sábado, 22 de julio de 2023

POEMAS DE MALÚ URRIOLA IN MEMORIAM


GATOS

 

 

I

 

 

 

Los gatos chicos a veces mueren

 

apretados en el hocico de una perra

 

y parece que juegan

 

y mueven la colita

 

pero se están muriendo.

 

Hacen globitos con la sangre

 

mientras la lengua arranca

 

y un sol lúdico tironea su sombra.

 

El gatito se inclina

 

proyectando desde los ojos

 

una noche que se desmenuza

 

que cae en pedazos toda roñosa

 

y el cucho reventándose

 

trata de alcanzar un sol que se inclina

 

que cae en una noche pataleante

 

entonces hace como si se ahogara

 

mientras fermenta la noche

 

en un día lleno de sol

 

que cae duro en los techos

 

en sus ojos vidriosos

 

y el gato es extinguido

 

sacado fuera de lo real.

 

 

 

IV

 

Hey, malú, asume la vida de gato

 

que te toca saltar de techo en techo

 

porque ni siquiera un poco de sol

 

los hará volver

 

porque no nacimos para dar

 

pero tampoco para recibir

 

hay que asumir el costo

 

te estás chalando

 

nada te llena

 

y el hastío te agarra de espaldas

 

por eso le seguimos el juego

 

a los imbéciles

 

y corremos en esta carrera de equinos

 

de mala sangre

 

cuando el poeta canta su bar cecil

 

y Dios le guiña un ojo

 

y por el otro le cae un goterón de tinto

 

de aburrido tinto.

 

Hey, malú, nace una estrella

 

nadie quiere el nobel

 

pero se mueren de sólo pensarlo

 

los poetas se odian

 

toman juntos pero se odian

 

a quién le importa

 

que se maten

 

que se tengan pica hasta la muerte

 

total, de todas maneras

 

no tenemos quien nos abrace

 

porque los gatos se retiran de noche

 

quién sabe dónde.

 

Hay que asumir, pendeja

 

que estás sola

 

que te bailas un rock

 

para quitarte las ganas –tú sabes de qué–

 

porque de tanto perraje patriarcal trompeteado

 

estás hasta la tusa

 

y ellos siguen tirándose a partir

 

prejuiciados

 

amablemente discrepantes

 

hey, malú una raja, qué te importa

 

si ni siquiera encuentras algo que te importe

 

por eso callas y luego ríes

 

porque nadie te llena el hoyo,

 

ni el vino

 

ni los machitos

 

ni mirar sus traseros sin forma

 

no te queda más que caminar borracha

 

y llegar borracha a tu home

 

piedrita mendiga.

Dame tu sucio amor, Editorial Cuarto Propio, 1994. / Ed. Surada, 2001.

Tomado de:

https://circulodepoesia.com/2010/11/foja-de-poesia-no-256-malu-urriola/

 

 

Santiago en ruinas, abril de 1992 

 

No necesito nada más esta noche,

No quiero oír viejas anécdotas de poetas.

No sé si veré el futuro, si al menos

lo veré pasar por estos ojos.

 

Espero en la única gloria de los castrados.

Me abandonaré al silencio,

como un criminal abandona las armas y el placer

de la sangre.

 

 

 

Me perdí en Buenos Aires, ebria, me hallaron en un Bunker,

bailando en medio de travestis, un hombre pensó que yo era

un muchacho, salimos a la calle a tomar unas cervezas, me

habló de su amado por horas, me dijo que lo golpeaba, que

cuando quizo matarlo él le beso su trasero, luego habló de unas

luces que ve al cruzar la calle de San Telmo, un viejo barco que

lo llevó una noche a un extraño lugar.

Deslizó su mano hasta tocar la mía.

 

nos parecíamos a una breve imagen del abandono.

 

 

 

Cuando quedo a solas, en la oscuridad de este apartamento,

la silueta de una mujer cuelga del cuello, ya no puedo hacer lo

que me pides, no puedo escupir aquello que mi locura ha

abandonado.

 

Cógeme del pelo, no evitarás que estrelle la cabeza contra la

muralla, éste es el único y regio fin del estrellato, estrellar la

propia estrella, raspar las cáscaras de la pared con la boca, no

puedes perderte esto...

 

No puedes dejar de ver el fondo de este pozo.

 

 

 

de Hija de perra

Editorial Cuarto propio, 1998.

Editorial Surada 2001.

Tomado de:

http://www.letras.mysite.com/malu100903.htm

 

***

Todas estas mujeres salen cubiertas de pieles de la ópera, yo escucho a Jessie Norman semidesnuda, bebiendo un poco, escribiendo estas cosas que no sé qué son, ni para lo que podrían servir, salvo para otros que están como yo aburridos, sin hacer más que leer o arrojarse en una butaca a ver un buen film, no intento conmover a nadie, la jubilosa masa de gente recorre el centro, y sus ropas cambian de color bajo los innumerables letreros, yo descanso de ellos en este apartamento sin ninguna compañía. Desde la ventana los veo caminar enmudecidos por el tráfico y la música de los clubes nocturnos, un par de muchachos cantan un viejo bolero a la entrada, una fina lluvia comienza a caer. Este es mi futuro, mi tremenda soledad.

 

En sus adaptadas caras los años pasan sin perdón, es mi fastidio lo que los mantiene vivos, si no los viera felices cuando el tiempo se invierte, pensaría que la vida ha sucumbido, por suerte ha pasado la hora, mientras la lluvia cae más gruesa, la calle ha quedado sola, cojo del frasco un par de pastillas y me echo a dormir.

 

 

***

 

 

 

De Hija de perra

 

 

Cuando no estás me faltas como si me faltara un brazo, daría un brazo por no sentir esta falta... daría un brazo, pero no el brazo con el que escribo. El brazo con el que escribo no se lo doy a nadie, si me deshiciera de este brazo moriría atragantada. Este brazo es el que aprieta mi vientre, el que hunde su mano en mi garganta para que las palabras salgan, porque mi brazo sabe que las pa-labras son como trozos de carne que me atoran, si no tuviera este brazo tampoco podría hablar, porque este brazo es mi lengua, con este brazo puedo decir lo que la lengua se calla, podrían cor-tarme la lengua pero no el brazo, por eso no siento ningún miedo cuando tengo la lengua dentro de tu boca, porque aunque la arrancaras me quedaría este brazo. Con este brazo me sostengo, con este brazo lucho cada día. Cuando me pierdo es este brazo quien me encuentra, cuando me deses-pero es este brazo quien me calma, este brazo es mi memoria, este brazo es quien me saca a flote, quien jala de mí, quien me aturde para arrastrarme hasta la orilla, este brazo se compadece de mí más que nadie, me saca el agua que he tragado, me golpea el corazón para que ande, si no fuera por este brazo no sé qué sería de mí, por eso sigo a mi brazo, porque este brazo es capaz de encon-trar lo que yo no hallo, por eso es él quien escribe, porque si escribiera yo, no encontraría las pala-bras necesarias, en cambio mi brazo es exacto, porque mi brazo sabe que si no soy capaz de resis-tir, que si me agoto de ver todo el tiempo lo mismo, que si me canso de escuchar las mismas pala-bras idiotas, que si me harto de ver a la misma gente como en un cinematógrafo de barrio, que si me aburre ver con mis ojos sus ojos pajes desesperados de fama, de una fama gris de estrella de cinematógrafo de barrio, porque mis ojos se cansan de ver tanto, todo igual, repetido, mi ojos se hartan tanto que se harían sal si vieran que algo nuevo pasara, porque esta ciudad se detuvo antes que llegáramos yo y mi brazo, esta ciudad sombría ya no se desempaña, esta ciudad es inalterable, esta ciudad quisiese ser rubia, esta ciudad quisiese beber whisky cuando se muere de hambre y si este brazo no fuera fuerte nos habrían arrancado medio pedazo, pero a mi brazo nada de esto lo derrumba porque mi brazo es ciego, mi brazo es sordo, mi brazo sólo escucha la sangre de él. Sabe que cuando no dé más deberá tomar la empuñadura y rajar la muñeca de mi otro brazo, sabe que aunque son pares sólo él puede hacerlo, sabe que él será el último en abandonar, lo sabe, como sabe también que será capaz de dejar de escribir porque escribir me daña a veces, mi brazo sabe que escribir daña porque es él quien escribe, cuando mi brazo escribe sabe que está doliendo, quemando, sabe que me revuelvo toda, por eso mi brazo dejaría cualquier cosa para calmarme. Es este brazo quien te olvida, no yo, porque mi brazo sabe que estando juntos somos capaces de re-sistir tu falta, que podemos trazar tu recuerdo, en cambio si me faltara este brazo yo me quedaría muda, me quedaría postrada, no podría resistir, no podría, por eso no te doy este brazo ni se lo daría a nadie, porque este brazo es el único capaz de librarme de mí.

