sábado, 29 de julio de 2023

POEMAS DE MARGARITA ALLIGER


Primavera en Leningrado

 

Durante aquel largo invierno

repetías, con voz serena,

aplastando la férrea oscuridad:

“Resistiremos. Estamos hechos de piedra”.

 

El anillo venenoso se apretó.

El enemigo siempre está aquí.

Lo pudimos ver cara a cara,

feroz, como lo hacen los soldados.

Leningrado sin luz y sin agua!

Raciones de pan: ciento veinte gramos...

Como un animal herido llora el cielo,

cielo muerto, nubes estancadas.

Las piedras suspiran,

las losas resuenan...

y encontramos fuerza y ​​vivimos.

Los muertos se amontonan, uno a uno,

guerreros en una fosa común.

 

Finalmente, el propio invierno se cansó.

Los horizontes nublados se abrieron.

ET levanta casas negras del

infierno de las bombas. Muerto. No se resistieron.

Y los dos vamos cruzando puentes

bajo el ala triunfal de mayo,

te regocijaste sin darte cuenta

por qué te sentiste triste.

Una nube apareció en lo alto,

una brisa refrescó los labios.

Ambos hablamos en un susurro

del tiempo pasado y futuro.

Vadeamos una larga oscuridad,

pasamos la bala por un colador:

Dijiste: “Somos de piedra”.

Es más que piedra.

Estamos vivos.

 

    1942

 

             (Traducido por Haroldo de Campos )

Tomado de:

http://www.antoniomiranda.com.br/poesiamundialportugues/MARGARITA%20ALIGUER.html

 

 

EL RETRATO DE ZOYA

Guarda para siempre el retrato de Zoya.

Yo, seguramente, durante siglos no la olvidaré.

Este cuerpo de niña,

ni muerto

ni vivo.

Esta Zoya de mármol

yace quieta en la nieve.

En la soga implacable, su fino cuello herido.

Un ignoto poder en tu rostro vertido.

Así se aguarda al amado,

resaltando entrañables bellezas,

iluminándose con misteriosa llama de mujer.

Sólo tú no esperaste, novia de nieve.

El, en capote de soldado,

su camino hacia el occidente se halla,

puede ser que no lejos de este sitio terrible,

donde caen los copos en tu rígido pecho de doncella.

La debilidad y la fuerza eterna es unión irrepetible.

Estás helada toda, y en mí la pena hierve.

No irrumpió en ti, no surgió de ti la maternidad,

tibia boca de niño no tocó el seco pezón.

Tú yaces en la nieve.

Oh, cuánto diste por nosotros,

para levantar con orgullo la limpia cara hermosa!

Por el triunfo del héroe,

por las duras corazas enmohecidas,

por la santa alegría de ser bravo combatiente.

Sé nuestra preferida, símbolo de la verdad y de la fuerza,

para que nuestra lealtad sea, como tu muerte, alta.

Junto a tu tumba cubierta de nieve,

a occidente, a occidente!,

se dirigen las tropas

en sacro juramento.

Traducción de Elva Macías

y Eraclio Zepeda

 

 

OTRA VEZ HAN REÑIDO...

Otra vez han reñido en el tranvía,

sin frenarse, sin avergonzarse ante los demás...

pero sin ocultar la envidia involuntaria,

los observo, llena de emoción.

No saben lo felices que son.

¡Magnífico! ¿Qué falta les hace?

¡Imaginad, están juntos, ambos viven,

y todo puede arreglarse, todo se puede aclarar!...

1956

 

 

LA GENTE NO ME PERDONA LOS ERRORES

La gente no me perdona los errores.

En fin, aprendo a responder.

Los telegramas de los diarios matutinos

no me prometen una vida fácil.

Generosos en aplausos vacíos,

los días arden como mariposas de fuego.

No hay, no hay señales

de vida fácil.

¿Qué puedo saber yo de la vida fácil?

Únicamente lo que pueden decir los versos de otros.

Pero si hay que divertirse, aunque sea en un velorio,

me divierto hasta que los gallos canten por tercera vez.

Pero vuela y chisporrotea la nieve,

lejos, lejos brillan algunas luces;

sea como sea, fardo de mi suerte,

eres liviano como una pluma.

No importa que pasen los años, no importa

que blanqueen las canas;

perdona, si me quejo;

no importa que peses más y más, porque deshacerse

[de ti

es aún más difícil que seguir contigo a cuestas.

1946

Versiones de Nicanor Parra

Tomado de:

file:///antologia-de-la-poesia-sovietica.pdf

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