandera viva de los pastos?

 

Se maquillan los rostros para el final, frente a espejos

                                   [verduscos.

Los ganados marchan indefensos hacia paraderos minados

y prueban la pena de lamederos desabridos.

Están muertos los rieles soñados estampados en las

                                     [distancias.

Los niños despiden suspiros seniles.

Los niños no aprenden los colores en sus vestidos.

 

¿Dónde estará la bandera viva de los pastos?

 

Un pájaro dobla una rama con su gran anuncio de canto.

                                              [¿Por qué?

Subiré a la empalizada borrosa

por ver si viene lentamente una brisa.

 

 

EL RÍO

 

 

El río está tibio

como mi piel

y sabe bañarme el alma.

 

Juega conmigo a ahogar mi hondura,

nervudo de culebras de sol.

 

No se parece el río

a aquellos ojos quietos que no quise.

 

 

INSTANCIA FRENTE A UNA SABANA AMANECIDA

 

Sin compartimientos la sabana.

 

Únela un azul esponjoso, medio dormido.

El azul borró los pajonales y los árboles

y los desnudos trechos de suelo barroso

y los espejos falseadores

y el ensamble con el cielo.

 

Está sin compartimientos la sabana.

 

Háblame ahora, llano.

Llegará a mi raíz tu voz sin grietas.

Siento mis oídos más míos cuando escuchan tu mundo.

 

Dime, Llano, lo que en ti vaya más tierno.

Amanecí ansiosa de tu «última hora».

 

Llevas el alma desangrada y viva.

Estás derrotado y vivo.

 

Quiero oírte en tu azul englobante. Háblame.

Sabré responder a la voz de todas tus voces en la hora

                                                 [inocente.

 

 

TARDE DEL IMPREVISTO DESEO

 

 

Tarde tapiada, con sello de tarde final.

Tarde sin propaganda de exposición nocturna de cielo.

 

Ayer fue la dureza de la espera.

Quién fuera por esa dureza iluminada.

 

Regresar.

 

Volver a lo duro y a la esperanza.

Volver al carecimiento con horizonte.

 

Regresar al punto donde comienzan los caminos.

Convivir con los signos, con los presentires, con los

                                             [horóscopos.

 

Y ajustarse de nuevo el alma.

 

Regresar en la tarde tapiada, en la tarde sin parpadeantes

                                                [anuncios.

 

                                     (De: Voz aislada)

 

SITUACIONES DE LA ESPIGA

 

1

 

Sol de comienzo canta en valle puro,

lucen azuleantes los verdores,

 

 

hay rompientes aromas.

El anhelar nace ligero y listo:

ave soltada, con gozosa hambre.

 

La espiga se destaca, amaneciente.

Asirla es el impulso vigoroso.

Asirla, con la mano latiendo entre las brisas.

Asirla sin recelo.

 

Está la espiga en valle de rocío.

 

2

 

El bosque sumergido en zumosa tiniebla

cuartease de almizcles frenéticos y densos.

 

La espiga está madura, madura e invisible.

Y la busca la sed de bravo viento,

la sazonada ansia.

 

La espiga está en el bosque de astros enterrados.

Y el anhelo no acierta entre mazos de sombra.

 

3

 

Huir, sobrellevando el desgajado impulso,

huir de lo medroso con el valor intacto,

huir ante los ojos que lloran lo quebrado.

 

Desde las crines del caballo muerto,

huir hacia las formas aéreas de las aguas

y ser infancia asida a la falda más tierna.

 

En un bloque de nubes afincase la espiga.

Vibran gajos de ímpetu.

 

(De: Poemas perseverantes)

Tomado de:

https://gilberap.blogspot.com/p/blog-page_52.html

 

 

Respuesta

 

"Te hablo, oh antena temeraria,

con la armonía de mi río profundo

y de mi lago sin copia de palmeras.

 

Quiero saber, hombre lejano que me llevaste

por una ribera muy tuya para mí desconocida,

si en un paso de insomnio

tus pájaros briosos y relucientes

picaron en las moras zumosas de mi soledad.

 

Si me sentiste allí,

en la espesura de tu bosque sumido,

como hoja soterrada,

como liana sin anillo,

como brisa curiosa

castigada en cárcel vaporosa y oscura.

 

Si me aspiraste en el último humo de la tarde

o si pasé despertándote por tu más raro amanecer.

 

Dime si le nací a tu sentir en nube de promesa

o en volcán impaciente y a punto,

o sobre hierbas ya pardas.

 

Dime si me tomaste como canción de sueño

o como lengua de fuego en extravío dichoso,

o si sólo amaste en mí una arena apagada.

 

Quiero saber si tu pulso de fiebre

imaginó el candente lejos de mi sangre

o si fui la mancha casta de tu medianoche.

 

No sé si me invitaste a ver dolores esforzados,

a beber ráfagas de trastornados vientos,

a vivir contigo una hora noble en que luce morir.

 

¿Probaste mis panales sin destino?

¿Entraste a mi huerto de manzanas incorpóreas?

¿Quebraste la redoma de mi esencia desurcada?

¿O se rompieron en mis muros

tus suspiros magníficos?

 

Di si pensabas que te dejaba cruzar mis abismos

con embriaguez espoleante,

derramando mi ungüento en tus raíces

o que ordenaba sobre tu pecho

que fueses mi inflexible guarda en la noche de ausencia,

o que me hacía a un lado en el desfile de tus llamas.

 

Di si me entregaste con delicia

una dádiva única y tremenda

y si de mí obtuviste una espiga vacía.

 

Si en tu penumbra fui rosa somnolente

o a tu luz ala austera y sacudida.

 

Si mi voz, rama andante de mi vida,

se te dio como ser,

como suelto corazón cálido,

como humana viajera

que hoy regresa con sus pedazos de camino

y puede darme tu valle y tus breñales.

 

Me pediste mi distante secreto.

Da el tuyo a mi curiosa lejanía.

 

Quiero saber qué funda mi poema

en tu mar, en tu playa, en tus jardines. "

Tomado de:

https://www.epdlp.com/texto.php?id2=2460

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