"Oh sueño, de la quieta, húmeda, umbrosa noche..."
Oh sueño, de la quieta, húmeda, umbrosa noche,
eres plácido hijo; oh tú, que a los humanos
dolientes reconfortas, dulce olvido de males,
crueles tormentos que hacen áspera la existencia;
auxilia al corazón que no logra encontrar
un punto de reposo y a estos miembros eleva,
frágiles y cansados; vuela, oh sueño, y tus alas
extiende sobre mí y pósalas y pliégalas.
¿Dónde se halla el silencio que el resplandor del día
hace huir, o los sueños inseguros y leves
que tienen por costumbre acompañar tu marcha?
En vano yo os imploro y en vano yo os alabo
negras sombras heladas. ¡Oh plumas de asperezas
colmadas! ¡Oh las noches más acerbas, más duras!
Tomado de:
https://franciscocenamor.blogspot.com/2016/09/poema-del-dia-oh-sueno-de-la-quieta.html
Soneto, Para Dormir
Hijo de la Noche silenciosa, oscura y húmeda,
Consolador de los desdichados, por cuyo vaivén
se pone en fuga la lúgubre sucesión de los males,
que ennegrecen el día incierto y tedioso de la Vida, ¡
oh! ¡socorre ahora este corazón inquieto y languideciente!
¡Dad reposo a estos miembros débiles y cansados!
Vuela hacia mí ¡Duerme! ¡y deja que tus alas sombrías
sobre mi lecho revelen sus penachos oscuros!
¡Oh! ¿Dónde está el Silencio, que evita la luz?
¿Dónde los sueños salvajes que revolotean en tu tren?
¡Pobre de mí! ¡En vano te llamo, Noche cruel!
Y halagar en vano a estos tonos insensatos.
y ¡ay! sin tus alegres rocíos se derraman,
¡Cuán lleno de penalidades está el lecho de plumas!
© por
el propietario. proporcionado sin cargo con fines educativos
https://allpoetry.com/Sonetto.-Di-Giovanni-Della-Casa
LVI
*
Ya bomba y oster y ya fuente y encina
buscando, en vísperas tengo mi luz
sin provecho alguno, aun como el ballica o
el helecho desgraciado, que no da fruto.
Y bien el corazón de
los desvaríos de mi líder brillan más que golpeado por el
pedernal,
tan turbio el espíritu conduce de nuevo
a uno que es tan puro en guardia y limpio de elce,
miserable; y es digno de que tiemble y se queme,
pues
recoge daño y dolor en sus preciosos y nobles bienes no
bien guiados.
Ni para Borea nunca de estos robles,
mientras yo tiemblo, las horribles hojas tiemblan;
sí, me temo que ahora todas las enmiendas llegan tarde.
LXII
Ya he leído, y ahora sé en mi mente, cómo
Glauco se puso en el mar como un hombre puro y claro,
y cómo sus semejanzas se mezclaron
con espuma y cuencos, y se cortaron los cabellos con algas;
porque también yo
descendí a este Egeo, que tiene puro nombre para la vida,
ya estas
tempestades del mundo amargo, y cargaron mis
sentidos y mi alma, ¡ay, con qué cosas indignas!
Período; y me recuerda a Esaco, que abre y
extiende las alas de una amorosa palidez aún
hambrienta de cielo,
y luego saciado en vano para volar toma;
Sí, también mi corazón, que se eleva,
está cargado de cebos terrenales mortales.
LXIII
Oh dulce bosque solitario, amigo
de mis pensamientos consternados y cansados,
mientras Borea en los días turbios y horribles
el aire y la tierra implican;
y tu pelo verde sombrío, antiguo,
como el mío, parece blanquear por todas partes,
ahora, que en vez de bermellón y flores blancas,
cada playa tuya abierta tiene nieve y hielo;
en esta luz fugaz y turbia
pienso hacia atrás, que me avanza, y congela
los espíritus también siento y los miembros se vuelven;
pero me congelo más que tú por dentro y por fuera,
por el euro más crudo que me trae mi invierno,
la noche más larga y los días más fríos y escasos.
Tomado de:
https://formavera.com/2015/07/03/giovanni-della-casa-quattro-sonetti/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario