¿De qué me sirve, triste...?"
¿De qué me sirve, triste, que la aurora
la oscura sombra de la noche ahuyente
y que corriendo el sol al occidente
venga la que las cosas descolora,
si el dolor de ordinario en mi alma mora
y agua en mis ojos hay continuamente
porque no puede ver el Sol ardiente
que el cielo empíreo alumbra y enamora?
Sor Ana de la Trinidad (Dolor humano, pasión divina, Logroño,
Los aciertos, 2020).
Tomado de:
https://bocatas.io/sor-ana-trinidad/
I
Entre tantas saetas con que llaga
mi corazón —fortuna que no queda
lugar do nueva herida le suceda—
hace la del amor sensible llaga;
salud no busca el alma, que aunque haga
por sanar de sus males cuanto pueda,
tan dulce es el dolor que en esta queda
que aposta se la rompe y se la estraga.
Mas tan secreta está que no parece
y el mismo amor la va desconociendo
resurtiéndole el tiro juntamente.
Fortuna suspendida en esta fuente
mira correr mi llanto, atribuyendo
a Dios la causa, y no se ensoberbece.
5
Como de torbellino y recio viento
el átomo ligero es levantado;
o como cuando de la mar hinchado
es llevada una paja de su asiento;
así como vapor y flaco aliento,
como el humo de un palo muy delgado;
como el humilde polvo del soplado
los desaparece el aire en su elemento;2
como si un escuadrón de gente armada
con poderosa fuerza combatiese
un mosquito ahogado en la bebida,3
trata el inmenso Dios con esta nada.
¡Oh, pues lo comenzó, si ya quisiese
que del todo en su ser fuese sorbida!
Tomado de:
https://www.pepitas.net/sites/default/files/libros/primeras_paginas/Dolorhumanoprimeras.pdf
8
A la región do anhelas remontado
huye ligero en tu secreto nido,
donde estarás seguro y escondido
de las tormentas de la mar airado,
que siendo el crudo invierno ya pasado
cuando el campo de verde esté vestido,
aunque de mar a mar la mar crecido,
podrás entre las olas ir a nado;
o te traguen o suban hasta el cielo,
quedarás como pluma levantada,
y el tiempo breve pasarás en flores
vestido del color de tus amores;
divisarás tu patria deseada,
si altivo permaneces en tu vuelo.
14
¿Cómo mi lengua torpe, enmudecida,
metida en alto mar de amor profundo,
sin entender la causa en que me fundo
hablará de su alteza desmedida?
Hallo mi navecilla sumergida,
y si la orilla busco, más me hundo,
que no hay lenguaje o nombres en el mundo
a que compare cosa tan subida.
¿Quién dijera que un Niño de hoy nacido
mi baja musa hace perder de vuelo?
¿Mas, qué mucho si en su ser infundido
tiene el objeto de un amor sin suelo?
Mas queda inaccesible y escondido
cuanto más le descubre el mortal velo.
15
Linces de lo profundo y escondido,
balcones del amor, centros gloriosos,
alegres palmas, triunfos victoriosos,
piedras-toques del oro más subido,
espesas selvas donde me he perdido,
floridos paraísos deleitosos,
pozos de ciencia, senos misteriosos
y dulce suspensión de mi sentido;
sentencias de la muerte y de la vida,
cristales do se ve mejor el mundo,
soles que solos quitan mis enojos
y refugios del ánima afligida,
blancos do mi afición segura fundo,
son de Jesús los apacibles ojos.
18
¡Oh pan de mi sustancia que me alientas!
no hay a mi paladar alguna cosa
como el bocado tuyo deleitosa,
que en tu gusto mis gustos apacientas.
Muero por Ti de hambre y te me ausentas;
no huyas de quien tiembla temerosa,
—que aunque morena, soy también hermosa—
cuando en mi pobre choza te aposentas.
Traga en tu lleno todo mi vacío
para que así enriquezcas mi pobreza
quedándote en el corazón de asiento.
Pues estando sin mí, quiere ser mío,
deja el retrato, amor, de su belleza
y quédese cerrado el aposento.
Tomado de:
https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/como-mi-lengua-torpe-enmudecida/
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