 

 

***

 

 

 

De Nada

 

 

Este perro me ve como si mirara a dios, no sabe que soysoysoy un dios de la nada. Pone sus ojos suplicantes en mí, y mueve la cola, mientras le arranco como un diosdiosdios la garrapata que chupa de su cuello. Como si fuese una amante digo fuera, fuera de su cuerpo de perro. Él recuesta su cabeza en mi regazo, como yo pongo estos ojos cuando están hartos sobre el mar y dejo que me meza su danza espumosa, azul, brillante.

En el mar, no hay gentes como nosotros.

No hay sitio en la tierra ni en el mar, para gentes como nosotros.

Tomado de:

https://www.laraizinvertida.com/detalle-2357-poesia-chilena-malu-urriola

 

 

Nada, 2004

Canta un grillo a lo lejos,

regocijando estos errabundos huesos

que he tendido un rato al sol,

el mismo sol

que ha comenzado a dorar las copas de los árboles

contra el viento tan verde.

Cierro los ojos y el recuerdo evoca las palabras

que he abandonado a lo largo del camino,

las que nunca dije,

las que miento,

las que me avergüenzan.

Las palomas inician sus limitadas acrobacias

recortadas contra el cielo.

Cierro los ojos y me abandono al batir de sus alas

yo que no tengo,

me conformo con escuchar el ruido del vuelo.

¿Escuchas?

Son olas.

Olas que se alzan para fundirse en un océano infinito,

algunas se levantan como cabezas humanas en mitad del

    horizonte,

si cierras los ojos puedes escuchar

a una india cantar en mitad del desierto,

y sin embargo la pasión bruta del alma

enjuaga este aburguesado deseo de nombrar miserablemente

hasta las cosas innombrables,

el nombre del nombre, y amanece.

Fui arrojada del infierno por adorar la belleza.

 

 

***

 

 

 

El sol que se recorta contra la cordillera de Los Andes,

va apagarse como una cerilla contra el Ocean Pacific

y las aves se pierden sobre el horizonte en el sentido contrario

    a la vista,

estos ojos rastreros que no pueden volar lo saben.

Acaricio el pelaje húmedo de la noche y me tiendo,

para que me anochezca, para que me maree

y me estrelle.

¿Quién cantará ahora que la muerte habla?

La Cordillera de los Andes es la Columbia nuestra,

nuestra propia Fox,

la espina de nuestros mejores recuerdos.

No me digas que olvidaste todo, no tan inocente,

sabes que vivimos entre corderos,

el vulgo bala, sabes de lo que hablo,

exceso de palabras sin alma,

narcisos desesperados,

y detrás del silencio,

el triste bullicio vencido de la muchedumbre baja al metro,

el viento del tren les sopla los cabellos,

como ángeles ciegos

encuentran sus cuencas vacías contra el vidrio.

Yo hallo las mías tan vacías que me echo a reír.

Dentro no mora más que el recuerdo de todo cuanto

ha acontecido tan fugaz.

Un relato,

una versión entre millares.

Maybe

Y al llegar la noche, amante ansiada,

una recuesta la cabeza en la calma,

y nos quedamos contemplando a las estrellas brillar así,

tan lejos,

y estrellada así,

y anochecida así,

las ganas de apagarte como una cerilla se diluyen

y cantas al corazón sordo y metálico de la noche

hasta que de pronto

toda la vida, toda,

se abre ante los ojos negros

y resplandeces como el olvido.

Todo pasa, una y mil veces,

la tierra que mece sus muertos

sabe de lo efímero. Oh, sí.

Olvidar es una palabra obesa

que llega cuando las demás se han marchado,

y estamos vivos, medio muertos, pero vivos,

y escribimos, a duras penas, pero escribimos,

como una estrella vieja que empeñada en brillar, se apaga.

 

 

***

 

 

Bracea, 2007

 

Pasa volando una mariposa frente a estos ojos negros que estaban mirando el cardo.

 

La mariposa bracea, y braceando se retira tan lejos del cardo blanco,

que ha quedado meciéndose, vibrando, como queda el alma

cuando el dolor con ella hace lo suyo.

 

Tan imperceptiblemente, que pareciera que no lo notara el cardo blanco ni el viento.

 

Soy una intrusa de la relación que mantiene el cardo con el viento y la envidio.

Pues yo quisiese ser ése cardo abrazado por el viento y no ser lo que soy.

 

Un cardo contra el viento, no es mismo que la condena de ser dos.

 

Si no hubiese visto a la mariposa aflorizar sobre el cardo blanco,

habría pensado que lo cimbraba el viento.

 

Pero lo que pienso, extrañamente tiene relación alguna con la realidad.

Tomado de:

https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/32/MaluUrriola/

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